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Cinturón conservado en el Museo Arqueológico de Madrid |
Hace unos días, el señor ausente y yo disfrutábamos del mejor sushi de Barcelona en el mejor japonés de la ciudad cuando de repente me amenazó con ponerme un cinturón de castidad porque, según él, cada día estoy más guapa. ¡Buff, que cosas me dice este hombre a veces! Evidentemente no le hice caso pero el comentario me dio una idea para el blog.
Al llegar a casa me puse a investigar sobre el tema y descubrí que lo que creía saber sobre el cinturón de castidad básicamente era falso. Hasta la semana pasada estaba convencida que era un instrumento utilizado en la Edad Media y que los maridos celosos que se iban a las Cruzadas los ponían a sus esposas para asegurarse su fidelidad en su ausencia, llevándose con ellos la única llave del candado. Pues cual fue mi sorpresa al descubrir que estaba equivocada por muchas razones. La primera es que el cinturón de castidad no puede usarse largos periodos de tiempo, dos días como mucho. Si una mujer lo llevase más tiempo terminaría por morir a causa de las infecciones y abrasiones que le provocaría el contacto de la piel con el metal. Por tanto, es muy improbable que las mujeres se quedasen en casa con el cinturón puesto durante meses o años hasta la vuelta del marido. Desde luego que yo no podría, seguro que moriría antes.
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Cinturón exhibido en el Castillo del Buen Amor (Salamanca) |
En cambio, es más razonable la teoría de que era utilizado por las mujeres (voluntariamente) para protegerse de posibles violaciones y que era más usado por monjas (cuando preveían un asalto al convento, o incluso como “cilicio” para reprimir el deseo sexual tanto en conventos femeninos como en masculinos) y enfermeras que atendían a los heridos de guerra. Aunque en otras partes he leído que también lo imponían los confesores como penitencia a las fieles pecadoras.
Otro error sobre este artilugio es pensar que se inventó en la edad media. Según parece su invención fue más tardía, concretamente en el siglo XIV y se atribuye a Francesco de Carrara, conocido como el “Tirano de Padua”, un hombre cruel y extremadamente celoso que obligaba a sus amantes a llevar cinturón de castidad. Sus actos de crueldad lo llevaron a ser condenado a muerte por los venecianos en 1406. De él se dice que inventó muchos instrumentos de tortura, a parte del cinturón de castidad, que se exhibieron durante años en la Sala de Armas del Palacio Ducal de Venecia.
Defendiendo la teoría de su invención renacentista está la enciclopedia militar titulada Bellifortis (1405) de Konrad Kyeser von Eichstadt. Aquí aparece la primera referencia al cinturón de castidad, con un dibujo detallado. Al pie del dibujo hay una anotación en latín que dice que lo utilizaban las señoras de Florencia.
En España tenemos una leyenda que apoya la teoría de su invención medieval, ya que se dice que el “Cid Campeador” obligó a su esposa Doña Jimena a ponerse el cinturón de castidad cuando fue desterrado por el Rey en el año 1081 y tuvo que abandonar su hogar. Pero es bastante improbable que Jimena aguantara semejante tortura durante los 6 años de ausencia de su esposo. Si fuese verdad, ella habría muerto por infección o bien un cerrajero medieval le hubiera tenido que sacar el cinturón.
También se ha hablado, y mucho, del cinturón de castidad como instrumento de tortura utilizado por la Inquisición pero parece que esta no era su misión principal aunque en realidad sí que debía ser una tortura para la mujer que lo llevase. Al menos para mí sería un suplicio insoportable.
Por otra parte, si miramos aún más atrás en el tiempo, podemos retroceder hasta la antigüedad para encontrar algo parecido a un cinturón de castidad. Según la mitología griega, Hércules (que casualmente se dice que fue el fundador de Barcelona) realizó 12 trabajos para ganar la inmortalidad. El octavo consistía en tener que coger el ceñidor de oro de Hipólita, la reina de las amazonas y cuando lo hizo ella murió. La utilidad del ceñidor era de protección contra las violaciones.
Avanzando mucho en el tiempo, ya en el siglo XIX, un médico llamado John Moodie inventó una faja de castidad (muy parecida al cinturón) que servía para evitar la masturbación femenina ya que creía que era una práctica muy generalizada que se tenía que corregir. Así mismo también inventó un aparato para evitar la masturbación masculina.
Y ya en el siglo XX encontramos el principal libro de referencia sobre el cinturón de castidad escrito por el Dr. E.J.Dingwall en los años 30. En este libro destaca el caso real de un cinturón de castidad descubierto en 1889 en Linz (Austria) durante las obras de restauración de una iglesia. Allí se encontró el cadáver de una adolescente de clase social alta que llevaba puesto un cinturón de castidad y que probablemente datase de principios del siglo XVII.
En varios museos de Europa han sido expuestos numerosos cinturones de castidad aunque la mayor parte de ellos fueron retirados al descubrir que eran falsificaciones del siglo XIX.
Para terminar, les diré que hoy en día se siguen construyendo cinturones de castidad y que se utilizan principalmente como juego sexual entre las parejas. Al menos esa es la conclusión a la que he llegado después de ver la cantidad de webs que existen dedicadas a la venta de este artilugio.