Hacía tiempo que quería
entrevistar a Javier Montesol pero no me decidí a contactar con él hasta
que leí “Speak low”. Una brutal vuelta al cómic tras 30 años
alejado de él.
A Montesol lo descubrí
como pintor antes de conocer su pasado como dibujante. Eso fue en mi época de
estudiante en la Universidad. Entonces adoraba su trabajo y sigo adorándolo
ahora. Incluso una vez estuve a un pelo de conseguir hacerme con una de las
obras que exponía en el Supermercat d’Art American Prints pero mi economía precaria me
lo impidió. Ahora, muchos años después, no tengo en el salón casa esa pintura
que me gustaba pero sí que he tenido la suerte de poder hablar con él y decirle
lo mucho que lo admiro.
Antes de leer “Speak
low” pensaba enfocar la entrevista hacia el momento en que Mariscal,
Onliyú, los hermanos Farriol y el mismo Montesol convivían en
Ibiza mientras creaban una parte de “Nasti de Plasti”. Álbum que
posteriormente fue completado con aportaciones de Nazario, Ceesepe y Roger.
Eso ocurría a mediados de los 70 y en esa época en Barcelona pasaban muchas,
muchas cosas. Pero “Speak low” me dejó tan conmocionada que
estuve varios días sin coger un libro, sólo pensando en la historia que acababa
de leer. Luego corrí a escribir a Javier para decirle lo mucho que me había
gustado y que tenía unas ganas enormes de hablar con él. Aceptó enseguida y me contó un montón de cosas que ahora comparto en el blog.
Portada y contraportada de Pepichek Farriol para "Nasti de Plasti" (Ed. Mandragora, 1976) |
Roser.- Llevabas 30 años sin publicar un cómic y el año pasado aparecieron dos en el mercado, que en realidad eran tres. La reedición de “La noche de siempre” y “Fin de semana” y luego “Speak Low” como novedad. Una historia muy seria que a mí me dejó aplastada por unos días. ¿Qué te llevó a volver al cómic con un relato así?
Montesol.- A pesar de haber dejado el cómic para dedicarme a
pintar siempre me rondaban historias por la cabeza, más que historias,
desarrollos narrativos. Es decir que seguía trabajando a pesar de no plasmarlo
ni publicarlo. Más de una vez me encontraba fabulando en el desarrollo de un
diálogo o una acción pues siempre me ha interesado la cuestión narrativa. Si
leía una novela o una película que me interesaba la asimilaba y ya imaginaba
como funcionaría una historia mía con aquella manera de contar. Por eso, cuando de
repente empezaron a pasarme cosas muy gordas lo psicosomatizaba construyendo
literatura y, como lo que yo sabía por
oficio era hacer cómics, construí una historia con las emociones que estaba
viviendo.
Roser.-¿Fue muy largo
el proceso de elaboración?
Montesol.- Como te decía, empezaron a pasarme cosas
importantes. La más importante el cáncer de un hijo. Luego la pérdida de
confianza con la gente que había estado
trabajando veinte años, vamos, que el suelo se abría bajo mis pies. Todo coincidió
con el punto de inflexión en el crecimiento de nuestro país, las cosas
empezaban a desmoronarse poco a poco y yo era de los primeros en sentirlo.
Estaba claro que entrábamos en un punto y aparte. Empecé a sentir la necesidad
de volver a dibujar y narrar algo... Estaba en ello dibujando páginas sobre las
cosas perdidas como si volviese a los tiempos de “La Noche de Siempre”
y, de repente, un mazazo me situó en otra dirección. Nos llaman de madrugada
para decirnos que nuestro hijo estaba ingresado en el hospital tras sufrir un
linchamiento a la salida de una discoteca. Una realidad mucho más bestia me
rodeaba y no había lugar para la nostalgia, la autocomplacencia ni el recuerdo.
Era principios de agosto y la historia me salía sola, multitud de caminos...
Para febrero del 2010 tenía un montón de material. Era cuestión de eliminar,
pulir y cerrar la historia, cosa que hice en primavera. La repartí en una
edición en fotocopias entre los amigos y, para San Juan, me llama Carles
Santamaría para decirme lo mucho que le había gustado. Jesús Moreno
de Sinsentido había estado al tanto de toda la evolución de la obra y se
compromete conmigo para su edición y presentación en el Salón de Cómic del
2012.
Roser.- Espero
que tus hijos ahora estén bien...Yo tengo dos y no sé cual sería mi reacción si
les ocurriera algo similar a lo que cuentas. Además, sabiendo todo eso que me
acabas de decir, pienso que "Speak Low" debería ser una
terapia para tí. Como cuando algo te preocupa profundamente y tienes la
necesidad de explicárselo a alguien. En tu caso, ese alguien sería el lector...
Montesol.- La
familia es un campo de batalla importante, continua escuela y campo
minado. Me dices lo mismo que me dice mi mujer, que gracias a “Speak Low”
me he ahorrado ir al psiquiatra. Me afloraron muchas cosas y tenía necesidad de
explicarme. Saber explicarse, ordenarlo, situarse, es sanar.
Roser.- “La noche
de siempre” y “Fin de semana” son una crónica de la Barcelona de los
80.
Sus protagonistas, muchos reconocibles, son artistas jóvenes que casi no tienen
más preocupación que salir por la noche y pillarla gorda a base de drogas y
alcohol. En cambio “Speak low” es una historia adulta muy lejana a lo
que relatabais Ramón de España y tú en los 80 y también antes, en los 70 con
historias como “Nasti de Plasti”.
Montesol.- En efecto “Speak Low” es una obra de
adulto, pero para hacerla hay que haber vivido porque vivir da argumento. El
dibujante Vallés, en la época del Rrollo nos decía que
dibujábamos historias de otros o vividas a través de libros y películas...
Bueno, estamos aquí para aprender.
Roser.- Con “Speak Low” tu evolución artística es impresionante. De hecho, poco tiene que ver con tus cómics anteriores y en cambio tiene mucha relación con tu pintura actual.
Montesol.- Para mi era inconcebible plantear “Speak Low” como una obra
donde primero dibujas la página, la pasas a tinta minuciosamente, coloreas con
ordenador, etc, etc... En parte porque desconozco las técnicas que utilizan los
dibujantes de hoy en día, la tenía que hacer como bien pudiese y era a base de
directos, utilizando la mancha y haciendo bricolaje con la página. Si algo no
funcionaba, lo dibujaba otra vez y lo pegaba encima. El guión lo hice como los
hacía siempre, en una libreta de apuntes desarrollaba la historia con el germen
del dibujo ya planteado, como trabajaba Hergé.
Roser.- Hace unos
días, en una entrevista a Max y David Rubín ellos me comentaban que no les
gustaban sus trabajos más antiguos y defendían que es normal que eso ocurra
porque significa que has evolucionado como artista. En tu caso, esa evolución
ha sido brutal. Pero ¿tú como ves los cómics underground de finales de los 70 y
principios de los 80 que hacías junto a Nazario, Mariscal, Max...? Leí en la
reseña de “La noche de siempre” de Rockdelux que eras moderno entonces y
lo sigues siendo hoy...
Montesol.- Muchas gracias a la gente de RockdeLux por
el piropo, pero si, a veces se horroriza uno de los principios y no solo por el
dibujo sino por lo que se decía. En mi caso particular yo
no venía de una escuela de artes y oficios o de diseño... Venía de la Universidad
Autónoma de Barcelona, de tercer curso de económicas. Intuía cosas pero no
tenía ninguna preparación artística. Había visto y leído mucho tebeo, mucho
cómic, mucha película, mucho libro,
mucha radio, muchas ganas de agradecer lo que me habían aportado, pero nada
más.
Roser.- Fuiste cronista de la Barcelona “moderna” preolímpica, con una visión desencantada.
Montesol.- No sé si desencantado es la palabra... A lo mejor
simplemente es que uno se hace mayor pero lo que estaba ocurriendo no me
emocionaba ni me interesaba para nada. En los 70 había unas expectativas de
cambio que no se cumplieron, se pactó la transición. Se repartió el pastel,
entrada de capitales y empezó a subir el Souflé. Hay que consolarse pensando
que habría sido muchísimo peor con una
dictadura militar y una represión a la argentina, cosa que podría haber pasado
tranquilamente. A mí me interesaba la herencia de las Vanguardias, no la
postmodernidad. Por eso en los 90 me dediqué a un trabajo personal y a la
familia que acababa de crear y punto.
Roser.- Antes te preguntaba qué te hizo volver al cómic
pero ¿qué es lo que te lo hizo dejar y marcharte a Francia para dedicarte a la
pintura?
Montesol.- En los 80 yo deposité mi confianza y mi trabajo en
la revista “Cairo”, con una apuesta por las historias bien
contadas y bien dibujadas. Estaba claro que el proyecto podría funcionar si
entrábamos en los mercados de fuera. Norma era y es una buena editorial y se
hablaba de un proyecto de coedición con editores europeos. Al final mi obra no
funcionaba fuera y a finales de los 80 empecé a fundar una familia. Era
cuestión de replantearse las cosas. Empecé a vender obra original a través del
marchante Jean Pierre Guillemot
y entré en el periódico ABC con una tira diaria. Así que me
olvidé del cómic y empecé otro camino, el de aportar por la obra original, no
la obra seriada. Trabajo y familia requerían una dedicación, un silencio, una
entrega que pensé podía cumplir viviendo en el campo, en la Bretaña francesa,
mejor que en la vorágine de la Barcelona postolímpica. Un trabajo en
profundidad empezaba y a él me dediqué.
Roser.- Luego, de vuelta a España, buscaste una ciudad
distinta a la tuya para instalarte e incluso en “Speak low” hay una
referencia a este hecho.
Montesol.- La ruptura había sido más profunda de lo que en
principio se podía esperar. No me apetecía volver al lugar de origen, así que
aposté por una ciudad donde mi obra era muy bien recibida, pero las rupturas
son muy dolorosas y no digamos si cuarenta años de tu vida se han desarrollado
en ese lugar, donde han nacido tus hijos y has conocido a tu mujer. Había que
aprender otra realidad, el espacio físico de otra ciudad y no mirar atrás. Para colmo, Madrid y
Barcelona son dos ciudades que se dan la espalda a pesar de ser los pilares de
nuestro país. Es una pena la falta de identidad nacional y que haya personas
que jueguen con esto como si de un partido de fútbol se tratase cuando es algo
tremendamente serio.
Roser.- Para terminar, me gustaría saber si este retorno
al cómic ha sido algo esporádico o bien tienes la intención de seguir
publicando nuevas historias.
Tot un referent en el món del còmic i en la cultura barcelonina. Caldrà tornar-lo a visitar.
ResponderEliminarSi no has llegit "Speak low" et recomano que ho facis. Encara que no té res a veure amb el seu passat dins el món del còmic a mi em va encantar. Per això el vaig voler entrevistar.
EliminarMe ha encantado Roser, tiene unas reflexiones muy lúcidas, la vida ha pasado por el y se nota. Que gustazo leer algo así con calma.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias Ángeles! También fue un gustazo poderlo entrevistar tras leer ese cómic que me encantó.
EliminarEl jueves 16 de octubre se inaugura una exposición suya en el hotel Axel. No te la puedes perder. Dolors.
ResponderEliminarGracias Dolors. Lo tengo controlado y ahí estaré.
EliminarRecuerdo que Montesol me fascinaba cuando estudiaba Bellas Artes, a finales de los 80 y primeros 90. Después, le perdí la pista. Me ha encantado la entrevista, y conocer más detalles sobre este gran artista.
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