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Retrato de Felipe V por Miguel Jacinto Meléndez, 1712 |
Cuando hablamos de la
Guerra de Sucesiónde 1714 lo primero que me viene a la mente es
Felipe V derribando el barrio de
la Ribera tras un asedio brutal de la ciudad, comandado por el
duque de Berwick, y
al ingeniero
Joris Prosper Van Verboom diseñando una temida ciudadela militar para
ubicarla justo allí donde estaba el barrio derruido.
Si me fijo en el otro
bando veo al archiduque
Carlos de Austria conquistando la zona de la Plana de
Lleida gracias al apoyo de los hermanos
Desvalls (Manuel y Antonio), que en 1705
lo habían proclamado rey en l’Urgell, la Segarra, el Segrià y la Ribagorça.
Uno,
Manuel, era el
gobernador del castillo de Cardona
desde 1711 y el otro,
Antonio, el marqués de Poal que en 1714 llegó a ser el
comandante de toda la resistencia de fuera de Barcelona. Es decir, que los
protagonistas de ese momento histórico siempre han sido hombres.
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Antoni Desvalls, marqués de Poal |
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Manuel Desvalls, gobernador del castillo de Cardona
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Un buen contrapunto a esta visión tan
masculina de la guerra es el que aporta
Patricia Gabancho en su libro
Les dones del 1714, donde nos descubre un buen número de mujeres que
participaron en dicha guerra y de las que poco (o casi nada) se sabe. Una de
ellas era la hermana de
Antonio y
Manuel Desvalls,
Manuela, que jugó un papel
tanto o más importante que el de ellos. Manuela no estuvo al pie del cañón
defendiendo el castillo de Cardona ni tampoco al mando de la resistencia sino
que residía en un convento benedictino. Concretamente, en el de
Vallbona de les Monges. De hecho, era la Abadesa y utilizaba su posición privilegiada para
colaborar con el cuerpo de espionaje de los hermanos
Lleonart, al servicio del
bando austriacista, que interceptaba el correo enemigo y enviaba hombres y
armas a Barcelona para seguir luchando.
Manuela llevaba a cabo su misión con
total discreción y jamás llegó a ser descubierta. Su condición de religiosa era
una tapadera perfecta que le permitía pasar información sin levantar ninguna
sospecha, cosa que hacía escribiendo y copiando mensajes para las tropas
austriacistas. Lástima que su red de espionaje no consiguiera evitar la caída
de Barcelona el 11 de septiembre de 1714 ni siete días después la del castillo
de Cardona tras la cual sus hermanos Antonio y Manuel se exiliaron a Viena.
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Barcelona, en 11/09/1714 según Jacques Rigaud |
Acabada la guerra, ella siguió en el
monasterio escribiendo de forma anónima a favor de la causa hasta que, en 1718,
la mayoría de sus defensores fueron encarcelados. Ella, al no haber sido
descubierta, continuó en
Vallbona de les Monges donde aparece documentada como
bolsera (tesorera) del monasterio hasta el momento de su muerte, en 1743.
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