lunes, 21 de diciembre de 2015

Experiencia Centelles con Ricard Martínez



El 18 de julio de 1936, la ciudad de Melilla fue objeto de una sublevación militar contra el Gobierno de la Segunda República que acabó derivando en la  Guerra Civil española. Al día siguiente, los militares entraron en Barcelona y se inició una larga jornada con tiros y  muertos que Agustí Centelles fotografió tras haber pasado por el Hospital Clínic donde se enteró de que los militares habían entrado en Barcelona.

Ese día, Centelles realizó unas 170 fotos en total, de las cuales, 20 fueron hechas en el tramo de la calle Consell de Cent entre Roger de Lluria y Pau Claris, tardando algo más de quince minutos en hacerlas. Algunas, fueron tomadas después de la batalla simulando un combate real, como la que retrata a unos guardias de asalto disparando tras unas barricadas de caballos muertos, justo en la esquina de Diputació con Llúria.


Ese primer combate acabó con victoria de los defensores de la República y Centelles lo fotografió.  Pero tras esa primera batalla ganada por la ciudadanía los barceloneses poco se podían imaginar que pasarían tres años en guerra y que esta acabaría con la victoria de los militares sublevados, que la dieron por terminada con un último parte de guerra civil de fecha uno de abril de 1939, que sentenciaba: “En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado.”

Estos hechos que acabo de relatar son la base en la que se sustenta Experiència Centelles, una ruta organizada por el fotógrafo e investigador Ricard Martínez, fundador de Arqueologia del Punt de Vista. En ella, Ricard rastrea el itinerario seguido por Centelles esa mañana de julio de 1936. Ruta que realiza desde el año 2009 aunque, en los primeros tiempos, era bastante más extensa de lo que es ahora.  

Agustí Centelles
La del pasado domingo 13 de diciembre fue mi primera Experiencia Centelles. En ella, el propio Ricard y Sergi Centelles (también fotógrafo e hijo de Agustí), nos pusieron en antecedentes sobre la vida del fotógrafo y nos explicaron lo que íbamos a ver y a hacer: pasar dos horas buscando, investigando e intentando localizar el punto exacto del tramo de la calle Diputació donde fueron realizadas cada una de esas 20 fotografías. Dicho así, igual asusta un poco. Quizá parezca que tenga que ser pesado, tanto rato en el mismo sitio sin movernos pero, en realidad, fue todo lo contrario.



Empezamos por la esquina de la foto de los guardias de asalto disparando tras los caballos y seguimos, en orden cronológico, la recreación de cada una de las 19 fotos restantes que reflejaban lo que fue la post batalla con civiles, guardias de asalto y Guardia Civil, todos juntos celebrando una primera victoria, ajenos a lo que ocurriría después.



Experiencia Centelles fue una labor de investigación que nos llevó a tener que comparar las fotos antiguas con el escenario actual, fijarnos en los personajes y en los distintos elementos que aparecían porque, en muchas ocasiones, eran pistas que te llevaban a la solución.


viernes, 13 de noviembre de 2015

Xavier Theros y los secretos a la vista de Barcelona


 

Xavier Theros escribe en El País desde el año 2004, en que él y Rafael Metlikovez (su socio en Accidents Polipoètics) recibieron el encargo de realizar una serie de textos sobre el Fòrum de les Cultures. Ayer lo contaba él mismo en la presentación de su nuevo libro, Barcelona: secretos a la vista, editado por Comanegra. Una selección de 90 crónicas publicadas en ese diario, revisadas expresamente para esta edición y a las que se han añadido nuevas fotografías, realizadas por Tamara López Seoane.

De Theros poco más puedo decir que no haya dicho ya en todos los años de existencia de este blog. Lo sigo desde sus inicios en El País y, en parte gracias a él,  he aprendido a ver la ciudad de forma diferente a como cualquier otra persona lo suele hacer. Aunque mi interés por la historia ya estaba ahí desde mucho antes, sus textos me han desvelado curiosidades que no me contaron en la universidad ni aparecen en los manuales. De hecho, con él comparto intereses y también amistad, surgida tras publicar un artículo en ese diario acerca de los Cazadores de Hermes, el grupo de blogueros entusiastas del dios griego  - y de las rarezas de Barcelona - al que pertenezco.


Durante la presentación, conducida por Carles Geli,  Theros nos habló de su inmensa curiosidad e interés por cuestiones que, habitualmente, pasan desapercibidas a cualquier mortal. Afición que probablemente le llegó por la revista Historia y vida, dirigida por Néstor Luján, donde siempre había textos sobre temas tan dispares como serían la historia del café con leche o la gastronomía del siglo XVIII, por ejemplo.

Theros también nos confesó que, cuando sale a la calle, lo hace con una libreta bajo el brazo por si tiene que apuntar algo que le llame la atención. ¡Siempre puede ser  un hilo del que tirar para encontrar una historia interesante!  De hecho, por esa misma razón, yo también llevo una libreta en el bolso.

Por cierto… Hay uno de los artículos del libro, El club de los cien kilos, al que le tengo un aprecio especial. Ello se debe a que la inspiración para escribirlo le llegó por una foto que yo misma le envié después de que Enric H. March, (autor del blog Bereshit) iniciara una investigación sobre el anuncio de un tal Blancoman que aparecía en dicha imagen, la colgara en un foro de Facebook y estuviéramos todos atascados intentando descubrir la identidad del tal Blancoman. Pensé que si no lo descubría Theros nadie lo iba a hacer. ¡Y no nos defraudó! Llegó a la conclusión de que en realidad se trataba de Gerard Vracoman, un austríaco de 232 quilos de peso que había recibido un premio en la Exposición Internacional de París de 1900 y que estuvo en Barcelona exhibiéndose como monstruo de feria. Pero no diré más sobre el tema porque vale la pena leerlo. Tanto el artículo de El País como el post de Enric en Bereshit. Leedlo y  veréis… Luego, seguro que os compráis el libro. 


martes, 27 de octubre de 2015

¡García! con Santiago García y Luís Bustos


En el tiempo  que he tardado en transcribir y subir esta entrevista  a Santiago García y Luís Bustos acerca de ¡García! - el cómic que acaban de sacar al mercado -  se ha hecho pública una noticia excelente que atañe a Santiago y es que se ha llevado – junto a Javier Olivares - el Premio Nacional de Cómic por Las Meninas, obra de ambos. Dicho esto, el motivo de la reunión que Daniel Ausente y yo tuvimos con Luís y Santiago era hablar de su trabajo conjunto recién publicado.

Daniel Ausente: Primero os quiero decir que lo he pasado genial leyendo ¡García! Luego, que os he maldecido al llegar al final por el gran continuará con el que acaba…¿Cuándo podré leer la continuación?

Luís Bustos: Lo estoy dibujando y voy por la mitad. Aún no hay fecha  prevista de finalización pero queremos que sea lo antes posible.

Daniel Ausente: Una de las cosas que me gusta de este cómic es que coge elementos propios españoles y los aplica a nuestra cultura popular. Hoy, mientras venía para aquí pensando en ello, he apuntado en un papel “franquismo pop en clave 15-M”. ¿Os parece una buena definición?

Santiago García: Un poco sí. Lo que hemos hecho con ¡García!  es resituar nuestros referentes con nuestra identidad y realizado una labor de recuperación de nuestra herencia cultural, que es doble: una es la española y, la otra, la americana que es la que hemos mamado desde pequeños intentando borrar nuestra propia herencia cultural. Con ¡García! el proceso, el contenido y la forma han encajado solos.

Daniel Ausente:  Hay una referencia muy clara a Roberto Alcázar y Pedrín  y eso es franquismo pop. ¿Cuándo erais pequeños leíais estos tebeos?

Luís Bustos: Yo sí. Mi padre me compraba Roberto Alcázar  y  Pedrín  y el Guerrero del antifaz  aunque yo prefería los cómics de  Marvel. No tuve un recuerdo especialmente grato de Roberto Alcázar  hasta que, hace unos años, tuve que coordinar y comprobar temas de color de una nueva edición. Entonces los releí y me di cuenta que no era un personaje tan abiertamente facha como piensa la gente sino que, más bien, eran un par de aventureros que pasaban historias rocambolescas, con un punto muy colonialista y de mirar muy por encima del hombro a otras culturas.

Santiago García: Roberto Alcázar y Pedrín acabó en 1976. Justo entonces se empezó a reeditar en formato vertical remontado con colores pastel empezando, no por el principio sino por la aventura del hombre diabólico, que es la más famosa de la serie. Yo lo leía porque lo compraba un compañero de clase con el que me intercambiaba tebeos. Por tanto, aunque no lo compraba  sí que lo leía. Y ahora, claro, lo volví a leer.


Daniel Ausente: ¿La has leído entera?

Santiago García:¡Toda no! Ceo que es la serie de cómic de aventuras español más longeva. De hecho, casi se superpone con el franquismo. Es curioso porque se la identifica mucho por una serie de cuestiones y, en cambio, cuando la relees  descubres que es casi una serie de vanguardia. No tiene argumento, casi no tiene tema, todo lo que ocurre es gráfico, rocambolesco… Tiene violencia y acción. Es como un tebeo de Yokoyama pero con un estilo de los años 40, muy primitivo. Pero también es cierto que ha cargado con una lacra que utilizamos deliberadamente en el cómic. Y, cuando lo lees, ves que eso no está ahí. No había ningún tipo de adoctrinamiento.

Daniel Ausente: Los malos solían ser monstruos, chinos émulos de Fu-Manchú…

Santiago García: Eran las típicas aventuras exóticas en las que los personajes viajaban por todo el mundo. Si os fijáis, casi nunca sucedían en España sino que estaba todo muy deslocalizado como si estuvieran intentando evitar la realidad. Eran historias muy fantásticas con todos los tópicos colonialistas de la época. En realidad, está muy alejado de lo que hemos hecho en ¡García! o en parodias como Roberto España y Manolín, de Miguel Gallardo. Roberto Alcázar y Pedrín  han proyectado una especie de imagen icónica que supera la realidad del propio tebeo y que, por algún motivo, la hemos ido recogiendo muchos autores contemporáneos.

Luís Bustos: Podríamos decir que  ¡García! es una parodia de Roberto Alcázar y Pedrín quizá desde un punto de partida de recoger esa carga cultural que durante muchos años habíamos negado y, a partir de ahí, hacer una cosa absolutamente nueva.

Roser: Yo veo  que  ¡García! es una obra muy actual. Mientras lo leía me daba la impresión que había sido escrito muy recientemente, como de ahora mismo. En cambio, eso no es posible porque la elaboración del guión y el dibujarlo lleva su tiempo. ¿Cómo lo habéis hecho para conseguir ese efecto?

Santiago García: En realidad lo hemos estado reescribiendo continuamente. Ha sido un despiporre. Había una serie de elementos, en cuanto a los personajes y su desarrollo, que ya estaban claros. Pero luego, lo que es la trama de actualidad, se ha ido reelaborando continuamente, cambiándola y ajustándola. De hecho, eso nos preocupaba mucho porque, sino, se nos moría entre las manos.

Roser: Entonces, para vosotros sería una locura el trabajar, ¿no? Os imagino todo el día correo va correo viene, con cambios constantes en el dibujo y el guion…

Luís Bustos: Tampoco creas… Éramos muy conscientes que esos cambios se tenían que producir porque veíamos que si no lo hacíamos no funcionaria o en breve se quedaría desfasado. Por tanto, en ese sentido, todo ha ido saliendo bastante fluido.

Santiago García: Ha habido un proceso, empezando desde una actualidad muy rabiosa para ir a descubrir otra actualidad más de fondo y perdurable, que es la que hemos potenciado para que, a menos que pasara algo muy gordo la semana próxima, la vigencia de lo que se describía fuera mayor. De hecho, lo hicimos deliberadamente. Luís ya tenía páginas dibujadas en las que el acercamiento a la realidad y los referentes a personajes era mucho mayor pero luego decidimos alejarnos un poco para conseguir una mayor vigencia, que fuera más universal y tuviera una menor caducidad. No solo por una cuestión de actualidad comercial sino por lo que queríamos contar en el libro.


Roser: Este cómic tiene ya mucha historia… Es heredero de un proyecto que empezaste hace años, Santiago, con Manel Fontdevila pero que no pudo terminar. Y a mí me pica la curiosidad de cómo fue que lo acabaste retomando con Luís. ¿Llegó a ti con una frase tan rotunda como lo hizo David Rubín con Beowulf?

Santiago García: Luís no se expresa de una forma tan testicular como David. ¡Él es más suave!

Luís Bustos: Todo empezó cuando, en junio del año pasado, enseñé a Santiago unas páginas de Versus, el cómic en el que entonces estaba trabajando, y le gustó mucho. Entonces, en seguida comentamos las ganas que ambos teníamos de poder colaborar juntos. Nos conocemos desde hace veinte años y ya habíamos trabajado juntos en otros aspectos pero jamás lo habíamos hecho en un cómic. Así que, empezamos a darle vueltas y, al final, Santiago me propuso retomar el proyecto de ¡García! que hacía tiempo que estaba aparcado y creía que yo encajaba perfectamente en él. Me pasó el guion, las páginas que había dibujado Fontdevila y me dije… ¡Joder, esto es oro puro! Rápidamente le dije que sí y nos pusimos a trabajar en la reactualización del guion, que estaba un tanto desfasado.



Santiago García: Es cierto que Luís y yo somos amigos desde hace un montón de años y, hasta ahora, habíamos tenido la sabiduría de no haber hecho ningún cómic juntos, cosa que ya no podremos decir.

Roser: Espero que hayáis estado a gusto trabajando uno con otro, porque ahora tenéis que seguir con la segunda parte.

Santiago García: Es que somos unos inconscientes… ¡Tiramos a saco!  Fue mandar el cómic a imprenta el pasado mes de junio y ya nos pusimos con la segunda parte.

Daniel Ausente: El  estilo  de  Luís es muy distinto al de Manel Fontdevila, con lo cual, obligaba a hacer cambios de guion. ¿Conserva mucho del antiguo? ¿O se han tenido que hacer muchos cambios?

Santiago García: Bueno… Conserva y no conserva. Verás… Ahora es cuando voy a entrar en mi paja mental de siempre, que es el tema del guion. Al final, siempre intentamos trabajar de forma que no haya esa división estricta entre guión y dibujo. En este caso, hay un planteamiento que tiene que ver con un personaje, su desarrollo y el efecto que puede causar en la sociedad española. Eso puedes ambientarlo en muchos argumentos diferentes que fueron cambiando… Y no porque yo haya hecho cambios sino también Luís, ya que tanto él participa del guión como yo de la parte gráfica, aunque no sea el dibujante. Con Manel,el guion de la historia original se nos caía de las manos… Aparecía ETA… Y va, y de repente… ¡Se les ocurre hacer un alto el fuego! Y, como esto, aún hubo más, continuamente pasaban cosas que nos descomponían la historia. Luego, cuando empecé a trabajar en ¡García! con Luís, teníamos escrito un guion entero del día de la coronación de Felipe VI y, tras comentarlo y discutirlo unas cuantas veces, decidimos eliminarlo. Esta ha sido la parte más maleable del proyecto pero, también, tiene como unas vigas que lo sujetan y que están relacionadas con ese personaje que despierta en el Valle de los Caídos, con Antonia y con la relación entre ambos… Estos son los hitos que sustentan la historia, que podría haber ido por otros caminos y que nosotros hemos ido actualizando y adaptando.

Daniel Ausente: No sé si a ti, Luís, te costó mucho trabajar con guionista porque, en tus dos novelas gráficas anteriores, Endurance y Versus, lo hiciste solo. Eres autor completo.

Luís Bustos: Es muy agradable trabajar con Santiago porque es un guionista excelente y, además, una persona muy flexible que pondera muy bien las cosas, sean cambios o lo que toque…Con ¡García! todo ha salido fluido… ¡Y con todo lo que hemos llegado a discutir y que discutiremos! Porque ¡García! es un trabajo abierto, con el que todavía trabajamos y seguiremos en el futuro… Me siento muy cómodo con Santiago y, como me permite aportar ideas, es estupendo. Además, partíamos de un material cojonudo hecho por Manel Fontdevila y que yo no había visto mucho. Solo lo suficiente como para captar el tono y que yo hiciera algo distinto. Personalmente, me gusta mucho el dibujo de Manel y supongo que se debe reflejar en mi trabajo. El proyecto inicial tenía un tono un poco más francobelga y, cuando yo lo retomé, quise darle un estilo más americano y más personal mío. El hecho de haber incluido estas diez páginas de Fontdevila, en clave retro, hace que el contraste sea brutal y quede muy bien. En su día, vi las más de cien páginas de Manel y me dije… Bueno, vale, bien…. Ahora voy a hacer mi ¡García!

Santiago García: El trabajo que hizo Manel era fantástico pero muy distinto del de Luís. Una cosa a tener en cuenta es que, cuando escribo un guion, lo hago pensando en un dibujante concreto, que es con quien trabajaré. Yo no hago un guion y luego da igual quien lo ilustre. En mi caso no es así. Cada dibujante tiene su personalidad gráfica y eso cambia mucho, tanto la historia como otros aspectos. Por ejemplo, Manel, cuando vio el libro publicado, me dijo que Luís dibuja Madrid de una forma que él no habría sido capaz de hacer. Ha sabido captar un Madrid sucio y decadente que Manel no dibujó. Eso tiene que ver con la personalidad de cada ilustrador, aparte de que Luís conoce muy bien la ciudad. Ello no quiere decir que lo de Manel fuera peor sino que habría destacado otros aspectos que, de pronto, con Luís han adquirido otra dimensión. Estas son las cosas que varían cuando cambia el dibujante.



Luís Bustos: ¡Y eso que llevo catorce años viviendo en Barcelona!

Roser: Pues ya que llevas tanto tiempo aquí quizá podrías aprovecharlo para un posible ¡García! 3 que tratara del momento en que estamos viviendo actualmente en Cataluña, con proceso independentista y tal…

Santiago García: ¡Spolier! Si quieres tener la primicia, el título del tercero será García en Cataluña. ¡Y no lo digo en broma!

Daniel Ausente: Como Ocho apellidos vascos y los Ocho apellidos catalanes...

Santiago García: El título del cuarto probablemente sea García en vascongadas.

Daniel Ausente: Por cierto… ¡García!,de Santiago García. Ahí hay algo, ¿no?

Santiago García: ¡A saber! ¿Se te ocurre un nombre más bonito?

Daniel Ausente: Fernández.

Santiago García: Si te fijas, no sabemos su segundo apellido pero algún día se revelará. García me parecía un primer apellido atractivo, fuerte, con gancho…¡Siempre que lo he oído en mi vida, he acudido!

Daniel Ausente: Me gusta el formato. Y más cuando lo lees. No sé si está a medio camino del manga, de las novelas de bolsillo de las que se leen en el metro…Creo que es el adecuado y permite que sea un cómic barato por la cantidad de páginas que tiene.

Luís Bustos: Esa era un poco la idea del armazón y también de su interior ya que, por un lado, ¡García! bebe de los seriales y del pulp. Y por otra parte, una de mis influencias es el manga, cosa que se nota en la forma de narrar. El formato obedece a eso, a que sea un punto de inflexión entre la novela gráfica, el pulp y las novelas para leer en el metro, como has dicho tú, Dani. Por eso el texto de la contraportada es tan grande y fácil de leer. ¡Para que todo el mundo lo vea en el metro!


Daniel Ausente: ¿Ese formato también estaba pensado para el cómic con Fontdevila?

Santiago García: Con él no llegamos a pensar en el formato. Esto se gestó con Luís.

Luís Bustos: Hay una cosa que no le he contado a Santiago y que ahora va a saber… Y es que, cuando llevaba setenta y pico páginas, las redimensioné. Había muchas páginas completas y sabía que saldría un tomo muy gordo. Por eso, pensé que  estaría bien un formato más cuadrado aunque no tanto como Versus, que lo era del todo. Pero luego se me ocurrió pensar que si se llegaba a vender al mercado francés en  ese formato, igual podrían poner pegas. Por eso, al final lo reduje unos tres milímetros y, como está hecho todo en digital, me fue fácil mover las viñetas.

Daniel Ausente: Santiago tiene todo un libro sobre teoría,  La novela gráfica y, cuando hablamos de novela gráfica, uno piensa en cómic sobre enfermedades o autobiografía. En cambio, este es un cómic principalmente divertido y entretenido. Antes hemos hablado de Roberto Alcázar y Pedrín pero también tiene un punto del Capitán América. Me gusta esa idea de decir que la novela gráfica puede ser, perfectamente, un cómic divertido o con vocación de ser leído por cualquiera.

Santiago García: Hombre… ¡Yo creo que si las novelas gráficas no fueran divertidas no llevaríamos quince años leyéndolas!

Daniel Ausente: Una novela gráfica sobre epilepsia puede ser tremendamente divertida, y también bonita pero no es el concepto de aventura y acción que hay aquí.

Santiago García: Supongo que, con la novela gráfica, al principio pasamos una especie de sarampión con una primera fase más dura en que se estaba abriendo camino con nuevos temas que trataban cuestiones muy serias y distintas de lo que estábamos acostumbrados a ver en los cómics. Una vez esto se consolida, se sigue produciendo y aparecen nuevos autores, es lógico que nos abramos a otro tipo de cosas menos trascendentales. De todos modos, siempre ha habido novelas gráficas divertidas y de aventuras y creo que irá en aumento porque ya va perdiendo esta aura que antes tenía. Por otra parte, también hay que valorar la influencia del manga, ya muy asentado entre el público adulto.



Daniel Ausente: Luís, antes nos hablabas de lo fantástico que es trabajar con Santiago de guionista. Claro, él te puede hacer toda una disertación sobre la influencia del manga en el cómic y cosas similares.  Eso igual te hace pensar que, no solo estás ante tu guionista sino que también ante un teórico…

Luís Bustos: Cuando te pones a hacer tebeos, la teoría vale poco. Te tienes que manchar las manos. El proceso creativo no va por ahí, de hacer discursos teóricos abstractos sino de… Venga, que hay que solucionar esta secuencia y tales personajes… Con Santiago no he tenido esa sensación de… ¡Oh, Dios mío! ¿Estoy ante el creador de La novela gráfica, el ensayo!  Nos pusimos el mono de faena. Había que cumplir unas fechas y me hice el propósito de sacar página y media al día. Y así fue.

Santiago García: Cuando trabajas en un cómic no se teoriza. Además, a veces descubres cosas sobre la marcha y no es hasta el final cuando empiezas a tener una idea más clara de en qué te has metido.Durante el proceso de elaboración, sí que puede haber momentos en los que te paras, miras hacia atrás y haces un poco de introspección sobre lo ya hecho. Eso, a veces sirve para darte cuenta de cuál es el camino a seguir pero, en realidad, te lanzas un poco a ciegas. Lo que te preocupa, son más bien cuestiones relativas a si una cosa se entiende o no, si falta información en algún lugar, si el ritmo es bueno… Como esto es lo que te preocupa, no te paras a pensar en nada más.


Roser: La última vez que nos vimos con Santiago hablamos de Las meninas, y acabamos relacionándola con El ministerio del tiempo. Ahora, con ¡García! me pasa lo mismo aunque por cuestiones muy distintas. De hecho, Dani y yo lo comentábamos en casa el otro día.

Santiago García: Lo de Las meninas será por Velázquez y por Javier Olivares, los dos elementos coincidentes. Aquí es por otra cosa.

Roser: En este caso, es por el tipo de funcionamiento y estructura de la organización para la que trabaja García, que me hace pensar en una Administración arcaica, con funcionarios grises trabajando en ella.

Santiago García: La verdad es que sí, que esta vez sí me siento felizmente hermanado con El ministerio del tiempo en el sentido de que venimos de formarnos en unos estereotipos y unas fórmulas muy americanas pero, de pronto, llegas a un momento en tu vida en que empiezas a descubrir unas raíces que te habías negado, una identidad y un legado que puedes aprovechar. Esa popificación del franquismo, esa recuperación de símbolos que teníamos aparcados… Por ejemplo, es muy simbólico que, al principio, el personaje aparezca en el Valle de los caídos. Pero, a parte de todos esos datos simbólicos, ¿Te puedes imaginar cuántas películas americanas habrían acabado en el Valle de los caídos si el monumento estuviera en los Estados Unidos? ¡Sería el Monte Rushmore! En cambio, nosotros, aunque es un escenario impresionante, no lo usamos.



Daniel Ausente: Luego está la perversión al símbolo. Por ejemplo, hay muchas películas que suceden en El Álamo. Una vez ese escenario se ha vuelto reiterativo en la cultura popular puedes jugar a su perversión. Igual el público no se da cuenta pero en La matanza de Texas II, la familia vive en los restos del Álamo. Eso también lo hizo Álex de la Iglesia con el Valle de los Caídos en Balada triste de trompeta.

Luís Bustos: ¡García! se enmarca dentro de una nueva tendencia, que parece que se está empezando a crear, de personajes marcadamente españoles y que no se avergüenzan de tratar estos temas ni tampoco los convierten en parodia. Por ejemplo, El ministerio del tiempo no es ninguna parodia. ¡García!  tampoco y Mataré a vuestros muertos,  el libro de Dani, tampoco. Y toca temas muy españoles y, en concreto, de Barcelona en clave de género. En cine se ha estrenado Anacleto, que recupera un personaje español. Supongo que todo esto parte de Álex de la Iglesia y Acción mutante. Lo que significa que han tenido que pasar más de veinte años para que autores españoles empiecen a hacer una serie de obras en que la historia se desarrolle en clave hispana.


Daniel Ausente: Es cierto que parte de Acción mutante pero antes, también, en el cómic ya  había elementos de este tipo. Por ejemplo, en El Víbora. Pienso en Gallardo y su Roberto España  y Manolín, del que antes ya hemos hablado pero, también, en Perico Carambola, que jugaba en clave de parodia, aunque no exactamente, e incluía elementos muy pop.

Santiago García: Era una parodia y, por tanto, una vía de escape para hablar de cuestiones que, de otra forma, era imposible. En cambio, ahora lo podemos hacer en serio. Y me gusta que Luís haya mencionado Mataré a vuestros muertos porque también hay cierto parentesco con esta idea de tomar la herencia americana y traerla a nuestro terreno. Eso de decir… Bueno, muy bien… Me gustan mucho las películas americanas pero yo no lo soy. Vivo aquí, tengo otras señas de identidad y de  esto es de lo que puedo hablar haciéndolo en los mismos términos que he aprendido viendo Star  Wars o leyendo cómics de Spiderman. Esto, al final, es un proceso personal.


Luís Bustos: Hasta ahora hemos hablado de los elementos pop del libro y sus referencias pero también hay un elemento muy emocional ya que estamos viendo a unos personajes que irán creciendo y desarrollándose en un entorno en el que aportarán cosas. Al final, García es influido por el mundo que le rodea y al revés, pero eso se verá en las próximas páginas.

Santiago García: Cuando mencionamos el pulp y el género, es algo que tenemos ahí, que hemos digerido y que está en ¡García! Pero este cómic ni es pulp ni es género. Es algo que utilizamos como parte del lenguaje que tenemos asumido pero no es lo que estamos intentando hacer ni queremos. No pretendemos hacer un tebeo como los que leíamos de pequeños, no. Queremos hacer un tebeo de ahora, pero somos lo que somos y venimos de dónde venimos y esto lo tenemos asumido. Lo que hemos hecho  es poner a un personaje de tebeo en una novela gráfica actual y ver lo que pasa a partir de ahí. Esto ayuda a que tenga un componente muy auténtico y es algo que realmente nos importa y que tiene que ver con nuestra identidad.


Daniel Ausente: Yo siempre había querido escribir historias de terror del tipo de las de Stephen King, que siempre se localizan en  Main, o hacer una historia de ciencia ficción ambientada en un planeta lejano, pero ahí siempre fracasaba. Y, en el momento en que me di cuenta de que podía hacer una historia de terror ambientada en Barcelona y empecé a escribir sobre lo que sabía, todo salió bien. En vuestro caso pasa lo mismo con Madrid, ¿no?

Santiago García: Algunos lectores me han comentado que hay un elemento que recuerda un poco a lo que era El vecino. Ciertamente, hay una cosa parecida y es que coges un personaje muy estereotipado, de género, el superhéroe en este caso, y lo sacas de su mundo para meterlo en otro, que es el real, en el que vives tú. Es un poco lo que le pasa a García, que lo sacas del tebeo de 1961 y lo metes en la novela gráfica de ahora. Pero hay una diferencia entre hace diez años y ahora y es que, aunque El vecino es muy de nuestro mundo, no sucede en ningún lugar concreto. Sin embargo, con¡García!  estamos aquí y ahora. Eso forma parte, no solamente del decorado, sino que es consustancial a la esencia de la historia y a  mí me parece muy importante.

Daniel Ausente: No has tenido que hacer muchas fotos de Madrid para dibujar, ¿no, Luís?

Luís Bustos: Pues no, yo soy un tío moderno que usa Google Maps e imágenes sacadas de internet. Me he desprejuiciado mucho. Como te decía antes, iba con el mono de faena y si necesitaba una foto del Valle de los Caídos, del barrio de La Latina o del interior de una vivienda de Usera las buscaba por internet. Luego lo dibujaba y me ponía a hacer el montaje. Los escenarios tenían que ser reales y los personajes no podían estar flotando en una abstracción. Si iban de A a B, tanto A como B tenían que tener un nombre. Los personajes se mueven en entornos que reconocemos perfectamente y es lo que le da un punto especial a la historia.

Roser: Por suerte, la tecnología actual os facilita mucho el trabajo a la hora de buscar localizaciones para dibujar. Hace treinta años eso no era posible. Los dibujantes tenían que hacer ellos mismos las fotografías o bien tirar de postales, de fotos en revistas o, hasta incluso, de su propia memoria.

Luís Bustos: Antes había un poco la idea de que los dibujos se hacían un poco de forma mágica. En cambio, la realidad es otra ya que muy pocos dibujantes trabajaban de memoria. Por ejemplo, en Selecciones Ilustradas tenían unos archivos monumentales, con fotos de todo tipo, para utilizar en caso de necesidad.

Daniel Ausente: ¡Tenían un camello de documentación que les llevaba fotos! Eso me lo explicó Beà. Si, por ejemplo, necesitaban dibujar un tanque Panzer y en el archivo no tenían, llamaban a una persona concreta que les traía esa foto y algunas más. Cuando llegaba a la redacción, los dibujantes se le abalanzaban para ver lo que les traía, no fuera que lo necesitaran.

Roser: Los propios dibujantes también tenían su propio archivo recortando fotos de las revistas que tenían a su alcance, fuera un ¡Hola! o lo que fuera. Esto lo sé porque me lo contó una de las dos únicas mujeres dibujantes que hubo en Selecciones Ilustradas. Hasta se guardaban fotografías de besos de parejas, para las historias románticas.

Santiago García: Volviendo al tema de visitar los escenarios,yo sí que he estado un par de veces en el Valle de los Caídos, para documentarme. Una de ellas fue con Manel Fontdevila. Por cierto… Si no habéis estado nunca os recomiendo que vayáis porque es un lugar realmente impresionante.


Roser: Ahora que lo dices, mientras leía ¡García! pensé exactamente esto. Que nunca había estado y que ya es hora de que vayamos a verlo en nuestra próxima visita a Madrid.

Luís Bustos: Yo lo intenté el verano pasado pero no lo conseguí. Lo dejé para otra ocasión porque hay que llegar en coche y yo tenía que ir en autobús. Cosa poco recomendable porque te deja a 5 quilómetros de distancia y luego, encima, hay que subir toda la cuesta. Como comprenderás, en pleno agosto y con ese sol no es algo muy apetecible.


Daniel Ausente: Otro caso de uso del Valle de los Caídos  como escenario, y que no se ha comentado mucho, es en Deprisa, deprisa, la película de quinquis de Saura, en la que se reúnen por allí para quemar coches. Por cierto… ¿Os habéis fijado que ahora ya no hay quinquis?

Santiago García: No hay quinquis pero si una cantidad de personajes tipo de la sociedad española que echo un poco en falta en nuestros cómics. Ojalá ¡García! sea una serie larga y tengamos ocasión de tocarlo porque te puedes ir exactamente a dónde quieras. De lo más fantástico a lo más bajo.

Daniel Ausente: Yo soy funcionario de la Generalitat y, aunque el caso es distinto, empatizo con los funcionarios rancios como los que salen en ¡García!, en Anacleto y en El ministerio del tiempo. Ese tipo de funcionariado es muy interesante como personaje. En un contexto de crisis, como en el que tenemos, el funcionario ha vuelto a ser un pobre hombre que no tiene pagas extras. Por eso, ha vuelto a ser humanizado y, la Administración, un sitio donde no hay dinero y en el que uno trabaja. Aquí, esto no se intuye tanto pero en Anacleto sí.

Santiago García: Al final, esta gran organización del Servicio Secreto no es más que  un pequeño negociado, con una mesa en la que se sienta un señor mayor que tiene  una secretaria a punto de jubilarse y nada más. Este es el tema...


Daniel Ausente: ¿Nos llevaremos una sorpresa con el malvado final?

Santiago García: No spoileemos…

Luís Bustos: Habrá muchas sorpresas porque en el segundo libro pasan la hostia de cosas. Yo estoy flipando porque tiene un inicio espectacular y luego es un no parar de sucesos, uno tras otro y en muchos contextos distintos. Unos con más acción y otros con menos.

Santiago García: En el segundo se descubre que García tiene una enfermedad y, básicamente, va de eso todo el tiempo.

Daniel Ausente: ¡Una novela gráfica de verdad!

Santiago García: En el segundo vamos a dónde hay que ir, a lo comercial y sí que  hay sorpresas. Es curioso, pero tengo un cacao en la cabeza entre el primero y el segundo, tremendo. Para mí no habrá sorpresas, claro, pero lo que me pasa es que, cuando hablo en público sobre ¡García!, primero tengo que pensar si lo que voy a decir es del primero o del segundo, no vaya a meter la pata y desvele misterios que todavía no sabéis.

Daniel Ausente: No voy a spoilear, pero matáis personajes populares y no sé si estáis ahí haciendo un poco de ajusticiamiento… Sin decir nombres.

Santiago García: ¡Yo me quedé muy a gusto! Lo necesitaba.

Luís Bustos: Y yo lo dibujé de la manera más chunga posible.

Daniel Ausente: Cuando la gente lea el cómic y llegue a ese momento dirán… ¡Ya sé a quién están ajusticiando! Pero bien, ahora es cuando toca preguntar a Luís cuales van a ser sus próximos trabajos pero me imagino que su respuesta será que ¡García! aparte de su sección habitual en Orgullo y Satisfacción.

Luís Bustos: Pues sí, ahora mismo estoy totalmente enfocado en ¡García! claro aunque, en noviembre, sacaré una cosita en digital. Es Infiernos. Un comic book sobre un chaval que vende su alma al diablo por ganar una puja en eBay y el diablo le viene a decir que, por contrato, tiene la oportunidad de recuperar su alma si baja al infierno. Es un trabajo que en su día hice para El jueves, con guion de John Tones, y que ya se recopiló en una plataforma digital que pasó desapercibida. Ahora, saldrá en la plataforma digital de Astiberri, a través de ¡Caramba!


Daniel Ausente: Y Santiago, a ti siempre te van saliendo cosas, ¿no? Igual tienes cuatro novelas gráficas en el próximo año.

Santiago García: No, pero creo que sacaré una cosa cada mes de aquí a final de año, empezando por Cómics sensacionales, editado por Larousse. Luego, en diciembre saldrá una novela gráfica de ciencia ficción realizada con Juaco Vizuete, cosa que me hace una ilusión especial porque hacía años que tenía ganas de colaborar con él. Luego hay otra cosa que me apetece comentar porque es un reto muy curioso. Pablo Ríos y yo hemos hecho un nuevo cómic de fútbol pero, esta vez, patrocinado por el Atlétic de Bilbao a través de su Fundación, que este año ha encargado y publicado dos cómics. Uno es de Alfonso Zapico y, el otro, el nuestro, que es un poco una continuación del anterior que hicimos, Fútbol, la novela gráfica. Hacen una tirada de 10.000 ejemplares de cada uno y lo regalan en San Mamés. A mí, me parece una gran idea porque significa que te verá gente que no necesariamente es lectora de cómics. ¡Ojalá se hicieran más cosas así!

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* Esta entrevista es una adaptación de la presentación de ¡García! el pasado 30 de septiembre, en La Central del Raval, donde Daniel Ausente y yo ejercimos de maestros de ceremonia

miércoles, 7 de octubre de 2015

La Barcelona Gallery weekend y el prior de la casa de la Misericordia



Una de las actividades realizadas durante la primera edición de la Barcelona Gallery Weekend, celebrada el pasado fin de semana (1 al 4 de octubre) comportaba la visita a una casa abandonada. No una casa cualquiera, no, sino la vivienda del capellán de la Casa de la Misericordia.



Hoy en día es propiedad de la librería La Central del Raval y forma parte de un conjunto en el que, a finales del siglo XIX, había conventos (La Central del Raval lo era) y un hospicio conocido como “la casa dels infants orfes” regentado por las hermanas de la Caridad, desde su inauguración en 1583.


Allí, en esa casa laberíntica de dos pisos, abandonada y fantasmagórica, vivió el prior hasta llegada su muerte, en el año 2010, momento en que la vivienda estaba integrada en la escuela Labouré y así continuó hasta que, recientemente, fue adquirida por la librería vecina, cosa que me explicaron al entrar.



En este enclave tan siniestro, los pintores Pere Llobera y Rasmus Nilausen han creado un entorno místico y oscuro donde exponer sus obras, en teoría creadas de forma milagrosa.




martes, 29 de septiembre de 2015

Que llega ¡García! A La Central del Raval



El 30 de septiembre, Daniel Ausente y servidora tendremos el honor de ejercer de maestros de ceremonia del primer volumen de ¡García!, la obra de Santiago García y Luís Bustos.

Para quien aún no lo sepa, ¡García! es la historia de un super agente (entre James Bond y Roberto Alcázar) español y fascista, que desaparece de la faz de la tierra en 1961 y nadie vuelve a saber de él hasta nuestros días cuando despierta, en el interior de una cápsula de criogenización, en pleno Valle de los Caídos. Y ya no digo más.

Quien quiera saber más cosas, que venga a la presentación. Estaremos con los autores en La Central del Raval. La cita, a las 19,30 h.

martes, 8 de septiembre de 2015

Fernando VII y Josefa de Sajonia: de una mala noche de bodas a la visita a unos baños públicos



Una pequeña placa conmemorativa en la calle de Santa Mónica (ubicada sobre la puerta de acceso al pasaje de Lluís Cutchet) me ha llevado hasta esta historia que, más o menos, ya conocía e introduje en un post sobre la ruta de las calles con rejas.

Según consta en esa placa, el 1º de abril de 1828, honoraron sus majestades con su presencia en este establecimiento de baños.”. Es decir, que Fernando VII y su tercera esposa (Maria Josefa Amalia de Sajonia) visitaron la casa de baños de Can Casteliu. El de Fernando y Maria Josefa era un matrimonio pactado de antemano, sin amor, tal como se estilaba en la realeza de entonces y el inicio de su vida en común no pudo ser peor, con una noche de bodas realmente nefasta de la que luego hablaré. De momento, mi interés está en los antiguos baños públicos de Can Casteliu.



El establecimiento, donde bañarse costaba una peseta, fue inaugurado en 1814. Xavier Theros, en un artículo publicado en El País, se remonta a Joan Amades para explicar que estos fueron los primeros baños públicos que se abrieron en la Península Ibérica en época contemporánea. Mucho antes, la Barcelona romana ya disponía de termas públicas. Construidas en el siglo I, fueron descubiertas no hace mucho tras las obras de rehabilitación del Centre Cívic Pati Llimona, en la calle del Regomir.

Ese mismo año (1814) Napoleón abdicó. Veinte días más tarde, Fernando VII recuperaba el poder y, con él, volvía la oscuridad. Disolvió la Diputación de Cataluña, reinstauró el Tribunal de la Inquisición y anuló las normas de sanidad impulsadas durante la dominación francesa. Eso suponía un abandono de las buenas costumbres en cuanto a aseo personal y un notable descenso de la clientela del señor Casteliu. Aun así, el local siguió activo.

Muchos años después, concretamente  el 15 de enero de 1886, “La ilustració catalana” publicaba este artículo sobre los baños dulces de Barcelona, siendo Can Casteliu el primero en aparecer citado.




Desconozco si el día en que los reyes estuvieron en el local se llegaron a bañar pero me temo que no. Fernando VII y Maria Josefa Amalia de Sajonia se casaron  el 20 de octubre  de 1819 y ya, desde el primer día, el matrimonio fue un suplicio para la joven alemana. Empezando por la noche de bodas que está explicada con todo detalle en el blog Historias de España.
  
En 1818 Fernando VII enviudaba por segunda vez. La Reina Isabel de Braganza moría (a los 21 años), por culpa de una cesárea salvaje para sacarle una niña que nació muerta. Esa fue una doble decepción para el Rey ya que perdía a su esposa y la posibilidad de engendrar un varón, que es lo que él realmente anhelaba. Así que, al poco tiempo, empezó la búsqueda de una nueva esposa que  le diera el deseado heredero.
Retrato de la Reina Isabel de Braganza
(Autor: Vicente López)
La elegida fue María Josefa Amalia de Sajonia, una adolescente guapa, de ojos azules, virgen (por supuesto) y muy, muy inocente. Había sido educada en un convento y llegaba a su boda siendo analfabeta en temas sexuales. El  novio, en cambio, era mayor que ella, poco atractivo, viudo por dos veces y  un salido, por lo que parece. ¡Por algo será que en los burdeles le llamaban “Hércules”!

Retrato de la Reina María Josefa Amalia de Sajonia
(Autor: Francisco Elías Vallejo)
El día de la boda era costumbre, entre la realeza española, que la princesa de sangre (que estuviera casada) más cercana en categoría al Rey entrara en la alcoba nupcial unos minutos antes para explicar a la novia qué le ocurriría esa noche. Esa princesa era la cuñada del Rey,  hermana de su difunta esposa (Isabel de Braganza) y se negó a cumplir su cometido. Así que, al negarse la princesa, se tuvo que pasar al plan B: la camarera de más edad que, en este caso, también eludió su responsabilidad bajo el pretexto que no prestaba atención a las cosas que su marido le hacía bajo las sábanas. Así que, de repente, Josefa se encontró sin asesora sexual y con su esposo en la cama. Asustada, intentó huir sin alcanzar su objetivo. Mientras, el Rey intentaba por todos los medios conseguir que la cuñada y la camarera cumplieran su obligación, cosa que acabaron haciendo por imperativo real.

Retrato de Fernando VII
(Autor: Vicente López)
Al final, parece que hubo sexo pero con la novia muerta de miedo. Tanto, que literalmente se cagó en y sobre el Rey. De este hecho dejó constancia el escritor francés Prosper Merimée en una carta escrita a su amigo Stendhal en 1830, un año después de la muerte de la Reina María Josefa de Sajonia a los 25 años de edad. La carta, aunque inicialmente no era más que una confesión-cotilleo entre amigos, acabó siendo publicada en 1898 en Rotterdam como parte de un folleto que se llamó Sept lettres de Mérimée a Stendhal, Así que, si una de las siete cartas es esta, no puedo imaginar qué le contaría en las seis restantes, cosa fácil de descubrir pinchando aquí, ya que el libro está escaneado en la web de la Biblioteca Nacional de Francia.



miércoles, 26 de agosto de 2015

Dismaland y otros parques raros




¿Qué aspecto tiene Banksy? ¿Qué edad tiene? ¿Es un hombre, una mujer o quizá un colectivo de artistas? No hay respuesta a estas preguntas porque nadie lo conoce. Bueno, por fuerza habrá quien lo haya visto pero mantiene el secreto. Lo que sí es cierto es que es el artista urbano más cotizado del momento. Sus obras, han llegado a ser vendidas en las subastas por valor de unos 100.000 euros. 

Si paseamos por las calles de Barcelona  vemos mucho arte urbano: Francisco de Pájaro - art is trash -, B-Toy, Konair, C215, Alicé, Clet Abraham… Pero ni rastro de Banksy aunque, en su día, pasó por la ciudad y decoró a su manera la estatua del dios Hermes de la Llotja d’Arts i Estudis y el hábitat de los pingüinos del zoo. En la calle no queda constancia de ello ya que fue borrado de inmediato por la brigada municipal pero sí que aparece en su libro Wall and piece. Esto ocurrió en el 2003, cuando era un grafitero lejos de convertirse en la celebridad que es ahora.


Estos días Banksy es noticia por su última creación: Dismaland. Un parque temático efímero (cerrará el 27 de septiembre) ubicado en la costa oeste del Reino Unido donde antes hubo un parque de atracciones caído en desgracia que se llamaba Tropicana.


Definido por el propio Banksy como un parque de atracciones para anarquistas principiantes,  Dismaland es fascinante para mí. Parece un lugar siniestro, dejado y abandonado donde se supone que trabajan unos personajes de cuento decadentes.  Aquí, el castillo de Cenicienta está medio en ruinas,  la noria es vieja y desvencijada y todo parece rancio. Por otra parte, en el recinto se  exponen obras del propio Banksy, Damien Hirts y los españoles Paco Pomet (de quien soy muy fan) y Escif, además de otros 50 artistas internacionales.







Dismaland no es el único parque raro en el mundo sino que hay más. Por ejemplo,  Holy Land Experience (Orlando, Florida) dedicado al cristianismo con atracciones que recrean las escenas de la vida de Cristo y que no escatiman en las torturas. 

Foto: http://www.holylandexperience.com/

Otro que me ha llamado la atención es Soviet Bunker  y, por el nombre, ya os podéis imaginar de qué va. Dicen que sus empleados son antiguos interrogadores que formaron parte del ejército. Las atracciones consisten en aprender el himno soviético, sufrir interrogatorios desagradables y experimentar con la sensación de estar en el interior de una cámara de gas.


Foto: http://sovietbunker.com/en/
En el parque de atracciones del Tibidabo, a principios del siglo XX existía el Museo de la Guerra que recreaba situaciones de combate de la Primera Guerra Mundial. Allí, por 50 céntimos, los barceloneses podían experimentar la sensación de participar en ella.



Tiger Balm Garden (Singapur) parece espeluznante. Fue inaugurado en 1937 para enseñar valores tradicionales chinos a base de estatuas y dioramas tan tremendos como el de los 10 tribunales del infierno.

Diorama de los 10 tribunales del Infierno
De todos modos, no es necesario viajar a la China para ver dioramas tenebrosos. Solo con subir al Tibidabo y visitar el museo de los autómatas ya es suficiente. Y si el Tibidabo os da pereza siempre podéis ir a la iglesia de Sant Just i Pastor (en el gótico) y contemplar las almas del purgatorio. 


Hubo un tiempo en que Coney Island tuvo tres parques de atracciones: el que aún se conserva, más Luna Park y Dreamland. En este último, se realizaban espectáculos con tintes dramáticos y moralizantes del tipo recreaciones del fin del mundo.

Espectáculo en Dreamland
Dreamland recibió la visita de Sigmun Freud en 1909 pero, por lo que cuentan las crónicas, al padre del psicoanálisis el sitio no le hizo ni fu ni fa. Luego, dos años después, el parque se quemó de forma accidental. Posteriormente, los miembros de la Sociedad Psicoanalítica Amateur de Coney Island lo quisieron reflotar, cosa que no llegaron a conseguir. Esta era una sociedad nacida para explicar la teoría de la formación de los sueños de Freud. Querían construir un parque temático donde las atracciones reprodujeran los sueños que ellos tenían, tal como hacían con las películas que filmaban.