lunes, 23 de septiembre de 2013

Mercè 85




En un día como hoy supongo que lo correcto sería hablar de los actos de la Mercè de este año y de su cartel. Del cartel hablaré más tarde, ya que el cartelismo publicitario es una de mis debilidades y no quiero dejar pasar la ocasión de comentar el gigante volador de Joan Fontcuberta pero primero mi atención se centra en esto que les  acabo de mostrar.

Se trata de un librillo con el programa de las fiestas de 1985 que el ayuntamiento socialista encargó a unos cuantos artistas del underground barcelonés que yo admiro profundamente. Lo encontré por casa el otro día mientras hacía limpieza y no me pude resistir a echarle una ojeada y guardármelo para hoy.  

La portada de Damià Carulla muestra una legión de jóvenes barceloneses disfrutando de un concierto en la Recta de l’Estadi. En un primer plano y, de cara al espectador, hay una pareja con un aspecto muy de los años 80 y, junto a ellos, Felipe Borrallo botella en mano. Era la Barcelona preolímpica y aún faltaba un año para que fuera designada sede de los Juegos Olímpicos de 1992. La movida madrileña estaba en su plenitud y, en Barcelona, los artífices del underground eran la meca de la modernidad y recibían multitud de encargos.

En las páginas interiores de ese programa de la Mercè hay un puñado de historias sobre gegants, dracs, la mostra de vins y conciertos en un Montjuïc muy distinto al que conocemos hoy en día. Ahí están  algunos de los autores de publicaciones míticas como El Víbora y Cairo: Max, Gallardo, Martí, Mariscal, Pere Joan, Montesol... Por supuesto que, cuando esto cayó en mis manos, corrí a contárselo a Miguel Gallardo y Javier Montesol.

Historia de Martí incluida en el programa 
Ese año Los Rebeldes actuaban en la Recta de l’Estadi y Miguel fue el encargado de inventar una historia al respecto que tituló Rock a Montjuïc. Sobre ello, me confesó que en esa época, los del Víbora arrasábamos con todo. Éramos los chicos mimados del gobierno socialista”De eso no me cabe ninguna duda ya que sus trabajos para el ayuntamiento aparecen una y otra vez.



A Javier le confiaron una página relativa a la Mostra de cuina i vins de la Rambla de Catalunya y, según sus palabras "este tipo de encargos eran de muy agradecer pues éramos, como ahora, paupérrimos y este tipo de cosas siempre daban una alegría. Lo que rompió la baraja fue el encargo a Mariscal de la mascota y el diluvio de prebendas que vino después, pues dejó al resto del personal a la altura del betún. Cosas de la vida."


Mostra de vins y conciertos en Montjuïc a parte, me ha llamado la atención que las corridas de toros en la Monumental formasen parte de los festejos de la Mercè, cosa que confirma la tradición torera que había en Barcelona y de la que ya he hablado en otras ocasiones.  En cambio, ahora es imposible ver toros en nuestra ciudad.

Si damos un salto en el tiempo y nos plantamos en las fiestas de este año, lo primero que me viene a la cabeza es la imagen de un gegant que sale despedido de Barcelona cuál hombre bala. ¿Y eso qué significa? ¿Que se marcha de Barcelona? Espero que no.



El ayuntamiento, en su línea de contratar a artistas reconocidos para la realización del cartel, este año se lo ha pedido a Joan Fontcuberta. Célebre fotógrafo que, recientemente, ha ganado  un merecido premio Hasselblad. Pero que sea excelente en su campo no significa que sepa hacer un buen cartel. De esto hablé largo y tendido hace un tiempo con un puñado de dibujantes e ilustradores que, en algún momento de su vida, han realizado carteles para el Salón del Cómic de Barcelona. Uno de ellos, Max concretamente, tiene este precioso cartel del correfoc de la Mercè de 1986 mientras Gallardo, en 1989, anunciaba el Ball de gegants.



Hacer un buen cartel para un evento de este tipo, y contentar a todos, no es tarea fácil. De hecho, hasta los hay que han generado algún que otro escándalo como le ocurrió a Nazario en 1999.



Con Nazario ocurrió lo siguiente. El ayuntamiento le pidió que, para el cartel de ese año, remarcase el valor de la integración de etnias y culturas y diera una imagen de ciudad multiculti, en la que todo tipo de razas se sintieran a gusto. Nazario se fijó en que entre los gegants siempre hay alguno moro y lo metió en el cartel, acompañado de una caligrafía inspirada en la lengua árabe.Eso no gustó nada al arzobispo de Barcelona, Ricard María Carles que, durante el sermón de  la misa de la Mercè, se quejó que el cartel hubiera omitido los orígenes cristianos de la fiesta.

Tal como dice Gallardo, hubo un tiempo en que los del Víbora y compañía arrasaban con todo. Él mismo ha hecho de todo. Es tanta su producción que parece que tengo tema para hacer una antología “Todo Gallardo” de gráfica de Barcelona.  Cualquier día será. De momento, aquí dejo una pequeña muestra de sus ilustraciones sobre Barcelona.




4 comentarios:

  1. Me ha encantado esta entrada de tu blog...la verdad es que eran otros tiempos...ahora seria imposible con la corrección política. Las olimpiadas barrieron cualquier atisbo de indenpendia cultural, nos volvieron modernos y fashion y se acabó todo...

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  2. ¡Gracias David!
    Siempre se agradece recibir nuevos lectores por el blog. Y sí, los años 80 eran otros tiempos muy distintos a lo que vivimos ahora. Por eso me gusta rememorarlos cada vez que encuentro algo de esa época.

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  3. tengo algo similar para un día de estos, representa mucho para mi el pasar por delante de la tienda.
    hay ciertas cosas que evocan
    Salut

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    1. Me imagino de qué tienda estás hablando y Miguel Gallardo y Felipe Borrallo tienen mucho que ver.¿Es así?

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