Hace unas semanas aproveché la celebración del 48H Open House para acercarme a visitar el remodelado Teatre Principal. Cerrado desde el
año 2006, cuando su propietario (Balañá) no supo qué hacer con él ni como darle
un buen rendimiento. Antes de clausurar el teatro, incluso intentó venderlo al
Ayuntamiento pero al final las negociaciones quedaron en nada.
Deshabitado desde hace siete años, de vez en cuando el local
se utilizaba para realizar fiestas semi-clandestinas con Dj’s a las que acudía gente
con ganas de divertirse en lugares
abandonados. Esto lo supe hace bien poco, por un amigo asiduo a
fiestas como estas y al que entonces yo aún no conocía.
Tras mucho tiempo con el teatro abandonado, Balañá ha acabado por unirse a un grupo de empresarios con los que ha rehabilitado el local y lo ha
puesto en marcha de nuevo. Cosa de la que me alegro. Así, el teatro más antiguo
de Barcelona no caerá en el olvido como últimamente ocurre con tantos lugares
de la ciudad.
Por él han pasado cantantes famosos de ópera, actores de la
talla de Maurice Chevalier (la estrella del Gran Casino de Paris) o actrices
como Sarah Bernhardt, que debutó en el Principal gracias a su amistad con Peius Gener. Muchos barceloneses bailaron
en los salones del Principal Palace, el primer Music-Hall de España. Otros
tantos jugaron al frontón, en el Jai Alai y algunos otros acudieron al Cine
Latino para ver películas X o para acosar a los chavales que rondaban por el Club de Billar Monforte.
Exterior del Cine Latino fotografiado por Xavier Miserachs en 1962 |
La historia del teatro es larga y complicada. Por él han pasado varios
propietarios y ha habido incendios, reconstrucciones y reaperturas. Su creación
fue posible gracias a un tal Joan Bosch que donó, al Hospital de la Santa Creu,
un terreno y unas casas que tenía en la Rambla para construir un teatro en ese
enclave. Tenía la intención de poder sufragar parte de los gastos del hospital
con los beneficios de las representaciones teatrales. Cosa que se consiguió por
unos privilegios concedidos por Felipe II entre 1568 y 1587.
Las obras de construcción del teatro duraron seis años y su
estructura inicial de madera con forma de típico corral de comedias duró bien
poco. En 1728 fue derruido y levantado de nuevo, ahora ya en piedra. Esta fue
su primera rehabilitación pero le siguieron unas cuantas más. La segunda, en
1787, tras un terrible incendio, que requirió de donaciones de algunos nobles
de la ciudad para su reconstrucción.
Casi desde sus inicios, las representaciones de ópera convivieron
con el teatro de texto. Luego vinieron los conciertos y, ya en el siglo XIX,
incluso magia y zarzuela. Es decir, que ofrecía un repertorio amplio y variado
en contraposición con su rival, el Liceu, dedicado a la ópera por completo.
Entonces, con el Liceu en pleno auge, el Teatre Principal
empezó a decaer y casi acabó derribado si no fuera por una campaña popular que
lo salvó. A partir de ese momento cambió de orientación fomentando el teatro en
catalán y dejando al Liceu como único gran teatro operístico.
El Teatre Principal en 1874 (Arxiu Fotogràfic de Barcelona) |
Un nuevo incendio, ocurrido en 1915, obligó a realizar una
nueva reconstrucción ya que las llamas se comieron todo el interior. Tres años
después, pasó a ser propiedad de don Teodoro Seebold quien emprendió una nueva
remodelación que incluía la apertura del frontón en diciembre de 1918 y una nueva
inauguración. Esta vez, como music-hall bajo el nombre de Principal Palace, en
la época en que a mí me gusta más. Cuando el Barrio Chino era un lugar de
perdición donde abundaban cabarets, cafés, tabernas, prostíbulos y casas de
dormir. Un barrio en el que se mezclaban mugre, drogas y prostitución con gente bien
que acudía a los locales nocturnos en busca de diversión.
El 21/12/1918 La Vanguardia anunciaba la inauguración de la temporada de frontón |
La pista del frontón durante mi visita al 48H Open House |
Según Paco Villar, en “Historia y leyenda del barrio chino”
el nuevo edificio constaba de cuatro partes diferenciadas. En la planta baja, el
teatro con su vestíbulo, restaurante, sala de descanso y foyer. En su interior
cabían 1.600 personas y permitía la posibilidad de retirar las butacas de la
platea en pocos minutos para transformar el espacio en sala de baile o en lo que fuera necesario, como dejaba bien claro este anuncio de la Vanguardia de agosto de 1920.
La Vanguardia del 19/08/1920 anunciaba así el inicio de la temporada de verano |
Anexo al teatro estaba el frontón, enorme, con capacidad
para 1.800 personas y en el que hombres y mujeres debían jugar separados. En la
segunda planta había un casino y, en la primera, el Café Lion d’Or que contaba
con biblioteca, peluquería y unas cuantas cosas más. Incluso allí se llegaron
a celebrar dos sorteos del Gordo de Navidad en los años 1937 y 38.
Sorteo de Navidad en 1937 en el Café Lion d'Or (Foto de Brangulí - Arxiu Nacional de Catalunya) |
En 1924 un nuevo incendio, en el que murieron dos
trabajadores, obligó a una nueva rehabilitación. Cuando volvió a abrir, lo hizo
en calidad de cine con espectáculos de variedades. Nueve años después, un
último incendio lo destruyó y, otra vez, se tuvo que reconstruir.
La Vanguardia del 30/03/1924 recogía la noticia del entierro de las 2 víctimas |
Últimamente y, hasta su cierre en 2006, en el Principal se
realizaban conciertos y representaciones teatrales. Ahora renace reconvertido
en una sala de espectáculos que, en realidad, estará formada por dos. Una, en
lo que fue el antiguo teatro (que será sala de conciertos) y otra en lo que era
el Cine Latino, que se utilizará como sala de proyección, teatro y espacio de conciertos.
Vista desde el escenario de la sala principal durante mi visita al 48H Open House |
Ojalá esta nueva etapa del Teatro Principal sea un éxito. La
parte negativa de todo esto es que se deban derribar locales contiguos como el Panam’s, el
Show Girls y los Billares Monforte para ubicar otro hotel en las Ramblas. ¿No
hay suficientes ya?
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