miércoles, 27 de junio de 2012

El trágico final de Josep Puig i Rocafort, el Capità Puig.



Desde que era bien pequeña, en las reuniones familiares era recurrente explicar la anécdota del “Capità Puig”, que apareció colgado del balcón de casa de mis abuelos en 1939. 

A los niños nos gustaba tanto esa historia que siempre, alguno de nosotros, sacaba el tema al preguntar:  "¿Però que le ocurrió al Capità Puig?". Entonces, mi tío Juan y mi madre Roser empezaban el relato que acababa con ese señor en el balcón de mis abuelos y mi tío (que entonces tendría unos 11 años) socorriendo al intrépido aeronauta.

El caso es que en Barcelona, justo acabada la Guerra Civil en 1939, gustaban mucho las exhibiciones de ascensión en globos aerostáticos que se hacían los domingos por la tarde en las instalaciones de Piscinas y Deportes (al estilo de las de finales del siglo XIX en la plaza del Torín).


El dia de la Mercè de 1939, Josep Puig i Rocafort (conocido como el “Capità Puig”) inició el ascenso como hacía habitualmente, pero supongo que el viento le jugó una mala pasada y su globo “España” y él acabaron en el balcón de mi família materna (en la entonces calle de Pedralbes, núm 7 y que ahora es Prats de Molló), ante la sorpresa de mi madre y sus 6 hermanos. Gracias a ellos, que lo ayudaron, el Capità Puig pudo continuar con sus andaduras hasta que en 1941 murió en un accidente con su globo durante una de sus actuaciones en Sabadell, a los 53 años de edad.

Anuncio de uno de los festivales que se realizaban en Piscinas y Deporte

Según la noticia del accidente, publicada en La Vanguardia y ABC el 5 de agosto de 1941, el “Capità” se hallaba en Sabadell para realizar su espectáculo en motivo de la celebración de las fiestas de la ciudad. El lugar escogido para el evento era el campo de deportes del Frente de Juventudes Sabadellense, en la calle Alfonso XIII. Allí, al son de un pasodoble, el globo subió a 700 metros de altura mientras el Capità hacia piruetas sobre un trapecio instalado en el globo pero algo salió mal y el hombre terminó precipitándose al vacío muy cerca del río Ripoll, en la zona conocida como “los almendros de casa Roquetas”. Dicen que la causa del accidente fue la inhalación de un exceso de gas en el globo, que le provocó un mareo y le hizo caer.

La noticia de La Vanguardia es muy trágica y cuenta que el cuerpo sin vida fue hallado, en un estado deplorable, en el interior de un hoyo de 20 centímetros provocado por la caída.

Por lo que cuenta la prensa del momento, hacía años que el Capità Puig se dedicaba a subir en globo como profesional cobrando un dineral por cada actuación, concretamente 1.200 pesetas y, en el momento del accidente, tenía contratados varios bolos para actuar en fiestas mayores que, evidentemente, no pudo cumplir.
Seguidamente reproduzco la noticia entera de la Vanguardia porque el relato de los hechos no tiene desperdicio.


jueves, 21 de junio de 2012

La noche de San Juan, del aquelarre a la santidad

"El aquelarre" de Goya (1797-98)
La noche del  23 de junio celebramos la verbena de San Juan a base de  hogueras y fuegos de artificio. Es una tradición antigua, inicialmente pagana que posteriormente fue cristianizada por la iglesia católica,  igual que ocurrió con Walpurgis y la noche de los muertos (nuestra “castanyada” y su equivalente “Halloween”).

De las tres celebraciones, Walpurgis fue la más importante. Al menos, durante un tiempo. Luego fue destronada por la noche de los muertos (cristianizada como el día de Todos los Santos) y San Juan. Ahora, la noche de Walpurgis está casi olvidada y a muchas personas ese nombre solo les suena a película española de los años 70.


La noche del 30 de abril, las brujas celebraban con aquelarres la llegada de la primavera mientras que en la del 31 de octubre se daba culto a los muertos y se preparaba la llegada del invierno. En Walpurgis, las brujas encendían hogueras y bailaban danzas de fecundidad ante el fuego purificador. También lo hacían la noche del 23 de junio para celebrar el solsticio de verano, momento en que el sol está en el punto más elevado del cenit y el día es el más largo del año.


La cristianización de celebraciones paganas como estas fue una forma inteligente de la iglesia de resolver el problema que le causaban. Así, decidió que era mejor hacérselas suyas bajo cualquier excusa que prohibirlas tajantemente. En el caso de San Juan la posible excusa está en el evangelio al explicar que Zacarías e Isabel (los ancianos padres de Juan Bautista) tuvieron a su hijo cuando ya no esperaban ser padres y él se alegró tanto que lo anunció a sus conocidos encendiendo una gran hoguera. Zacarías hacía un tiempo que había perdido la voz (por culpa del castigo que le había impuesto un ángel) y la recuperó tras el nacimiento del bebé gracias al mismo ángel que le levantó el castigo. Pero la conversión de ritos paganos en cristianos no evitó que la temida Inquisición pudiera hacer hogueras de carne humana en cuanto le viniera en gana.



Dejando a un lado el origen de la celebración, mi curiosidad me ha llevado a investigar cuando fueron las primeras verbenas populares en Barcelona, al estilo de las actuales con hogueras, música y fuegos de artificio. Por lo que he podido saber, la noticia más antigua que se conserva es una norma del Ayuntamiento de Barcelona (de 1780) que prohibía encender hogueras intramuros durante la festividad de San Juan.

Ya en el siglo XIX, desde los inicios de La Vanguardia, este periódico publicaba cada año noticias sobre la celebración de la festividad. La más antigua que he encontrado es de 1881 (año en que se fundóel diario) y  a mi particularmente me encanta, ya que anuncia la celebración de San Juan con una corrida de toros en la plaza del Torín (de la que me declaro fiel seguidora).
 

Crónica de la verbena del 23/06/1881

Crónica de la verbena del 23/06/1882
Una cosa curiosa que la gente hacía la noche de San Juan en Barcelona era instalar sillas viejas, ante la hoguera dels jardinets de Gràcia, para que las almas de sus familiares muertos pudieran disfrutar cómodamente del espectáculo del fuego.

Por otra parte, existía la creencia popular que saltar sobre una hoguera era bueno para prevenir enfermedades, mientras que las mujeres también lo hacían como un rito de fecundidad.

Otras creencias y supersticiones tenían relación con los jóvenes en edad casadera. Por ejemplo, que un chico no se casaría hasta haber saltado siete hogueras de San Juan y que una chica contraería matrimonio antes de acabar el año si había saltado el mismo número de fuegos.

Celebración de Sant Juan según una auca del S. XIX

Finalmente y, sobre la tradicional coca de San Juan, debo decir que parece tener  relación con un viejo rito solar. Se dice que antiguamente el aspecto de la coca era parecido al del roscón, con un agujero en medio y que debía comerse al aire libre, de lo contrario traería mala suerte.

sábado, 16 de junio de 2012

Ramón Montserrat y el orígen de sus obras




Hará cosa de un mes que dediqué una entrada a las marionetas de Ramón Montserrat y desde entonces que no he dejado de investigar con la ayuda de su familia. Gracias a ellos he conseguido un documento muy útil para conocer mejor su trabajo y el origen de sus obras. Se trata de esta composición con su retrato en el centro rodeado de la mayoría de títulos que él dirigió.

En total aquí aparecen 75 títulos. Entre ellos no está “La monja enterrada en vida” de la que hablé en la entrada anterior pero si que hay muchos otros que me llamaron la atención como “El parricida”, “El Verdugo de Nápoles”, “El sepulturero”, “La posada de sangre”, “Amor y venganza”, “Honra vengada” y otros. Al ver que había tantos, me propuse descubrir si eran adaptaciones de obras conocidas (como la misma monja enterrada en vida) o bien originales del señor Montserrat.

Hasta el momento, de las 10 primeras obras que he buscado información he encontrado coincidencias con otras 3 ya existentes previamente y, aunque no tengo nada más que el título y las fechas que las relacionan, mi intuición dice que voy por el buen camino. Se trata de “Las travesuras de Perico”, “La hija del molinero” y “El suicidio de Adelaida”.

Por lo que he podido descubrir, “Las travesuras de Perico” debería ser la adaptación de un cuento infantil de la británica Beatrix Potter (1866-1943), famosa por sus historias de Peter Rabbit (Perico para los españoles). Cosa curiosa porque Ramon Montserrat solía trabajar más para el público adulto que para el infantil.

Esta era Beatrix Potter

La saga de cuentos de Peter Rabbit empezó en 1902 con la publicación de “The tale of Peter Rabbit” (“El cuento de Perico, el conejo travieso”), tras muchos intentos previos fallidos. Al final, Frederick Warne & Co lo lanzó al mercado y en muy poco tiempo se convirtió en todo un éxito, llegando a ser uno de los libros más vendidos de la historia.

El cuento narra las aventuras de una familia de conejos (Peter, su madre y sus tres hermanas) que visten y caminan como humanos y viven en una madriguera. El protagonista, Peter, siempre se mete en líos al colarse cada dos por tres en el jardín de una familia de humanos, responsables de la muerte del padre conejo.

1ª edición de 1902
 

En cuanto a “La hija del molinero”,  creo que también adapta otra obra infantil. En este caso, el cuento popular alemán El enano saltarín” (Rumpelstiltskin) , recogido por los hermanos Grimm en la edición de 1857 de “Household Tales”.


La historia habla de un rey, la hija de un molinero y un enano malvado llamado Rumpelstiltskin que chantajea a la muchacha hasta extremos inimaginables. Pero al final la chica es mas lista que el enano y acaba saliéndose con la suya.

El malvado Rumpelstiltskin y la hija del molinero
 
Por lo que a “El suicidio de Adelaida” se refiere, la cosa cambia por completo. Esta sería la adaptación de una novela basada en un hecho real ocurrido en Barcelona el 14 de abril de 1832. Ese día, una barcelonesa de 18 años, despechada por amor, se suicidó lanzándose al mar. La noticia fue publicada en “El diario de Barcelona” días después del suceso y sirvió de inspiración a Joaquín del Castillo y Mayone para escribir “Adelaida o el suicidio”.

“Adelaida o el suicidio” era una novela “musicalizada” en la línea de los relatos del Romanticismo de moda en el siglo XVIII. Eso quiere decir que incluía al final la letra de una canción y la partitura para su acompañamiento al piano. La intención era que fuese leída en grupo y, al terminar, cantar y tocar la canción de la desdichada Adelaida.

La novela cuenta la historia de la pobre camarera Adelaida que se enamora de un penco llamado Evaristo y que la abandona para casarse con una tal  Gumarsinda (que también muere más adelante, pero de parto). Adelaida, abandonada y triste, no supera que su amado se haya casado con otra y acaba por suicidarse. Pero la trama se complica y se hace más dramática con la aparición de los padres del trío protagonista: Eugenio (padre de Evaristo), Roberto (padrastro de la suicida) y Octavio (padre de Gumarsinda) se sienten culpables y responsables de los actos de sus hijos y sufren mucho por ello. Se desmayan a menudo y se lamentan un montón.

Imagen de Adelaida lanzándose al mar, que ocupaba el frontispicio de la novela

Después de tanta tristeza y desesperación, la novela acaba con “la canción al suicidio de Adelaida, engañada por su falso amante” para ser cantada en grupo como catarsis final y supongo que en la representación de marionetas así sería. Me imagino al público en pie, llorando a moco tendido y cantando esta canción acompañados al piano por el maestro Joaquim Salvador:





sábado, 9 de junio de 2012

El Parque de la Ciutadella y la primera carrera automovilística de España


Entrada al parque de la Ciutadella

El actual parque de la Ciutadella ha tenido distintas funciones y usos a lo largo de su historia. Desde que se construyó como fortaleza militar (entre 1716-18 a instancia de Felipe V) hasta convertirse en un lugar de ocio familiar han pasado casi 300 años. En todo este tiempo ha sido escenario de: estrategias y represiones militares, ejecuciones de la Inquisición, la Exposición Universal de 1888, un circuito de carreras, un pequeño parque de atracciones (Saturno Parque) y el parque de ocio que es ahora  con zoológico incluido.

En primer lugar, debo decir que para construir la fortaleza de Felipe V se tuvo que derribar un barrio con más de mil viviendas (la Ribera) y trasladarlo a la Barceloneta. Actualmente, los restos arqueológicos que podemos ver en el interior del antiguo Mercat del Born dan buena fe de ello.

En segundo lugar, hay que saber que el tránsito de fortaleza a espacio lúdico se lo debemos al General Prim que, en 1869, entregó la fortaleza a la ciudad y, según cuenta Guillem Martínez en “Barcelona rebelde”, el día que se hizo efectiva la entrega los barceloneses acudieron con picos y palas para destruir la muralla. Cosa que consiguieron en un solo día.

Pero lo que quiero destacar con la entrada de hoy no es su origen militar (de lo que ya hablaré en otro momento) sino los actos celebrados durante los festejos de la Mercè de 1899.

Hace unos días, un apasionado de los coches antiguos me puso en alerta cuando me comentó que el parque de la Ciutadella fue el escenario de la primera carrera de automóviles de España de la que existe documentación y se publicó en la revista “Los Deportes”.

“Los deportes” fue fundada en 1897 por el periodista Narcís Masferrer y tenía la redacción en la sede del gimnasio Solé, en la calle Montjuïc del Carme. En un principio la revista era de periodicidad quincenal pero con el tiempo pasó a ser semanal. En ella colaboraban Miquel Utrillo y Ramon Casas como ilustradores.

Chiste de Casas sobre ciclistas publicado en 1899 en "Los Deportes"

Según varias noticias publicadas en 1899 en la citada revista (los días anteriores y posteriores al evento), la carrera se organizó a iniciativa particular de un grupo amante del ciclismo y el automovilismo, apoyados por la sociedad “Los Deportes” (creada ese mismo año para fomentar el deporte mediante la organización de eventos diversos).

Cabecera ilustrada de la revista

Los días previos a la carrera, "Los Deportes" anunciaba que “se efectuará un número sensacional, primero en España, que estamos seguros llamará poderosamente la atención lo mismo de los aficionados al sport como el público en general. Trátase de una carrera de Automóviles, que serán montados y dirigidos por entusiastas y distingudos amateurs”.

La crónica del evento cuenta que en el domingo de las fiestas de la Mercè se celebraron distintas carreras: a pie, en bicicleta, en moto y en coche. Todas ellas clasificadas según categorías  (junior, amateur y profesional). La inscripción valía 2 pesetas y los premios que se podían conseguir variaban desde las clásicas medallas hasta un alfiler de corbata, pasando por un jarrón de porcelana, entre otros. Eso si, finalizado el evento, se obsequió a organizadores y participantes con un copioso banquete en la vaquería del parque (el actual Institut Verdaguer). La lástima es que, hasta el día de hoy, no existe documentación gráfica ni de las carreras ni de los actos de celebración.

En la categoría de motociclismo hubieron tres participantes: los señores Daniel y Sanromá en sus motos Phebus y el señor Abadal subido a una Clement. Sanromá se retiró por voluntad propia casi al principio y Abadal fue descalificado. Así que Daniel, el único participante que quedó, fue proclamado ganador.

Modelo Phebus de 1899

Modelo Clement de 1903

La última carrera del día fue la de automóviles. Era la más larga de todas ya que consistía en dar ocho vueltas al circuito (del que no he podido saber el trazado) y en ella participaban cuatro pilotos (los señores Baixeras, Stahel, Prieto y Fradera). Todos con distintos modelos de la marca Benz. Por lo que dice la noticia la carrera fue emocionante y el señor Fradera se alzó vencedor, seguido por Prieto y  Mr Stahel.

Modelo Benz, de 1899


Otro modelo Benz del mismo año

Tras esa primera carrera de coches en España se celebraron otras. La siguiente fue el 10 de diciembre del mismo año y también en Barcelona. En esa ocasión, en los alrededores del Hotel Casanovas. Pero la historia de esta carrera y de las sucesivas que hubieron en el parque de la Ciutadella las explicaré en otro post.

El Hotel Casanovas


Anuncio de la carrera, en la Vanguardia del 23-09-1899

lunes, 4 de junio de 2012

La ruta de las calles con rejas (Parte IV – Final)


Con este cuarto post sobre la ruta del 20 de mayo llegamos al final del camino que inicié dos días después de la salida de grupo. Mi intención, con esta serie de entradas, era compartir la experiencia con las personas que asistieron a la cita, con aquellas que no pudieron venir y con todos los lectores de este blog, en general.

Dicho esto, en la última entrada me quedé ante la puerta del Passatge del Dormitori de Sant Francesc, en la calle Anselm Clavé. Se trata de un callejón con entrada y salida por la misma calle Anselm Clavé y el Passeig Colom.

Entrada por Anselm Clavé. Al fondo, la salida por Passeig Colom
La historia dice que aquí se alojó San Francisco de Asís (en 1214) cuando hizo un alto en el camino en su viaje a Santiago de Compostela. Por lo que parece, en este enclave se encontraba la capilla de San Nicolás de Bari, que formaba parte del hospital de peregrinos que visitó San Francisco. De ahí el nombre del pasaje.

Poco después, en 1236, Jaume I mandó construir lo que iba a ser el primer convento franciscano de la península y que ocuparía, en un principio, el espacio del hospital (que ahora es la Plaza del duque de Medinacelli) y que llegaría hasta primera línea de mar.

Según cuenta Víctor Balaguer en su libro Las calles de Barcelona”, ese primer convento fue engullido por el mar en el año 1500 y un siglo más tarde (1600) fue reconstruido y ampliado. Pero el 25 de julio de 1835 acabó hecho cenizas igual que muchos otros que fueron arrasados, por la masa enfurecida barcelonesa, tras ver una corrida de toros en la plaza del Torín.

En el siglo XIII, lo que ahora es la Plaza Medinacelli era la Plaza de San Nicolás en referencia a la capilla del hospital del que antes he hablado. Luego volvió a cambiar el nombre por el de Plaza de San Francisco, ya que así es como se la conocía popularmente. Pero más tarde, cuando se acabó de derruir lo que quedaba del convento quemado para construir la plaza actual, recibió un nuevo y último nombre: Plaza del duque Medinacelli, que donó parte de sus terrenos para construir la plaza actual (y que lucía tan bonita en "Todo sobre mi madre" de Almodóvar).

Un dato curioso de esta plaza es que aunque lleve el nombre del duque, la estatua que hay en lo alto de la columna no es de Medinacelli sino de Galceran Marquet, que no era noble sino almirante de la armada (en el siglo XIV) y capitán de la flota barcelonesa.

Estatua a Galceran Marquet en la Plaza Medinacelli

Una vez hechas las fotos de rigor y explicada la historia del desaparecido convento franciscano nos fuimos al Passatge de la Pau. A diferencia de todos los demás este no tiene rejas pero decidí incluirlo en la ruta tanto por su belleza decadente como por su historia.

Otra vez aparece de nuevo "pasage" escrito con G
Tiene entrada y salida por la calle Anselm Clavé y por la calle que da nombre al pasaje. Fue abierto en 1875 y su nombre se refiere al Convenio de Vergara, firmado en 1839 por los Generales Espartero y Maroto y que significaba el fin oficial de la primera guerra carlista. Pero al poco de firmar la paz, ni la burguesía industrial ni las primeras organizaciones de obreros estaban satisfechas con las políticas de Espartero, que se había quedado como regente tras la marcha a Francia de la reina María Cristina. En esa época las revueltas ciudadanas se daban día sí y día también. Finalmente todo estalló el 3 de diciembre de 1842 cuando Espartero, harto de tanta revuelta, ordenó al General Van Halen que bombardease Barcelona desde el castillo de Montjuïc. El bombardeo fue brutal, durante 13 horas estuvieron cayendo más de 1.000 bombas matando a un centenar de barceloneses. Finalmente, la cosa terminó con la rendición de la ciudad y la inmediata ejecución de una quincena de implicados.

Como conclusión, podemos decir que el Passatge de la Pau se construyó para conmemorar una paz muy breve que condujo a una matanza de ciudadanos. Ello no quita la belleza del pasaje que ahora está totalmente abandonado y que necesita una restauración urgente.

Detalle de la decoración interior del techo del pasaje

Al salir de allí nos dirigimos hacia los dos últimos destinos de la ruta. El siguiente lugar que visitamos fue el Passatge del Rellotge. Con entrada y salida por las calles Escudellers y Còdols, actualmente en su interior está la sede de Iniciativa per Catalunya Verds (ICV).



Según indica Víctor Balaguer en Las calles de Barcelona (libro de 1866) el pasaje hacía poco que había sido construido pero no informa de la fecha exacta. Por lo que parece y, según el propio Víctor Balaguer, allí vivió Roger de Llúria. Pero el edificio fue derruido para construir uno nuevo en cuyos bajos se instaló un relojero que tenía un gran reloj (en la puerta de entrada) que marcaba las horas de las capitales más importantes del mundo.
Después de hacer las fotos correspondientes y explicar el porqué del nombre del pasaje, nos dirigimos al Born para visitar nuestro último callejón de la ruta: el carrer de les Mosques, del que se dice que una vez vez circuló por su interior un coche Seat 600, pese a su extremada estrechez. Esta calle, que tiene entrada y salida por Montcada y Flassaders, fue la más estrecha de la ciudad (mide 1,48 m de ancho en su parte más estrecha) hasta que la superó el carrer de Crehuet (del barrio de Horta-Guinardó) cuando Horta de Sant Joan pasó a formar parte de la ciudad de Barcelona a principios del siglo XX. 

Entrada por Montcada

Como en su día ya hice una entrada dedicada a esta calle no me extenderé en volver a explicar lo que en su momento dije, ya que para saberlo o recordarlo es tan fácil como hacer clic sobre este enlace.

En este punto exacto terminó la ruta pasadas las cinco de la tarde. Cansados y hambrientos, ahora nuestra prioridad era encontrar un lugar donde nos dieran comida y cobijo de la lluvia que estaba a punto de caer. Lo encontramos en un local de la Barceloneta donde  pudimos comer, beber, descansar y comentar las anécdotas del día.

Durante la salida, como ya comenté en el primer post, aún tuvimos tiempo para detenernos en otros lugares de interés e incluso descubrir otras calles con rejas que no formaban parte de la ruta. Pero yo me he querido ceñir a lo que estaba inicialmente planificado y dejar para otro día todas las cosas interesantes que encontramos por el camino.

Y aquí estamos todos, posando para la posteridad ante el carrer de Perot lo Lladre