martes, 24 de enero de 2012

El autódromo de Terramar: un circuito de carreras en pleno Garraf





Aprovechando que hemos pasado el fin de semana en Sitges, el domingo por la mañana me llevé a Absencito a visitar el autódromo de Terramar. Así es como se lo conocía cuando Alfonso XIII lo inauguró en el año 1923 acompañado del general Primo de Rivera.

El autódromo fue el primer circuito automovilístico español y en él se disputó el primer Gran Premio Internacional de España, que ganó el francés Alberto Divo conduciendo un Stumbeam.


Actualmente, lo que un día fue un lugar glamouroso y lleno de vida ahora es un espacio medio abandonado a cuyos propietarios no les gustan las visitas. De hecho, la familia tiene su vivienda anexa a lo que era la gradería principal y se pasea por el recinto acompañada de un gran perro negro para ahuyentar a los intrusos. Al menos eso es lo que vimos nosotros y por eso no nos atrevimos a entrar.

Como hacía tiempo que quería visitarlo, me hice acompañar por mi hijo Absencito. Con la ayuda del GPS llegamos con el coche a la urbanización Rocamar (en el término municipal de Sant Pere de Ribes), justo hasta la parte trasera de lo que era la gradería principal pero no pudimos entrar ya que un cartel de “Prohibido el paso. Propiedad privada” nos lo impedía, además de un perro guardián que circulaba por el recinto junto a su dueño. Así pues, ante tantos impedimentos, decidimos adentrarnos en el bosque e intentar colarnos por otra parte pero tampoco pudimos ya que en lugar de acercarnos parecía que nos alejábamos cada vez más. Al final, después de mucho caminar, decidimos retirarnos y volver a casa con una única foto de un tramo de la pista. Pero no nos damos por vencidos y, en cuanto podamos, urdiremos un plan para adentrarnos en el circuito.

Esta foto la hice desde lo alto de la colina de la urbanización vecina
De momento, lo que les puedo contar sobre el Autódromo es que se construyó a toda velocidad en el año 1923. En tan solo 300 días se terminaron las obras con un coste de 4 millones de pesetas. Un importe tan elevado que, al no poder pagar a los constructores, estos se quedaron con la recaudación de las entradas del Gran Premio Internacional de España y no fue posible pagar a los ganadores de la carrera. A consecuencia de ello, la Federación Internacional prohibió la celebración de más carreras importantes y así empezó el declive del Autódromo de Terramar.

Otro de los problemas que albergaba la pista era la peligrosidad de sus curvas, con un peralte inclinado de cerca de 90 grados que no gustaba demasiado a los pilotos y que ahora es la mayor atracción del circuito. 

Este es el peralte famoso
En 1929, un conde de origen polaco llamado Edgar Morawitz (que también era piloto) compró el circuito e intentó devolverle la fama anunciando una carrera entre su Bugati (que conduciría él mismo) y una avioneta. La primera carrera la ganó el coche pero hubo revancha y en esta ocasión venció la avioneta.

 
Tras la guerra civil el circuito quedó abandonado y al final lo compró un industrial enriquecido por haber hecho las Américas. Desde entonces que el autódromo está abandonado entre la vegetación aunque a veces se han realizado algunas actividades (previo pago al propietario) como un anuncio de Mercedes y albergar los vehículos participantes del Rally de Coches de época Barcelona-Sitges. Por lo demás, el autódromo sigue escondido entre la vegetación del Garraf resguardado de la vista de los curiosos.

Hoy mismo a útima hora cuando ya había colgado este post, un conocido mío aficionado al automovilismo y a la historia me ha hecho llegar esta foto de un trozo de pavimento del autódromo que tiene en su poder. Por eso he modificado un poco el texto con el añadido de la foto al final.












 

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