jueves, 27 de junio de 2013

El Refugi 307


 

La mañana de sábado que visité el Refugi 307 cayó un diluvio en Barcelona. Me pilló en la Boquería haciendo la compra semanal mientras mi familia me espera a salvo en casa. Mi hijo Marc aguardaba impaciente por acudir al refugio de la guerra civil que se conserva en la calle Nou de la Rambla, en el barrio de Poble Sec, al pie de MontjuïcPor suerte la lluvia cesó en cuestión de minutos y, mientras volvía a casa, apareció un sol radiante. Así que al final pudimos realizar la visita que teníamos programada y que hacía tiempo que queríamos hacer. De hecho, lo intentamos durante “La nit dels museus” pero desistimos por la inmensa cola que había.

Este es uno de los más de 1.400 refugios antiaéreos construidos en Barcelona durante los bombardeos de la Guerra Civil y uno de los pocos que quedan en pie. Fue construido gracias a la participación de los vecinos del barrio, que pusieron todo su empeño en conseguir un lugar seguro donde refugiarse en caso que al ejército de Franco le diera por bombardear la población civil, como desgraciadamente ocurrió. Pero dado que la mayoría de hombres se encontraban luchando en el frente, la construcción de los refugios fue más cosa de mujeres, niños y ancianos.

Construcción del refugio de Poble Nou (Foto de Manel Centelles) - Archivo personal de Alicia Bou

Hasta que visité el refugio, yo estaba convencida que el ingeniero responsable de su construcción era Ramón Perera a petición del organismo de la Generalitat que se encargaba de proteger la vida de la población civil (la Junta de Defensa Pasiva). Pero resulta que Perera fue ingeniero de casi todos los refugios excepto este, del que se encargó un vecino de Poble Sec cuyo nombre ha quedado en el anonimato por deseo expreso de su familia.

Este es uno de los refugios más grandes de la ciudad. A diferencia de casi todos los demás, en que para entrar hay que bajar varios metros, este tenía tres puertas de acceso distintas y siempre se llegaba a su interior por un camino plano. Ello se debía a que fue excavado en el interior de la montaña. Una vez dentro, un recorrido en zig-zag (que servía para resistir la onda expansiva de la metralla) conducía hasta el primer gran túnel.



Aunque inicialmente estaba previsto que tuviera 400 metros de túneles, se acabaron construyendo la mitad, todos ellos cubiertos por la típica “volta catalana”. En su interior podía albergar 2.000 personas sentadas en bancos de madera que bordeaban casi todos sus muros. Además, había lavabos, cocina, una enfermería, un manantial de agua y un espacio infantil que quedó a medio construir.

Al fondo, la actual puerta de acceso principal y, a la izquierda, los lavabos
Sus paredes estaban repletas de letreros con recomendaciones y prohibiciones con frases como “prohibido gritar”,  “se ruega ser respetuoso con los demás” o “se prohíbe fomentar el pesimismo”. Esto último, de vital importancia si pensamos que en ocasiones pasaban muchas horas hasta que la población pudiera regresar a su hogar. Una persona negativa que sólo hablase de las pocas (o nulas) posibilidades de sobrevivir podía ser fatal para el resto de sus compañeros de reclusión.


Una vez concluida la guerra el refugio quedó abandonado por unos cuantos años hasta que allí se instaló una fábrica de vidrio y el refugio se utilizó como su almacén. Luego, años más tarde, tuvo otros usos como residencia de una familia de gitanos que, inicialmente, pensaba construirse una barraca en lo alto de Montjuïc y que vivió allí toda una década. De hecho, en el interior del refugio hay una chimenea construida por esa familia gitana y quedan testimonios de vecinos que recuerdan lo “mona y acogedora” que llegó a ser esa vivienda. XavierTheros me lo confirmó unos días más tarde en una larga entrevista que le realicé y que me guardo para la semana que viene. 

Chimenea construida por la familia gitana que se instaló a vivir

Mapa del interior de Refugi 307, editado por el MUHBA


martes, 18 de junio de 2013

Buitre Buitaker, el ave carroñera que reside en Colón


Entre finales de los años 70 y la década de los 80 al monumento a Colón le ocurrieron un par de cosas que merecen mi atención. Una es que en 1985 Christo desistía de su intención de empaquetar a Colón tras 10 años de negociaciones con el Ayuntamiento. Pero no me extenderé en el tema ya que hace muy poco le dediqué un post.

En cambio, de lo que hoy sí quiero hablar es de la otra cosa que le ocurrió a Colón. Resulta que a finales de los 70 fijó su residencia un buitre leonado peculiar, nada parecido a las aves rapaces que habitan en lo alto de edificios emblemáticos de la ciudad para controlar esas molestas plagas de palomas que a mí me asustan tanto.

Ese buitre leonado del que les hablo es Julio Buitaker de Tordesillas, más conocido como Buitre Buitaker. Antiguo militar facha perdido y adicto a todo tipo de drogas. Además, le gusta fanfarronear, vestir ropa cara y coleccionar películas guarras. Vive en lo alto del monumento a Colón junto a Blasito que le hace de mayordomo y, de tanto en tanto, ambos reciben visitas como las del primo de Buitaker (Rafael) o el amigo de Blasito, Paquito.


Todo este elenco de personajes es producto de la imaginación de Miguel Gallardo y Juanito Mediavilla, también  responsables de Makoki y la basca,  de lo que en su día ya hablé con Gallardo y lo publiqué en el blog.


Pues eso, que el Buitaker es extremadamente facha, se pone ciego a la menor ocasión y se ríe de una forma muy característica… “Haw, haw…”. Pero lo más raro de todo es que sus historias se publicaron durante tres años en el ABC. Eso fue entre finales de los 80 y principios de los 90 aunque antes ya habían aparecido en Disco Express, El Víbora y en el álbum “Buitre Buitaker. No hay color” de Ediciones la Cúpula.



 Yo, extrañada de que fuera posible publicar algo así en el ABC, acudí a Gallardo. No me cuadraba que las historias del Buitre Buitaker llegaran a aparecer en un diario tan retrógrado, por mucho que el ABC de entonces no fuera como el de ahora. Pero resulta que ni él mismo lo acaba de entender. Su respuesta fue clara “no tengo la más repajolera idea… En principio nos contrató uno de los hijos de Berlanga, no el músico, que trabajaba en el ABC en Gente y Aparte, una sección enrollada donde participaba lo mejor de la movida y el underground. El arreglo fue: un chiste sobre un tema y la tira del buitre que la hacía yo sólo y luego con Nacho Villaro, mi ayudante de entonces. Al principio la cosa fue suave porque no quería líos, pero al ver que no pasaba nada fui subiendo el nivel de las drogas y el facherío. Mi teoría es que ninguno de los lectores habituales se paraba un minuto a leer aquella sección, exceptuando un capitán majara de la legión que se cabreo un poco, hasta que un día alguien lo hizo…Leerla… La semana siguiente nos llamaron diciendo que no hacía falta que entregáramos más, pero a lo tonto, fueron 3 años.”



Quizá, como dice Gallardo, nadie leía las historias que publicaba en el ABC excepto ese capitán de la legión que se cabreó y ese alguien que se dio cuenta de lo que allí se hacía y se decía y que fue el responsable que Gallardo y Villaro acabaron en la calle. Pero entre una cosa y otra, a lo tonto como dice Miguel, pasaron tres años.



Actualmente, en pleno 2013, a la estatua de Colón le siguen pasando cosas. La última es que hace unos días los de Nike y el Ayuntamiento decidieron que fuera culé. Por suerte ya le han sacado la camiseta del Barça, cosa que el Buitre Buitaker debe agradecer un montón. Pero ahora aún le queda un peligro mayor que es enfrentarse a legiones de turistas que le robarán la intimidad cada vez que suban a lo alto de su morada, de la que justo aquí abajo les dejo el plano.



martes, 11 de junio de 2013

Georges Méliès "la magia del cinema" me emocionó



La semana pasada acudí a CaixaForum para ver la exposición sobre Georges Méliès sabiendo que me iba a gustar ya que contenía todos los ingredientes para que así fuera. Teatros de sombras, linternas mágicas, zootropos y otros cachivaches del pre-cine, autómatas, trucos de magia, dibujos, fotografía, fantasía y mucho cine.

Autómata de arlequín de finales del siglo XIX.- La Cinemathèque française

Disco de fenaquitoscopio con ilustraciones de monstruos, Reino Unido 1833 La Cinemathèque française
 La exposición me entusiasmó y superó todas mis expectativas. Mientras estaba allí, disfrutando de todo lo que había, pasaron muchas cosas por mi mente. Me acordé de Josep María Queraltó y el día en que lo entrevisté. También pensé en mis años de estudiante en la UB junto a profesores como Miquel Porter y Palmira González que me inculcaron su amor por el cine y, especialmente, por sus inicios. Y no exagero si digo que en algunos momentos me llegué a emocionar viendo fragmentos de algunas de las películas que se conservan en la Cinémathèque française.

Sólo empezar la exposición encontré un teatro de sombras seguido de un montón de placas de vidrio para linternas mágicas, todas fascinantes. Pero mi sorpresa fue mayúscula al ver representadas un par de escenas tituladas “los poderes de Satán” y “la caldera del diablo”, de Habert y Hennetier (1860) que se conservan en la Cinémathèque y que hace escasos días me mostraron en twitter, sabiendo de mi afición a cosas como estas.

Los poderes de Satán.- La Cinemathèque française
La caldera del diablo.- La Cinemathèque française
Luego, investigando sobre el tema, he descubierto que forman parte de una serie de placas para linterna mágica que se conocen con el nombre de “Diablerías que se publicaron en París entre los años 1860 y 1900. En ellas siempre aparecen demonios, esqueletos y otros personajes fantásticos a veces en posiciones grotescas o realizando gamberradas impensables. Pero lo mejor de todo ha sido saber cómo fueron realizadas. Las figuritas esculpidas en barro y, posteriormente, fotografiadas con una cámara stereo para poder ser vistas a través de una linterna mágica.

Cartel para un sainete de magia en el Robert Houdin (1889)
Pero volviendo a Méliès, de él hay que saber que empezó en el espectáculo ejerciendo de mago en el Teatro Robert Houdin, del que fue su director hasta que descubrió el cinematógrafo Lumière y se enamoró de él. Le gustó tanto el invento que intentó comprar un prototipo a los hermanos Lumière pero ellos se negaron aduciendo que no había futuro para su invento. Méliès no se dio por vencido y acabó comprando un prototipo parecido a Robert William Paul que utilizó para construir una cámara a su gusto con la que filmó su primera película, “Partida de naipes”
 



Tras esa primera filmación llegaron otras y la fama con ellas, hasta que llegó el momento en que decidió montar un gran estudio de cristal en Montreuil para hacer de él una fábrica de sueños. Allí realizó la mayoría de sus películas, Viaje a la luna (1902) incluida. 


Escena del encuentro con los selenitas en "Viaje a la luna"
El estudio de cristal de Meliès.- Colección particular
Todo ese mundo de sueños y fantasía construido por Méliès se acabó yendo al traste por culpa de la guerra. Los hombres se fueron al frente y el resto de la población, angustiada por la situación que le tocaba vivir, fue perdiendo el interés por la magia del cine hasta que la guerra terminó y Méliès se arruinó. Entonces su única salida pasaba por deshacerse del estudio y sus películas. Y eso es lo que hizo en 1923. Se retiró del mundo del espectáculo e inició una nueva vida regentando la tienda de juguetes que su esposa (Jeanne d’Alcy) tenía en la estación de tren de Montparnasse. Allí estuvo Méliès,  triste y amargado, hasta que Leon Druhot (director de “Cine Journal”) dio con él y lo devolvió a la fama. De esa época oscura de Méliès, alejado del cine, hay algunos dibujos en la exposición que me parecieron fascinantes...

Méliès y Jeanne d'Alcy en la tienda de la estación de Montparnasse (1930).- La Cinemathèque française
Así se sentía Méliès en su tienda de juguetes. Autorretrato (1930).- La Cinemathèque française
Mientras yo seguía emocionada con todo lo que veía no pude evitar pensar en Segundo de Chomón y en el gran trabajo de recuperación y restauración de sus películas realizado por la Filmoteca de Catalunya. Gracias a ello, hace unos años pude ver en el Festival de Cine de Sitges un gran número de ellas. Dicho esto, y dado que en Cataluña conservamos material de sobras sobre Chomón, sería bueno que alguien pensara en dedicarle una exposición.

Segundo de Chomón
Segundo de Chomón fue un personaje clave para la historia del cine aunque quizá no haya llegado tanto al gran público como sí lo ha hecho Méliès. Nació en Aragón (concretamente en Teruel en 1871) aunque pronto se instaló en Barcelona tras haber estado en Paris fascinado por el cinematógrafo Lumière. En Barcelona fundó la productora “Macava y Carro” y empezó a experimentar con los trucajes cinematográficos igual que, a su vez, hacía Méliès en Paris.

Chomón, igual que Méliès, era un genio con los trucajes para los que se servía de maquetas, sobreimpresiones, dobles exposiciones, algo de pirotecnia, animación fotograma a fotograma y coloración de películas a mano. Así conseguía resultados impresionantes como en “El hotel eléctrico” (1905)  en que unos  turistas recién llegados se sorprenden de que las maletas se vayan solas a su habitación y alguien invisible les limpie los zapatos, los peine, los afeite y escriba una carta a los parientes que se han quedado en casa.


Sobre la coloración manual de películas debo decir que Chomón era experto y que tenía un taller especializado en Barcelona. De hecho, parece que desde este taller fueron coloreadas algunas de las películas de George Méliès, una de las cuales pordría ser “Barba-azul” (1902), como se indica en el catálogo de la exposición.

En esa época en que Chomón vivía en Barcelona los propietarios de la casa Pathé se fijaron en él y lo contrataron para realizar películas desde aquí  hasta que, finalmente, se acabó instalando en París donde fue requerido para trabajar con directores como como Ferdinand Zecca y Giovanni Pastrone, para el que fue el segundo operador de cámara en "Cabiria”(1914) y el autor de los trucajes de la película.

Versión americana del cartel de "Cabiria" (1914)

En fin, que “George Méliès la màgia del cinema” es una magnífica exposición que pronto acabará. Exactamente el próximo 24 de junio. Me gustó tanto que, al salir, no pude resistir la tentación de comprar el catálogo, que es de donde he sacado la mayor parte de las ilustraciones de este post. Lástima que hoy me he dado cuenta que mi hija de 4 años ha ocupado su tiempo libre en pintar la portada del libro sin que yo me haya enterado.

Catálogo de la exposición

martes, 4 de junio de 2013

El arte es basura en Base Elements Urban Art Gallery



No hace mucho descubrí las bondades del arte urbano gracias a Chordi, el autor de los blogs BarcelonaStreet Art y Barcelona mon amour. Pero antes de eso ya me llamaban la atención determinados grafittis que iban y venían por los muros de mi ciudad aunque me costaba distinguir a Alicé de Btoy. En cambio, sí que conocía lo que hacía un tipo que en todos sus dibujos afirmaba que “el arte es basura” y que dicha frase, en muchas ocasiones, aparecía acompañada de un burrito como este.


Mi primer contacto con “el arte es basura” fue este panel que hace mucho tiempo que habita en el Raval. Luego descubrí su nombre, Francisco de Pájaro, y empecé a ver sus pinturas casi en todas partes. Algo similar a lo que dice Xavier Theros que le ocurre con las imágenes de Hermes desde que sabe que existimos los “Cazadores de Hermes”.


Francisco de Pájaro me hace reír y me gusta porque lo encuentro divertido e ingenioso. Además, su dibujo me recuerda un poco a los cómics de Paco Alcázar, que también me hacen reir. Lo curioso es que uno y otro no sabían de su existencia hasta el día en que mostré el blog de Francisco de Pájaro a Paco Alcázar. Mientras que Francisco el otro día me confesó que no es lector de cómics y que, por tanto, desconoce el trabajo de Paco.


Volviendo a Francisco de Pájaro debo decir que últimamente aparecen por mi barrio muchos “Indian Joe”, “art is trash” y pequeños burritos que son la prueba de que él ha pasado por ahí. Cosa que a mí me alegra un montón. Por eso, cuando me enteré que la semana pasada inauguraba exposición en Base Elements Urban Art Gallery (C/ Palau, 6) no dudé en acercarme para conocerlo, decirle lo mucho que me gusta y aprovechar para pedirle una entrevista para el blog.








Me hubiera encantado recorrer con él algunas de sus obras callejeras y que me contara como las hizo, cuando y bajo qué circunstancias. Pero eso no podrá ser. Al menos por ahora ya que nos deja y se marcha esta misma semana a pintar las calles de Londres donde se quedará una larga temporada. Mientras tanto, yo me quedaré esperando su vuelta y vigilando que no les ocurra nada malo a los “art is trash” que rondan por estos alrededores.