miércoles, 26 de marzo de 2014

Miguel Gallardo y las mascotas

Parte de la colección particular de Gallardo
utilizada para la exposición "20 años sin Naranjito"
A tres meses de un nuevo mundial de fútbol me acuerdo del de 1982 y no porque me guste este deporte sino por Naranjito, su mascota. Miguel Gallardo me hizo pensar en ello, por asociación de ideas, el día en que me enseñó un álbum de cromos que le encargaron acerca de Curro, la mascota de la Exposición Universal de Sevilla, de 1992. Año en que también se celebraban los JJOO en Barcelona y, aunque su mascota, Cobi, era cosa de Javier Mariscal, Gallardo trabajó con él siendo parte de su equipo.


Miguel jamás ha sido autor de una mascota de eventos de este tipo pero, sabiendo todo esto, se intuye que el tema le va. De lo contrario, no habría aceptado formar parte del estudio de Mariscal, no habría realizado ese álbum de cromos de Curro, no tendría una extensa colección de figuritas de Naranjito que llenan su casa ni tampoco se habría liado a organizar, con Lluïsot, una exposición (en la Galería Llucià Homs) para recordar los 20 años pasados sin Naranjito y que pronto serán 32.


En el año 2002, cuando se cumplían dos décadas de los mundiales de España, Gallardo y Lluïsot (ambos coleccionistas de esa naranja que nadie quería por cutre y por fea) montaron una exposición para recordar la figura de Naranjito y en la que participaron más de 40 artistas. Casi todos, ilustradores y gente del cómic. En aquel entonces, curiosamente, acababa de ser clausurado un Mundial de fútbol al que le había faltado la mascota: el de Corea y Japón.

Lluïsot
Kim

Flavio Morais

Laura Ferraccioli

Dani Jimenez
Años antes, cuando la Exposición Universal de Sevilla de 1992, Miguel y sus compañeros del estudio Pixel Box (Toni Ricart y Ariel Marin) fueron los encargados de realizar todo tipo de merchandising sobre Curro, la mascota oficial. Sobre ello, Miguel me cuenta que, inicialmente, era un trabajo para Roger Subirachs (de “El Víbora”) quien, por lo que fuera, no lo pudo aceptar y acabó en manos del equipo de Pixel Box. Es decir, Gallardo y compañía.


Entre todo lo que hicieron había este álbum de cromos, que acabó siendo un librito de treinta páginas con adhesivos, donde Curro aparecía en distintos lugares y/o ocupaciones. Desde que un día se despertaba en su casa hasta su llegada a Sevilla, en plena Exposición Universal, tras pasar un montón de vicisitudes: un naufragio, el ataque de un tiburón, su captura por parte de un barco pirata…










Ahora, excepto en el caso de Cobi (quien cualquier día se merecerá un post aparte), nadie se acuerda del nombre de los autores de Naranjito y de Curro. Pues bien, resulta que la naranja kitsch, vestida de futbolista, fue concebida por José María Martín Pacheco y Dolores Salto Zamora en un estudio de publicidad llamado Bellido, en pleno centro de Sevilla, mientras que Heinz Edelman (autor de los dibujos de la película de The Beatles Yelow Submarine) fue el creador del pájaro de la Expo de Sevilla 1992.

Artistas participantes en la exposición "20 años sin Naranjito"

viernes, 21 de marzo de 2014

Max y Pascal Comelade, combinación perfecta



Anoche tuve la ocasión de ver, por primera vez en mi vida, un concierto de Pascal Comelade y la Bel Canto Orquestra con dibujos en directo de Max que me dejó realmente alucinada. Fue en el claustro del Arts Santa Mònica como una de las tantas actividades que forman parte de la exposición sobre Max, Oh! Panòptica ficció.


Aunque uno y otro llevan años colaborando juntos, jamás había tenido la oportunidad de verlos en acción. De hecho, su relación se remonta a muchos años atrás, a cuando allá en los 80 entablaron amistad. Ese momento, según la versión de la Wikipedia, fue cuando Pascal se instaló en Barcelona tras pasar unos años en Montpellier, su ciudad natal. Literalmente, dice que en el barrio de Gracia “entró en contacto con cierta bohemia…” y, entre los nombres de los bohemios que se citan, uno es el de Max. En cambio, por otras fuentes he sabido que su primer encuentro fue en un Salón del Cómic de Barcelona de los tiempos pretéritos, ya que Pascal es lector de cómic de toda la vida.


Sea como fuere, desde que empezó su amistad, han hecho muchas cosas juntas y todas muy buenas. Max ha ilustrado portadas de sus discos como “Haikus de Pianos” (1992) o “Pascal Comelade i Cobla Sant Jordi” (2012), realizado carteles de conciertos y hasta un cómic, “Lo piano vermell” (2008), que incluye un CD de Pascal titulado “El Steinway a la Guillotina”. También han salido mucho de gira con la Bel Canto Orquestra, la banda que siempre acompaña a Pascal y que ayer, por fin pude ver.



Cartel para un concierto de Pascal Comelade en el Palau de la Música (2006)


La combinación de música de Comelade y su gente, con Pepino Pascual, que tocan instrumentos en miniatura y hacen música con objetos que son para otras cosas (dígase globo hinchable, tetera o lo que sea), y la ilustración en directo de Max, es tan perfecta que me hubiera gustado que el concierto durara horas y horas y horas… Pero no puedo pedirles tal esfuerzo sobrehumano. Lo que sí puedo hacer es contar lo mucho que me gustó y subir unas pocas fotos que dan fe de lo que acabo de explicar.




sábado, 15 de marzo de 2014

Panóptica / Cuadróptica




Hace un par de años la casualidad hizo que una corta estancia en Madrid me permitiera ver Panóptica”, de Max, en la sede del Instituto Cervantes. Una única visión retrospectiva sobre su trabajo, con más de 200 obras, desde que empezó vendiendo fanzines por las calles de la Barcelona underground de los 70 hasta sus trabajos más recientes en el campo de la ilustración. Entonces, a principios de 2012, Max aún no había publicado Vapor, Paseo astral ni Conversación de sombras, su cómic más reciente sobre la última noche antes de la erupción del Vesubio que se llevó Pompeya por delante y, también, la biblioteca de Herculano. Obras que ahora sí que aparecen en Oh! Panòptica ficció. Una nueva versión de la muestra que vi en Madrid, que acaba de ser inaugurada en el Arts Santa Mònica y que me ha gustado tanto, o más, que la primera vez que la vi.

"Paseo astral", 2012


"Vapor", 2012


"Conversación de sombras
en la villa de los papiros"
, 2013

En esta nueva Panóptica hay de todo: cómic, ilustración, cuentos infantiles... Pero sobre todo predomina su trabajo más reciente, por voluntad expresa de Max. Desde sus inicios con Nazario y Mariscal en el Rrollo emmascarado” (publicación creada en el piso que compartían en la calle Comerç), hasta sus trabajos más recientes pasando por "Bardín el superrealista", cuyos dibujos llamaron poderosamente la atención de mi hijo de nueve años.

"Bardín el superrealista", 2006

“El sueño” fue una de sus primeras historias publicadas en el “Rrollo” y, sobre ella, en una entrevista reproducida por Onliyú en Memorias del underground barcelonés Max decía que “si la vierais no la reconoceríais como mía…” para continuar explicando que “cuando salió la revista la vendíamos nosotros mismos por las Ramblas clandestinamente (Franco aún estaba vivo). Nos acercábamos a la gente que tenía pinta de enrollada - ¡entonces era muy fácil de distinguir, todos eran melenudos! – y les ofrecíamos la revista, creo que por cincuenta pelas de las de entonces. Así vendimos los mil ejemplares. Pero alguien nos denunció y nos cayó un juicio”.

"El sueño" (El Rrollo enmascarado, 1973)

En cuanto a su trabajo como ilustrador, fue una alegría para mí toparme con el cartel del correfoc de la Mercè de 1984 (al que tengo un amor especial) y con las numerosas colaboraciones realizadas con Pascal Comelade, Los Planetas, Radio Futura, Juan Perro y Kiko Veneno...




"Haikus de Pianos", (Pascal Comelade, 1992)


"Una ópera egipcia" (Los Planetas, 2010)

Mi hijo Marc, por su parte, se quedó fascinado con El llum, la adaptación de un cuento popular mallorquín para el programa Una mà de contes de TVC protagonizado por una madre, su hijo y una casa con fantasma.

Observando el conjunto de la exposición, se nota que a Max le va la mitología y que sabe mucho del tema. Entre sus libros publicados, expuestos en una vitrina, estaba “Órficas”, una historia acerca del mito de Orfeo y Eurídice que, en su día, le encargó la Diputación de Sevilla, que ahora es imposible de encontrar y está muy buscado por los coleccionistas. Desgraciadamente, yo no lo tengo. ¡Ya me gustaría hacerme con un ejemplar!




Y así como Panóptica propone una visión del cómic a través de la obra de Max, Cuadróptica son cuatro visiones del cómic actual según los autores Sandra Uve, Néstor F., Sergi Puyol y Gabriel Corbera, escogidos por el propio Max para formar parte de una exposición complementaria a la suya.

"Hora zulú" (Sandra Uve, 2012)

"UFO" (Néstor F., 2013)
"Francisco" (Sergi Puyol, 2013)

Viendo Cuadróptica me fijé en que, de los cuatro autores allí presentes, Gabriel Corbera era el único que no tenía obra original expuesta. Tan solo impresión digital. Así se lo hice saber e iniciamos, junto a Artur Laperla, una interesante conversación acerca de la pertinencia de colgar, o no, obra original en una exposición. Mientras ellos (que siguen dibujando al modo tradicional con lápiz y papel) defendían la opción formato digital, yo me decantaba por el clásico de siempre.  Ellos alegaban que su obra es el cómic acabado y preparado para salir al mercado. Yo, por mi parte, prefiero ver en una exposición aquello que ha originado el cómic que está a la venta. Una cosa es ver el nacimiento y otra, muy distinta, el producto final que disfrutamos despanzurrados en el sofá de casa.

"Blood-Stained  Dress" (Gabriel Corbera, 2013)

Esta es una discusión en la que podríamos haber estado horas y horas enzarzados si mi hijo no hubiera aparecido llorando porque, en un despiste de ambos, nos perdimos de vista y yo, sumida en la conversación con Artur y Gabriel, olvidé que el niño tardaba en volver de su recorrido por la obra de Max.


"Pesadilla de una noche de verano" (Max, 1997)

sábado, 8 de marzo de 2014

Congress for Curious People y el teatro anatómico de la Real Academia de Cirugía

Grabado de Matías de Irala
lección de anatomía en el Hospital General de Madrid

Miércoles 26 de febrero a las 18:15 horas. Es el momento de inaugurar Curious Congress BCN. La cita es en la Casa de la Caritat y Felipe Trigo nos espera, allí, junto a los creadores del Congress en Nueva York: Aaron Beeve y Joana Ebenstein. Con ellos están Enrich H. March, Laura Valls, José Pardo y Alba del Pozo que, durante la ruta, nos contarán cosas de esas que tanto me gustan y de las que, a veces, hablo en el blog.

La sede de la Real Academia de Cirugía y Medicina (con su teatro anatómico incluido) es uno de esos lugares que me fascinan y que, por motivos de horario, aún no había podido visitar. Cada miércoles por la mañana hay visitas guiadas pero nunca puedo asistir por coincidir con mi horario laboral. Así que, gracias al Curious Congress he cumplido con una deuda pendiente desde hacía un montón de años.

Este edificio formaba parte del complejo del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, también conocido como “el corral”por el aspecto del primitivo teatro anatómico que parecía un antiguo teatro de corral. De ahí viene que el nombre común del cementerio del hospital fuera el fossar del corralet, lugar al que dediqué el primer post de la vida de este blog.



Alexandre Cirici (en Barcelona pam a pam) describe la Real Academia de Cirugía y Medicina como un edificio con “una simple y muy noble fachada neoclásica” que contiene una “placa conmemorativa en honor al rey Carlos III (1762)”. En cuanto a su interior, nos cuenta que “es muy interesante el bello salón circular, antiguo anfiteatro máximo con la mesa de mármol para disecciones en el centro”.  Y sí, realmente es alucinante… Ya dentro del lugar, busqué un lugar donde acomodarme entre las butacas de madera de estilo rococó  yendo a parar a primera fila, justo en frente de la silla en la que se sentaba el catedrático cirujano encargado de dirigir la disección.



Una vez todos sentados, Laura Valls nos habló de la temporalidad de los primeros anfiteatros anatómicos y de que el de Barcelona, inicialmente, era de madera y no fue hasta entrado el siglo XVIII que Ventura Rodríguez (el del Pilar de Zaragoza) construyó el edificio actual. Llegados a este punto, debo añadir que el teatro anatómico permanente más antiguo fue el de Padua, construido en 1595.

Los antiguos teatros anatómicos se instalaban en invierno y se desmantelaban cuando el frío empezaba a disminuir ya que, con el calor, los cuerpos se pudrían rápidamente y desprendían un olor repugnante además de ser poco higiénico. De hecho, el olor ya era malo durante la disección en pleno invierno, cosa que se intentaba combatir a base de incienso, óleos perfumados y demás potingues de la época. Además, cada autopsia duraba tres días como máximo por el mismo motivo de la descomposición de la carne antes mencionado.

Lección de anatomía del Dr. Tulp (Rembrand, 1632)

Laura Valls también nos explicó que todas las disecciones eran públicas. Evidentemente, asistían el diseccionador titular y sus alumnos pero también todo aquél que lo deseara. El  público general acostumbraba a sentarse en un lugar visible aunque existía la posibilidad de ocultarse de la vista de los demás. Para este último menester, en el piso superior había unas celosías tras las que poder disfrutar de la disección sin ser visto por nadie. Cosa que solían realizar determinadas personalidades de la burguesía catalana.

Celosías del piso superior desde donde poder ver la disección sin ser visto

Debemos agradecer  a Pere Virgili la creación  de la Real Academia de Medicina y Cirugía. De hecho, su busto preside el interior del teatro anatómico. Él, a los 16 años de edad, se marchó a pie a Montpellier para estudiar medicina y anatomía porque Barcelona se había quedado sin universidad. Se había trasladado a Cervera por orden de Felipe V en 1717.

Busto de Pere Virgili en el interior del Teatro anatómico

Años después, durante su estancia en Cádiz, Virgili pidió al rey la creación de una universidad de medicina en esa ciudad, deseo que le fue concedido. Posteriormente, se atrevió a pedir lo mismo para Barcelona, cosa que fue posible en 1768 instalándose en este edificio contiguo al Hospital donde fue sede de la Universidad hasta que, en 1905, se trasladó a la calle Casanova.

Postal de la fachada de Medicina de la Calle Casanova (1906)
Fuente: http://www.flickr.com/photos/jordipostales/with/2434276165/


Tres siglos antes (1401) el rey Martí l’Humà fundaba el Estudio General de Medicina y Artes y se creaba la primera cátedra de anatomía, gracias a la cual se autorizaba la disección de humanos. Antes, sólo era posible hacerlo con animales. Por suerte, gracias a esa cátedra, fue posible la autopsia de los numerosos barceloneses que morían, a diario, durante la gran epidemia de peste de 1650. Dicen que eran tantos los cadáveres que el teatro anatómico se quedaba pequeño, teniendo que realizar las disecciones en plena calle, a la vista de todos los curiosos que se agolpaban para ver el espectáculo.

Sobre la gran plaga de peste que asoló Barcelona (y el resto de Cataluña), debo decir que, para combatirla, surgió la figura del "médico de la peste". Eran licenciados en medicina que se dedicaban, exclusivamente, a atender a los apestados y se desplazaban a todas las ciudades que se les requería. La cuestión es que llegaron a ser tan apreciados que hasta se les concedían privilegios especiales. Para hacernos una idea de lo valorados que estaban, cuando la epidemia se extendió a Tortosa, dos médicos de Barcelona, que iban de camino a la ciudad tarraconense a prestar sus servicios, fueron secuestrados y Barcelona hubo de pagar un alto precio por su rescate.

El médico de la peste

Durante la explicación de Laura Valls hubo quién se interesó en saber si, allí,alguna vez se diseccionaron momias. Por lo que parece, eso no llegó a suceder pero a mí me consta que entre las clases adineradas de toda Europa se organizaban reuniones para desembalar momias. Eran sesiones privadas,realizadas en viviendas particulares, a las que asistían personalidades destacadas del momento.

Finalmente, relacionado con el tema momia, José Pardo nos informó del gran valor que se daba a sus vendas. Según parece, entre la burguesía barcelonesa, se había extendido la idea del poder curativo que ejercían, llegándose a pagar precios astronómicos para hacerse con ellas y elaborar recetas médicas milagrosas.