jueves, 28 de noviembre de 2013

Jackie Chan en Barcelona



-          “Perdone… La Vía Layetana… ¿Puede decirme por donde cae?
-          ¿La Vía Layetana?
-          Eh… ¿Dónde está la Vía Layetana?
-          ¿Por qué lo preguntas?
-          Aaahh… La Vía Layetana… ¡Allí! Vaya hasta el final y luego doble a la izquierda. Al llegar a la altura de la calle Mallorca.
-          Mallorca, dice?
-          Yo diría que se ha perdido. Debería haber bajado por la calle Balmes.
-          Entonces… ¿Qué debo hacer?
-          Haga lo que le he dicho. Verá una fuente delante de usted. ¿Fíjese bien si funciona!
-          ¿Y si funciona?
-          Siga recto y llegará a Vía Layetana.
-          ¿Y si la fuente no funciona?
-          Pues tendrá maña suerte porque el ayuntamiento habrá cerrado la calle para repararla y tendrá que dar un buen rodeo.
-          Entiendo lo que quiere decir. ¡Muchas gracias!”.



Esto que acabo de transcribir suena a chiste pero no lo es. Se trata del principio de “Kwaitsantseh”.  Una película china (de Hong Kong) que aquí fue titulada “Los supercamorristas” aunque la traducción literal correcta sería algo así como “Comida a domicilio”. Dirigida por Sammo Hung, protagonizada por Jackie Chan y rodada en la Barcelona de 1984. Una época en que aquí se hacían muchas cosas que ahora serían impensables.


La película va de un par de vendedores ambulantes chinos que se meten en un montón de líos  por querer ayudar a una chica guapa (personaje interpretado por Lola Forner), prostituta y carterista de las Ramblas. El argumento es sólo eso y poco más pero la gracia de la película está en todos los escenarios donde pasa la acción. Algunos fácilmente reconocibles como el Poble Espanyol, el parc de l’escorxador, Colón, La Plaza de Toros Monumental, el Museu Marés y… ¡El interior de la Sagrada Familia! Lugar donde ahora no se autorizaría tal filmación.

La furgoneta de Jackie Chan huyendo de sus perseguidores
por la Plaza de Toros Monumental y  luego por Colón



Entrada al Museu Marés
Escena en lo alto de la Sagrada Familia. Dudo mucho que ahora se autorizada filmar algo aquí

Otras localizaciones son más complicadas (como el interior del castillo de la Roca) e incluso hay muchas que no he podido descubrir. Por eso no estaría mal que alguien me echara un cable y me ayudara a encontrar los siguientes lugares que no he sabido ubicar. 


Es muy probable que este edificio se corresponda con el de la calle Ample
frente la Plaza Medinacelli
Tras pensar un poco y fijarme bien en la fachada del edificio de la foto superior, casi podría decir que se trata del que había (hasta hace bien poco) en la calle Ample frente a la plaza Medinacelli. Justo allí, en esa época, había un local privado de la Sexta Flota americana que,en 1987, sufrió un extraño atentado. Al año siguiente (ni ninguno más) los barcos americanos ya no aparecieron por Barcelona.

Actualmente esto es lo que queda del edificio de la calle Ample / Pl Medinacelli

Entrada a la Basílica de Montserrat
Gracias a la aportación de Sílvia Jané, Manel y Fran J. García consigo dar con la entrada a la Basílica de Montserrat. Lugar por el que no paso desde que era niña e iba de excursión con la escuela.

Discoteca pendiente de localizar

calle Basses de Sant Pere
Descubrir que esta escena fue filmada en la calle de les Basses de Sant Pere ha sido gracias a Enric (el de Bereshit) y Fran J. García. Yo, aunque suponía que eso era por la zona entre el Mercado de Santa Caterina y el Palau de la Música, tenía mis dudad que han quedado totalmente disipadas.


Esta última foto, especialmente, me tiene bastante intrigada. Durante una de las muchas persecuciones, los protagonistas huyen metiéndose en esta especie de gruta llena de vagabundos y que no he sabido localizar.

Ahora, otra vez gracias a Silvia Jané, puedo decir que son las cuevas de Salnitre de Collbató, que están muy cerca de Montserrat. Por lo que no es nada raro que se pasaran por allí aprovechando el viaje. Para disipar cualquier duda, incluyo esta foto que lo deja bien claro.

Fuente: http://espeleobloc.blogspot.com.es

En la película, a parte de Lola Forner, participan otros actores españoles de la época como Amparo Moreno (la que fuera vedette del Molino) y Pepe Sancho (el estudiante de Curro Jiménez y ex marido de María Jiménez). Este último, en el papel de hermanastro de Lola Forner que, en un momento dado al final de la película, se enfrenta en un combate a esgrima con Sammo Hung.


La película no escatima en tortazos, combates y persecuciones automovilísticas espectaculares por las calles de Barcelona y las carreteras del Baix Llobregat. O eso es, al menos, lo que me imagino.

Un gran salto sobre una carretera del Baix Llobregat
Huida a toda velocidad por Plaza España subiendo hacia Montjuïc


Y pasando por l'Arc de Triomf
Por otra parte, la Wikipedia me proporciona datos tan curiosos como que fue la primera película donde se enfrentaron  los dos campeones de kickboxing Jackie Chan y Benny UrquídezLuego, lo volvieron a hacer en Los tres dragones, también dirigida por Sammo Hung. Además, Benny Urquídez, al ser novato en lo de la lucha en películas, no controlaba bien el dar patadas falsas y parece que se le escapó más de una verdadera. De hecho, al final de la pelea entre ambos, el viento producido por una patada giratoria apagó unas velas. Ese efecto, que se ve en la película y parece un truco, es algo que ocurrió en realidad.

También me llama la atención que en la película no haya tomas descartadas. En las películas de Jackie Chan  siempre las había y, además, le encantaba que aparecieran en los créditos finales. En cambio, eso aquí no ocurre.



Esta entrada ha sido actualizada en fecha 30 de noviembre con las aportaciones de varios lectores de este blog. 

jueves, 21 de noviembre de 2013

El oficio de la taxidermia



Lluís Soler i Pujol pasó a la posteridad como el taxidermista de la Plaza Real, mientras su comercio es recordado como “el museu de les bèsties. La tienda aún sigue en la memoria de muchos barceloneses y eso la gente de la Fundació Setba lo sabe. Razón por la cual le ha dedicado esta exposición que estará abierta al público hasta enero de 2014.

De Lluís Soler Pujol les puedo contar que nació en Santpedor, que era el segundo de nueve hermanos y que, en principio, iba para clérigo. No porque quisiera sino porque ese era el deseo de sus progenitores. A Lluís, en cambio, le gustaban las ciencias, por lo que abandonó la teología  y se vino a Barcelona para licenciarse en Ciencias Naturales.

Acabados los estudios, se colocó como discípulo de Francesc Darder. El que fuera director de la Colección zoológica del parque de Barcelona y responsable del negro disecado del museo de Banyoles. Ese que hace años provocó tal revuelo que hubo que sacarlo de la vitrina en la que estaba expuesto, llevarlo a Gaborone (donde nació) y darle un funeral digno en el año 2000. Lo curioso de esta historia es que, 10 años después de enterrarlo con todos los honores en el parque de Tsholofelo, su tumba acabó medio abandonada, cubierta de basura y ejerciendo las funciones de banderín de córner en los partidos de fútbol de los chicos del barrio. Para saber más sobre ello recomiendo leer esta crónica de Xavier Aldekoa del 4 de octubre de 2010. 

El negro de Banyoles, según un dibujo de un catálogo de F. Darder (1888)
Lluís Soler aprendió el oficio de la taxidermia con Darder hasta que el maestro cerró el negocio y Soler se estableció por su cuenta en un local de la calle Raurich, 16-18, y Heures 8-10 en 1889. En ese primer comercio estaban expuestos un oso, un ciervo, leones, unos cuantos esqueletos y otras tantas aves. Luego, el local se trasladaría al número 9 de la calle Raurich (esquina con la calle Ferran) para después moverse a la Plaza Real, 10 y, finalmente, instalarse en el local contiguo del número 8, donde antaño hubo el Café Español, del que Àngel Guimerà era un cliente fiel.

Interior de la tienda de la C/ Raurich 16-18
("Manual de Taxidermia", 1908, Lluís Soler)


En la nueva ubicación Soler disecó animales que ahora se pueden ver en la Fundación Setba. Un ejemplo son estos halcones atacando una paloma en el campanario de la Iglesia del Pi (Barcelona).


Otro es la cría de rinoceronte que Dalí le encargó y que, una vez terminado, salió a lomos de él siendo fotografiado por Postius.

Foto: Postius
Hoy en día, el rinoceronte forma parte de la colección del Museo de Ciencias Naturales El Carmen (en Onda, Castellón) junto a un centenar de animales disecados por Palaus, entre los cuales se encuentra la célebre elefanta “Perla” del zoo de Barcelona.


En cambio, me consta que no se conserva la ballena que desapareció durante la Guerra Civil ni la familia de gorilas de enormes dimensiones, disecados en 1904 con la piel y los cráneos que recibió Lluís Soler. Por cierto que los Soler, para disecar, solo utilizaban la piel y los cráneos de los animales. Luego, los rellenaban por dentro con estopa y algodón.



Joan Miró vivía en el Passatge del Crèdit y solía pararse a contemplar el espectáculo que ofrecía tanto bicho junto aunque nunca entró a comprar.  Incluso hay una foto de Francesc Català-Roca que lo certifica.



Personajes famosos con los deseos más extravagantes frecuentaban el museu de les bèsties”. Dalí era su mejor cliente. Solía pasar por la tienda un par de veces al año y, a parte del rinoceronte, pidió disecar un tigre, un león y 200.000 hormigas. Desgraciadamente, este último encargo fue imposible de realizar. Mario Cabré quiso impresionar a Ava Gardner al regalarle la cabeza de un toro que él mismo le brindó. Anteriormente, incluso el rey Alfonso XIII había solicitado los servicios de Lluís Soler para que le preparara la cabeza de un caballo blanco.

En los buenos tiempos, Lluís Soler tenía 50 empleados a su disposición. Eso era a principios de los años 20. Poco después, en marzo de 1923, Lluís Soler moría. Su viuda heredó la empresa y se encargó de ella hasta que su yerno (Josep Palaus) la sucedió y dirigió el negocio toda su vida, exceptuando un par de años (durante la guerra civil) en que unos miembros de la FAI se lo llevaron “de paseo”. Por suerte, a uno de ellos le cayó en gracia y lo salvó de morir. Acabada la guerra, Josep Palaus le devolvió el favor.

Anna Soler (hija de Lluís Soler y viuda de Josep Palaus desde 1979) fue la siguiente en estar al frente de la tienda hasta que ella también falleció. Ocurría en 1986 y entonces el taxidermista ya no era lo que fue ni tampoco la Plaza Real estaba en su mejor momento. Motivo por el cual tres de los hijos de Anna Soler decidieron abrir dos nuevas tiendas en Barcelona y mantener la de la Plaza Real.

Vitrina de la tienda de la Pl. Real captada por la cámara de Toni Catany
Era a finales de los 80 cuando El Periódico publicó un artículo de Óscar Hernández acerca del taxidermista y, donde los responsables del local, contaban que no les gustaba disecar animales domésticos. Intentaban evitar este tipo de encargos y una de las tácticas utilizadas era fijar unos precios astronómicos por la disección de un perro o un gato para hacer desistir al propietario del animal muerto. Aun así, no siempre lo conseguían. Por el contrario, sí que les gustaba preparar bestias salvajes del tipo tigres de bengala, leones y elefantes que conseguían comprándolos al zoo (o a los circos) cuando los animales morían.

En 1991, un año antes de los Juegos Olímpicos de Barcelona, el Taxidermista de la Plaza Real cerraba sus puertas, se transformaba en un restaurante y Lluís Permanyer se lamentaba de ello en un artículo publicado en La Vanguardia, el 23 de octubre.


Carme Palaus, la hija que se había encargado de la tienda hasta el final, buscó un nuevo local (mucho más pequeño) al otro extremo de la ciudad. “Carme Palaus. Ciències Naturalsrezaba el rótulo de la entrada y se encontraba en el barrio de Sant Andreu. Concretamente, en la Plaza de las Palmeras, 15. Lugar que se mantuvo abierto mientras ella y su marido vivieron y sobre los que Ignacio Vidal-Folch escribió.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Pasado y presente del Teatre Principal


Hace unas semanas aproveché la celebración del 48H Open House para acercarme a visitar el remodelado Teatre Principal. Cerrado desde el año 2006, cuando su propietario (Balañá) no supo qué hacer con él ni como darle un buen rendimiento. Antes de clausurar el teatro, incluso intentó venderlo al Ayuntamiento pero al final las negociaciones quedaron en nada.

Deshabitado desde hace siete años, de vez en cuando el local se utilizaba para realizar fiestas semi-clandestinas con Dj’s a las que acudía gente con ganas de divertirse en lugares abandonados. Esto lo supe hace bien poco, por un amigo asiduo a fiestas como estas y al que entonces yo aún no conocía.

Tras mucho tiempo con el teatro abandonado, Balañá ha acabado por unirse a un grupo de empresarios con los que ha rehabilitado el local y lo ha puesto en marcha de nuevo. Cosa de la que me alegro. Así, el teatro más antiguo de Barcelona no caerá en el olvido como últimamente ocurre con tantos lugares de la ciudad.

Por él han pasado cantantes famosos de ópera, actores de la talla de Maurice Chevalier (la estrella del Gran Casino de Paris) o actrices como Sarah Bernhardt, que debutó en el Principal gracias a su amistad con Peius Gener. Muchos barceloneses bailaron en los salones del Principal Palace, el primer Music-Hall de España. Otros tantos jugaron al frontón, en el Jai Alai y algunos otros acudieron al Cine Latino para ver películas X o para acosar a los chavales que rondaban por el Club de Billar Monforte.

Exterior del Cine Latino fotografiado por Xavier Miserachs en 1962

La historia del teatro es larga y complicada. Por él han pasado varios propietarios y ha habido incendios, reconstrucciones y reaperturas. Su creación fue posible gracias a un tal Joan Bosch que donó, al Hospital de la Santa Creu, un terreno y unas casas que tenía en la Rambla para construir un teatro en ese enclave. Tenía la intención de poder sufragar parte de los gastos del hospital con los beneficios de las representaciones teatrales. Cosa que se consiguió por unos privilegios concedidos por Felipe II entre 1568 y 1587.

Las obras de construcción del teatro duraron seis años y su estructura inicial de madera con forma de típico corral de comedias duró bien poco. En 1728 fue derruido y levantado de nuevo, ahora ya en piedra. Esta fue su primera rehabilitación pero le siguieron unas cuantas más. La segunda, en 1787, tras un terrible incendio, que requirió de donaciones de algunos nobles de la ciudad para su reconstrucción.

Casi desde sus inicios, las representaciones de ópera convivieron con el teatro de texto. Luego vinieron los conciertos y, ya en el siglo XIX, incluso magia y zarzuela. Es decir, que ofrecía un repertorio amplio y variado en contraposición con su rival, el Liceu, dedicado a la ópera por completo.

Entonces, con el Liceu en pleno auge, el Teatre Principal empezó a decaer y casi acabó derribado si no fuera por una campaña popular que lo salvó. A partir de ese momento cambió de orientación fomentando el teatro en catalán y dejando al Liceu como único gran teatro operístico.

El Teatre Principal en 1874 (Arxiu Fotogràfic de Barcelona)

Un nuevo incendio, ocurrido en 1915, obligó a realizar una nueva reconstrucción ya que las llamas se comieron todo el interior. Tres años después, pasó a ser propiedad de don Teodoro Seebold quien emprendió una nueva remodelación que incluía la apertura del frontón  en diciembre de 1918 y una nueva inauguración. Esta vez, como music-hall bajo el nombre de Principal Palace, en la época en que a mí me gusta más. Cuando el Barrio Chino era un lugar de perdición donde abundaban cabarets, cafés, tabernas, prostíbulos y casas de dormir. Un barrio en el que se mezclaban mugre, drogas y prostitución con gente bien que acudía a los locales nocturnos en busca de diversión.
El 21/12/1918 La Vanguardia anunciaba la inauguración de la temporada de frontón

La pista del frontón durante mi visita al 48H Open House
Según Paco Villar, en Historia y leyenda del barrio chino el nuevo edificio constaba de cuatro partes diferenciadas. En la planta baja, el teatro con su vestíbulo, restaurante, sala de descanso y foyer. En su interior cabían 1.600 personas y permitía la posibilidad de retirar las butacas de la platea en pocos minutos para transformar el espacio en sala de baile o en lo que fuera necesario, como dejaba bien claro este anuncio de la Vanguardia de agosto de 1920.

La Vanguardia del 19/08/1920 anunciaba así el inicio de la temporada de verano

Anexo al teatro estaba el frontón, enorme, con capacidad para 1.800 personas y en el que hombres y mujeres debían jugar separados. En la segunda planta había un casino y, en la primera, el Café Lion d’Or que contaba con biblioteca, peluquería y unas cuantas cosas más. Incluso allí se llegaron a celebrar dos sorteos del Gordo de Navidad en los años 1937 y 38.

Sorteo de Navidad en 1937 en el Café Lion d'Or (Foto de Brangulí - Arxiu Nacional de Catalunya)

En 1924 un nuevo incendio, en el que murieron dos trabajadores, obligó a una nueva rehabilitación. Cuando volvió a abrir, lo hizo en calidad de cine con espectáculos de variedades. Nueve años después, un último incendio lo destruyó y, otra vez, se tuvo que reconstruir.


La Vanguardia del 30/03/1924 recogía la noticia del entierro de las 2 víctimas
Últimamente y, hasta su cierre en 2006, en el Principal se realizaban conciertos y representaciones teatrales. Ahora renace reconvertido en una sala de espectáculos que, en realidad, estará formada por dos. Una, en lo que fue el antiguo teatro (que será sala de conciertos) y otra en lo que era el Cine Latino, que se utilizará como sala de proyección, teatro y espacio de conciertos.

Vista desde el escenario de la sala principal durante mi visita al 48H Open House

Ojalá esta nueva etapa del Teatro Principal sea un éxito. La parte negativa de todo esto es que se deban derribar locales contiguos como el Panam’s, el Show Girls y los Billares Monforte para ubicar otro hotel en las Ramblas. ¿No hay suficientes ya?

martes, 5 de noviembre de 2013

Lou Reed y el underground barcelonés

Hace una semana, la muerte de Lou Reed me pilló un poco por sorpresa y no tuve demasiado tiempo para contar algunas cosas sobre él que tienen que ver con este blog y que muchos de los lectores de este lugar seguro que conocerán, como es lo que ocurrió con una portada de Nazario para la revista Rock-Comix dedicada a Lou Reed.


Recordé esta historia no hace mucho al leer las “Memorias del underground barcelonés” de Onliyú. Un libro ameno y lleno de anécdotas interesantes sobre una época por la que siento una especial debilidad. Por eso, Onliyú es una de las personas que aparece en mi enorme lista de futuribles entrevistados.

Pero volviendo al tema del post de hoy, resulta que un buen día Nazario se curró esta portada doble para el número 4 de Rock-Cómix (1976), especial Lou Reed & Velvet Underground.


Gaspar Fraga (editor de la revista), fascinado con el dibujo lo consiguió dejar en las manos del propio Lou Reed tras un concierto en Francia. A partir de ahí, la revista empezó a correr de mano en mano por los Estados Unidos y acabó en los despachos de la RCA, la discográfica con la que publicaba Lou Reed. Al final, esa misma ilustración mínimamente modificada y sin el nombre de su autor originario, acabó siendo la portada de su disco Take no prisoners”.

El disco salió a la venta en los Estados Unidos en 1978 con este aspecto.



Nazario esperaba su edición en España para demandar a la RCA pero un reportaje publicado en “Cambio 16” acerca de este asunto alertó a la discográfica que, en el último momento, decidió que el disco saldría a la venta en España con una portada totalmente diferente. Eso lo cambiaba todo y entorpecía mucho los planes de Nazario. De todos modos, Gaspar Fraga estaba decidido a continuar con la denuncia en Nueva York pero los abogados norteamericanos pedían grandes sumas de dinero por ello. Y así quedó el tema, sin resolver, durante un montón de años hasta la llegada del CD. Entonces el disco fue reeditado en este nuevo formato, con la portada en discordia, y Nazario pudo interponer la demanda. El juicio se celebró en Barcelona y, tras un primer fallo a favor de la discográfica, Nazario consiguió una pequeña indemnización de 4 millones de pesetas, como él mismo le explicaba a Rubén Lardín en esta entrevista para El Butano Popular.

Años antes, concretamente en 1972, Lou Reed publicaba Transformer. El álbum que personalmente me gusta más y en el que se encuentra “Walk on the wild side" de la que se han hecho infinidad de versiones. De todas, me quedo con "El lado más bestia de la vida" de Albert Pla. En cambio, mi versión preferida de "Waiting for my man" (del primer álbum la Velvet) resulta que tiene forma de cómic, se publicó en El Víbora número 72 (diciembre de 1985) y su autor es Miguel Gallardo.