La semana pasada acudí a
CaixaForum
para ver la exposición sobre Georges Méliès sabiendo que me iba a gustar ya que
contenía todos los ingredientes para que así fuera. Teatros de sombras,
linternas mágicas, zootropos y otros cachivaches del pre-cine, autómatas, trucos de magia,
dibujos, fotografía, fantasía y mucho cine.
Autómata de arlequín de finales del siglo XIX.- La Cinemathèque française |
Disco de fenaquitoscopio con ilustraciones de monstruos, Reino Unido 1833 La Cinemathèque française |
La exposición me
entusiasmó y superó todas mis expectativas. Mientras estaba allí, disfrutando
de todo lo que había, pasaron muchas cosas por mi mente. Me acordé de Josep María Queraltó y el día en que lo entrevisté. También pensé en mis años de
estudiante en la UB junto a profesores como Miquel Porter y Palmira González
que me inculcaron su amor por el cine y, especialmente, por sus inicios. Y no
exagero si digo que en algunos momentos me llegué a emocionar viendo fragmentos
de algunas de las películas que se conservan en la Cinémathèque française.
Sólo empezar la
exposición encontré un teatro de sombras seguido de un montón de placas de
vidrio para linternas mágicas, todas fascinantes. Pero mi sorpresa fue
mayúscula al ver representadas un par de escenas tituladas “los poderes de
Satán” y “la caldera del diablo”, de Habert y Hennetier (1860) que se conservan
en la Cinémathèque y que hace escasos días me mostraron en twitter, sabiendo de
mi afición a cosas como estas.
Los poderes de Satán.- La Cinemathèque française |
La caldera del diablo.- La Cinemathèque française |
Luego, investigando sobre
el tema, he descubierto que forman parte de una serie de placas para linterna
mágica que se conocen con el nombre de “Diablerías
que se publicaron en París entre los años 1860 y 1900. En ellas siempre
aparecen demonios, esqueletos y otros personajes fantásticos a veces en
posiciones grotescas o realizando gamberradas impensables. Pero lo mejor de
todo ha sido saber cómo fueron realizadas. Las figuritas esculpidas en barro y,
posteriormente, fotografiadas con una cámara stereo para poder ser
vistas a través de una linterna mágica.
Pero volviendo a Méliès, de él hay que
saber que empezó en el espectáculo ejerciendo de mago en el Teatro Robert
Houdin, del que fue su director hasta que descubrió el cinematógrafo Lumière y
se enamoró de él. Le gustó tanto el invento que intentó comprar un prototipo a
los hermanos Lumière pero ellos se negaron aduciendo que no había futuro para su
invento. Méliès no se dio por vencido y acabó comprando un prototipo parecido a
Robert William Paul que utilizó para construir una cámara a su gusto con la que
filmó su primera película, “Partida de naipes”
Tras esa primera filmación llegaron otras y la fama con ellas, hasta que llegó el momento en que decidió montar un gran estudio de cristal en Montreuil para hacer de él una fábrica de sueños. Allí realizó la mayoría de sus películas, “Viaje a la luna” (1902) incluida.
Escena del encuentro con los selenitas en "Viaje a la luna" |
Todo ese mundo de sueños
y fantasía construido por Méliès se acabó yendo al traste por culpa de la
guerra. Los hombres se fueron al frente y el resto de la población, angustiada
por la situación que le tocaba vivir, fue perdiendo el interés por la magia del
cine hasta que la guerra terminó y Méliès se arruinó. Entonces su única salida pasaba
por deshacerse del estudio y sus películas. Y eso es lo que hizo en 1923. Se
retiró del mundo del espectáculo e inició una nueva vida regentando la tienda
de juguetes que su esposa (Jeanne d’Alcy) tenía en la estación de tren de
Montparnasse. Allí estuvo Méliès,
triste y amargado, hasta que Leon Druhot (director de “Cine Journal”)
dio con él y lo devolvió a la fama. De esa época oscura de Méliès, alejado del
cine, hay algunos dibujos en la exposición que me parecieron fascinantes...
Méliès y Jeanne d'Alcy en la tienda de la estación de Montparnasse (1930).- La Cinemathèque française |
Así se sentía Méliès en su tienda de juguetes. Autorretrato (1930).- La Cinemathèque française |
Mientras yo seguía
emocionada con todo lo que veía no pude evitar pensar en Segundo de Chomón y en
el gran trabajo de recuperación y restauración de sus películas realizado por
la Filmoteca de Catalunya. Gracias a ello, hace unos años pude ver en el
Festival de Cine de Sitges un gran número de ellas. Dicho esto, y dado que en
Cataluña conservamos material de sobras sobre Chomón, sería bueno que alguien
pensara en dedicarle una exposición.
Segundo de Chomón fue un
personaje clave para la historia del cine aunque quizá no haya llegado tanto al
gran público como sí lo ha hecho Méliès. Nació en Aragón (concretamente en
Teruel en 1871) aunque pronto se instaló en Barcelona tras haber estado en
Paris fascinado por el cinematógrafo Lumière. En Barcelona fundó la productora
“Macava y Carro” y empezó a experimentar con los trucajes cinematográficos
igual que, a su vez, hacía Méliès en Paris.
Chomón, igual que Méliès,
era un genio con los trucajes para los que se servía de maquetas,
sobreimpresiones, dobles exposiciones, algo de pirotecnia, animación fotograma
a fotograma y coloración de películas a mano. Así conseguía resultados
impresionantes como en “El hotel eléctrico” (1905)
en que unos turistas recién llegados se
sorprenden de que las maletas se vayan solas a su habitación y alguien
invisible les limpie los zapatos, los peine, los afeite y escriba una carta a
los parientes que se han quedado en casa.
Sobre la coloración
manual de películas debo decir que Chomón era experto y que tenía un taller
especializado en Barcelona. De hecho, parece que desde este taller fueron
coloreadas algunas de las películas de George Méliès, una de las cuales pordría ser “Barba-azul” (1902), como se indica en el catálogo de la exposición.
En esa época en que
Chomón vivía en Barcelona los propietarios de la casa Pathé se fijaron
en él y lo contrataron para realizar películas desde aquí hasta que, finalmente, se acabó instalando
en París donde fue requerido para trabajar con directores como como Ferdinand
Zecca y Giovanni Pastrone, para el que fue el segundo operador de cámara en "Cabiria”(1914) y el autor de los trucajes de la película.
En fin, que “George Méliès la màgia del cinema” es una magnífica exposición que pronto acabará. Exactamente el próximo 24 de junio. Me gustó tanto que, al salir, no pude resistir la tentación de comprar el catálogo, que es de donde he sacado la mayor parte de las ilustraciones de este post. Lástima que hoy me he dado cuenta que mi hija de 4 años ha ocupado su tiempo libre en pintar la portada del libro sin que yo me haya enterado.
Catálogo de la exposición |
Queremos foto de la versión del catálogo decorada por tu hija. FO-TO!
ResponderEliminarHe puesto la versión pintada. Lo que no se ve porque la he escaneado en blanco y negro y ella pintó con color rojo!
EliminarOtra artista en ciernes ¡¡¡
ResponderEliminarQuin reportatge més acurat, Roser m'ha encantat.A veure si em dona temps d'anar. Petons "i també pels teus bixets"
ResponderEliminarMoltes gràcies Montserrat. Intenta anar-hi, que val la pena!
EliminarTu hija es el Chomón de los libros :)
ResponderEliminarGracias Roser! Petó!
Ya nos ha pintado más de uno! Y encima escoge los que nos gustan más, aunque ahora hacía mucho que no nos lo hacía.
EliminarMe encantó la exposición y tengo que volver con Ángeles y con mi sobrino ya que pienso que es una exposición que también gusta a los niños.
ResponderEliminarBesos
A Marc seguro que le encantaría. El otro día le puse "la invención de Hugo" y le gustó mucho y ya ha visto algunas pelis de Chomón.
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