“Murderabilia” llega a mis manos. Lo empiezo a leer y veo que me sorprende, me engancha y
me hace reír. Es un cómic adictivo que no puedo soltar hasta que por fin lo
acabo. Con “Cenizas” me pasó igual y
por eso, con el libro recién acabado, corro a escribir a Álvaro para contárselo
todo, proponerle una entrevista y… ¡Deseo concedido! Además, estoy de suerte
porque, aunque ahora vive en Roma, en nada vuelve a España para hacer una mega
gira de presentación y Barcelona es una de las ciudades por las que va a pasar.
De hecho, Daniel Ausente es el maestro de ceremonias, cosa que nos obliga a
repartirnos la tarde con el autor. Primero yo, para la entrevista, y luego Dani
en la presentación. Así que, llegado el día y la hora convenidos, nos vemos en
el O’Barquiño. Un clásico del Raval cuyos
clientes habituales, los viernes y sábados por la noche, se reúnen para cantar
coplas. Pero nuestra cita es un lunes así que, de coplas, nada de nada. En cambio,
de cómic, sí que hablamos cantidad. Incluso con Dani, que llegó un poco antes
de que acabáramos la entrevista y aprovechó para preguntar.
Roser.- Primero de todo, cuéntame a qué se debe tu estancia en Roma. Tiene algo
que ver con el nuevo cómic que preparas, creo…
Álvaro.- Pues sí y es una historia sobre Caravaggio.
Bueno, una biografía. Aún me quedan 6 meses de estancia allí, así que seguiré
hasta finales de junio.
Roser.- ¡Caravaggio! Un buen personaje y con una vida que da para mucho… Hace años
leí una de las biografías que se han escrito sobre él, “El enigma de Caravaggio”.
Antes de eso, yo tampoco tenía ni idea que hubiera matado a un hombre y que por
eso tuvo que huir a Malta ni todo lo que le ocurrió después.
Álvaro.- Hay gente que se sorprende cuando lo digo porque no conoce su historia.
Sólo saben de su obra artística y no saben nada de su vida personal. Y otra
cosa que les parece raro es imaginarse un cómic sobre Caravaggio con mi estilo
característico, con mis colores rosas, amarillos y tal.
Roser.- Hombre, curioso
seguro que queda y a mí, seguro que me gusta. Pero volviendo a Murderabilia… Aunque ya sé que te
gustan las rarezas, me pregunto si te costó mucho dar con el tema.
Álvaro.- ¡Tampoco sé tanto! No soy un fanático ni un
especialista de las cosas raras pero sí que dan mucho juego para contar historias.
Roser.- ¡En “Cenizas” ya metías unas cuantas! Está lo del
libro de la historia de la cremación, que a mí me encanta…
Álvaro.- Es que “Cenizas” tiene parte de
la culpa que acabara haciendo “Murderabilia”
porque me lo pasé muy bien con eso del libro de la cremación, aunque al
principio solo era una excusa para partir la historia central y, como disfruté
tanto con esa historia, se me ocurrió
hacer todo un libro que fuera como una enciclopedia de asesinatos. Luego me
pareció demasiado duro, en el sentido de que sería muy ladrillo.
¡Todo un
tochazo! Y pensando, pensando… Acabó en “Murderabilia”.
Dani.- Malmö, el protagonista, quiere ser
escritor de novelas pero jamás ha escrito nada y uno, inevitablemente, tiende a
hacer un paralelismo entre tú, Álvaro, que tienes que hacer una novela gráfica
y el chaval que quiere escribir una novela sobre coleccionismo de psicópatas.
Luego, aparece por ahí la idea de que hay que escribir de lo que uno sabe. Eso
me parece inquietante… Hasta da un poco de miedo.
Álvaro.- Es un poco de autoparodia. A mí no me apetece hablar de lo que
conozco. Como mi vida diaria no me da juego para escribir prefiero fantasear
con cosas ajenas.
Roser.- Los que te leemos, tus cómics nos parecen muy cinematográficos. Generalmente,
dicen que tus historias recuerdan las
películas de los Cohen y es cierto
pero a mí también me hacen pensar en Kevin
Smith.
Álvaro.- Los Cohen me encantan y “Fargo” me parece una película
excelente. En cambio, Kevin Smith no es que sea de mis
directores favoritos aunque en su momento me gustaron mucho “Clercks” y “Persiguiendo a Amy”. Pero yo soy muy mal cinéfilo.
Roser.- Por ahí es por donde yo te conecto con él. Por las historias de
veinteañeros que no saben mucho qué hacer con sus vidas y, también, por “Tusk”, su nueva película que aún no está estrenada en España y que es
casi imposible que la hayas visto.
Álvaro.- No la he visto pero sí que sé que hay algo con una visita a una casa de un
hombre un tanto extraño…
Roser.- Justo ahí es donde le veo la relación. Luego, la película va por otro
camino.
Dani.- “Murderabilia” va de psicópatas
y empieza con una historia muy macabra. Tu estilo, para hacer gore, está muy
bien.
Álvaro.- Me lo pasé muy bien metiendo gatitos y muñequitos… Todo muy rosa y muy
bonito pero, en cambio, la historia no va por ahí y eso me hace gracia por la gente que no sabe de qué
va el libro. Ven dibujos de con gatitos, mucho rosa y no se esperan lo que hay
tras todo eso.
Roser.- Sobre su proceso de creación antes me has dicho que, inicialmente,
pensabas hacerlo como si se tratara de una enciclopedia sobre crímenes. Yo he
reconocido algunos pero otros… ¡No me suenan de nada! Y eso me da que pensar
que no todos son casos reales.
Álvaro.- Cierto, los hay que son falsos pero no te diré cuales. Eso es para que os
metáis en Internet a descubrirlo.
Dani.- En el libro sale una web que se llama Murderbox.com
donde se venden objetos de asesinos. Hoy he entrado en esa página y lo que me
sale es otra cosa distinta. Pero, tú has buscado páginas donde se venden esas
cosas ¿no?
Álvaro.- Si, claro. El nombre de Murderbox
me lo inventé. La página en realidad es Murderauction.com
y es como comprar en eBay pero
de barbaridades. Por ejemplo, igual te venden un mechón de pelo de Charles Manson o a saber qué otra
salvajada. Esta página empezó cuando eBay cortó la venta de todo este tipo de
objetos.
Roser.- Supongo que el proceso de investigación de todo eso debería ser largo y
además, luego harías selección ¿no?
Álvaro.- Sí, y después está eso. Aparté los menos graciosos y, en su lugar, me
inventé otros. Entre los reales está lo de Enriqueta
Martí, la Vampira del Raval, del que te advertí antes de que lo leyeras.
Pero esa es una referencia muy pequeña.
Roser.- Por cierto, ahora existe la teoría que esta señora al final era inocente y
que fue acusada sin pruebas suficientes. De hecho, el libro “Desmontando el caso de La Vampira del Raval”, recientemente publicado, es una investigación sobre el caso.
Álvaro.- ¡Es que la historia tenía tela! Decían que tenía una lista con los nombres
de las familias burguesas de la ciudad que hacían tratos con ella.
Roser.- Para mí, que digan que la historia no es cierta es una pena porque yo quiero
que sea mala.
Álvaro.- ¡Y que no nos desmonten el mito!
Dani.- También hablas del carnicero de
Milwaukee, que iba a escribir unas memorias. De hecho, hubo una editorial que
lo quería publicar y hasta le pagó y todo, pero Dahmer murió asesinado por un preso antes de empezar el libro.
Álvaro.- Eso es el
comienzo de toda la historia de la Murderabilia ya que, según la ley de Milwaukee, el tipo podía escribir y
publicar sus memorias pero no lucrarse económicamente con su venta. Por eso se
decidió que el dinero fuera a parar a las familias de las víctimas. Pero como Dahmer murió antes de escribir el
libro, esa gente se iba a quedar sin el dinero. Entonces, un juez iluminado tuvo
la idea de subastar los objetos con los que realizaba las torturas y
pagar, con los beneficios, a los parientes de los fallecidos. Así que toda la
historia del coleccionismo macabro viene de ahí.
Dani.- Una cosa que me ha llamado la atención es lo de Jack Ruby, el que mató a Lee Harvey Oswald, el asesino de Kennedy. En Murderabilia dices que Ruby era aficionado a los cómics y que
los leía en la cárcel.
Álvaro.- Sí, y se dio una casualidad bastante rocambolesca. Resulta que el
tebeo de Batman que estaba leyendo Oswald cuando lo metieron en prisión
por el asesinato de Kennedy era el
mismo que leía Jack Ruby cuando lo
encerraron por haber matado a Oswald.
¡Y eso es cierto!
Roser.- Yo que te sigo en las redes sociales, me he pasado el verano leyendo tus
lamentos en Twitter sobre lo mucho
que te estaba costando hacer el cómic. ¿Había para tanto?
Álvaro.- Yo hago cómics porque es lo que me gusta pero sufro mucho durante la
creación. Hay quién dice que disfruta durante el proceso pero yo, en cambio,
no.
Roser.- ¿Ah no? ¿Y eso?
Álvaro.- Porque me cuesta. Es mucho trabajo y hay que tener muchas cosas en cuenta.
Este, aún ha ido bastante rápido. En total tardé unos ocho meses en acabarlo.
Pero… Pasarte todo este tiempo centrado en un único proyecto y hasta que no lo
acabes no sabes si va a quedar bien y si al público le va a gustar… A mí sí
pero… ¡Yo qué sé si una cosa que a mí me hacer reír a otro le pasará igual!
Estás dibujando a la vez que piensas si el guión va a cuadrar, si se entiende
bien… Mil cosas…
Roser.- Y ahora que me hablas de cuadrar el guión… Tú siempre trabajas solo, ¿no?
Álvaro.- Sí, aunque alguna vez he hecho cosas con mi hermano y, últimamente,
también hubo un intento de hacer una historia con guión ajeno pero no cuajó. En
cambio, del guión de la historia de “Viñetas de Vida” para Intermón Oxfam se
encargó Isabel Cebrián, mi pareja.
Roser.- Lo he leído esta semana y te quería preguntar exactamente esto del guión
sobre vuestro paso por Marruecos y las experiencias con las mujeres de la
fresa.
Álvaro.- Había que darle una visión periodística y contarlo todo tal cual es. Por
eso, hacerlo con Isabel era lo suyo ya que ella es periodista y, además, hacía
tiempo que queríamos trabajar juntos. Pero para mis otros proyectos me gusta
hacerlo todo yo. Ahora, que ya me he centrado y consigo armar las historias y
contarla tal como yo quiero, seguiré haciéndolo así.
Roser.- Es que para trabajar con guión de otro, o al revés, no es fácil ya que
ambos se tienen que entender muy bien.
Álvaro.- Claro, pero lo de Intermón
también me apetecía hacerlo porque se salía de mi campo habitual.
Roser.- Pues volviendo a tu campo, como dices, veo que lo de hacer un montón de
viñetas por página es marca Álvaro Ortiz. Siempre lo has hecho pero… ¡Esta vez
te has superado a ti mismo!
Álvaro.- En esta página hay 24 viñetas y es la que me gusta más aunque hay
gente que me ha dicho que me he pasado, por demasiado largo. Mientras lo hacía,
pensaba que sería muy fácil pero al final fue el capítulo que más me costó
armar y conseguir que todas las historias tuvieran gracia
aun disponiendo de tan poco espacio para su desarrollo.
Roser.- ¡Qué barbaridad! Eso debe ser difícil de cuadrar.
Álvaro.- Pues salió un poco por casualidad. En “Cenizas”,
el primer story board que hice,
cuando llevaba 150 páginas hechas aún no había contado ni la tercera parte de
la historia y si seguía así me iría a las 500. Algo inabordable. Entonces me lo
tuve que replantear. Yo suelo trabajar con retículas y, en lugar de hacerlo con
una de 12 viñetas por página pasé a otra de muchas más. Y en “Murderabilia”, de 24. Y al final he
descubierto que me es muy cómodo para plasmarlo todo y que, además, me gusta el
resultado.
Roser.- ¿Y tú eres de los que lo dibuja todo con lápiz y papel o ya te has pasado
al ordenador?
Álvaro.- “Murderabilia” está hecho todo en
ordenador. En cambio, “Cenizas” fue
a base de papel y rotulador pero aquí ya he cambiado y creo que se nota. Ahora,
el tiempo que me ahorro con el ordenador lo empleo metiendo más detalles.
Además, a mi estilo de dibujo no le afecta mucho el cambio de dibujar o no a
mano.
Roser.- A mí me gusta veros dibujar en papel.
Álvaro.- Ya… Además, si hay posibilidad de hacer exposiciones sobre el cómic,
cuando está hecho en ordenador la exposición deja de tener sentido. Con “Cenizas” se planteó la posibilidad de
hacer una muestra con los bocetos pero no la conseguí armar porque los
originales no tenían tanta gracia y se veía todo muy repetitivo. Así que, al
final, no se llegó a hacer.
Roser.- Otra cosa que habías tratado poco en tus cómics son las escenas de sexo
pero aquí hay unas cuantas.
Álvaro.- Es la novedad.
Álvaro.- Es verdad. Yo que siempre digo que en “Murderabilia”
es la primera vez ahora tendré que rectificar porque en “Derretido” ya hay un amago. Pero sí, hay sexo porque iba con la
historia.
Roser.- La relación de la pareja es muy importante en el desarrollo de la trama.
Álvaro.- Si la historia va de enseñarlo todo, pues a enseñarlo todo. No se podía
esconder.
Roser.- Otra cosa es que tiene cantidad de conexiones con “Cenizas”. Jóvenes que no tienen muy claro qué hacer de sus vidas,
animales, muerte, coleccionismo, moteles… ¡Y eso que sueles decir que no
querías repetir cosas!
Álvaro.- Sí, me hice una lista de temas que no podía repetir y estaban todos esos.
Al principio pensé en que los protagonistas fueran niños o personas de más edad,
por lo de no repetir, pero al final salió todo otra vez.
Roser.- Y la ambientación, que siempre es en algún lugar indeterminado de los
Estados Unidos, se supone.
Álvaro.- Eso tiene una explicación y es que, en los Estados Unidos, solo he estado
un par de veces de vacaciones y, por tanto, no me conozco de forma suficiente
el país como para ubicar la historia en un sitio concreto. No puedo decir que
pasa en Milwawkee, por ejemplo, porque no tengo ni idea de cómo es la ciudad.
Por eso lo dejo un poco en el aire… En algún lugar de los Estados Unidos. Ayer,
incluso un colega me decía que el final del libro le hacía pensar en el Pirineo
aragonés por lo de los disfraces de carnaval.
Dani.- A mi ese final con trajes folklóricos me hizo pensar en “The Wiker man”, una película británica que va precisamente de asesinatos
rituales.
Álvaro.- No he visto la película pero sí que leí “Ritual”, la novela en la que se supone que está inspirada la
película. Lo empecé mientras hacía el cómic y lo terminé de leer cuando ya
había acabado “Murderabilia” y, al
ver que había un cierto parecido, me quedé un poco pillado.
Dani.- Eso es una sincronía.
Álvaro.- Son casualidades, como lo de la película de Kevin Smith de la que hablábamos antes.
Roser.- Y hablando del final… Intentaré preguntártelo de forma que no haga spoiler pero en casa, entre Dani y yo
tenemos opiniones distintas. A mí me gusta y creo que es el final correcto. En
cambio, a él le falla porque le parece un poco moralina.
Álvaro.- Esa parte es la más controvertida y ya son varias las personas que me lo
han dicho. Además, en principio, tenía pensado un final distinto pero me
parecía que no quedaba muy bien y estuve dudando, hasta el último momento, en
si terminar con uno u otro. Y al final
pensé… Venga, ¡A por él!