El Rrollo enmascarado, 1973 |
Octubre de
1973. Nazario, Mariscal, los hermanos Farriol, Max, Montesol, Pamies, Roger,
Isa y Juan Villafuerte publican El Rrollo
enmascarado, considerado como el primer cómic underground español. Término,
el de underground, utilizado para referirse a un tipo de cómic contracultural,
nacido en los Estados Unidos, destinado a un público adulto en lugar de al
infantil y que, además, tenía la particularidad de que la edición, impresión y
distribución iban a cargo de sus propios autores.
Miguel
Farriol fue el encargado de la portada de este primer número del que se
imprimieron 1.000 ejemplares en color, aunque, legalmente, tan solo se
declararon 300 de los cuales 6 se presentaron al Ministerio de Información y
Turismo para su revisión censora. El resultado fue el secuestro inmediato de la
revista y las planchas originales más una petición de multa de 15.000 pesetas,
varios años de inhabilitación y 6 meses de arresto por escándalo público para
el autor de la portada y responsable de la publicación. Al final, la cosa no
fue tan lejos y en la sentencia, dictada el 31 de mayo de 1974, Farriol fue
absuelto.
Antes, con la
revista aun secuestrada y esperando el juicio, sus autores habían conseguido realizar
una segunda impresión (de 2.000 ejemplares en blanco y negro) que vendieron, de
forma clandestina, en los bares de Barcelona.
En 1975 El Rrollo fue reeditado (por Producciones editoriales), junto con los otros dos
tebeos del grupo, Catalina y Pauperrimus, pero hoy este no es el foco
de interés de este post sino las dos páginas centrales de ese primer número del
Rrollo enmascarado que fue objeto de
secuestro.
El Rrollo (1975, Producciones Editoriales) |
Las páginas de
las que hablo son un plano de Ciutat Vella concebido como
una especie de juego del laberinto en el que un joven marinero deberá entrar si
quiere llegar hasta la “señora”. Inicialmente convencida de que este era un mapa realizado exclusivamente por Nazario, así lo hice constar en este post. Al menos, eso es lo que aseguraban todas las fuentes consultadas. Pero por suerte, un comentario en el post (de Roger, unos de sus autores) me avisaba de mi error y me informaba que, de las viñetas aquí reproducidas, tres son de Pamies y una del 'Jefe'. Es decir, Miguel Farriol, ya que así es cómo le llamaban sus compañeros.
Dicho mapa delimita
la zona entre el Paral·lel y el barrio gótico, pasando por el chino y varios tramos
de la Rambla (dels Estudis, Canaletes, Santa Mònica) hasta llegar a la Catedral
y la plaça del Rei. Comprende un entramado de calles abarrotadas donde en cada
sitio pasa algo.
En este mapa-laberinto
se mezclan los símbolos de la cultura popular catalana (castellers y bandas de músicos con barretina) con hippis, marineros y hasta un “pijo” convenientemente
señalado como tal.
Así, en la
Rambla dels Estudis veremos a unos hippis manifestándose y a un señor con traje
que los espía tras un árbol. También, una ambulancia estacionada por si “pasa
algo”. De hecho, un ambulanciero le dice al otro: “quedémonos aquí, Pepe, que si no luego nos van a necesitar”.
Entre la
Rambla de Santa Mònica y Drassanes una colla
castellera eleva un castell gracias al esfuerzo de un extremeño que aguanta
todo el peso. Casualmente, es el único del grupo que no es catalán. Aguanta
estoicamente mientras unos cuantos, que se hallan en la base, hacen “pinya”. En
la cúspide del Castell, un icono del skyline de Barcelona: el monumento a Cristóbal
Colón.
En el Paral·lel no se olvidan de dos lugares míticos de la época: El Molino y el Apolo. En
la calle Robador, putas, el bar Ocaso y un borracho vomitando. Mientras, en la
calle García Morato (actual avenida Drassanes) se encuentra un travesti de la
zona. Tras él, al fondo, dos rótulos indican la calle de l’Arc del Teatre y la
ubicación del Villa Rosa (local donde en su día bailó Carmen Amaya). En la
calle San Ramón queda un espacio libre para que el lector dibuje lo que le
venga en gana.
En la zona
delimitada entre Paral·lel, Conde del Asalto (actual Nou de la Rambla) y Arc
del Teatre hay tabernas, pensiones, el London Bar y una tienda de trajes de
novias. Muy cerca, en la calle Junta de Comerç con Sant Pau, un rótulo indica
el lugar exacto donde vivían los hermanos Farriol.
Al final de
la calle Escudellers Mortadelo y Filemón intentan ayudar al marinero que aún
busca a la “señora” y le indican hacia dónde tirar. La plaça Reial está llena
de hippis. En cambio, en la plaça del Rei solo hay dos tocando la guitarra y
fumándose unos porros. En la calle Boquería, en el cinematógrafo Capitol
anuncian “Tarzán y la planta mágica”,
una película que imagino que nunca existió en la que Tarzán y la mona chita se supone que
se drogaban.
Finalmente, tampoco faltan el mendigo, el puesto de limpiabotas ni los típicos viejos
verdes lanza piropos a una “tía chula” que pasaba por allí.