Desde siempre me han
gustado todo tipo de aparatos y cachivaches precedentes de la fotografía y el
cine. Ya en mis años de estudiante en la Universidad realicé un trabajo sobre
ello para la asignatura de Historia del cine del que ahora he rescatado una
parte para escribir este post. El trabajo en sí era sobre escenógrafos
catalanes en el cine anterior a 1930 aunque hoy sólo me referiré a un par
de esos antecedentes que formaron parte
de la vida de los barceloneses: el Panorama y el diorama.
Para empezar hay que
saber que “Panorama” es una palabra de origen griego que en ese idioma
significa “visión global” y eso es lo que era un “panorama”
pre-cinematográfico. “Panoramas” de esos, en Barcelona hubo unos cuantos: el
Montserrat (1888), el Waterloo y el
Plewna. Este último era el más importante ya que fue construido en 1888 en
ocasión de la Exposición Universal y se encontraba ubicado en el cruce de la
Gran Vía con Rambla Cataluña. Su arquitecto responsable, Antoni Rovira Rabassa
(también autor del campanario de les Corts de Sarrià, en 1896), lo diseñó con
una rara mezcla de estilos.
El nombre de Plewna fue
tomado de una batalla ocurrida en Bulgaria durante la guerra entre rusos y
turcos (1877-78) que fue plasmada por el pintor francés Paul Philipoteaux y que
acabó siendo expuesta en ese Panorama barcelonés. Como curiosidad no está de
más decir que su autor también pintó el cuadro más grande del mundo en 1883. Representaba
la Batalla de Gettysburg (la más cruel y con más muertos de la Guerra Civil
Norteamericana) y medía 125 m X 21 m y su
peso era de 5,349 Kg.
Una de las pocas imégenes que se conservan del Panorama Plewna |
Del Panorama Plewna creo
que tan solo queda esta imagen superior y algunas noticias sobre él. “L’esquella
de la Torratxa” le dedicó un artículo que describía a la perfección como era en
su interior y exterior. Del exterior contaba que era un edificio circular de
grandes dimensiones que parecía un circo de madera. Además, tenía una cúpula en
forma de cúpula rusa y una puerta de entrada de piedra, muy elegante. En su
interior se representaba la batalla de Plewna (ocupando toda la pared) y en el
centro se encontraba una plataforma inclinada con barandilla desde la cual el
público se aposentaba a contemplar la batalla.
Se dice que el invento
del Panorama fue cosa de un retratista de Edimburgo que se llamaba Robert
Barker. Fue él quien presentó en esa ciudad (1788) el primer Panorama (aunque
lo hizo con un nombre distinto) y en 1792 lo llevó a Londres, siendo instalado
en un edificio de Leicester Square.
Ocho años después el
invento llegó a París de la mano de James Thayer y se instalaron dos en el
Boulevard de Montmaître. Y ya de París se expandió por toda Europa (Barcelona
incluida).
Pero los Panoramas no
fueron de larga vida y rápidamente se vieron desbancados por los Dioramas. Un
nuevo espectáculo ideado por el francés Daguerre bastante más espectacular. El
invento constaba de una pintura, que se realizaba sobre un soporte de seda y se
combinaba con otros elementos (opacos o transparentes), que producían unos
efectos ópticos magníficos.
El diorama más antiguo
del que se tiene noticia es del de París, instalado en 1822 en el número 4 de
la Rue Sanson. Luego apareció el de Londres (1823) y aún más tarde se instaló
el primer diorama español en Madrid.
El de Barcelona era el
“Diorama animado”, se encontraba en la
Plaça Bonsuccés, 3 y fue ideado por el
escenógrafo Salvador Alarma (Barcelona 1870-1941). Inaugurado el 27 de septiembre
de 1902 (en motivo de las fiestas de la Mercè), tenía un aforo de 547 personas.
Pero este no fue el primer diorama de Barcelona ya que un poco antes
estuvo instalado otro en el Círculo
Artístico representando el cuadro “Bòria avall” del pintor Galofré Oller.
Noticia publicada en La Vanguardia el 19/09/1902 |
"Bòria Avall" (Galofré Oller) |
Aunque el Diorama Animado
no fue el primero de la ciudad sí que fue el más espectacular tanto por su
diseño exterior como interior y por las atracciones que en él se ofrecían. Las
obras de construcción duraron unos 2 años empleando a 70 personas en total.
Lástima que no quede nada del edificio aunque sí se conservan en el Institutdel Teatre algunos de los decorados expuestos.
Salvador Alarma pintando un diorama (Fuente: Institut del Teatre) |
En cuanto a la decoración
exterior (también de Salvador Alarma), debo decir que ganó la medalla de oro
del concurso de edificios y de fachadas artísticas organizado por el
Ayuntamiento de la Barcelona en motivo
de las fiestas de la ciudad.
Los “cuadros animados”
(que así los definía la revista “Il·lustració Catalana”) que formaban el
espectáculo se montaban sobre una plataforma giratoria de 6 metros de diámetro
que permitía cambiar el decorado a toda prisa. En total eran 4 cuadros
corpóreos con figuras de medio metro en movimiento sobre una plataforma
giratoria que los exhibía sucesivamente. Sus títulos:
- Desfile de un destacamento “boer” custodiando a prisioneros ingleses
- Naufragio de “El cometa” en las costas de Noruega
- "El Cometa” naufragado en el fondo del mar rodeado de peces y algas
- Una corrida de toros en las Arenas con la cogida de un banderillero.
Uno de los dioramas que se conservan en el Institut del Teatre |
Este programa se mantuvo
hasta diciembre del mismo año, momento en que el local se empezó a anunciar
como “Novísimo cinematógrafo. Por las
tardes sesiones de Diorama Animado. Por las noches, gran novedad en Películas”.
De modo que a los tres meses de ser inaugurado alternaba las sesiones de
Diorama con otras de cinematógrafo. Ya en 1903 pasó a llamarse “Gran Cinematógrafo del Diorama” y, en
1910, combinaba espectáculos de autómatas con películas de cine.
Anuncio en La Vanguardia del 10/10/1910 |
Más tarde, en los años
30, compartió programación con los cines "Nuevo" y "Majestic" hasta que en 1973 el
local fue totalmente renovado bajo el nombre de “Diorama 73” gracias el
empresario José María Padró que, por aquél entonces, también era el propietario
del Cine Comedia.
Sobre la sesión inaugural
(10 de marzo de 1973), el diario La Vanguardia publicó artículo muy detallado
en el que explicaba la sesión privada ofrecida a periodistas y profesionales
del cine. Incluía una charla del periodista Jorge Torras, una sesión de películas mudas acompañadas al
piano por el maestro Joan Pineda y la proyección del documental “El mundo de
Fructuós Gelabert” (Juan Francisco Lasa).
Después de eso, el
“Diorama 73” empezó su nueva etapa con la proyección de “El visitante nocturno”
de Lazlo Benedek.
Tras esa larga vida, el
Diorama acabó en los años 80 transformado en una Sala X y así siguió hasta su
último día de vida, el 31 de diciembre de 1999.
Que entrada tan interesante,,, salut
ResponderEliminarGracias Miquel! Rescatada de un trabajo universitario. La historia del Diorama siempre me ha fascinado.
EliminarUna vez más una entrada completísima y para deleitarse. Me ha recordado la exposición del Paralelo del CCCB.
ResponderEliminarBesos
Gracias Enrique. No es de extrañar que te recuerde la exposición del Paral·lel porque era completísima aunque creo que del Panorama y el Diorama no se hablaba, ya que se escapaba un poco del radio de acción. Pero la parte de las atracciones de feria si que tiene mucho que ver.
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