miércoles, 25 de julio de 2012

¿Nos fugamos de la cárcel?



Hace unos días, buscando información sobre el encarcelamiento de Joan Rull junto a su madre y su hermano en la Modelo encontré una noticia en el ABC del 14 de diciembre de 1933 con este titular:

"DE LA CARCEL DE BARCELONA SE EVADIERON AYER 58 RECLUSOS
Los evadidos abrieron una galería por la que se deslizaron a la cloaca."

Evidentemente me detuve a leerla y enseguida supe que era una historia hecha para ser contada en el blog.

La cuestión es que el 13 de diciembre de 1933 hubo una fuga masiva de prisioneros de la cárcel de Barcelona, la Modelo. Exactamente, 58 presos se marcharon por un boquete que abrieron en una de las celdas y que conectaba directamente con las cloacas de la ciudad. Esa fue la primera huída en la historia de la cárcel desde su inauguración en 1904, aunque no la última. Meses atrás, exactamente en marzo del mismo año, hubo un primer intento que fue abortado por los funcionarios de la prisión al descubrir un gran agujero por el que los reos pensaban huir.


 
Los responsables de este primer intento de fuga parece que no fueron descubiertos (o al menos yo no he encontrado más noticias al respecto) y, posiblemente, lo intentaron de nuevo pasados unos meses consiguiendo un éxito relativo. Y digo relativo porque pudieron salir de la cárcel aunque rápidamente fueron pillados, juzgados y otra vez encarcelados.

Imagen de la Modelo en 1943
Según la noticia, los prisioneros se fueron por una galería abierta en el interior de la  celda 184, ubicada en la planta baja y que estaba ocupada por Alejo Mas Vidal  (encarcelado por colocación de explosivos). 

Varios de los protagonistas de la huída estaban procesados por robo, atraco a mano armada y asesinato. Sus nombres, Ruano, Casterlena y Félix Vitali (autores del asesinato del joyero de la calle Salmerón, actualmente Gran de Gràcia); también, los responsables del atraco y asesinato del cajero del café del Oro del Rhin  Pedro Campón, Ballano y Lecarboure, junto a otros presos encausados por distintos asuntos como José Vidal Comas, Juan Freixas, Juan Yepes, Enrique Grau, Antonio Aguilar, José Pastor, Ángel  José Martorell

La cosa empezó cuando un par de días antes de la fuga las autoridades policiales vieron una mujer sospechosa que merodeaba por los alrededores de la cárcel y que luego dejó caer un plano del alcantarillado de Barcelona. La señora se fue a toda prisa antes de que la policía le pudiera preguntar nada. Alarmados por este extraño suceso, los responsables de la prisión establecieron un servicio de vigilancia por si acaso ocurría lo que al final pasó.

Dos días más tarde, una pareja de la Guardia Civil que trabajaba vigilando el Frenopático de les Corts vio salir de una alcantarilla a un grupo sospechoso. Después de esto, decidieron intensificar la vigilancia en las alcantarillas cercanas consiguiendo arrestar a 26 fugitivos, entre los que se encontraban los asesinos del joyero de la calle Salmerón y los del cajero del Oro del Rhin. Otros no fueron descubiertos hasta el día siguiente cuando unos transeúntes los vieron salir de otra alcantarilla de la calle Calabria, ataviados como mecánicos. Asustados, los ciudadanos que descubrieron la fuga, avisaron a las autoridades temiendo que se tratara de los preparativos de un atentado anarquista. Acto seguido, se revisaron exhaustivamente las galerías de la prisión encontrándose a faltar 58 hombres en total.

Mientras en el interior de la cárcel se echaba en falta a un gran número de reclusos, guardias civiles de servicio en Les Corts vieron a una mujer introduciendo, en la boca de una alcantarilla, una nota (atada a un hilo) que indicaba a los fugitivos por donde debían salir a la calle con la frase “POR AQUÍ ES LA SALIDA” y, gracias a la cual, la guardia civil detuvo a una veintena de fugados.

En el interrogatorio posterior a la detención, todos declararon lo mismo: mientras paseaban por el patio se les acercó un desconocido que les propuso la fuga, a la que todos accedieron. En cuanto a la abertura de la galería en la celda de Alejo Mas Vidal, éste declaró ser el responsable aunque dijo que lo hizo presionado por el resto de sus compañeros. Al final, el asunto terminó con todos procesados y de nuevo entre rejas. 

Interior de la cárcel en 1939
La Modelo se empezó a construir en 1887 para sustituir la vieja Cárcel de Amalia, que se encontraba en el lugar que un día ocupó el antiguo convento de los monjes de Sant Vicenç de Paul (quemado en la revuelta del Torin) entre la Ronda de San Pablo y la calle Reina Amalia. En esa vieja cárcel, en funcionamiento desde 1839, malvivían hombres, mujeres y niños (desde los 8 años de edad) en deplorables condiciones. Por poner un ejemplo, les diré que aunque su capacidad era para 287 presos, casi desde el principio acogía a más de 800 y llegó a albergar un máximo de 1.494.

La cárcel de Amália
Paralelamente a la construcción de la Modelo se empezó a edificar el Asilo Durán en las afueras de Barcelona (donde hoy está la clínica Teknon), destinado a acoger los niños y niñas que hasta entonces habían estado en la Cárcel de Amalia, mezclados con los adultos. Las mujeres se quedaron en esa vieja prisión (Amalia) hasta su demolición, en 1936.

Interior de la capilla del Asilo Durán

La nueva cárcel para adultos recibió el nombre de “Modelo” porque debía ser un modelo de regeneración para el preso además de un modelo de seguridad, ya que desde la torre central se divisaban todas las galerías de los reclusos.

Vista de la Modelo en el año de su inauguración (1904)

La cárcel fue construida por los arquitectos Josep Domènec i Estapà y Salvador Vinyals basándose en un sistema celular y panóptico donde los presos vivían aislados unos de otros, casi completamente incomunicados. Inicialmente contaba con 620 celdas para preventivos (todas con retrete incluido) a las que se añadieron 200 más (para condenas sentenciadas) en una ampliación  realizada en 1908. Con tal confinamiento se pretendía que el reo tuviese tiempo suficiente para reflexionar sobre los delitos cometidos y llegase al arrepentimiento y su rehabilitación posterior.  

  
Con el tiempo, el sistema de aislamiento celular, que en un principio se creía infalible, acabó siendo más dañino que beneficioso y al final acabó por imponerse un sistema más flexible en que los presos podían tener una mayor interacción. Así, en 1933, cuando ocurrió lo de la fuga masiva, gran parte del sistema celular ya había desaparecido. Y vaya lo que interactuaron entre si para programar esa gran huída.

Grupo de prisioneros nudistas en el patio de la cárcel en 1933

miércoles, 18 de julio de 2012

El día que descubrí a Joaquín del Castillo Mayone


 
A veces, cuando busco información para escribir sobre un determinado tema en el blog, descubro personajes e historias fascinantes que me llevan a seguir tirando del hilo para encontrar, al final, cosas como la que les voy a contar. Así conocí a Joaquín del Castillo Mayone. Concretamente, investigando para la entrada de Ramón Montserrat y el origen de sus obras. Como ya dije en ese mismo post, una de las obras representadas por el marionetista Montserrat podría estar basada en la novela de Joaquín del Castillo “Adelaida o el suicidio”. Una historia romántica que cuenta un drama terrible sobre una joven de 18 años que se suicidó lanzándose  al mar, despechada por amor y que reproducía un hecho real ocurrido en Barcelona el 14 de abril de 1832.


De la vida de este hombre poco he podido saber, solo que fue un escritor barcelonés más bien mediocre, de carácter liberal, activo en la década de 1830. No sé si es barcelonés de nacimiento o bien de adopción, ya que en algunas fuentes he leído que era hijo y también sobrino de militar destinado en Cataluña (su tío era el teniente coronel Mayone). 

En cuanto a su labor como escritor, se le conocen una decena de obras publicadas entre 1826 y 1837, todas en Barcelona. Publicó las novelas  “La prostitución o consecuencias de un mal ejemplo” (1826); “El buen hijo y el matrimonio fraterno”; “Viage somniaéreo a la luna” (1832);  “Adelaida o el Suicidio” (1833) y “Ocios juveniles” (estas dos últimas, novelas románticas). También, un poema en cartas titulado “Exclamaciones de un expatriado” (1833); el manual sobre las relaciones de pareja “Atalaya observatoria de ambos sexos” (1833) y algunos manuales sobre lengua castellana.

También publicó las obras históricas  “El tribunal de la Inquisición” (1835) y “La ciudadela Inquisitorial de Barcelona o las víctimas del despotismo del conde de España” (1836);  un par de ensayos críticos con el clero titulados “Frailismonia o grande historia de los frailes” (1836) y “El fraile, o la reliquia entre ruinas” además de “Las bullangas de Barcelona” (1837), que era una recopilación de las siete bullangas (revueltas populares) ocurridas desde julio de 1835 (iniciadas con una corrida de toros que acabó con una gran quema de conventos) y octubre de 1837 en Barcelona, con la consolidación del régimen liberal.

El pueblo en plena tarea de quemar un convento

De las novelas, aparte de “Adelaida o el suicidio” (de la que me he vuelto fan desde que la descubrí), "Viage somniaéreo a la Luna” (escrito con "G" de acuerdo a la grafía del siglo XIX) me ha parecido interesante, tanto por ser una de las primeras novelas de ciencia ficción publicada en España como por su historia, aunque literariamente no sea gran cosa. Editada en Barcelona por la librería de M. Saurí y Compañía, en 1832, parte de este relato se encuentra reproducido en el libro “De la luna a Mecanópolis – antología de la ciencia ficción española (1832-1913)”, que se compone de 17 textos seleccionados por Nil Santiáñez-Tió. Entre ellos, además del ya citado de Joaquín del Castillo, hay otros de autores tan relevantes de la época como Leopoldo Alas (Clarín) con “Cuento futuro” (1886), Santiago Ramón y Cajal con “El pesimista corregido” (1905) y Miguel de Unamuno con “Mecanópolis” (1913).


Para entender el contexto en el que fue escrito “Viage somniaéreo a la Luna” debo decir que muchos autores españoles se iniciaron en el género de la ciencia ficción a raíz del éxito de las novelas extranjeras del mismo género. Julio Verne era todo un best seller en la España del siglo XIX y sus novelas se cuentan entre las más traducidas al castellano. Por eso, no es de extrañar que los autores españoles de la época quisieran emularlo escribiendo sus propias historias de ciencia ficción. De hecho, en cinco obras españolas del siglo XIX se narra un viaje espacial y entre ellas está Viage somniaéreo a la Luna".



Sobre el viaje a la luna relatado en la novela de Joaquín del Castillo hay que decir que no es real sino imaginario, ya que su protagonista (el argelino Ismael) se embarca en un globo aerostático (otra vez un tema recurrente en los siglos XIX y principios del XX) a la persecución de su hija Zulema que ha huido a la Luna junto a su amante-raptor (el francés Lambert), en ese mismo medio de transporte. Pero a medio elevarse el globo, Ismael se queda dormido y sueña que llega a la Luna donde al final encuentra a Zulema y Lambert. Pero el sueño no es así de simple sino más bien una pesadilla, por todo lo que le ocurre al pobre Ismael.

La novela empieza en España y, concretamente, en las propiedades de un tal Torcuato en las afueras de Córdoba. Allí es donde conoce a Ismael tras salvarlo de morir ahogado entre las aguas revueltas del Guadalquivir. Una vez recuperado del susto, el argelino explica a don Torcuato una extraña historia sobre su hija raptada por un militar francés y su viaje a la luna en busca de la pareja fugada. Según el relato, Ismael es un pobre hombre perseguido por la desgracia. Primero perdió a su hijo mayor, que fue reclutado por los turcos para luchar contra los rusos y jamás volvió. Luego, su hija se fue con un marino francés que el propio Ismael salvó de morir ahogado tras naufragar su barco cerca de su casa. Como Ismael no aprobaba el matrimonio por la diferencia de religión entre la pareja, los amantes decidieron huir en globo a la Luna y así se lo hicieron saber en una carta de despedida. Pero Ismael, no conforme con perder a su hija, salió en su búsqueda a bordo de otro globo aerostático. Y ahí empieza la parte de ciencia ficción de la historia, con Ismael durmiéndose  en el globo a media ascensión y soñando su llegada a la luna. En el sueño, los habitantes de la luna lo llevan al “depósito de rarezas” para pasar, después, por los hemisferios de la “tranquilidad” y la “intriga” donde finalmente encuentra a su hija aunque no consigue llevársela a la Tierra. 

Sobre la descripción del “depósito de rarezas” debo decir que es una de las primeras descripciones de extraterrestres en la novela europea del siglo XIX. Por lo que cuenta, este lugar es una especie de zoológico donde los lunículas llevan (por parejas) a los visitantes de otros planetas  para que se reproduzcan entre ellos. Allí se encuentran los mercuriolas (de Mercurio), los martícolas (de Marte), los venícolas (de Venus), los jupitícolas (de Júpiter), los saturnícolas (de Saturno) y  los uranícolas (de Urano).  Bien raros todos ellos. Por poner un ejemplo, a los mercuriolas los describe como unos seres miedosos que siempre están asustados y que tienen una bolsa (al lado del corazón) que se aprietan con una mano y cubren con la otra, a saber para que.

Finalmente y, justo cuando acaba de encontrar a su hija Zulema, Lamber lo envía de vuelta a la Tierra, cayendo a las aguas del Guadalquivir de donde lo rescata don Torcuato. Éste, atónito por todo lo que le cuenta Ismael, acaba por hacerle entender que nada de eso es posible y que únicamente puede haberlo soñado. Hasta aquí todo bien ¿no? Pues al final hay una sorpresa que en la antología de Nil Satiáñez-Tió no aparece al no estar la novela entera y que ahora mismo voy a explicar.

Cuando ya tenemos a Ismael  plenamente convencido de que todo ha sido un sueño, don Torcuato recibe la visita de un amigo (don Emeterio) que les cuenta algo sorprendente. La cuestión es que al volver de un viaje a Constantinopla, estuvo acompañando a un argelino (que había luchado en la guerra entre turcos y rusos) que al volver a su hogar encontró el domicilio familiar vacío. Según le dijeron los criados, su hermana y su padre se fueron cada uno en un globo y no volvieron jamás. Al oír esto, al pobre Ismael casi le da un pasmo y decide volver a su país lo más pronto posible pero antes de que pueda hacerlo don Emeterio aparece de nuevo con más sorpresas. Esta vez con una pareja de náufragos que acaba de salvar. El caso es que el náufrago les dice que una vez soltó un globo sin pasajeros para hacer creer al padre de su amante que habían huido en él y luego se fueron a pie. Este hombre resultó ser hijo de un señor llamado Lambert que se casó con la hermana de don Torcuato, doña Leonor Carbajal y Chaves.

La historia acaba bien, con Ismael entregando la dote a su hija antes de volver a Argel mientras Zulema y Lambert se quedan felizmente en Granada ya que ella se ha convertido al cristianismo y no puede (ni quiere) volver a su país. 


miércoles, 11 de julio de 2012

¡Ponga un Hematocrítico en su vida, por favor!



Hoy, por segunda vez desde que abrí el blog, no hablaré de nada ocurrido en el pasado lejano de mi ciudad sino de un acontecimiento reciente, de ayer por la tarde.

Ayer tuve la suerte de asistir (y participar en cierto modo) a la presentación de “El Hematocrítico de Arte”. Un libro estupendo que no es otra cosa que una selección de obras del tumbl de Hematocrítico, editado por ¡Caramba!



La cita era a las 19.00 de la tarde en la Central del Raval y los maestros de ceremonias Daniel Ausente  y Rául Minchinela. Ambos sometieron a Miguel Ángel (Hematocrítico) a un  interrogatorio de lo más divertido en el que hablaron de cómo se le pasó por la cabeza empezar el tumblr que ha dado pie a la publicación del libro; del proceso de selección de cada obra y de cómo se estruja el cerebro para encontrar títulos ingeniosos. También nos enseñó unas cuantas pinturas que se encuentran en situación de “stand by” por la gran dificultad en dar con un título adecuado. Entre ellas, una enviada por Rubén Lardín con el asunto de “Hemato, ¿Qué hacemos con esto?” y que, evidentemente, aún no tiene respuesta.

También nos reímos un buen rato poniendo a prueba su la agilidad mental para renombrar con gracia una selección de pinturas que no esperaba.


Los maestros de ceremonia con Hematocrítico entre ellos justo antes de empezar

En el mundo de Internet, Hematocrítico es un personaje mediático que ha traspasado fronteras haciendo del hashtag #tróspidos TT mundial al twittear en directo un reality de Cuatro que acabó alcanzando unas cotas de audiencia que jamás habría conseguido de no ser por la “ayuda” de Miguel Ángel.

Un reflejo de todo esto es el plagio descarado (si así se le puede llamar) que sufrió el tumblr de Hematocrítico en el programa Territorio Comanche, presentado por Cristina Tárrega en Tele Madrid. La cuestión es que un colaborador del programa tenía que probar el grado de imaginación de la actriz María Adanez a la que retaba a poner título a cuatro obras del tumblr de Hematocrítico. Todo ello sin mencionar para nada Internet ni el origen de esa idea. Esto lo descubrió Miguel Ángel por uno de sus seguidores que le envió el vídeo del programa y ayer nos lo contó y también mostró.

Por suerte, descubrí a @Hematocrítico hace un tiempo (no mucho) a través de twitter, gracias a @absence que conoce muy bien mis gustos y sabía que me iba a fascinar. La verdad, es que el día que descubrí su tumblr me pasé horas enteras riendo sin parar y así se lo hice saber. Desde entonces que me considero su más fiel seguidora, aunque seguro que muchos más opinan como yo, a juzgar por lo llena que ayer estaba la Central del Raval. Pero también hay personas que no aprecian tanto lo que hace como él mismo nos explicó poniéndonos como ejemplo un foro de arte en el que le dijeron que en época de Cristo no existía el tai-chi en referencia a este hematocrítico renombrado como ” Cristo haciendo Tai-Chi ” (Der Messiah morgen sporten) de  Hans Holbein. ¡ Y a mi que me da la risa!




En fin, pónganse a Hematocrítico en la vida y verán los museos con ojos muy distintos a como los han visto hasta ahora. Lo digo por experiencia própia.

jueves, 5 de julio de 2012

La familia Rull, el terror de Barcelona


Joan Rull i Queraltó

Barcelona cuenta con un largo historial de bombas estalladas. Sea por guerras, revueltas o atentados, la ciudad ha sido bombardeada en infinidad de veces. En el corto periodo que va de 1884 a 1909 hubieron más de 100 explosiones imputables, la  mayoría de ellas, a anarquistas que actuaban en la ciudad. Gracias a estos hechos, Barcelona acabó siendo conocida como la ciudad de las bombas.

La primera concentración anarquista en Barcelona tuvo lugar el 19 de junio de 1873 con la celebración de la primera manifestación de la “propaganda por el hecho”, en la que unos 50 anarquistas del grupo de Bakunin ocuparon el ayuntamiento de Barcelona durante toda la noche.

Once años más tarde empezó el baile de bombardeos con una primera explosión, el 10 de abril de 1884, ante la vivienda del ex teniente de alcalde José Comas y Masferrer, en la baixada de la Canonja, 2. 

Josep Comas Masferrer
Sólo en ese año, según el libro “La Barcelona de la dinamita, el plomo y el petróleo”, se contabilizaron una decena de explosiones, incendios provocados y cartuchos de dinamita hallados antes de explotar. A partir de ahí, empezaron a ser habituales los atentados con bomba. Primero a base de cartuchos de dinamita para después pasar a usar otros métodos como la bomba Orsini y la bomba de inversión. La Orsini es la que se utilizó en el atentado del Liceu el 7 de noviembre de 1893. Concretamente esa noche se lanzaron dos bombas sobre la platea del teatro aunque solo explotó una. El resultado fue de 20 muertos, otros tantos heridos y 6 anarquistas fusilados (el 21 de mayo de 1894) como consecuencia de los hechos. Pero de la bomba Orsini y el Liceu ya hablaré en otro momento, en un post que tengo a medio elaborar.



El protagonista de la entrada de hoy es el llamado Coix de Sants (el cojo de Sants) cuyo nombre verdadero era Joan Rull i Queraltó. Nació en 1881 en el seno de una familia humilde de Barcelona con la que forjó un clan criminal que aterrorizaba a los barceloneses y traía de cabeza a las autoridades policiales. De hecho, hubo un momento en que el pánico en las calles era tan grande que el Gobernador Civil obligó a poner portero en los edificios y cerrar las puertas con llave. 

Parte de los integrantes de la familia Rull participaba en la organización de los atentados o bien era cómplice de ellos. Básicamente los implicados eran su padre (secretario del ayuntamiento que fue desposeído del cargo por corrupto), su madre (María) y su hermano (Hermenegildo). La madre y los dos hermanos terminaron detenidos en julio de 1907 y, el 8 de agosto de 1908,  Joan fue ajusticiado al garrote vil en la cárcel Modelo (la primera ejecución realizada en esta prisión). María y Hermenegildo tuvieron mejor suerte y consiguieron un indulto de última hora. El de Joan no fue posible porque la campaña emprendida a su favor no tuvo el suficiente apoyo de la sociedad.

María Queraltó (la madre)


Hermenegildo (el hermano)
La primera vez que Joan visitó la cárcel fue en septiembre de 1904 por haber colocado una bomba en los urinarios públicos de la Rambla de les Flors poco después de haber sido inaugurados. La bomba no estalló en las Ramblas sino en el Palacio de Justicia donde había sido trasladada tras encontrarla un guardia que pasaba por allí. Por ello Rull se pasó un año y medio encarcelado y al salir se planteó la posibilidad de transformarse en confidente de la policía, a lo que finalmente accedió tras una conversación con el gobernador civil.

A partir de ahí tuvo clara la idea de hacer negocio con el tema y ganar dinero fácil con su familia a base de colocar bombas como si la cosa no fuera con ellos, filtrar a la policía el lugar donde estaban ubicadas y cobrar por cada chivatazo. Tan solo en un par de meses, entre diciembre de 1906 y enero de 1907, hizo explotar cuatro bombas alrededor de las Ramblas para forzar su contratación como confidente y hacer creer a la policía que si trabajaba con ellos se evitarían nuevas explosiones. Así pues, todo salió según sus planes y al mes siguiente ya era confidente “oficial”. Pero al poco tiempo empezó a pensar que el sueldo percibido era muy bajo para atender sus necesidades (que eran muchas) y empezó a poner más bombas y a no saber donde estaban escondidas, provocando explosiones con heridos, algún que otro muerto y la policía subiéndole el sueldo para evitar males mayores.

Viendo que las autoridades policiales locales no sabían como acabar con la situación,
el Ayuntamiento y la Diputación de Barcelona decidieron crear un cuerpo de policía especial y para ello contactaron con el inspector jefe de Scotland Yard, Charles John Arrow que aceptó el trabajo a cambio de 2.700 libras esterlinas y un seguro de vida. Al final, ese dineral fue bien empleado porque consiguió detener al clan de los Rull en julio de 1907.



Casi un año después, en abril de 1908, se dictó la sentencia de muerte para los Rull y los barceloneses lo celebraron como si de una gran fiesta se tratara. Salieron en masa a la calle y se concentraron en la Plaça Catalunya para mostrar su satisfacción. El proceso judicial que llevó a la sentencia había producido tanta expectación entre la sociedad que hasta se llegaron a vender postales de los acusados como si fueran souvenirs.

La fecha de la ejecución se fijó para el 8 de agosto. Hasta entonces, Joan, su madre y su hermano permanecieron internados en la Modelo, aunque María y Hermenegildo  finalmente se libraron de la muerte por un indulto de última hora que conmutaba esa pena por otra de cadena perpetua que cumplirían en las cárceles de la galera de Alcalá y Ceuta.

Los hermanos Rull en la celda de la Modelo
En el diario La Vanguardia de los días 8 y 9 de agosto se relata con todo detalle lo que ocurrió las horas previas a la ejecución, desde el indulto de María y Hermenegildo hasta la muerte de Joan en el patio de la Modelo, conocido como los “lavaderos”. La redacción de la noticia, como era habitual en la prensa de la época, era exageradamente dramática como se ve en este extracto donde relata que en la madrugada del día 8 el reo escribió 200 tarjetas de despedida como esta:

 
También es terriblemente dramática la parte en que Joan quiso despedirse de su padre y su hermano pero estos no estaban por la labor y prefirieron despedirse a la francesa para evitar que todo fuera aún más triste de lo que ya era.


Por otra parte, la misma noticia cuenta que a primeras horas de la madrugada ya había unos cuantos curiosos a las puertas de la cárcel y que el número aumentaba según pasaban las horas. A las 6 de la madrugada, algún funcionario despistado se equivocó e izó una bandera negra antes de tiempo y el público agolpado, entendiendo que Rull ya estaba muerto, lo empezó a celebrar  mientras otros creían que había sido indultado. Dos horas después apareció un funcionario de la Audiencia para retirar la bandera ya que ésta no debía haberse puesto hasta después de ejecutarse la sentencia.

Público ante la puerta de la cárcel antes de la ejecución
Llegada la hora clave, el reo fue conducido al patíbulo donde lo esperaba el verdugo de Barcelona, Nicomedes Méndez, que procedió a realizar su tarea con toda la parafernalia que el acto conllevaba.



Ahora sí, con Joan Rull recién fallecido, fue izada la bandera negra en señal de duelo. Acto seguido, los 2.000 barceloneses que se habían congregado a las puertas de la prisión, se abalanzaron a la entrada principal para ver el cadáver con sus propios ojos. Pero la guardia civil y la infantería lo impidieron.





Al día siguiente, el cuerpo de Rull fue conducido al cementerio del Sudoest donde fue enterrado y donde descansa desde entonces.