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Grabado romántico representando a Serrallonga |
Hace tiempo dediqué una
entrada al bandolero catalán Perot lo Lladre
y en ella decía que era contemporáneo de Serrallonga, otro personaje
ilustre del bandolerismo catalán del siglo XVII. Ambos tienen cosas en común y otras que los separan. Los une el ser nyerros (defensores de los
derechos señoriales) siempre enfrentados a los cadells (que defendían
los derechos de las ciudades) y la literatura popular. Uno aparece en el Quijote
mientras que el otro protagoniza una obra de Víctor Balaguer.
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Grabado representando a Perot lo lladre |
Perot y Serrallonga eran
los cabecillas de dos cuadrillas de bandoleros distintas. Perot iba acompañado
de Joan Gili “Janot”, Jaume Alboquers “l’escolanet
de Polinyà” y Gabriel Galí “Barceló,mientras que Serrallonga solía llevar consigo a Segimón Sala, Pere Sala,
Tallaferro, Tallafusta , Petit Comí, Xafarroques, el Fadrí de Sau, l’Hereu Puig
de la Vall, el Negre, el Guerxo, el Vermell y el Toca-sons. Este último tiene
fiesta mayor propia en Taradell, que se celebra los días 24 y 25 de agosto.
Hasta aquí llegan sus
coincidencias. Todo lo que viene después son diferencias entre uno y otro
aunque murieron casi a la par. Uno en 1635 (Perot) y el otro un año antes
pero lo hicieron en circunstancias muy distintas. Mientras Perot acababa sus
días de la forma más banal estando en Italia al servicio del rey, Serrallonga
lo hizo tras ser detenido, juzgado y condenado a morir de una forma muy cruel.
El bandolero Serrallonga
nació en Viladrau y su verdadero nombre era Joan Sala i Ferrer (el apellido
Serrallonga lo tomó años más tarde de la que sería su esposa, Margarida
Serrallonga). Dado que su padre también era nyerro (Joan Sala) lo tuvo
muy fácil para seguir el oficio paterno. Pero antes de iniciarse en eso del
bandolerismo conoció a Margarida Serrallonga y se casó con ella. La pareja tuvo
cinco hijos (3 niños y 2 niñas) y, mientras Margarida se quedaba en casa
cuidando de la prole, Joan se marchaba por ahí a saquear y robar todo lo que podía.
De vez en cuando volvía al mas familiar, dejaba embarazada a Margarida y
se volvía al campo a hacer de las suyas.
En una de esas huidas, en
1627, se marchó al Rosselló para escapar de los soldados de Felipe IV y se
dice que, durante ese tiempo, asaltaba los carruajes reales que recogían los
impuestos y luego repartía el botín entre los más necesitados. Por eso el
personaje caía bien a las clases populares y pasó a la historia como una
especie de Robin Hood catalán.
Años más tarde conoció a
Joana Massissa, la que fue su última compañera. Juntos vagaron por las montañas
hasta que los pillaron, el 31 de octubre de 1633, a la altura de Santa Coloma
de Farners. Según parece, ella era una chica muy mona de la que Joan se enamoró
(o algo así). Lo que no queda muy claro es si la raptó y se la llevó a la
fuerza o bien la chica aceptó encantada y se fue con él a la aventura. Lo
cierto es que las autoridades los detuvieron en el Mas Agustí y se los llevaron
a Barcelona para juzgarlos.
Una vez en la ciudad los
llevaron al Palacio del Veguer y los encerraron en la Sala de los Tormentos (en la actual Plaza de Sant Jaume).
Allí hacían con los prisioneros lo que su nombre indica y querían practicar con
el bandolero Joan. Pero se quedaron con las ganas porque con la sola amenaza de
empezar la tortura Serrallonga confesó. Habló tanto que acabó delatando a 80 de
sus compañeros.
A la chica, que estaba
embrazada, la dejaron a parte y le prometieron que la liberarían si confesaba
contra Joan. Ella aceptó y en el juicio declaró que estaba con él por fuerza y
que había intentado huir en más de una ocasión.
Mientras tanto, Margarida
Serrallonga también era detenida y encarcelada. Con ella prisionera y sus tres masos
expropiados, sus cinco hijos se quedaron sin padre y madre que los cuidaran
y acabaron repartidos entre los habitantes de los masos vecinos.
Joan Serrallonga acabó
sentenciado a muerte, siendo previamente azotado en público, degollado y
descuartizado. Su cabeza fue expuesta en un jaula de hierro en una de las
puertas de la ciudad, cumpliendo con la tradición de mostrar los cadáveres de
los sentenciados en señal de advertencia a todo aquél que intentara seguir sus
pasos.
El bandolero Joan de Serrallonga siempre ha
sido un personaje mediático, cuya historia se ha transformado en
leyenda desde que Víctor Balaguer escribió “Don Joan de Serrallonga o los
bandoleros de las Guillerías”(1858).
El texto de Víctor
Balaguer se hizo tan famoso que, ya en el siglo XX, fue adaptado en formato de
zarzuela por Francesc Pujols y estrenado en el teatro Tívoli el 7 de octubre de
1922.
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Anuncio publicado en La Vanguardia del 28/09/1922 |
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Cartel publicitario anunciando la obra |
Por otra parte, también
es protagonista de bailes populares, uno de los cuales data de principios del
siglo XIX (de autor anónimo) conocido como “Lo ball d’en Serrallonga” que
se canta y baila en las fiestas mayores de diversos pueblos de Cataluña y cuya
letra llegó a ser publicada por Milà i Fontanals.
Si nos metemos en el
campo audiovisual, en 1949 se estrenó en el cine la película “Don Juan de
Serrallonga”, dirigida por el barcelonés Ricardo Gascón. Y ya más
recientemente, de hace tan solo 4 años (2008), tenemos la miniserie “Serrallonga,
la llegenda del bandoler” dirigida por Esteve Rovira y coproducida por TVC,
TVE y Oberón Cinematográfica. Versión que fue adaptada al cómic por Niki
Navarro (guión) y Quim Bou (dibujo) y editada por Glénat.
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Cartel publicitario de la película estrenada en 1949 |
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Publicidad de la serie emitida por de TV3 |
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Portada del cómic, adaptación de la seriede TV3 |
Para acabar, les diré que
a diferencia de Perot lo Lladre, que tiene gegant en Barcelona y una
calle a su nombre,
Serrallonga tiene figura de cera en el museo de las Ramblas donde lo pueden ir a visitar siempre que les apetezca.
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El gegant Perot lo Lladre |