martes, 27 de noviembre de 2012

Eugeni Forcano y Javier Pérez Andújar



Lo que hoy voy a contar viene a propósito del Premio Nacional de Fotografía 2012 que ayer fue otorgado a Eugeni Forcano. Esta mañana, al leer la noticia en la prensa, he querido dedicarle una entrada ya que su trabajo me fascina y su trayectoria laboral está muy alineada con la temática del blog. Pero poco me podía imaginar que esta idea me llevaría a descubrir una bella historia de amistad gracias a la ayuda de Javier Pérez Andújar

Antes de saber nada del premio mi intención para hoy era escribir la crónica de la ruta de grafittis, realizada el pasado domingo junto a mis amigos los Cazadores de Hermes, pero espero que ellos me sabrán disculpar si pongo a Eugeni Forcano por delante del Street Art. A mi parecer, la ocasión lo requiere.

Hoy la casualidad me ha vuelto a echar una mano cuando buscaba material gráfico por la red para ilustrar el post. Básicamente buscaba las portadas de Forcano para la revista Destino. Rápidamente he  dado con ellas pero además he encontrado este retrato tan bonito de Javier Pérez Andújar, amigo de la familia ausente desde hace ya unos cuantos años.





La foto es estupenda, en blanco y negro, aunque no se vean esos ojos azules suyos tan bonitos. En seguida le he pedido que me confirmara la autoría de la foto. Su respuesta ha sido afirmativa con el añadido de que detrás hay “una historia muy-muy bonita y épica” (cito textualmente su tweet de respuesta). Luego, al cabo de poco he recibido por correo electrónico la historia del retrato y ha sido tan emocionante que le he pedido permiso para plasmarlo en el blog, tal cual Javier lo había escrito. Su respuesta “oh, qué honor, muchísimas gracias Roser. Ahora me dejas flasheado a mí…” me ha dejado casi sin palabras y al borde de soltar unas lágrimas de  emoción. Mis compañeros de trabajo son testigos. Después de eso me he pasado buena parte de la mañana en las nubes pero ahora mismo comprenderán el motivo…

“Roser, bueno te cuento, pero fíjate que me da apuro, siempre me siento raro contando cosas así, y sin embargo son las más bonitas de contar.

Resulta que hace algunos años que conozco a Forcano, quizá sean diez. Una vez entramos en contacto a través de su gran amiga Roser Martínez Rochina (fotógrafa aficionada y pionera de la crítica fotográfica en España --si no la conoces investígala, Roser, también es genial).
Al principio iba a verle a su casa, cerca de la iglesia de san Gervasio consagrada a los santos San Gervasio y San Protasio. Por aquella zona también vivía el dibujante Escobar y por eso el amigo de Carpanta se llama Protasio.

Pero volvamos a Forcano. Iba a verle porque me encantaban sus fotos, las portadas que hacía en los sesenta para la revista Destino, y él era un señor amable, generoso, ya entonces mayor, que abría y abría cajas gigantes planas llenas de fotografías enormes, como posters, en papel, todo blanco y negro. Pero el blanco y negro estaba sólo dentro de las cajas, fuera, su casa, era un cañonazo de colores psicodélicos. La casa de un artista. Sobre todo la parte que había dedicado a su estudio, decorada con restos de los encantes, estatuas de santos, palomas de yeso, colgantes dorados, lámparas niqueladas...., la parte familiar era más doméstica, de muebles de abrillantador y tapete blanco de ganchillo. Pues ahí iba algunas tardes a hablar con él y con Roser, de su trabajo, de Forcano, de qué sentía al disparar, hablábamos siempre más de sentimientos que de técnica. Aún no le había llegado el reconocimiento que tanto le han negado hasta recientemente, pero tampoco le daba importancia y de esa manera, mientras  estaba a su lado, conseguía que dulcemente nadie se la diera. El caso es que por aquel entonces publiqué mi primer libro en Tusquets, y se me ocurrió la majadería de pedirle a él que me hiciera la foto. Por amistad y por querer ser un personaje tardío de la Barcelona de Destino. Pero había una cosa que Forcano nunca me había contado, nunca en todo ese tiempo, que llevaba dieciséis años sin hacer una sola fotografía. Si lo hubiera imaginado no me hubiera atrevido a pedirle nada. Y sin embargo...: dijo que esta vez sí que le hacía ilusión volver a salir a la calle con la cámara. Imagínate qué mañana pasamos, Roser, con su maquinaria alemana, aparatos negros, cuadrados, fuertes como tanques, paseando por las calles que fotografió en la época que te digo. El Borne, la Ribera, los callejones detrás de la catedral..., de repente volvió a ser todo de piedra y antiguo y te juro que aparecían los fantasmas de la vieja Barcelona para que Forcano volviera a fotografiarlos. Ay, y Roser, qué astuta que fue!!! Ella lo sabía todo y no me dijo nada para que no me rajase, pues antes de pedirle nada a Forcano le había preguntado a ella qué le parecía mi temeridad. Así, hizo una serie de fotos, que me tienen hecho polvo. En ese paseo, toda la mañana andando, descubrí cómo trabajaba realmente, cómo localizaba, qué encuadres buscaba, qué le gustaba, cómo Forcano cuando salía con la cámara no era más que un alfiler solitario a merced de los rayos de luz. Forcano  es la búsqueda de la luz por encima de la búsqueda del hombre del retrato, y en ese sentido es un místico (lo que encaja con los santos de escayola que hay en su estudio).

Luego, alguna vez, ha expuesto alguna de aquellas fotos y he creído morirme. Es genial, que le hayan dado el premio nacional. Ahora mismo le llamo para ver cómo le quita importancia también a esto.

Y en fin, espero que te haya servido este rollazo para algo. Saludos a abs"

Ese primer libro publicado por Tusquets del que habla Javier es "Los príncipes valientes" y la fotografía de Forcano ilustraba el lomo interior del libro, allí donde aparece la biografía del autor.




Para acabar les diré que mi amiga Neus tenía razón cuando decía que “las cosas no suceden al azar”, en su post sobre la presentación de “La Barcelona subterránea” de Mireia Valls. Últimamente me ocurren demasiadas cosas buenas de forma “casual”.  Hasta mi encuentro fortuito con el propio Javier hace unos días en el Pati Llimona ahora cobra sentido para mi.

Miles de gracias Javier por haberme contado esta historia tan personal, aunque te diera apuro... Y encima permitirme publicarla.  ¡Mira qué hora es y aún sigo en las nubes!

viernes, 23 de noviembre de 2012

Recomendación: leer "La Barcelona Subterránea" de Mireia Valls



Ayer, algunos componentes de los “Cazadores de Hermes  estuvimos en la presentación del libro “La Barcelona Subterránea”,  de Mireia Valls (Editorial Mediterrània), celebrada en la librería Alibrí.  El motivo de nuestra asistencia era doble. Por una parte, por ser la autora del libro “Hermes y Barcelona” y, por otra, porque la novedad que presentaba nos parecía fascinante. Y no nos equivocábamos. Personalmente, salí de allí impresionada y con unas ganas enormes de empezarlo a leer gracias a la narración de la propia autora y Antoni Guri sobre el proceso que siguieron desde que empezaron la investigación hasta su publicación. 

Portada de "Hermes y Barcelona" (Ed. Mediterrània)

Mireia Valls es muchas cosas. Además de escritora, es directora del Centre d’Estudis de Simbologia e integrante del grupo de teatro “La Colegiata”.  Y es justamente con sus compañeros de grupo que decidió empezar a investigar lo que hay en Barcelona, bajo nuestros pies. Fruto de sus pesquisas encontraron siglos de antigüedad e historias maravillosas que han quedado reflejadas en el libro. 

Dice Antoni Guri (subdirector de "La Colegiata") que éste es un libro difícil de clasificar, muy distinto a todo lo publicado hasta el momento. Es un libro de historia que habla del pasado de la ciudad. Pero también es un ensayo y una narración de aventuras. Una aventura fascinante protagonizada por las personas  que han hecho posible que el libro se hiciera realidad.

Mireia Valls nos contó que la idea de escribir “La Barcelona subterránea” le llegó gracias a la “Pitonissa de Montjuïc”, personaje que aparece en la novela “Defensa de Montjuïc por las Donas de Barcelona” de Federico González Frías.
 


Barcelona es una ciudad Hermética y, como tal, en “La Barcelona Subterránea” Hermes está muy presente (cosa que nos encanta a los “Cazadores de Hermes). Así  lo confirmó la propia autora del libro al explicar que el semidiós protector del comercio (y muchas cosas más) se les apareció ya en el primer lugar de la ciudad donde Federico González Frías les indicó que había una gruta. Era un colegio de la calle Mandri. Ello me llevó a pensar que mi hijo debe tener razón cuando dice que en el sótano de su escuela (del barrio gótico) hay una gruta que conduce hasta el Maremágnum y que ahora está tapiada. Cualquier día de estos me atreveré a hablar con la directora para suplicarle que me la enseñe.

Durante el tiempo que duró la investigación también hallaron muchas cosas más. Cuevas artificiales, minas que podrían pertenecer a la Edad Media (cerca del Parque Güell), túneles que conectaban las viviendas de la parte alta de la ciudad (como los del Palau de les Heures) y otros que enlazaban la Barcino romana con poblaciones cercanas como los actuales barrios de  Horta y Gracia, entre otros. También hallaron túneles de las Checas que la FAI utilizó como prisión durante la Guerra Civil. En ese momento volví a pensar en mi abuelo Pere y su encarcelamiento en la checa de la finca Monells y en la posibilidad que Mireia hubiera localizado la ubicación de esa casa.

Según Mireia, Barcelona es un laberinto y en su centro está la Sagrada Família de Gaudí. Allí también buscaron y en la cripta encontraron un pozo y una gran cisterna. Pero cuando llegaron a este punto ocurrió que la cripta se quemó y que muchos sapos protegidos del estanque del Teatre Grec murieron por envenenamiento. A partir de estos dos hechos fortuitos no encontraron más que trabas a sus propósitos  y por eso decidieron terminar con el asunto. Pero acabó con un final feliz gracias a la oportunidad (que les brindó Fomento de Construcciones y Contratas) de visitar el interior de la cloaca de lo que era la antigua Vía Augusta de Barcino, que en su momento conducía a Roma.

Durante la presentación se fueron proyecctando fotografías como esta, tomadas durante la investigación

Acabada la presentación, salí de allí entusiasmada pensando en la emoción que deberían sentir Mireia y sus compañeros cada vez que sus indagaciones les llevaban a descubrir las cosas que nos estuvieron explicando. Intento ponerme en su piel y pienso que debe ser una de las mejores experiencias en la vida.



 

martes, 20 de noviembre de 2012

Más cosas sobre el origen de las obras de Ramón Montserrat





Ya hace demasiados días que esta composición con la relación de obras de Ramón Montserrat me llama con insistencia para que continúe con mi investigación. Lo dejé de lado en junio tras descubrir que tres de ellas coincidían con títulos de Beatrix Potter, los Hermanos Grimm y Joaquín del Castillo Mayone, además de saber de antemano que también había realizado la adaptación de la obra de Jaime Piquet, “La monja enterrada en vida”, que fue representada en el teatro Odeón (C/ Hospital, 45) y en el Teatro del Circo Barcelonés (C/ Montserrat, 20), ambos en pleno barrio chino.

La Vanguardia del 21/10/1905 anunciaba la representación de la obra

Programa de Ramon Montserrat anunciando la misma obra
Tras un nuevo barrido en busca de más información sobre la autoría de las obras que representaba con sus marionetas de mano, me he topado con otras tres coincidencias en los títulos de “El pobre y el rico”, “la fantasma amarilla” y “Amor, traición  venganza”.

Por lo que he podido deducir, la primera es una adaptación del cuento de los Hermanos Grimm, El pobre y el rico, incluido en la edición más tardía (1857) del segundo volumen de sus Cuentos para la infancia y el hogar. Si estoy en lo cierto, esta es la segunda vez que mis pesquisas me llevan hasta los Grimm y me imagino que no será la última.

“El pobre y el rico” tiene como protagonistas al Dios católico (que se pasea por la Tierra entre los mortales) y dos hombres. Uno rico y fanfarrón y otro pobre, todo bondad.

La historia empieza cuando Dios, cansado de tanto andar por ahí, decide hacer un alto en el camino y pasar la noche en una de las dos casas con las que se acaba de encontrar. Una pertenece a una familia bien aposentada mientras que la otra es de una pareja pobre. Dios, no queriendo molestar a los más humildes, decide pedir asilo en la casa más lujosa pero el dueño se lo saca de encima y acaba por darle con la puerta en las narices. Los pobres, en cambio, lo reciben encantados y consiguen que su breve estancia sea lo más cómoda posible. Dios, al despedirse agradecido, les concede tres gracias entre las cuales está una nueva casa, austera pero con todas las comodidades.

Los ricos vecinos de enfrente, al levantarse por la mañana y ver lo que ha sido de la vieja casa, deciden ir en busca del todopoderoso para pedirle disculpas más la concesión de las tres gracias. Instigado por su esposa, el hombre sube a lomos de su caballo y sale en busca de Dios, al que alcanza rápidamente.

Finalmente, después de mucho insistir, Dios todopoderoso le concede los deseos siendo bien consciente de los efectos negativos que tendrán sobre ese matrimonio rico y avaricioso.

Por su parte, “Amor, traición y venganza” es muy posible que sea una adaptación de “El conde de Montecristo” de Alejandro Dumas (1844), Eso deduzco gracias al libro “El teatre de titelles a Catalunya: aproximació i diccionari històric” de Josep A. Martín y al hecho de que la novela de Dumas es una historia en que el amor, la traición y la venganza son muy presentes. 

Grabado de una escena del libro, correspondiente a una edición británica de 1888

El protagonista es Edmundo Dantés. Un marino guapo y joven que en 1815 viaja a Marsella para casarse con su amada Mercedes, sin saber que lo que allí le espera no es felicidad sino traición por parte de sus “amigos”que lo acusan falsamente de ser un agente de Bonaparte. En consecuencia, termina encarcelado en la isla de If, de la que nadie (hasta el momento) ha podido salir.

Hasta aquí tenemos el amor (en los personajes de Edmundo y Mercedes) y la traición (de sus amigos Danglars y Fernando). La venganza llega más tarde, tras salir vivo de la cárcel haciéndose pasar por el cadáver de su amigo y compañero de prisión, el abate Faria. Personaje éste que, antes de morir, le confiesa el escondite de una gran fortuna en la isla de Montecristo. Fortuna que terminará por encontrar y que le servirá para vengarse de los que le traicionaron.

La novela tuvo tanto éxito que hasta fue llevada al teatro, siendo representada en Barcelona (en el año 1884) en el teatro Odeón, mientras que la versión en marionetas sería cosa de Ramón Montserrat.

Anuncio en La Vanguardia (24/12/1884) relativo a la representación en el Teatro del Odeón
Sé que a Ramón Montserrat le encantaba llevar a escena grandes dramones tipo “El conde de Montecristo” pero supongo que también le debería gustar hacer cosas más ligeras como “la Fantasma amarilla” que, probablemente, fuera una adaptación al castellano de “La fantasma grogra”. Una obra romático-caballeresca de Josep Coll i Britapaja que se estrenó en 1873 en el Teatro del Circo Barcelonés.


“La fantasma amarilla” es una obrita tipo vodevil, distribuida en tres actos y tres cuadros. Narra la historia de una pareja de enamorados (Isabel y Aleix) cuya relación no es bien vista por el padre de la novia (el Conde Gratallops). Por eso, el personaje de Aleix se esconde bajo una sábana amarilla cada vez que acude a visitar a su novia. A veces el conde se cruza con Aleix (vestido de esa guisa) y se lleva grandes sustos al creer que es un fantasma que lo persigue.

A lo largo de la historia aparecen otros tres pretendientes de la chica cuyos nombre son de risa: Jordi Nin Non, Jordi Non Nin y Jordi Nun Nen. Los tres e Isabel protagonizan un sinfín de escenas típicas de vodevil a base de entrar, salir de habitaciones y esconderse en el balcón. Todo por acabar con una cena en casa del conde para que su hija decida con cual de los tres quedarse. Evidentemente, ella acaba por rechazarlos a todos en favor de su amado, Aleix de Cap d’Esquila, que  finalmente termina siendo aceptado por el conde Gratallops.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

David Ymbernon: La La i l'olla de 23 grills


La semana pasada recibí un e-mail un tanto enigmático procedente de la Barcelonasfera en el que invitaba a todos sus miembros a la inauguración de una exposición titulada La La i l'olla de 23 grills. El anfitrión, David Ymbernon. Artista-cocinero que nos iba a deleitar con una performance que unía la cocina con el arte. Poca cosa más pude saber. Sólo que debíamos acudir a las 19.30 del viernes 9 de noviembre al espacio Meeatings 23 del barrio de Gracia.

Aunque este blog está enfocado más hacia el pasado que no al presente, acudí a la cita por la curiosidad que me suscitaba tan extraña citación y me llevé a mi hijo Marc pensando que le podría gustar. Allí me encontré con Conchita y Alba, amigas y compañeras de la Barcelonasfera y de los Cazadores de Hermes, que también habían ido para satisfacer su curiosidad.

Ymbernon nos recibió con el típico traje de cocinero, aunque el color no lo fuera tanto: naranja de la cabeza a los pies. Nos invitó a entrar y curiosear por la planta baja del edificio, llena de obras de arte que tenían el color naranja como punto en común.








Luego, tras conversar un rato y tomarnos unas cervezas, nos llevaron escaleras arriba hasta el piso superior donde iba a tener lugar la actuación. Allí, una cocina perfectamente equipada esperaba a ser utilizada. 


David, tras la presentación de rigor puso en marcha su radio portátil, empezó a cocinar y las risas del público se dejaron oír. Entre todos, mi hijo de 8 años se quedó estupefacto.



Para empezar, Ymbernon abrió un coco del que salió una montaña de sal. ¡Primera sorpresa!. Luego, de una lata de coca-cola salió aceite de oliva y, de una huevera, un Kinder sorpresa que en su interior escondía un huevo real.



Mientras todos reíamos y observábamos con atención, el cocinero puso en marcha la vitrocerámica y se limitó a cocinar una tortilla a la francesa. Luego abrió una bolsa de patatas fritas (de cuyo interior salió un montón de obleas) y un brick de leche del que emergió vino tinto. Con esta última acción David acabó su actuación y el público se quedó aluciando.






Si lo que acabo de explicar les ha abierto la curiosidad y quieren saber más, siempre pueden ver la exposición (hasta el 5 de diciembre) y acudir a una de las dos cenas naranja que realizará en exclusiva junto al chef Lluís Fernández Carbonell. Serán los días 20 y 27 de noviembre, previa reserva ya que las plazas son limitadas. Encontrarán la información necesaria en su página web 

¡Espero que lo disfruten!

sábado, 10 de noviembre de 2012

25-N:1ª ruta de grafittis, cuts stencils y fideuás




El próximo 25 de noviembre está convocada una nueva cacería por Barcelona. Esta vez, ni Hermes ni calles con rejas sino grafittis y fideuás. Me explico. “Chordi”, del blog Barcelona mon amour sabe muchas cosas de esta ciudad de tanto caminar y observar cada rincón por el que pasa. Él es un verdadero experto en arte urbano y  está ultimando los detalles de una ruta que promete ser antológica. Al menos, yo estoy impaciente porque llegue la fecha señalada. No por ir a votar, que también lo haré, sino por recorrer Barcelona con los Cazadores de Hermes y quien se quiera apuntar.

Hasta hace poco yo era una ignorante en este tema pero gracias a “Chordi” he empezado a saber distinguir entre unos y otros grafitteros. Francisco de Pájaro,  C215, BTOY y Alicé. De momento, mi sapiencia llega hasta aquí. No conozco más y por eso deseo que llegue el día en que nos explique más cosas sobre cada uno de ellos y nos enseñe el máximo de obras que podamos encontrar. Ojalá entonces aún se conserven todas las que tiene seleccionadas para la ruta ya que al ser pintadas en plena vía pública en cualquier momento pueden desaparecer. Yo hace días que paso frente a estas dos bellezas que cada vez están más deterioradas.




También suelo pasar a diario frente a esta cara de niña realizada por C215 (el pseudónimo con el que se conoce al parisino Christian Guémy) y que no es otra que la cara de su hija Nina. Un rostro que también se pasea por los muros de muchas otras ciudades.


Este hombre, C215, tiene una doble vertiente artística ya que además de trabajar en la calle también lo hace para determinadas galerías comerciales. Sus obras, realizadas con la técnica del estarcido (sténcil),  tienen a su hija como protagonista y también mendigos y gente de la calle. 

Sobre Francisco de Pájaro les diré que es el hombre de “EL ARTE ES”, ya que esta es la frase que siempre usa como introducción de cada una de sus obras. “Chordi” dice que no es fácil de encontrar porque acostumbra a utilizar contenedores y deshechos para sus performances callejeras pero yo cada día paso por este mural y sigue más o menos intacto desde hace tiempo.


Ahora bien, igual que C215 y muchos otros artistas de Street Art, Francisco de Pájaro también trabaja por encargo y eso “Chordi” nos lo enseñó con este cartel del sótano del Ocaña (en la Plaza Real) el día de la II Ruta de Hermes.



BTOY es Andrea Michaelsson, una barcelonesa cuyas obras son fáciles de reconocer por sus retratos de mujeres con un aire retro e igual que sus compañeros de calle, también trabaja por encargo y expone en galerías de arte.
 
Alicé Pasquini, romana de nacimiento, también suele dibujar mujeres pero a diferencia de BTOY, las de Alicé son más reales y contemporáneas. 

Ahora bien, en la calle hay mucho grafitti y no todo es bonito. También hay auténticas aberraciones y, especialmente, cuando se trata de las típicas gamberradas que no hacen otra cosa que ensuciar los portales de los edificios, cosa que también veremos y que ocurre mucho más a menudo de los que nos gustaría.



Durante la ruta nuestro guía también nos enseñará sus famosas “fideuás”. Así es como él ha bautizado a los entramados de cables eléctricos que cuelgan de muchos edificios de los barrios más antiguos de la ciudad y que afean terriblemente las fachadas. 
 
En resumen, que la cita es el 25 de noviembre y que les esperamos con ganas. Para apuntarse deberán hacerlo a través del blog de “Chordi” o enviándole un correo electrónico a jordijorge8@gmail.com

¡Nos vemos en un par de semanas!


lunes, 5 de noviembre de 2012

Una tarde en el cementerio de Poble Nou





Hace tiempo que tenía pendiente escribir esta entrada. Concretamente, desde que una tarde de finales de agosto Andrés, Neus y yo nos adentramos en el cementerio de Poble Nou.

Como saben los lectores del blog, a los “Cazadores de Hermes” nos gusta el arte funerario y, especialmente, si encontramos símbolos de Hermes en los cementerios como aquí ocurrió (y también en el de Montjuïc  unos días después y ayer en Sitges).

Soy consciente que este texto debería haberlo publicado la noche del  31 de octubre, nuestra “castanyada” aunque Halloween nos esté ganando la partida a marchas forzadas como muy bien dice Conchita en su blog. Desgraciadamente, no tuve en cuenta que el tiempo pasa muy deprisa y que en nada me estaría comiendo las castañas, “panellets” y boniatos. Pero tampoco está tan mal hacerlo un poco después tras haber visto también el cementerio de Sitges con mis compañeros de grupo.

Volviendo al Poble Nou, les diré que fue el primer cementerio levantado fuera del perímetro de la muralla de la ciudad. Inaugurado en 1775, el obispo Clemente ordenó su construcción avanzándose a la normativa de 1787 que obligaba a trasladar todos los cementerios y llevarlos extramuros por razones de higiene.  Pero el cementerio actual no es exactamente el de 1775 ya que ese se lo llevaron por delante las tropas de Napoleón en 1813. Hasta entonces, aún existiendo la prohibición de enterrar los difuntos en las parroquias e iglesias del interior de la ciudad, las ricas familias barcelonesas siguieron enterrando allí a sus muertos y negándose a hacerlo en las afueras por considerarlo como algo deshonroso. Por lo que este cementerio tan solo se utilizaba con los más pobres.

Años más tarde, en 1819, el cementerio se reconstruyó por obra de un arquitecto italiano que se llamaba Antonio Ginesi y que ideó el recinto de acuerdo al estilo neoclásico.




Poco después de su reconstrucción Barcelona sufrió una gran epidemia de fiebre amarilla que se llevó a 6.000 barceloneses a la tumba. Eso ocurría en 1821 y por ello, en su parte central, se erigió un mausoleo en su memoria.




Durante nuestra visita estuvimos en la zona conocida como "el recinto de los panteones", que forma parte de una ampliación posterior, de 1849. Aquí descansan las familias adineradas del siglo XIX, en mausoleos y panteones realizados por escultores de la talla de Josep Llimona y Jaume Barba.

A mi parecer, "El beso de la muerte" es el monumento más bello de este lugar. Data de 1930 y forma parte de la tumba de un empresario textil que se llamaba Josep Llaudet Soler. Considerada como una obra de Jaume Barba (está firmada por su taller), la propia familia del escultor opina que el diseño pertenece a Joan Fontbernat. Sea de uno o del otro, la escultura es impresionante y también lo es el texto de Mossen Cinto Verdaguer que reza en la tumba.





También pasamos por el sepulcro de Josep Anselm Clavé, construido en 1874 por Manuel Fuxà y por el nicho del padre del submarino Ictineus, Narcís Monturiol (1885), del que otro día hablaré con más detenimiento.


Entre tanto personaje ilustre también nos acercamos al nicho del famoso “Santet del Poblenou”. Un muchacho que se llamaba Francesc Canals i Ambrós que tuvo la mala suerte de morir prematuramente a los 22 años de edad, en 1899. Él era un chico bondadoso siempre dispuesto a ayudar a quien lo necesitara. Sobre ello hay quien dice que halló la muerte intentando ayudar a unos vecinos que habían sufrido un incendio en su casa. Otros piensan que fue la tuberculosis quien se lo llevó a la tumba.  La cuestión es que el chico murió muy joven  y con cierta fama de ser una persona con poderes paranormales. Sobre ello se dice que llegó a predecir el incendio de los Almacenes El Siglo (en las Ramblas) ocurrido en 1932, muchos años antes de que tuviera lugar y, como dato curioso, les diré que en vida trabajó como empleado en esos almacenes. También se dice que una vez soñó con su temprana muerte y con que su padre (que era ciego) recuperaría la visión tras la muerte del hijo.

Fotografía del incendio de los Almacenes El Siglo publicada en La Vanguardia el 27.12.1932

Todas estas historias eran bien sabidas por su familia, amigos y vecinos del barrio de la Ribera. Por eso pronto empezaron a visitar su nicho y a rezarle pidiendo milagros imposibles. Inicialmente, el nicho se encontraba en un lugar mas elevado al que se encuentra ahora y ello dificultaba la colocación de flores y demás ofrendas. Por eso luego fue trasladado al lugar actual, mucho más asequible y rodeado de nichos vacíos que se usan como altares.






 
Aquí también están enterrados mi abuelo materno y mi tío Juan (su hijo). Les hablo de mi abuelo Pere, ese que sufrió lo suyo en la Guerra Civil cuando la FAI se lo llevó a rastras de su casa y lo torturó cruelmente en la checa de la casa Monells. Por suerte salió de allí con vida y murió bastantes años más tarde por culpa de un derrame cerebral. Yo no le conocí aunque siempre le tuve mucha simpatía y me hubiera gustado hallar su nicho para decirle que encontré su diario y que lo pensaba publicar. Pero por desgracia me perdí entre tanto nicho y tanta tumba y me fue imposible dar con él. De hecho, estuvimos tanto rato paseando y haciendo fotos que el cementerio cerró con nosotros dentro. Suerte de Andrés, que no era la primera vez que le ocurría y nos salvó de pasar la noche entre los muertos.