Una de las actividades
realizadas durante la primera edición de la Barcelona Gallery Weekend,
celebrada el pasado fin de semana (1 al 4 de octubre) comportaba la visita a
una casa abandonada. No una casa cualquiera, no, sino la vivienda del capellán
de la Casa de la Misericordia.
Hoy en día es propiedad
de la librería La Central del Raval y forma parte de un conjunto en el que, a
finales del siglo XIX, había conventos (La Central del Raval lo era) y un hospicio
conocido como “la casa dels infants orfes”
regentado por las hermanas de la Caridad, desde su inauguración en 1583.
Allí, en esa casa
laberíntica de dos pisos, abandonada y fantasmagórica, vivió el prior hasta
llegada su muerte, en el año 2010, momento en que la vivienda estaba integrada
en la escuela Labouré y así continuó hasta que, recientemente, fue adquirida
por la librería vecina, cosa que me explicaron al entrar.
En este enclave tan
siniestro, los pintores Pere Llobera y Rasmus Nilausen han creado un entorno
místico y oscuro donde exponer sus obras, en teoría creadas de forma milagrosa.
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