El Born a medio construir allá por 1874 |
Mercat del Born (Xavier Miserachs, 1962) |
El
hallazgo era importante. Se trataba de la Barcelona que Felipe V mandó destruir
para ubicar, en la zona, una gran fortaleza obra de Joris Prosper Van Verboom
que serviría para controlar a la población. Así, entre el castillo de Montjuïc
y la Ciudadela militar (actual parque de la Ciutadella), los barceloneses se
sentirían vigilados y amenazados en todo momento. Los mismos vecinos, en abril de 1717, se
vieron forzados a destruir sus propias casas y marcharse a un barrio nuevo.
Concretamente, a la actual Barceloneta.
Planta de la Ciudadela militar ideada por Van Verboom |
Cuando
me enteré de tal descubrimiento me presenté en el lugar para echar un vistazo y
lo que vi, entre los barrotes del antiguo mercado, será difícil de olvidar:
calles perfectamente definidas, restos de edificios, pozos de abastecimiento de
agua, puentes y plazas… ¡Increíble!
Por
suerte, la magnitud de lo que había sido encontrado impidió al ayuntamiento
echar cemento por encima y continuar con las obras como si aquí no hubiera
pasado nada. Cosa que, por desgracia, ocurre más a menudo de lo que pensamos.
Pero en este caso se trataba de los vestigios de todo un símbolo de la historia
de Cataluña. De hecho, cada 11 de septiembre los catalanes recordamos que el
asedio de Barcelona acabó como el rosario de la Aurora. Aún así, la discusión
sobre si los restos arqueológicos debían ser conservados o eliminados fue
larga. Tanto, que han transcurrido doce años hasta que se pudiera inaugurar.
Mucho
se ha hablado de las cifras astronómicas que ha supuesto la restauración del
yacimiento en un momento de crisis como en el que nos ha tocado vivir: 84
millones de euros de inversión y 1,2 millones de mantenimiento anual. Eso es
tanto que ni tan siquiera llego a imaginar el montón de billetes que debe suponer.
Pero los restos de la Ribera aparecieron en otro tiempo y la dichosa crisis aún
estaba por venir. Además, como historiadora,me alegro que se hayan podido salvar.
En
Cataluña hubo un antes y un después del 11 de septiembre de 1714 en que las
tropas de Felipe V, comandadas por el Duque de Berwick, arrasaron la defensa
barcelonesa liderada, hasta entonces, por Antonio de Villarroel. Fue un asedio
largo y duro muy bien explicado por Albert Sánchez Piñol en “Victus”, mi última
lectura veraniega. En total fueron 13 meses de asedio. Justo lo contrario que
propugnaba todo buen manual de ingeniería militar. En la época se decía que el
tiempo máximo que debía durar cualquier asedio era un mes y con las mínimas
bajas posibles. En Barcelona ocurrió todo lo contrario. Resistió más de un año
y con muchísimos muertos. Al final no
hubo nada qué hacer por mucho que los barceloneses sacaran la bandera de Santa Eulalia
a pasear.
La novela aborda la Guerra de Sucesión española desde el punto de vista de uno de sus
participantes, un ingeniero barcelonés llamado Martí Zuviría (personaje real aunque desconocido) que se formó como
tal en Francia junto a Sébastien Le
PrestreVauban, el mayor ingeniero de su tiempo. No me extenderé más en
hablar del libro porque, aunque todos conocemos el final, considero que se debe
leer y no quiero desvelar detalles importantes.
Han
pasado 300 años desde que el Duque de Pópuli se plantó ante Barcelona con su
ejército borbónico. Por eso los actos del tricentenario empiezan ahora con la
inauguración oficial de El Born Centre Cultural,
en cuyo interior se encuentran los vestigios del barrio de la Ribera. Yo los vi el pasado mes de julio durante un
simulacro de pre-apertura al que fui invitada y que ahora comparto en el blog.
Ese día
paseé y deambulé por un yacimiento enorme, de 8.000 m2, que se mantiene en un
estado excepcional. Además, la gran cantidad de documentación notarial
conservada sobre la Barcelona de 1.700, ha servido para identificar a todos (o
casi todos) los propietarios y habitantes de las casas. También se conocen sus oficios
(como el de la gente que regentaba la casa de la Neu, donde se guardaba nieve
para la conservación de alimentos), los juegos con los que se divertían y
muchos más detalles sobre la vida cotidiana de la
Barcelona del siglo XVIII. De hecho,
durante las obras de excavación se hallaron numerosos objetos de uso diario que
se muestran a parte, en un gran salón. Dicen que en total se hallaron 3.500 objetos
de los que sólo se exponen la mitad. Más que suficiente para hacerse la idea de cómo
vivían los barceloneses cuando Felipe V los desalojó.
Molt ben explicat Roser. Tinc penden el llibre de Victus que, per una cosa o una altra se'm resisteix.
ResponderEliminarEspero poder visitar amb calma i tranquilitat aquest jaciment.
Un petó!
A mi també em passava, que se'm ressistia, però al final aquest estiu m'he decidit i m'ha agradat força.
EliminarMolt interessant, i no és una novel-la, el llibre de l'historiador Albert Garcia Espuche, "Barcelona 1700"editat per Empuries el 2010.
ResponderEliminarRgR