miércoles, 27 de marzo de 2013

Hans Christian Andersen y su estancia en Barcelona


 
No sé cuántas veces he pasado frente al Hotel Oriente desde que vivo en Ciutat Vella. Miles quizás… Y jamás había reparado en esta placa del Ayuntamiento que avisa que el 15 de septiembre de 1862 la Rambla se inundó y que además estaba Hans Christian Andersen para contarlo. ¡Una historia perfecta para el blog!

Andersen ha pasado a la posteridad por ser el autor de cuentos infantiles tan conocidos como El patito feo” (1843), “Las zapatillas rojas” (1845) o “La sirenita”(1837). De hecho, en Copenhague se encuentra la famosa estatua de la Sirenita, en su honor. Pero lo que poca gente sabe es que Andersen (Odense 1805 – Copenhague 1875), antes de dedicarse a la literatura infantil y hacerse famoso por ello probó unos cuantos oficios relacionados con el mundo artístico. Primero lo intentó con la ópera y para eso se trasladó a Copenhague en 1819 sin conseguir nada bueno sino más bien al contrario. Luego probó suerte como bailarín siendo admitido como alumno de danza en el Teatro Real de Copenhague, cuyo director era Jonas Collins, con quien trabó una gran amistad que perduró toda su vida. Con el hijo de su amigo vino a España en 1862 y de esa experiencia nació el libro “Viaje por España” donde relata su estancia en varias ciudades españolas siendo Barcelona la primera que visitó. 


La casualidad hizo que Andersen y Jonas Collins hijo estuvieran alojados en la “Fonda Oriente” de la Rambla el 15 de septiembre de 1862 (el día de la gran tormenta) y que el suceso quedara reflejado en su diario personal.  Un extracto de ese diario fue publicado en la Vanguardia el 3 de agosto de 1975, en un interesante artículo de Jaime Buesa sobre el centenario de la muerte del escritor, que reproduzco a continuación: 

Cuando llegué al hotel, Jonas me dijo que había inundaciones en la calle y echó a correr escaleras abajo. Yo me asomé al balcón mirando a la Rambla y vi como para cada lado bajaba una corriente de agua de color café amarillento que parecía formar como una cascada. Tuve miedo por mi joven compañero y también bajé. Entonces vi que a ambos lados del paseo, un poco en alto, las calzadas eran como un río que se llevaba todo lo que encontraba a su paso. Un carro que llevaba terracota había sido arrastrado un buen trozo calle abajo y el agua saltaba sobre él. Las tablas de las tiendas que habían estado fuera flotaban sobre el agua. El agua entraba en las casas. Maderas y calabazas parecían navegar por ese río. La gente iba con el agua hasta las caderas y una mujer fue arrastrada por la corriente y hubo naturalmente gritos, pero tres hombres lograron agarrar y casi en un estado de inconsciencia la llevaron a lugar seguro. Nunca había visto yo antes de esta manera la fuerza del agua, que también se metía por dos callejuelas estrechas del otro lado de la calle que parecían los estrepitosos canales que hacen mover los molinos. En todos los balcones e incluso en las azoteas se veía gente mirando."


Aun habiendo vivido esta tragedia parece que Barcelona le gustó. La comparaba con París al decir que "Barcelona es el París de España” e  incluso decía preferir los cafés barceloneses a  los de la capital francesa al comentar  que "Sus magníficos cafés son mejores que los parisinos”. Por lo que he podido saber llegó a la ciudad el 6 de septiembre. Es decir, 13 días antes de la gran tormenta. Según consta en esas notas manuscritas de las que habla Jaime Buesa, esa primera noche cenó de primera, se fumó un puro, salió a pasear por las Ramblas (acompañado de su amigo Collins) y anotó en su diario lo siguiente “… las Ramblas estaban llenas de paseantes, con todas las señoras usando sus abanicos. Era una noche sumamente clara, la luna colgaba muy arriba planeando, no aparecía como si estuviera fija en el techo de una nave azul, sino que planeaba en el espacio… Yo me sentía alegre y feliz”.

Fotografía seguramente de principios del siglo XX de gente paseando por las Ramblas
Al día siguiente volvió a tomar nota de las impresiones que le producía la ciudad “…hay magníficas tiendas a la francesa en la Rambla y en la gran calle transversal.  Por las mañanas nos dan chocolate con bizcochos; después, a las doce, almuerzo de dos platos, queso y fruta y la cena a las seis, muy buena y fina. Después de eso callejeamos…”

Además de pasear Rambla arriba, Rambla abajo y hartarse de comer visitó la catedral, se bañó en la Barceloneta y asistió a una corrida de toros en la plaza del Torín. Esto último de los toros fue la tarde anterior al gran diluvio. En definitiva, una estancia muy bien aprovechada como inicio de su periplo por España que continuó por Valencia, Murcia, Málaga, Granada, Cádiz, Madrid, Toledo y Burgos. 

Plaza de toros de El Torín
De su experiencia en nuestro país parece que no salió muy satisfecho ya que, aunque Barcelona le gustó y le dedicó grandes elogios, pasó bastante frío ya que el tiempo no le acompañó. Por otra parte también se sintió decepcionado al constatar que en España era un perfecto desconocido y que nadie (o casi nadie) jamás había oído hablar de él ni de su obra.

En el año 2005, coincidiendo con el 150 aniversario del viaje de Hans Christian Andersen y Jonas Collins, se inauguraron tres exposiciones conmemorativas en Cádiz, una de las ciudades por las que Andersen pasó (y de eso se hizo eco el diario ABC). Mientras que en la web del Centro Virtual Cervantes se puede consultar la versión digital de una de esas tres muestras titulada Andersen: Un viaje por España que organizó la Asociación Española de Amigos del Libro infantil y juvenil.

Hans Christian Andersen

miércoles, 20 de marzo de 2013

Aurora Gassó y Agustí Ballester, dos artistas de largo recorrido





Una de las mejores cosas de tener este blog es que me permite conocer personas excepcionales que, de otro modo, jamás habría llegado a conocer. Unos porque los he admirado desde siempre (como Alberto García-Alix) y otros, más anónimos, porque ciertas circunstancias me han conducido a ellos, como me ocurrió con Trevor ApSimon, el organillero.

Ahora, gracias a mi amigo Andrés (@Apu), autor del blog VeoDigital y compañero de los Cazadores de Hermes, he podido conocer y entrevistar a Aurora Gassó y Agustí Ballester. Una pareja de pintores que, a pesar de llevar una larga vida dedicada al arte, no han gozado del reconocimiento que se merecen. Como dice Aurora, será porque en su momento no dieron con la persona indicada que se preocupara de lanzar su carrera. Pero sea como fuere, por casualidades de la vida, Andrés dio con ellos y me propuso entrevistarlos juntos. Yo me encargaría de las preguntas y él de las fotos. La idea era buena y, aunque sabía muy poco de Aurora y Agustí, acepté su invitación. Suerte que lo hice, de lo contrario estoy segura que me habría arrepentido.

Andrés supo de su existencia cuando uno de sus lectores le pidió información sobre Aurora. Resulta que el chico trabaja en una publicación que está preparando una exposición sobre varios artistas y, entre ellos, hay un cuadro de ella. Andrés, que tampoco sabía nada (o casi nada) de esta artista, empezó a investigar y descubrió que forma parte del Col·lectiu d’artistes de Sants y que estaba a punto de inaugurar una exposición con ellos, en homenaje a la escritora Carme Guash i Darné en les Cotxeres de Sants. Por otra parte, resultó que Miquel Cartisano (autor del blog Tot Barcelona) tenía en su casa una pintura de Aurora y se lo contó a Andrés, además de ponerlo en su blog. Juntos acudieron a la inauguración, la conocieron en persona y Andrés le pidió permiso para entrevistarla. Y allí es donde yo entro en acción. Tras acceder, quedamos en que iríamos a su casa para llevar a cabo la entrevista pactada. Una entrevista que se convirtió en una agradable charla sobre el arte, la vida y muchas cosas más que ahora mismo les dejo leer. 

Roser: Aurora… Desde su primera exposición (1951 en Reus) han pasado más de 60 años. Tiene una larga trayectoria artística durante la cual ha producido mucha obra, ha expuesto en el extranjero y ha sido galardonada con varios premios. En cambio su nombre no ha trascendido tanto como debería en el mundo del arte. ¿Cómo se explica eso?

Aurora: He trabajado mucho pero no he tenido suerte. También las circunstancias familiares nos han obligado a trabajar duro sin poder vivir únicamente de la pintura. Principalmente nos ganábamos la vida haciendo diseño textil. Es decir, que se juntaron dos problemas. Uno, sacar adelante a la familia (ya que hemos tenido cinco hijos) y luego nuestra falta de contactos para difundir nuestra obra. Mientras trabajábamos en la industria textil, con lo de los estampados, también nos dedicábamos a pintar. ¡Y producíamos mucha obra!. Pero en cambio nos movíamos poco para difundirla. No teníamos contactos... Luego llegó la primera crisis del petróleo y la cosa aún fue más difícil. Aun así, a principios de los 80 estuve en Zúrich exponiendo en la Galería Silouette cuyos propietarios se encargaban de todo. Ese mismo año me llevaron a Basilea y todo fue muy bien. Luego, en Alemania, también debía exponer para otra galería… Pero no sé qué ocurrió que al final la cosa se truncó. Yo creo que fue porque su propietario tenía demasiada ambición y muchos delirios de grandeza. Sobre eso, te diré que tras firmar el contrato nos llevó a un castillo que él tenía en donde había ciervos y todo... Pero bueno, que el hombre al final acabó por estrellarse. Suerte del abogado de la galería que nos avisó de la que se avecinaba y un día nos advirtió… “sacad todo lo que podáis porque este hombre se está saldando todos vuestros cuadros…”. Le hicimos caso. Lo recogimos todo y nos fuimos de allí.

Roser: Puede que el hecho de ser mujer también le haya complicado el poder triunfar en el mundo del arte, ¿no? Históricamente han triunfado más los hombres que las mujeres. De pintoras famosas así de pronto me vienen a la cabeza Frida Kahlo, Dora Maar, Tamara de Lempicka… Pero de hombres se me ocurren muchos más.

Aurora: Pues no… Yo no lo he notado. Lo que sí es cierto es que hay una serie de circunstancias que ya te lleva la vida y que lo complican todo. Soy madre de cinco hijos y claro, compaginarlo todo ha sido más difícil. La casa, los niños, el trabajo como diseñadora textil y la pintura.

Roser: Cuando empezó a pintar, en los años 50 (siglo XX) en Cataluña destacaba “Dau al set” (con Tàpies, Cuixart i Joan Ponç entre otros), que empezaron haciendo un arte más próximo al surrealismo y el expresionismo alemán, para luego evolucionar hacia el informalismo y la abstracción. ¿Usted alguna vez ha tenido la tentación de hacer obra abstracta?

Aurora: totalmente abstracto, no. Pero quizá alguna vez me atreva. En cambio Agustí (mi marido) sí que es pintor abstracto y hemos hecho exposiciones conjuntas. Él con lo suyo y yo con lo mío.


Roser: Este libro que tiene encima de la mesa… Es “Barcelona vista per 40 artistes” publicado por La Caixa d’Estalvis de Barcelona a finales de los 70.

Aurora: Sí… Mirad... Este es el cuadro que escogí para el libro… Con la montaña de Montjuïc al fondo. Como dice el título, éramos 40 artistas y cada uno participaba con una obra ambientada en un lugar distinto de la ciudad. Quién dirigió esta edición, antes ya había publicado dos libros sobre el mismo tema. Uno con diez pintores y luego otro con diez pintoras. Después ya hizo este otro de los 40 artistas. 

 

Roser: Hace poco estuve en la exposición en homenaje a Carme Guash i Darné en les Cotxeres de Sants y me pareció muy interesante. ¿Hace mucho que forma parte del colectivo de artistas de Sants?

Aurora: desde que se fundó hace unos 25 años. Allí hay tanto hombres como mujeres. Pero cada año, cuando llega el día Internacional de la mujer trabajadora, las mujeres del grupo hacemos algo juntas porque creemos que es nuestro deber  mientras en el mundo siga habiendo tantas mujeres oprimidas.

Exposición en homenaje a Carme Guash i Darné (Cotxeres de Sants)

Roser: ¿Nos puede hablar un poco sobre sus inicios en la pintura?

Aurora: Pues si… De jovencita estudié en una academia de Arte en Reus, mi ciudad natal. Pero lo tuve que dejar al cabo de un tiempo porque la cerraron. Más tarde ya pasé al  Círculo artístico, donde aprendíamos a dibujar con modelos. Sobre eso te diré que el Círculo artístico fue uno de los primeros lugares donde se podía hacía dibujo con modelo. ¡Fíjate tú, que para impartir esas clases hubo que pedir un permiso especial! Luego ya vine a Barcelona con mi familia y me matriculé en la Reial Acadèmia de Belles Arts deSant Jordi. Pero también tenía otra gran afición: el teatro. Me matriculé en el Institut del Teatre e hice los tres cursos y, cuando terminé, surgió la oportunidad de entrar a formar parte de la compañía de Adolfo Marsillach. Eso fue porque un compañero mío se enteró que Marsillach buscaba una actriz para un personaje concreto y me lo comentó. Me presenté al cásting y me aceptaron en seguida. Lástima que no pude seguir con ellos mucho tiempo porque al poco de estar en la compañía me quedé embarazada y me encontraba fatal. Tanto, que no pude seguir con los ensayos. Otra vez también participé en una obra de Joan Brossa titulada “Aquí al bosc”. Además él exigió que ese papel fuera interpretado por mí. El estreno fue en el Romea.

Roser: Una lástima por una parte no poder continuar su carrea de actriz... Pero por otra, ser madre por primera vez produce una gran ilusión.

Aurora: Fue cosa del destino. Eso es que no tenía que ser actriz. En parte, suerte que no tuve más oportunidades porque hubiese sido peor tenerlas y renunciar a ellas.

Agustí: Aurora era una gran actriz pero los embarazos de nuestros hijos le impidieron continuar por ese camino. Y también es una poeta fuera de serie.

Roser: Hablemos un poco de sus pintores favoritos… ¿Nos puede citar algunos?

Aurora: Magritte y Chagall. Me encanta Chagall.

Roser: A mí Chagall también me gusta mucho y tuve la suerte de poder ver la exposición que le dedicaron el año pasado en Madrid, en el Museo Thyssen y me pareció fascinante.

Aurora: recuerdo que aquí, en Barcelona, hace unos años también le dedicaron una exposición en la Pedrera. Y otro pintor que me gusta es Giotto

El circo azul (Chagall).- Museo Thyssen Bornemisza, Madrid
Roser: Por curiosidad mía... ¿Pintan en casa o tienen taller?

Aurora: teníamos un taller precioso... Demasiado incluso. Era un ático en la Rambla. Pero al final lo perdimos. El propietario nos lo quitó. Y no por dinero... Que no lo necesitaba. Es una de las cosas que te dejan mal... Triste...

Roser: ¿Y luego no alquilaron otro?

Aurora: Mi hijo tenía un piso alquilado en la calle Lleida que no utilizaba y nosotros lo estuvimos usando como taller. Pero se le acabó el contrato y también nos tuvimos que marchar. Ahora trabajamos aquí, en casa, pero me falta espacio. En cambio, en verano, en la casa de Sant Quirze pinto más a gusto porque es más grande y hay más luz.

Roser: Por cierto... Viendo sus obras me doy cuenta que en su trabajo hay unos cuantos objetos recurrentes. Peces voladores, aves, sillas escaleras y otros objetos sacados de su contexto habitual…

Aurora: si, todo eso suele aparecer a menudo en mis obras.


Roser: También me gusta ese efecto que añade a muchas de sus obras en que parece que el óleo se esté agrietando.

Aurora: Si... A mí me gusta mucho y creo que es un efecto que liga mucho con mi obra. Es una técnica que no puedes corregir nada. Si te equivocas no lo puedes arreglar.

Roser: ¿Y eso le ha pasado alguna vez?

Aurora: Sí que me ha ocurrido y lo he tenido que tirar...



Roser: Por otra parte, usted tiene obras donde trata momentos difíciles de la historia de nuestro país. Entiendo que son una forma de protestar… Ese cuadro que nos ha enseñado antes, de un tronco humano cubierto de vendas y medio mutilado es brutal.

Aurora: Lo hice en los años 70, que era un momento histórico muy duro, con mucha represión. Hubo una etapa en que pinté muchas obras basadas en la opresión de las máquinas sobre el trabajador. Y sí que es verdad que era una forma de reivindicación y de expresar mi disconformidad con todo lo que estaba ocurriendo en nuestro país.

Andrés: Supongo que la pintura también debería servir como denuncia social, ya que con la pintura se podían decir cosas que con la palabra será imposible.

Aurora: en esa época hicimos exposiciones muy críticas con el poder.

Roser: ¿Y no tuvieron problemas con la censura?

Aurora: en el teatro sí pero con la pintura no. Y eso era porque había mucha ignorancia. Pero las obras de teatro sí que nos las recortaban. Una vez nos recortaron tanto una obra de José M. Rodríguez Méndez que al final quedó un desastre. Pocos días antes del estreno nos devolvieron el guion censurado. ¡Y la sorpresa fue ver que no nos habían tocado las partes más críticas con el poder! Supongo que fue porque no lo entendían. Luego, el estreno fue bastante mal. Imagínate... Si te devuelven el texto con casi todo cambiado cuando faltan pocos días para la fecha del estreno... Pues ¿cómo va a ir? Mal, por supuesto.

Roser: pero para escabullir la censura los autores también se sabían mil y un trucos para decir lo que se quería sin que se enterase el censor.

 Aurora: Sí, pero esa vez ya nos temíamos que algo pasaría y que no sería nada bueno, ya que la obra era muy crítica y muy directa. En cambio con la pintura casi podíamos hacer lo que quisiéramos que no se daban cuenta. Sólo si hubiésemos hecho algo muy evidente, como los grises aporreando a la gente, entonces sí que nos hubieran censurado los cuadros. Pero como no era ese el caso...
Roser: También me gustaría que su marido nos enseñara algunas de sus obras y nos hablara de su trabajo. ¿Eso es posible Agustí?

Agustí: Yo soy pintor abstracto y no sé si os va a gustar…

Roser: A mí el arte abstracto me encanta. Por eso se lo pido.

Agustí: Una vez, para una exposición mía,  me preguntaron qué perseguía yo con el arte... Y yo respondí... “Pues no se... Yo hago impulsos desconocidos”. ¡Y ese es el título que le pusieron a la exposición!

Roser: Muy acertado porque eso es el arte abstracto, ¡impulsos!

Aurora: Él puede decir mucho que son impulsos pero yo sé que también hay algo dirigido.

Agustí: Empecé a estudiar bellas artes en una academia y, como todos, pintaba paisajes. Pero hubo un momento en que vi que esos paisajes que pintaba parecían malos decorados de teatro de aficionados... Fue entonces cuando me pasé al abstracto.

Roser: Por lo que veo su obra se caracteriza por la reutilización de objetos y el reciclaje, muy propio de movimientos como el informalismo.

Agustí: Sí. Trabajo mucho con objetos reciclados. Para hacer esta obra utilicé unos hierros viejos y unas cuerdas de una cuadra. El resultado fue esto, un poco bestia, porque recuerda las condenas de muerte por garrote vil.

Andrés: La obra da miedo... Es un cuadro tenebroso.

Aurora: sí que lo da... De hecho la teníamos colgada en la casa de Sant Quirze y una nieta nuestra nos pidió que la sacáramos porque le daba miedo.

Roser: Aunque usted dice que trabaja por impulsos, a mí me parece que esta obra no es fruto de un impulso sino que la ha pensado mucho antes de empezarla.

Agustí: Esta sí que ha sido estudiada previamente. Pero por otra parte, profesionalmente yo me he dedicado toda la vida a la estampación de tejidos. Aurora tiene el Premio Nacional de España de creación artística y tenemos en casa muchos diseños industriales realizados por ella.  ¡Hace un tiempo encontré una maleta que contenía más de 2.000! Pensé que podrían ser útiles en el nuevo Museu del disseny de la Plaça de les Glòries. Pero no sé con quién tengo que hablar para hacer una donación de esto. Me gustaría hablar con los responsables de la organización de la exposición sobre “Indianes” del Museu d’Història de la Ciutat para decirles que tengo en casa más de dos mil dibujos de esos, realizados por mí y mi mujer.
Aurora: Una vez llegamos a contactar con el museo téxtil de Terrassa pero al final no quedó en nada por falta de presupuesto. Pero ahora me gustaría cederlas para que no quedasen en el olvido.
 
Llegados a este punto de la entrevista me di cuenta que eran las ocho de la tarde y que llevábamos dos horas sin parar de hablar. Era hora de irnos y dar por concluida nuestra visita. Nos despedimos de Aurora y Agustí, felices de haber conocidos a esas dos personas que nos abrieron las puertas de su casa para contarnos la historia de su vida y su obra y que ahora queremos compartir. 

miércoles, 13 de marzo de 2013

Un taxista peculiar


Estatua a Galcerán Marquet, en la Pl. Medinacelli
Hace unos días estaba con mis hijos en la calle esperando que pasara un taxi libre que nos llevara a casa tras una jornada agotadora. No tardamos mucho en encontrarlo y, al entrar en su interior, nos llevamos la gran sorpresa:

-         Buenas tardes ¿dónde les llevo?
-         A la plaza Medinacelli – respondí sin imaginar lo que el hombre estaba a punto de decir.
-         A la plaza Medinacelli... ¡Pues seguro que no saben que antiguamente allí había un convento que se quemó!

Al oír esas palabras mis ojos chispearon, le respondí que sí y que resulta que tengo un blog donde cuento cosas de esas. De hecho, de lo del convento de los Franciscanos ya he hablado un par de veces, que yo recuerde. La primera, cuando conté lo que ocurrió esa tarde del 25 de julio de 1835 en que una masa enfurecida de barceloneses salió de la plaza de Toros del Torín para barrer con todo lo que encontrasen a su paso. Y lo que encontraron fueron conventos: los Agustinos (C/ Hospital), los Franciscanos (de la Plaza Medinacelli), los Dominicos (en el actual mercado de Santa Caterina) y el de Sant Josep (actual Boquería).

La otra vez que hablé de ese lugar fue el día que salí de ruta con los Cazadores de Hermes y los llevé por unas cuantas calles y pasajes cerrados con rejas. Uno de ellos era el Passatge del Dormitori de Sant Francesc, donde se dice que se alojó Francisco de Asís en 1214, yendo de camino a Santiago de Compostela.

Passatge del Dormitori de Sant Francesc
Tras esa primera sorpresa, el hombre, sabiendo ya de mi afición por descubrir rarezas y curiosidades de la ciudad se soltó a contar unas cuantas más. Una, que la primera calle adoquinada de Barcelona fue la calle Princesa y que para ello hicieron venir obreros belgas que, según parece, eran buenísimos en trabajos de este tipo. Dicen que se creó esta nueva vía para que el ejército de la Ciutadella pudiera acceder de forma más directa al centro de la ciudad.

Sobre su apertura, Víctor Balaguer en “las Calles de Barcelona” (1865) dice: “Con grande ceremonia y con grande solemnidad fue inaugurada la apertura de esta calle en noviembre de 1853”. Y continúa hablando del nombre de la calle que fue “en recuerdo de la infanta doña Isabel, que era entonces princesa de Asturias, pues aún no había nacido el actual príncipe Alfonso”.

Calle Princesa actualmente


Anuncio publicado en La Vaguardia el 5 de junio de 1881

A estas alturas del recorrido nos encontrábamos en la entrada del parque de la Ciutadella que da al Passeig de Sant Joan y allí nos recordó que, inicialmente, este lugar de ocio familiar no era otra cosa que una fortaleza militar mandada construir por Felipe V para tener controlada la ciudad tras la Guerra de Sucesión. Para ello se destruyó parte del antiguo barrio de la Ribera, que fue llevado a otro lugar, la actual Barceloneta. Las viejas ruinas de lo que un día fue la Ribera emergieron del subsuelo cuando, en el año 2001, se empezaron las obras de remodelación del viejo Mercat del Born. Ruinas que pronto podremos ver cuándo, el 11 de septiembre, se inaugure “El Born Centre Cultural”.

También nos recordó que aquí se celebró la Exposición Universal de 1888 tras entregar, el General Prim, la fortaleza a la ciudad en 1869, cosa que ya expliqué en este post. Pero yo no caí en comentarle que aquí también se realizó la primera carrera automovilística de España, el día de la Mercè de 1899.

 
Ya casi al final del trayecto, al pasar junto a la Casa Xifré (en cuyos bajos se encuentra el Restaurant “les 7 Portes”, nos contó que ese fue el primer edificio de la ciudad en recibir agua corriente. Eso fue en 1838, un par de años después de la apertura del restaurante, inicialmente como café.


Pero de la casa Xifré hay mucho por decir y todo interesante. Xavier Moret, en un artículo publicado en El País en el año 2004, contaba que esa casa se construyó entre 1836 y 1839, siendo el primer bloque de pisos modernos de Barcelona. Puestos a ser pionero en cosas, también fue el primer edificio fotografiado en España (por Ramón Alabern). Ocurrió el 10 de noviembre de 1839 pero, desgraciadamente, el daguerrotipo original se perdió.

El propietario del inmueble, como dije en el post de la II Ruta de Hermes, era Josep Xifré i Cases. Un hombre de negocios que se hizo rico en Cuba gracias al comercio de pieles y a sus plantaciones de caña, azúcar, tabaco y café. Al volver a Barcelona tras su estancia en Nueva York (donde se casó con Judith Downing) se instaló en este edificio, plagado de imágenes de Hermes y de símbolos masónicos.

Uno de los muchos caduceos de Hermes de las portaladas de la Casa Xifré

Una vez pasada la casa Xifré llegamos al fin del trayecto. Nos despedimos de  nuestro guía particular y, al salir del coche mi hijo exclamó  - ¡Mamá, de esto harás post! ¿verdad?-. Pues eso, que hay post.


martes, 5 de marzo de 2013

Alberto García-Alix y su vida en Barcelona




Hace casi un mes que en la Virreina se inauguró “Autorretrat”, de Alberto García-Alix y, como fan suya que soy, acudí rápidamente a verla. No negaré que fui con la idea de buscar en ella un punto de unión con este blog. Y lo encontré. ¡Vaya si lo hice! Pero antes disfruté al máximo de cada una de las 76 fotografías más los 2 audiovisuales que integran la muestra. Y digo que las disfruté todas porque así fue. Me detuve en cada una de ellas observando cómo Alberto posa sin ningún pudor ante su cámara, mostrando amores, aficiones, desnudez y adicciones, aunque luego él diga que no le gusta explicar sus fotos por pudor.

Pero al final… Justo al final… Casi antes de irme me di de bruces con lo que había venido a buscar. La habitación de una pensión tiñosa y cochambrosa titulada Mi habitación en Barcelona” (1978). Después Alberto me aclaró que esa es la primera foto de la exposición y no la última, lo que significa que empecé la visita por el final... Suerte que luego la repasé en el sentido inverso a como la había empezado y, por tanto, ya en la dirección correcta. Aunque la exposición es buena de todos modos, tanto vista del derecho como del revés.

Tras ese hallazgo me fui veloz a casa, me senté ante el ordenador,  busqué su dirección de e-mail y le escribí pidiéndole permiso para entrevistarlo. Cosas como esta las hago siempre en caliente porque si no luego me da la vergüenza. Su respuesta afirmativa  me llegó un par de días después, recién llegado a Madrid tras su paso por Barcelona para presentar la exposición. 

Ni qué decir que le estaré eternamente agradecida por permitirme esta entrevista en la que me habló de su vida en Barcelona y de algunas otras cosas que quería saber y aproveché para preguntar. 




La exposición de la “Virreina” (que por cierto me ha encantado) lleva por título “Autorretratos” pero ¿no te parece que toda tu obra es una gran autobiografía en imágenes? 

En cierto sentido si, ya que mi obra  transita por mi vida  como espacio referencial. 

Sueles decir que, por pudor, no te gusta explicar tus fotografías pero en cambio hay imágenes muy explícitas… Sobre todo con las drogas, que no necesitan ninguna explicación.  ¿Que el público lo vea no te da pudor?

No me da ningún pudor enseñar esas obras. La fotografía posibilita que un gran tímido como yo, pierda el pudor.

¿Qué te trajo a Barcelona en los 70?

A mitad de los setenta Barcelona era la meca cultural  de la modernidad y de lo  que llamábamos contracultura.  Yo editaba en aquel entonces  con mi amigo Ceesepe cómics underground, los  vendíamos  junto a  otras revistas más especializadas en un puesto que teníamos en el rastro. Todo lo nuevo venia de Barcelona. Así que  Ceesepe se fue a vivir allí y yo fui  siempre de visita.

"Vicios modernos" (Cascorro Factory), textos y dibujos de Ceesepe sobre fotos de García-Alix


Y una vez aquí, empiezas a trabajar para “Disco Expres” y “Star”, entrando en contacto con el underground barcelonés. La gente del “Víbora” y demás…

Sobre todo tenia contacto con Juan José Fernández, el editor de STAR. Él publica mis primeras fotos. También por entonces conocí a Nazario, Mariscal y  otra gente.
 
Star, núm 22
En esa época el ambiente cultural en Barcelona era muy distinto del que había en Madrid, que era de donde veníais....

Para los jóvenes como yo  Barcelona  era  entonces una ciudad más generadora de inquietudes  y acogedora que Madrid. 

Situemos la foto que abre la exposición y se titula “Mi habitación en Barcelona” (1978). Sin saber el lugar, yo la ubicaría en una pensión del Raval o de algún lugar cercano ¿Es así?

Sí, de hecho era una habitación del antiguo hotel  del Pi.  Durante dos semanas pernocté en aquella habitación.


Pasan unos cuantos años y te conceden el Premio Nacional de Fotografía, en 1999. ¿Eso te cambia en algo?

A toro pasado, creo que  por culpa  del premio, hoy siento mayor responsabilidad  hacia mi propio trabajo.

Y ahora cambiando de tercio... ¿Sigues prefiriendo la fotografía analógica a la digital y revelando tú mismo las fotos?

Analógica. En mi  casa revelamos los negativos y copias.

Y de la fotografía al audiovisual. Háblame de los Diaporamas. Qué son y cómo surgió esta  idea.

He hecho dos tipos de trabajos muy diferenciados. Uno, la trilogía en Video: Tres videos tristes”, cuya concepción nació en Paris. Por entonces vivía allí. La otra obra  en video es De donde no  se vuelve  y es mayor duración. Son 40 minutos  y lo hice para  la exposición que tuve en el Reina Sofía  hace ya cuatro años. 

En cuanto a los diaporamas son un trabajo diferente y más sencillo.


Para terminar con la entrevista  me gustaría saber qué hay de nuevo en tu trabajo. ¿Preparas alguna cosa de cara al futuro?

Ahora estoy  inmerso en preparar una nueva narración visual, un nuevo video si prefieres llamarlo así.  Imagino que será un proyecto que me llevara un año, o poco más.