domingo, 21 de diciembre de 2014

Murderabilia: historias de psicópatas con Álvaro Ortiz



Murderabiliallega a mis manos. Lo empiezo a leer y veo que me sorprende, me engancha y me hace reír. Es un cómic adictivo que no puedo soltar hasta que por fin lo acabo. Con Cenizas me pasó igual y por eso, con el libro recién acabado, corro a escribir a Álvaro para contárselo todo, proponerle una entrevista y… ¡Deseo concedido! Además, estoy de suerte porque, aunque ahora vive en Roma, en nada vuelve a España para hacer una mega gira de presentación y Barcelona es una de las ciudades por las que va a pasar. De hecho, Daniel Ausente es el maestro de ceremonias, cosa que nos obliga a repartirnos la tarde con el autor. Primero yo, para la entrevista, y luego Dani en la presentación. Así que, llegado el día y la hora convenidos, nos vemos en el O’Barquiño. Un clásico del Raval cuyos clientes habituales, los viernes y sábados por la noche, se reúnen para cantar coplas. Pero nuestra cita es un lunes así que, de coplas, nada de nada. En cambio, de cómic, sí que hablamos cantidad. Incluso con Dani, que llegó un poco antes de que acabáramos la entrevista y aprovechó para preguntar.

Roser.- Primero de todo, cuéntame a qué se debe tu estancia en Roma. Tiene algo que ver con el nuevo cómic que preparas, creo…

Álvaro.- Pues sí y es una historia sobre Caravaggio. Bueno, una biografía. Aún me quedan 6 meses de estancia allí, así que seguiré hasta finales de junio.

Roser.- ¡Caravaggio! Un buen personaje y con una vida que da para mucho… Hace años leí una de las biografías que se han escrito sobre él, El enigma de Caravaggio”. Antes de eso, yo tampoco tenía ni idea que hubiera matado a un hombre y que por eso tuvo que huir a Malta ni todo lo que le ocurrió después.

Álvaro.- Hay gente que se sorprende cuando lo digo porque no conoce su historia. Sólo saben de su obra artística y no saben nada de su vida personal. Y otra cosa que les parece raro es imaginarse un cómic sobre Caravaggio con mi estilo característico, con mis colores rosas, amarillos y tal.

Roser.- Hombre, curioso seguro que queda y a mí, seguro que me gusta. Pero volviendo a Murderabilia… Aunque ya sé que te gustan las rarezas, me pregunto si te costó mucho dar con el tema.

Álvaro.- ¡Tampoco sé tanto! No soy un fanático ni un especialista de las cosas raras pero sí que dan mucho juego para contar historias.

Roser.- ¡En “Cenizas” ya metías unas cuantas! Está lo del libro de la historia de la cremación, que a mí me encanta…

Álvaro.- Es que “Cenizas” tiene parte de la culpa que acabara haciendo “Murderabilia” porque me lo pasé muy bien con eso del libro de la cremación, aunque al principio solo era una excusa para partir la historia central y, como disfruté tanto con esa historia,  se me ocurrió hacer todo un libro que fuera como una enciclopedia de asesinatos. Luego me pareció demasiado duro, en el sentido de que sería muy ladrillo. 
¡Todo un tochazo! Y pensando, pensando… Acabó en “Murderabilia”.


Dani.- Malmö, el protagonista,  quiere ser escritor de novelas pero jamás ha escrito nada y uno, inevitablemente, tiende a hacer un paralelismo entre tú, Álvaro, que tienes que hacer una novela gráfica y el chaval que quiere escribir una novela sobre coleccionismo de psicópatas. Luego, aparece por ahí la idea de que hay que escribir de lo que uno sabe. Eso me parece inquietante… Hasta da un poco de miedo.

Álvaro.- Es un poco de autoparodia. A mí no me apetece hablar de lo que conozco. Como mi vida diaria no me da juego para escribir prefiero fantasear con cosas ajenas.

Roser.- Los que te leemos, tus cómics nos parecen muy cinematográficos. Generalmente, dicen que tus historias recuerdan  las películas de los Cohen y es cierto pero a mí también me hacen pensar en Kevin Smith.

Álvaro.- Los Cohen me encantan y Fargo me parece una película excelente. En cambio,  Kevin Smith no es que sea de mis directores favoritos aunque en su momento me gustaron mucho Clercks y Persiguiendo a Amy”. Pero yo soy muy mal cinéfilo.

Roser.- Por ahí es por donde yo te conecto con él. Por las historias de veinteañeros que no saben mucho qué hacer con sus vidas y, también, por Tusk”, su nueva película que aún no está estrenada en España y que es casi imposible que la hayas visto.

Álvaro.- No la he visto pero sí que sé que hay algo con una visita a una casa de un hombre un tanto extraño…

Roser.- Justo ahí es donde le veo la relación. Luego, la película va por otro camino.

Dani.- “Murderabilia” va de psicópatas y empieza con una historia muy macabra. Tu estilo, para hacer gore, está muy bien.

Álvaro.- Me lo pasé muy bien metiendo gatitos y muñequitos… Todo muy rosa y muy bonito pero, en cambio, la historia no va por ahí y eso me  hace gracia por la gente que no sabe de qué va el libro. Ven dibujos de con gatitos, mucho rosa y no se esperan lo que hay tras todo eso.


Roser.- Sobre su proceso de creación antes me has dicho que, inicialmente, pensabas hacerlo como si se tratara de una enciclopedia sobre crímenes. Yo he reconocido algunos pero otros… ¡No me suenan de nada! Y eso me da que pensar que no todos son casos reales.

Álvaro.- Cierto, los hay que son falsos pero no te diré cuales. Eso es para que os metáis en Internet a descubrirlo.

Dani.- En el libro sale una web que se llama Murderbox.com donde se venden objetos de asesinos. Hoy he entrado en esa página y lo que me sale es otra cosa distinta. Pero, tú has buscado páginas donde se venden esas cosas ¿no?

Álvaro.- Si, claro. El nombre de Murderbox me lo inventé. La página en realidad es Murderauction.com y es como comprar en eBay pero de barbaridades. Por ejemplo, igual te venden un mechón de pelo de Charles Manson o a saber qué otra salvajada. Esta página empezó cuando eBay cortó la venta de todo este tipo de objetos.

Roser.- Supongo que el proceso de investigación de todo eso debería ser largo y además, luego harías selección ¿no?

Álvaro.- Sí, y después está eso. Aparté los menos graciosos y, en su lugar, me inventé otros. Entre los reales está lo de Enriqueta Martí, la Vampira del Raval, del que te advertí antes de que lo leyeras. Pero esa es una referencia muy pequeña.



Roser.- Por cierto, ahora existe la teoría que esta señora al final era inocente y que fue acusada sin pruebas suficientes. De hecho, el libro Desmontando el caso de La Vampira del Raval”, recientemente publicado, es una investigación sobre el caso.

Álvaro.- ¡Es que la historia tenía tela! Decían que tenía una lista con los nombres de las familias burguesas de la ciudad que hacían tratos con ella.

Roser.- Para mí, que digan que la historia no es cierta es una pena porque yo quiero que sea mala.

Álvaro.- ¡Y que no nos desmonten el mito!


Dani.- También hablas del carnicero de Milwaukee, que iba a escribir unas memorias. De hecho, hubo una editorial que lo quería publicar y hasta le pagó y todo, pero Dahmer murió asesinado por un preso antes de empezar el libro.

Álvaro.- Eso es el comienzo de toda la historia de la Murderabilia ya que, según la  ley de Milwaukee, el tipo podía escribir y publicar sus memorias pero no lucrarse económicamente con su venta. Por eso se decidió que el dinero fuera a parar a las familias de las víctimas. Pero como Dahmer murió antes de escribir el libro, esa gente se iba a quedar sin el dinero. Entonces, un juez iluminado tuvo la idea de subastar los objetos con los que realizaba las torturas y pagar, con los beneficios, a los parientes de los fallecidos. Así que toda la historia del coleccionismo  macabro viene de ahí.


Dani.- Una cosa que me ha llamado la atención es lo de Jack Ruby, el que mató a Lee Harvey Oswald, el asesino de Kennedy. En Murderabilia dices que Ruby era aficionado a los cómics y que los leía en la cárcel.

Álvaro.- Sí, y se dio una casualidad bastante rocambolesca. Resulta que el tebeo de Batman que estaba leyendo Oswald cuando lo metieron en prisión por el asesinato de Kennedy era el mismo que leía Jack Ruby cuando lo encerraron por haber matado a Oswald. ¡Y eso es cierto!


Roser.- Yo que te sigo en las redes sociales, me he pasado el verano leyendo tus lamentos en Twitter sobre lo mucho que te estaba costando hacer el cómic. ¿Había para tanto?

Álvaro.- Yo hago cómics porque es lo que me gusta pero sufro mucho durante la creación. Hay quién dice que disfruta durante el proceso pero yo, en cambio, no.

Roser.- ¿Ah no? ¿Y eso?

Álvaro.- Porque me cuesta. Es mucho trabajo y hay que tener muchas cosas en cuenta. Este, aún ha ido bastante rápido. En total tardé unos ocho meses en acabarlo. Pero… Pasarte todo este tiempo centrado en un único proyecto y hasta que no lo acabes no sabes si va a quedar bien y si al público le va a gustar… A mí sí pero… ¡Yo qué sé si una cosa que a mí me hacer reír a otro le pasará igual! Estás dibujando a la vez que piensas si el guión va a cuadrar, si se entiende bien… Mil cosas…

Roser.- Y ahora que me hablas de cuadrar el guión… Tú siempre trabajas solo, ¿no?

Álvaro.- Sí, aunque alguna vez he hecho cosas con mi hermano y, últimamente, también hubo un intento de hacer una historia con guión ajeno pero no cuajó. En cambio, del guión de la historia de Viñetas de Vida para Intermón Oxfam se encargó Isabel Cebrián, mi pareja.


Roser.- Lo he leído esta semana y te quería preguntar exactamente esto del guión sobre vuestro paso por Marruecos y las experiencias con las mujeres de la fresa.

Álvaro.- Había que darle una visión periodística y contarlo todo tal cual es. Por eso, hacerlo con Isabel era lo suyo ya que ella es periodista y, además, hacía tiempo que queríamos trabajar juntos. Pero para mis otros proyectos me gusta hacerlo todo yo. Ahora, que ya me he centrado y consigo armar las historias y contarla tal como yo quiero, seguiré haciéndolo así.

Roser.- Es que para trabajar con guión de otro, o al revés, no es fácil ya que ambos se tienen que entender muy bien.

Álvaro.- Claro, pero lo de Intermón también me apetecía hacerlo porque se salía de mi campo habitual.


Roser.- Pues volviendo a tu campo, como dices, veo que lo de hacer un montón de viñetas por página es marca Álvaro Ortiz. Siempre lo has hecho pero… ¡Esta vez te has superado a ti mismo!

Álvaro.- En esta página hay 24 viñetas y es la que me gusta más aunque hay gente que me ha dicho que me he pasado, por demasiado largo. Mientras lo hacía, pensaba que sería muy fácil pero al final fue el capítulo que más me costó armar y conseguir que todas las historias tuvieran gracia aun disponiendo de tan poco espacio para su desarrollo.



Roser.- ¡Qué barbaridad! Eso debe ser difícil de cuadrar.

Álvaro.- Pues salió un poco por casualidad. En “Cenizas”, el primer story board que hice, cuando llevaba 150 páginas hechas aún no había contado ni la tercera parte de la historia y si seguía así me iría a las 500. Algo inabordable. Entonces me lo tuve que replantear. Yo suelo trabajar con retículas y, en lugar de hacerlo con una de 12 viñetas por página pasé a otra de muchas más. Y en “Murderabilia”, de 24. Y al final he descubierto que me es muy cómodo para plasmarlo todo y que, además, me gusta el resultado.



Roser.- ¿Y tú eres de los que lo dibuja todo con lápiz y papel o ya te has pasado al ordenador?

Álvaro.- “Murderabilia” está hecho todo en ordenador. En cambio, “Cenizas” fue a base de papel y rotulador pero aquí ya he cambiado y creo que se nota. Ahora, el tiempo que me ahorro con el ordenador lo empleo metiendo más detalles. Además, a mi estilo de dibujo no le afecta mucho el cambio de dibujar o no a mano.

Roser.- A mí me gusta veros dibujar en papel.

Álvaro.- Ya… Además, si hay posibilidad de hacer exposiciones sobre el cómic, cuando está hecho en ordenador la exposición deja de tener sentido. Con “Cenizas” se planteó la posibilidad de hacer una muestra con los bocetos pero no la conseguí armar porque los originales no tenían tanta gracia y se veía todo muy repetitivo. Así que, al final, no se llegó a hacer.


Roser.- Otra cosa que habías tratado poco en tus cómics son las escenas de sexo pero aquí hay unas cuantas.

Álvaro.- Es la novedad.

Roser.- Bueno… En tu historia de Panorama de Santiago García ya había algo.

Álvaro.- Es verdad. Yo que siempre digo que en “Murderabilia” es la primera vez ahora tendré que rectificar porque en “Derretido” ya hay un amago. Pero sí, hay sexo porque iba con la historia.

Roser.- La relación de la pareja es muy importante en el desarrollo de la trama.

Álvaro.- Si la historia va de enseñarlo todo, pues a enseñarlo todo. No se podía esconder.


Roser.- Otra cosa es que tiene cantidad de conexiones con “Cenizas”. Jóvenes que no tienen muy claro qué hacer de sus vidas, animales, muerte, coleccionismo, moteles… ¡Y eso que sueles decir que no querías repetir cosas!

Álvaro.- Sí, me hice una lista de temas que no podía repetir y estaban todos esos. Al principio pensé en que los protagonistas fueran niños o personas de más edad, por lo de no repetir, pero al final salió todo otra vez.

Roser.- Y la ambientación, que siempre es en algún lugar indeterminado de los Estados Unidos, se supone.

Álvaro.- Eso tiene una explicación y es que, en los Estados Unidos, solo he estado un par de veces de vacaciones y, por tanto, no me conozco de forma suficiente el país como para ubicar la historia en un sitio concreto. No puedo decir que pasa en Milwawkee, por ejemplo, porque no tengo ni idea de cómo es la ciudad. Por eso lo dejo un poco en el aire… En algún lugar de los Estados Unidos. Ayer, incluso un colega me decía que el final del libro le hacía pensar en el Pirineo aragonés por lo de los disfraces de carnaval.


Dani.- A mi ese final con trajes folklóricos me hizo pensar en The Wiker man, una película británica que va precisamente de asesinatos rituales.

Álvaro.- No he visto la película pero sí que leí Ritual”, la novela en la que se supone que está inspirada la película. Lo empecé mientras hacía el cómic y lo terminé de leer cuando ya había acabado “Murderabilia” y, al ver que había un cierto parecido, me quedé un poco pillado.

Dani.- Eso es una sincronía.

Álvaro.- Son casualidades, como lo de la película de Kevin Smith de la que hablábamos antes.



Roser.- Y hablando del final… Intentaré preguntártelo de forma que no haga spoiler pero en casa, entre Dani y yo tenemos opiniones distintas. A mí me gusta y creo que es el final correcto. En cambio, a él le falla porque le parece un poco moralina.

Álvaro.- Esa parte es la más controvertida y ya son varias las personas que me lo han dicho. Además, en principio, tenía pensado un final distinto pero me parecía que no quedaba muy bien y estuve dudando, hasta el último momento, en si terminar con uno u otro.  Y al final pensé… Venga, ¡A por él!




miércoles, 10 de diciembre de 2014

Tres años de blog


Tal día como hoy, pero del año 2011, subía este post al blog: El fossar del corralet. Lo hacía sin saber qué ocurriría después. Si me iba a gustar hacerlo, si podría darle una continuidad y si alguien me iba a leer. Únicamente seguía los consejos de mi sabio esposo, Daniel Ausente, que me recomendó abrir un blog en lugar de intentar volver a publicar artículos en revistas de venta en quiosco, como hacía años ha. “Total, para lo que te van a pagar, mejor abrir un blog y así haces lo que te gusta”. Eso es lo que me dijo y con lo que me convenció. Pero lo que no esperaba es que la cosa fuera tan lejos y diera para tanto.


En todo este tiempo, Cosas de Absenta me ha dado grandes alegrías aunque también me ha hecho meter en algún que otro lío. Pero también, gracias al blog  he aprendido cosas que no sabía de mi ciudad, como que en la Rambla hay un parquing (ahora ya cerrado), que fue construido en un antiguo convento de monjas de clausura y que ha servido a Daniel Ausente para usarlo como escenario de su novela Mataré a vuestros muertos. O que a principios del siglo XX los espectáculos de marionetas eran más cuestión de adultos que de niños y que un tal Ramón Montserrat sabía cómo hacer llorar al público con sus espectáculos. O que en época medieval,  en los jardines del palacio Real  Menor de Pere el Cerimoniós, los leones y los osos campaban a sus anchas.


A fecha de hoy llevo 168 entradas publicadas y, entre ellas, hay unas cuantas entrevistas. Blogger me dice que son 25  y, en total, se acerca a 40 entrevistados. En ocasiones, historias orales con 3 participantes (mínimo) como cuando con Gallardo, Paco Roca y Altarriba charlamos varias horas sobre la Guerra Civil. Otras, aún con más integrantes como en las historias de los carteles del Salón del Cómic o las del premio al autor revelación. Siempre realizadas a personas que admiro por su trabajo y, con algunas, hasta he entablado amistad. 


Por otra parte, en algún momento también me he atrevido a hacer alguna trastada como a Javier Montesol, al colgar en el blog los audios sobre su etapa en Radio Juventud. Pero eso fue contando con su permiso previo, por supuesto.


Pero quizá, el caso más sorprendente para mí fue el de Xavier Theros, que escribió sobre los “Cazadores de Hermes” en El País justo cuando celebrábamos nuestro primer aniversario como grupo. Entonces, cuando le conocí, jamás habría pensado que alguna vez acabaríamos colaborando en una misma exposición - De la Vanguardia al Sidecarque aún se puede ver en la Fundació Setba.


Y hablando de la Fundació  Setba, esta es otra de las muchas alegrías que me ha dado el blog. Mi relación con ellos empezó gracias a su anterior exposición sobre la Memoria de la Plaza Real, dedicada al Taxidermista. Cristina Sampere, su directora, confió en los Cazadores de Hermes cuando se nos ocurrió presentarle un proyecto de exposición que  se hizo realidad el pasado mes de junio y que luego, cuando terminó, trasladamos a la galería Moraima.


En fin, que este tercer aniversario no podía acabar mejor. Con la participación en dos exposiciones, la colaboración en una tercera y un montón de proyectos futuros en marcha de los que aún no puedo hablar y que, poco o a poco, irán saliendo a la luz. 


miércoles, 3 de diciembre de 2014

Confesiones en la intimidad del salón con Daniel Ausente sobre “Mataré a vuestros muertos”

Mataré a vuestros muertos. Portada de Kano

Hace unos días prometía leer Mataré a vuestros muertos y entrevistar a su autor ya que lo tengo tan a mano. Ahora, mientras escribo esto, es Top 3 en la lista de los libros más vendidos en la librería Gigamesh. Además, agotadas las existencias, han tenido que pedir más ejemplares a la editorial, que también se ha quedado sin y ha mandado imprimir una segunda edición. Esto último, aún no había ocurrido el sábado cuando entrevisté a Dani en la intimidad del salón de casa. Entonces, lo único que sabíamos eran rumores que lo situaban en tercer lugar del ranquing de Gigamesh y que, al final, el lunes se confirmó.

Roser.- ¿Cómo se te ocurrió escribir esto?

Daniel Ausente.-  Hace mucho tiempo que tenía pensado hacer una especie de historia inspirándome en Super fly, una peli de blaxploitation sobre el héroe drogadicto.  Va de un camello negro que roba al gran traficante de droga, que es blanco. Yo, hacía tiempo que quería hacer algo así pero ambientado  en Barcelona y con un clan de gitanos. Por otra parte, está Attack  the  block. Otra película que me gusta y que va de una pandilla suburbial de Londres que se enfrenta a unos extraterrestres. Entonces, cuando me propusieron hacer la novela en seguida lo vi claro. Sería una historia de quinquis contra un monstruo que habita en el subsuelo de Barcelona.



Roser.- Y ahí ya me has respondido la siguiente pregunta que era si la novela surge de una propuesta tuya o bien fue encargo directo de John Tones.

Daniel Ausente.-Fue propuesta suya. Un día Tones me escribió para decirme que estaban preparando una línea de novelas con Prosa Inmortal, que tenían varias pensadas y me preguntaba si yo me quería añadir. Enseguida dije que sí, ¡Claro!

Roser.-Lo que me parece raro es que prefirieras empezar una historia nueva en lugar de continuar una que ya tenías a medio escribir y que también tocaba el tema monstruo en Ciutat Vella.

Daniel Ausente.- Esa se paró un día y ahí se quedó. Era una historia de apocalipsis en el barrio. Era el fin del mundo y, aunque no se explicaba muy bien lo que había ocurrido, empezaba en una situación de caos total con unos cuantos superviviente que aguantábamos como podíamos.

Roser.- ¿Y se quedará así? ¿Sin acabar?

Daniel Ausente.- Aún no lo sé pero me apetece mucho retomarla.

Roser.- Tras leer  Mentiré si es necesario y “Mataré a vuestros muertos” me ha parecido ver muchas conexiones entre ellas. Hasta me lío con los nombres y les llamo “Mataré si es necesario” y “Mentiré a vuestros muertos”

Daniel Ausente.- Es verdad que los nombres se parecen. Supongo que es porque empecé a escribir “Mataré” al poco de haberse publicado “Mentiré”. En un principio había pensado llamarlo “Mataré a vuestros putos muertos” pero nos dimos cuenta que ese putos era demasiado duro y que el mundo aún no está preparado para títulos de este tipo. Por otra parte, yo también veo los dos libros muy relacionados y no solo porque hablen de Barcelona sino por más cosas. Uno es una autobiografía ficcionada en la que no todo es cierto o ha ocurrido así. De hecho, el título ya lo dice. Ahí hay muchos fantasmas míos  como los subterráneos que, de pequeño, me asustaban y fascinaban a la vez. Además, también aparece el barrio chino. Pero el de los años 80, que es el de mi juventud y un sitio que a la vez me daba miedo y me atraía. Es por ahí por donde los dos libros están relacionados. "Mataré a vuestros muertos" es como una derivación pulp de cosas que me gustan y que ya aparecían en "Mentiré si es necesario" en el que, además,  hay muchas escenas de costumbrismo juvenil que, evidentemente, también aparecen en la novela.


Roser.- Y otra cosa… Qué alegría ser bestseller, ¿no? En estos momentos vas tercero en el ranquing de ventas de Gigamesh.

Daniel.- ¡A mi nivel sí! De momento, este ha vendido más que mis otros libros pero eso no nos va a quitar de seguir pasando penas a final de mes.

Roser.- Quienes lo han leído dicen que te inspiras en Lovecraft y eso sé que lo has buscado.

Daniel Ausente.- ¡Por supuesto! Las referencias son claras. En el momento que decido que el monstruo sea lovecraftiano, pongo guiños como nombres de personajes o un vínculo de cómo es posible que una mitología que normalmente sucede en la costa Este de los Estados Unidos pueda llegar a Barcelona. Pero bueno, son dioses cósmicos que están ahí. De hecho, como los mitos del cthulhu se construyeron entre varios escritores que se carteaban y tal, uno se siente libre de coger lo que le apetezca.



Roser.- Lo que no esperabas es que te dijeran que la novela recuerda a Eduardo Mendoza.

Daniel Ausente.- ¡Pues claro! Que la gente vea las referencias a Lovecraft es lógico y otro, lo de Mendoza, está muy bien y supongo que es por el tema costumbrista de Barcelona. También hay quien ha visto referencias a Eldía del watusi de Casavella. Al fin y al cabo todos son escritores que hablan de Barcelona.

Roser.- ¡Hasta te tienen en las bibliotecas!

Daniel Ausente.- Esto me ha hecho ilusión porque el libro no tiene ISBN y yo pensaba que un libro sin ISBN en las bibliotecas lo tendrían mal para encontrarlo. ¡Y mira que me hubiera gustado que “Mentiré si es necesario” estuviera en bibliotecas! En cambio, el que ha llegado es el otro, que está en la de Sant Pau, en pleno Raval y en la sección de libros que tratan del barrio.

Roser.- Pues igual también lo tienen en la Andreu Nin, que es la nuestra.

Daniel Ausente.- Ya lo he mirado y no está. En el catálogo Aladí solo consta en la de Sant Pau. Eso es bueno porque yo soy usuario de bibliotecas.

Roser.- Tú eres un chico muy observador y eso se nota en el libro. Has metido en él todo lo que has visto y oído desde que empezamos a vivir en Ciutat Vella

Daniel Ausente.- ¡Tampoco te pases! Todo no es posible pero lo que sí es cierto es que todo lo que sale en el libro viene de cosas que he visto y oído. Hasta debe de haber quien piense que soy un mirón o algo así porque, cuando voy por la calle, me quedo con todo. ¡Pero no lo puedo evitar!

Roser.-Una vez leído por alguien que viva por esta zona, como servidora, puedo asegurar que se reconoce todo, por mucho que los personajes y las calles aparezcan camuflados con otros nombres. Sé quién es la Rubia, el gitano guapo, la abuela… Por cierto, que a la abuela la describes tal como es.

Daniel Ausente.- También hay que decir que cambié los nombres de las calles donde sucede todo y les puse otros inventados: Voltés, Plom y Enriqueta Martí. Pero en realidad, aunque cojo trozos del lado del Raval, también incluyo las partes de Ciutat Vella que quedan por detrás de la Plaza Real.

Roser.- Si, conectas los diversos escenarios. Eso lo haces con el párquing de las Ramblas donde guardábamos el coche, el local de raves ilegal y el colegio de nuestros hijos.



Daniel Ausente.- Y los acerco a través de túneles subterráneos aunque, en realidad, estén más separados físicamente y los túneles no se conecten.

Roser.- Bueno, suponemos los túneles no se conectan pero lo que sí es cierto que en estos tres lugares sí que hay túneles, aunque ahora estén tapiados.


Daniel Ausente.- De hecho, el barrio chino inicialmente estaba en el Raval pero luego acabó cruzando la Rambla y saltando al otro lado. Barrio chino y Raval no eran lo mismo. Había zonas que sí y otras que no. Además, muchas de esas calles desaparecieron. Yo me acuerdo que antes, en la parte baja de la Plaza Real, donde ahora está la Escuela de diseño Elisava, se abría un callejón pequeñajo que se metía hacia dentro y que ahora ya no existe.

Roser.-Dicen que mi influencia se nota en la novela. Concretamente, en cuestiones sobre la historia rara de Barcelona, cosa que me enorgullece aunque no sea del todo cierto lo de mi ayuda.

Daniel Ausente.-  Bueno, sí que es cierto que el nombre de algún personaje viene por influencia tuya pero los dos temas básicos, el de Himmler y el del otro personaje histórico que estuvo en Barcelona a finales del siglo XIX, y del que no me gusta desvelar el nombre porque aparece hacia el final del libro, son cosas que yo ya tenía controladas aunque tú hubieras escrito sobre ellos en tu blog.

Foto:Perez de Rozas
Roser.- Exacto aunque, de este último personaje, sí que te conté algún detalle que igual te faltaba.

Daniel Ausente.- De hecho, hubo un momento en estuve tentado de escribir sobre él en El blog ausente pero al final no lo hice porque vi que ya había varios que lo trataban. Luego está lo de la Sexta Flota, que ahí sí que tú has escrito mucho sobre ello, con entrevista a Theros incluida, pero su libro lo compré yo. Y lo de relacionar las cucarachas con la Sexta Flota también fue cosa mía.

Roser.- En cuanto a lo de Himmler, se debe decir que ahí ocurrió una sincronía ya que, una vez escrito el capítulo de la carta, apareció en los diarios la noticia que se habían descubierto las cartas de Himmler a su esposa.

Daniel Ausente.-Lo del hallazgo de las cartas fue una gran coincidencia. Se publicó en la prensa justo cuando estaba escribiendo el libro, hace casi un año. Lo empecé a finales de las navidades pasadas y lo acabé en cinco fines de semana, entre enero y febrero. Después, me pasé meses corrigiendo porque lo había escrito a lo bruto, lo vomité de golpe y luego cuadripliqué el tiempo invertido en escribirlo para hacer las correcciones. Y lo de que se hallaran las cartas de Himmler me fue bien porque, como en la noticia se explicaba que se despedía de su esposa diciéndole Viajo a Auschwitz, besos, tu Heini, lo aproveché para añadirlo en una de las muchas revisiones que hice.

Roser.-Y lo del solar vacío de l’Arc del Teatre donde viven las ratas también te lo conté yo.

Daniel Ausente.-Tú pasas por allí a diario y en la novela describo una persona que pasa por allí… ¡Y la matan! (risas). Hay tres capítulos protagonizados por animales. Uno era el de las ratas, y me estaba costando mucho porque, en principio, no tenía que haber animales en ese episodio. Solo era el atraco a un banco por un par de quinquis y la muerte de uno de ellos en el solar. Luego, cuando me contaste lo de las ratas di con la solución.



Roser.- Por cierto… ¿Sabías que justo allí es donde estaba Madame Petit? El prostíbulo más lujoso del chino a principios del siglo XX.

Daniel Ausente.- Anda, vaya… Pues eso sí que no lo sabía y lo podría haber utilizado en la novela.

Interior de una de las habitaciones de Madame Petit sobre 1932 (A. Paco Villar)
Roser.- ¿Hablamos de La condesita o bien la dejamos que la descubran los lectores?

Daniel Ausente.-Mejor que la descubran ellos… 




sábado, 22 de noviembre de 2014

Tots els meus carrers: la Barcelona de Xavier Theros



El pasado jueves 20 de noviembre acudí a la antigua Fábrica Lehmann con algunos de mis compañeros “Cazadores de Hermes”. Estábamos allí, en la sede de la editorial Comanegra, para asistir a la presentación del nuevo libro de Xavier Theros, Tots els meus carrers, ilustrado con fotografías de Consuelo Bautista. Un relato autobiográfico ambientado en la Barcelona de su infancia y juventud en el barrio de Sants.

El papel de maestro de ceremonias recayó en Sergio Vila-San Juan, el escritor, periodista y  actual director del suplemento Culturas de La Vanguardia. Además, conoce bien a Xavier, cosa que se nota y se agradece cuando vas a la presentación  de un libro que sabes que te gustará.

Es una obra arriesgada e innovadora, tal como decía Vila-San Juan, porque mezcla recuerdos personales con la crónica objetiva de la ciudad. Algo que, hasta ahora, nadie se había atrevido a hacer. Y si lo que Sergio y Xavier pretendían, con su charla, era crear expectativa e interés por el libro, desde luego lo consiguieron. Leyéndolo, será la única forma de conocer las aventuras inexplicables del tío Enrique, que era anarquista y del que, cuando se hablaba de él, la familia siempre acababa por advertir que “això que t’explico no ho diguis a ningú”. Historias que me hicieron pensar en las aventuras del Capitán Puig, un aeronauta loco protagonista de las reuniones de mi familia ya que, el día de la Mercè de 1939, acabó colgado del balcón de mis abuelos. O de mi abuelo materno, al que no llegué a conocer y que las pasó canutas metido en una checa de la FAI durante la guerra civil. Todas, historias anónimas que si no fuera por las consultas a la hemeroteca, las entrevistas realizadas a sus protagonistas o sus diarios personales, poco o nada habríamos sabido de ellos porque forman parte de la historia no escrita. La que no aparece en los manuales ni se explica en las escuelas.


Xavier sabe innumerables anécdotas dignas de ser contadas. De algunas, ya ha hablado en libros anteriores, en sus artículos de prensa o en entrevistas como la que le hice en este blog. Relatos sobre el pasado espiritista de las mujeres de su familia, el miedo a la catalepsia o las aventuras del pintor y policía Ángel Cánovas, por poner unos poco ejemplos.

Yo, que no suelo pedir a los autores que me firmen sus libros, esta vez me decidí a hacerlo por las palabras de Joan Sala, el editor de Comanegra. Aseguraba estar convencido que, dentro de 50 años, los libros de Theros valdrán una fortuna en las librerías de segunda mano ya que, si ahora son tan buscadas y valoradas las crónicas barcelonesas de entre 100 y 50 años atrás, las suyas aún lo estarán más. Eso espero. Pero lo que sí es seguro es que, ahora, todo lo que escribe y cuenta Xavier me gusta, me interesa y, además, me ha servido para descubrir cosas realmente increíbles. 



viernes, 14 de noviembre de 2014

Cosas de "Las guerras silenciosas" que me cuenta Jaime Martín




Cuando entrevisté a Jaime por primera vez a raíz de la reedición de Sangre de barrio por Norma Editorial ya me habló de Las guerras silenciosas. Entonces estaba en pleno proceso de elaboración pero no fue hasta el pasado Salón del Cómic deBarcelona (2014) que se publicó en España. Antes ya lo había hecho en Francia, tal como últimamente le suele ocurrir, que primero lo editan en el país vecino (donde la industria del cómic es muy potente) y luego en el suyo propio. Por eso hemos tenido que esperar tanto tiempo para disfrutar de una historia real, vivida por su padre durante el tiempo en que estuvo en Ifni realizando el servicio militar.

Esto ocurría en 1962, solo cuatro años después del alto al fuego de un conflicto armado, jamás declarado oficialmente ni tampoco terminado. Para los españoles parecía que nunca hubiera pasado. De hecho, las autoridades franquistas se encargaron de ocultarlo a la sociedad hasta el punto que muchos de los jóvenes que empezaban la mili allí lo hacían si saber qué había sucedido poco tiempo atrás.

He leído este cómic un par de veces. La primera, poco antes de su edición española y, a medida que lo hacía, se me ocurrían tantas cosas de las que hablar con Jaime que decidí entrevistarlo. Lástima que, entre unas cosas y otras, el tiempo fue pasando y yo sin decirle nada de nada… Hasta que hace unos días le puse remedio al asunto y ahí está el resultado.


¿Qué te llevó a contar la mili de tu padre?

En cierta forma no se me ocurrió, simplemente estaba ahí. Mi padre nos contaba sus aventuras en Ifni desde que éramos niños, continuó siendo veinteañeros y siguió cuando llegamos a la cuarentena. Mi madre se lo tomaba a risa, pero el asunto empezaba a ser preocupante. Mi padre tenía una fijación con su servicio militar. Desde el punto de vista historietístico siempre me pareció interesante, pero no me veía capaz de abordarlo, te hablo de 15 años atrás, así que lo dejé aparcado. Creo que en 2006 hice un intento, dibujé unas viñetas, escribí algo, pero en seguida lo abandoné. Luego, al releer la libreta de memorias de mi padre y descubrir algún documento nuevo, volví a tener esa sensación de que ahí había algo interesante.


Con “Las guerras silenciosas” es casi inevitable pensar en otros cómics como El arte de volar y Un largo silencio que, aunque tratan de otra guerra, cuentan también la historia de los padres de sus autores, Gallardo y Altarriba.

Claro. Cuando recibes una historia de tus padres, algo que les marcó de alguna manera, lo tratas como un tesoro, con un gran respeto. Desde mi punto de vista hay dos opciones para trabajar con una historia personal de esas características: Convertir el relato en una historia de ficción, trastocándola si fuera necesario para adecuarla a los cánones al uso, o bien contar la historia tal como la vivieron tus padres, en la medida de lo posible, e incluyéndoles como protagonistas. Yo opté por la segunda, como en los ejemplos que ponías. A mis padres no les hubiera importado que hubiese tirado por la primera vía, pero para mí era más respetuoso hacia ellos tratar la historia tal como lo hice. Para ellos fue un regalo. Aunque mi madre no llegó a ver el álbum publicado, sí conoció e intervino en buena parte del proyecto. De cara al lector también creo que es mejor, más honesto, trato de presentar unos hechos de la forma más realista posible, sin aspavientos ni fuegos artificiales.



Debo reconocer que en algún momento, mientras escribía el guión, me arrepentí de no haber llevado la historia por la vía de la ficción, donde siempre hay el cobijo, si se quiere, de los estándares, de los patrones a seguir.  No dejaba de torturarme a mí mismo pensando que aquello no podía interesar más que a cuatro nostálgicos de Sidi-Ifni, que Dupuis, la editorial para quien realicé el álbum, me diría que aquello le importaba menos que cero a los lectores franceses… Afortunadamente me equivoqué y la acogida ha sido extraordinaria.


El caso de Altarriba y Gallardo es algo distinto ya que fueron ellos quienes instaron a sus padres a escribir las memorias, muchos años después. En cambio, el tuyo las escribió tras acabar el servicio militar. ¿Por qué lo hizo?

Recuerdo haberle oído decir que aquellos 18 meses fueron los más intensos de su vida. No sé si lo dijo muy en serio o no, en cualquier caso le marcó profundamente y quiso dejar constancia de ello, para no olvidar ni un detalle. Escribió muchas páginas, tantas que tuve que descartar un montón de anécdotas e historias muy buenas. Y a pesar de escribir todo aquello, se aseguró que también las recordarían sus hijos y esposa, por eso nos las contaba una y cien veces.


En cierta forma lo comprendo. Mi padre le deslizaba notas de amor a mi madre bajo la puerta del patio donde vivía. Tenían 8 o 9 años. Luego, con 18, empieza a descubrir un montón de cosas excitantes, en aquellos años grises, y cuando está en el mejor momento de su vida, cuando se ha enrollado con la chica que siempre quiso desde niño, lo raptan y lo mandan a un territorio desértico, en el continente africano, donde tres años antes han estado en guerra y las hostilidades pueden reanudaste en cualquier momento. Hambriento, sediento, comido por los chinches…


No vino ni una vez a la península. Bueno, como mínimo es para enfadarse… Y en cierta forma ese es un elemento recurrente en mis historias. Esa oposición entre el mundo de los jóvenes y el de los adultos. Esa odiosa barrera que una vez traspasada te convierte en una oveja más del rebaño, cargada de ataduras y responsabilidades que impedirán que te conviertas en un elemento autónomo, crítico… peligroso.


Lo mandaron a Ifni, en 1962, sin tener ni idea de lo que había pasado allí pocos años antes.

Parece ser que entre los jóvenes de la época se comentaba con cierta extrañeza la cantidad de reclutas que se enviaban a África. No sabían muy bien por qué, pero habían muchas posibilidades de que te tocase aquel destino. Y en su caso también fue así.

Franco ya se ocupó de pasar de puntillas por el tema. La información fue mínima y maquillada a medida. Nadie supo de esa guerra, en todo caso se trató de una escaramuza de bandidos mal armados. Si el conflicto se hubiese vuelto a reproducir, no hubieran salido bien parados, como ya ocurrió en 1958. Era un ejército pésimamente equipado, mal alimentado y, lógicamente, sin ninguna motivación.


Y tu madre, en Barcelona, esperándolo casi dos años. Esa también es otra historia, la de las chicas que se quedaban en casa esperando la vuelta de sus novios en pleno franquismo.

La parte civil del álbum era el complemento necesario, el contrapunto que daría a la historia la dimensión que necesitaba. Fue una sugerencia de mi madre. La historia no sería nada sin ese punto de vista que permite completar el círculo.

Esta parte de la historia ayuda a comprender la maquinaria represora franquista. Ese trabajo de fondo que hacía mella en las mujeres, orientándolas a un papel de esposas, madres y guardianas de la fe y las buenas costumbres. Mi madre confesaba que se sintió un poco avergonzada de habernos tenido demasiado tarde. Mis dos hermanos y yo nacimos cuando ella ya había cumplido los 27, imagina cómo era la presión social para llegar a sentirse mal por ser madre de tres niños con esa edad.


Me gusta mucho este cómic porque mezclas muy bien tu propio presente con la juventud de tus padres. Dos épocas muy distintas…

Siempre me ha gustado mucho trabajar los contrastes. Es cuando trabajas la oposición entre caracteres, situaciones o lo que sea, que empiezas a disfrutar de una historia. Puedes tomar partido por uno u otro, o simplemente observar lo que se muestra sin más. Pero enfrentar elementos dispares siempre mueve neuronas, favorece la discusión, los momentos de humor…



A menudo recuerdo lo bien que me lo pasé con algunas portadas que hice para la revista El Víbora, en los 90, donde explotaba este tipo de situaciones.


Se te ve sufrir un montón a la hora de elaborar el guión. ¿Tanto te costó hilvanar la historia?

El guión siempre es la parte que más me cuesta, pero en este trabajo fue más duro aún. Yo intentaba contar esa historia personal, pero sin olvidar en ningún momento que hacía un tebeo para el resto de la gente. Ellos no tienen por qué estar interesados en lo que vivió mi padre durante su servicio militar. Encontrar el tono adecuado y conseguir el equilibrio necesario para que todos pudieran sentir la historia como suya me obsesionaba. Quería una historia para los lectores, para mis padres y para mí. Sí, la historia también tiene que ser para mí, porque trabajaré en ella durante más de un año, día a día, y si no tengo un fuerte compromiso con el proyecto puede convertirse en algo aburrido y tortuoso, y uno no se dedica a hacer tebeos para aburrirse. Así que escribí de forma lenta y reflexiva, luego reescribí una gran parte y trabajé de forma más visceral, y acabé haciendo un storyboard completo, cogiendo lo mejor de cada borrador.


La cuestión es que tu padre lo pasó fatal. En cambio, a vosotros, de niños os contaba otra cosa... Como si hubiera vivido una gran aventura fascinante.

De pequeños no quería contarnos desgracias, claro, así que nos explicaba aventuras, como cuando amaestró una ardilla y cosas así. Luego, de adultos, fuimos conociendo las partes menos divertidas de su mili, todas las incomodidades, el hambre, los parásitos… Lo peor lo guardó en su libreta. Trató de arrinconar su frustración en aquellas páginas y contar lo menos malo, como tratando de olvidar que le robaron un tiempo precioso, el más valioso, el tiempo de la juventud. En la libreta se aprecian momentos de odio hacia los superiores, como cuando abusan de su autoridad y golpean a los reclutas, o situaciones similares.


¡Este relato te ha dado para mucho! Hasta el argumento para tu nuevo cómic en el que estás trabajando ahora, ¿no?

Estoy trabajando en la historia de mis abuelos maternos. No es una continuación de Las guerras silenciosas, no soy amante de las series. Simplemente tiene en común que es también una historia familiar, anterior en el tiempo, donde algunos personajes repiten.


Volviendo al tema de la oposición entre el mundo de los jóvenes contra el de los adultos, trataré de cómo el conflicto les privó de aquello que les hubiera tocado vivir como chavales de 20 años que eran. Los dos vivieron acontecimientos extremadamente violentos que les marcaron para siempre. Mi abuela, con 80 años cumplidos, aún lloraba cuando recordaba a sus amigos asesinados por los fascistas, tirados en la calle a modo de ejemplo. Es una historia muy difícil, donde se mezcla lo personal y lo histórico. A mí me gustan las historias pequeñas, por eso la parte personal tiene más protagonismo, mientras que el contexto histórico es algo que simplemente está ahí y no se puede eludir. Será la "Historia" contada por mis abuelos, la que ellos vivieron, no la de los libros. No me preocupa que pueda parecer parcial, me limito a contar cómo vivieron ellos esos años.