martes, 2 de abril de 2013

Los ancestros del cine: Panorama Plewna y Diorama animado



Desde siempre me han gustado todo tipo de aparatos y cachivaches precedentes de la fotografía y el cine. Ya en mis años de estudiante en la Universidad realicé un trabajo sobre ello para la asignatura de Historia del cine del que ahora he rescatado una parte para escribir este post. El trabajo en sí era sobre escenógrafos catalanes en el cine anterior a 1930 aunque hoy sólo me referiré a un par de  esos antecedentes que formaron parte de la vida de los barceloneses: el Panorama y el diorama. 

Para empezar hay que saber que “Panorama” es una palabra de origen griego que en ese idioma significa “visión global” y eso es lo que era un “panorama” pre-cinematográfico. “Panoramas” de esos, en Barcelona hubo unos cuantos: el Montserrat (1888),  el Waterloo y el Plewna. Este último era el más importante ya que fue construido en 1888 en ocasión de la Exposición Universal y se encontraba ubicado en el cruce de la Gran Vía con Rambla Cataluña. Su arquitecto responsable, Antoni Rovira Rabassa (también autor del campanario de les Corts de Sarrià, en 1896), lo diseñó con una rara mezcla de estilos.

El nombre de Plewna fue tomado de una batalla ocurrida en Bulgaria durante la guerra entre rusos y turcos (1877-78) que fue plasmada por el pintor francés Paul Philipoteaux y que acabó siendo expuesta en ese Panorama barcelonés. Como curiosidad no está de más decir que su autor también pintó el cuadro más grande del mundo en 1883. Representaba la Batalla de Gettysburg (la más cruel y con más muertos de la Guerra Civil Norteamericana) y medía 125 m X 21 m y su  peso era de 5,349 Kg.

Una de las pocas imégenes que se conservan del Panorama Plewna
Del Panorama Plewna creo que tan solo queda esta imagen superior y algunas noticias sobre él. “L’esquella de la Torratxa” le dedicó un artículo que describía a la perfección como era en su interior y exterior. Del exterior contaba que era un edificio circular de grandes dimensiones que parecía un circo de madera. Además, tenía una cúpula en forma de cúpula rusa y una puerta de entrada de piedra, muy elegante. En su interior se representaba la batalla de Plewna (ocupando toda la pared) y en el centro se encontraba una plataforma inclinada con barandilla desde la cual el público se aposentaba a contemplar la batalla.

Se dice que el invento del Panorama fue cosa de un retratista de Edimburgo que se llamaba Robert Barker. Fue él quien presentó en esa ciudad (1788) el primer Panorama (aunque lo hizo con un nombre distinto) y en 1792 lo llevó a Londres, siendo instalado en un edificio de Leicester Square.

Ocho años después el invento llegó a París de la mano de James Thayer y se instalaron dos en el Boulevard de Montmaître. Y ya de París se expandió por toda Europa (Barcelona incluida).

Pero los Panoramas no fueron de larga vida y rápidamente se vieron desbancados por los Dioramas. Un nuevo espectáculo ideado por el francés Daguerre bastante más espectacular. El invento constaba de una pintura, que se realizaba sobre un soporte de seda y se combinaba con otros elementos (opacos o transparentes), que producían unos efectos ópticos magníficos.

El diorama más antiguo del que se tiene noticia es del de París, instalado en 1822 en el número 4 de la Rue Sanson. Luego apareció el de Londres (1823) y aún más tarde se instaló el primer diorama español en Madrid. 

El de Barcelona era el “Diorama animado”,  se encontraba en la Plaça Bonsuccés, 3  y fue ideado por el escenógrafo Salvador Alarma (Barcelona 1870-1941). Inaugurado el 27 de septiembre de 1902 (en motivo de las fiestas de la Mercè), tenía un aforo de 547 personas. Pero este no fue el primer diorama de Barcelona ya que un poco antes estuvo  instalado otro en el Círculo Artístico representando el cuadro “Bòria avall” del pintor Galofré Oller

Noticia publicada en La Vanguardia el 19/09/1902

"Bòria Avall" (Galofré Oller)
Aunque el Diorama Animado no fue el primero de la ciudad sí que fue el más espectacular tanto por su diseño exterior como interior y por las atracciones que en él se ofrecían. Las obras de construcción duraron unos 2 años empleando a 70 personas en total. Lástima que no quede nada del edificio aunque sí se conservan en el Institutdel Teatre algunos de los decorados expuestos.
Salvador Alarma pintando un diorama (Fuente: Institut del Teatre)
En cuanto a la decoración exterior (también de Salvador Alarma), debo decir que ganó la medalla de oro del concurso de edificios y de fachadas artísticas organizado por el Ayuntamiento de la Barcelona en  motivo de las fiestas de la ciudad.


Los “cuadros animados” (que así los definía la revista “Il·lustració Catalana”) que formaban el espectáculo se montaban sobre una plataforma giratoria de 6 metros de diámetro que permitía cambiar el decorado a toda prisa. En total eran 4 cuadros corpóreos con figuras de medio metro en movimiento sobre una plataforma giratoria que los exhibía sucesivamente. Sus títulos:  
  • Desfile de un destacamento “boer” custodiando a prisioneros ingleses
  • Naufragio de “El cometa” en las costas de Noruega
  • "El Cometa” naufragado en el fondo del mar rodeado de peces y algas
  • Una corrida de toros en las Arenas con la cogida de un banderillero.

Uno de los dioramas que se conservan en el Institut del Teatre

Este programa se mantuvo hasta diciembre del mismo año, momento en que el local se empezó a anunciar como Novísimo cinematógrafo. Por las tardes sesiones de Diorama Animado. Por las noches, gran novedad en Películas”. De modo que a los tres meses de ser inaugurado alternaba las sesiones de Diorama con otras de cinematógrafo. Ya en 1903 pasó a llamarse “Gran Cinematógrafo del Diorama” y, en 1910, combinaba espectáculos de autómatas con películas de cine.

Anuncio en La Vanguardia del 10/10/1910
Más tarde, en los años 30, compartió programación con los cines "Nuevo" y "Majestic" hasta que en 1973 el local fue totalmente renovado bajo el nombre de “Diorama 73” gracias el empresario José María Padró que, por aquél entonces, también era el propietario del Cine Comedia.

Sobre la sesión inaugural (10 de marzo de 1973), el diario La Vanguardia publicó artículo muy detallado en el que explicaba la sesión privada ofrecida a periodistas y profesionales del cine. Incluía una charla del periodista Jorge Torras,  una sesión de películas mudas acompañadas al piano por el maestro Joan Pineda y la proyección del documental “El mundo de Fructuós Gelabert” (Juan Francisco Lasa).


Después de eso, el “Diorama 73” empezó su nueva etapa con la proyección de “El visitante nocturno” de Lazlo Benedek.



Tras esa larga vida, el Diorama acabó en los años 80 transformado en una Sala X y así siguió hasta su último día de vida, el 31 de diciembre de 1999.

4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Gracias Miquel! Rescatada de un trabajo universitario. La historia del Diorama siempre me ha fascinado.

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  2. Una vez más una entrada completísima y para deleitarse. Me ha recordado la exposición del Paralelo del CCCB.
    Besos

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    1. Gracias Enrique. No es de extrañar que te recuerde la exposición del Paral·lel porque era completísima aunque creo que del Panorama y el Diorama no se hablaba, ya que se escapaba un poco del radio de acción. Pero la parte de las atracciones de feria si que tiene mucho que ver.

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