jueves, 27 de febrero de 2014

Historias de la guerra con Sento




Sento Llobell ganó el premio FNAC-Sins Entido de novela gráfica 2013 y no se lo podía creer. Dice que pensaba que era un premio para jovencitos y que eso no se lo esperaba… Por otra parte, hace un par de meses no llegué a tiempo de incluirlo en la charla con Antonio Altarriba, Miguel Gallardo y Paco Roca sobre sus cómics acerca de la guerra, aunque su nombre y su obra, “Un médico novato”, sí que apareció. Por eso he querido hablar con él aunque fuera a posteriori y Sento, muy amablemente, enseguida me dijo que sí.

Roser.- Llevabas mucho tiempo lejos del mundo del cómic. 20 años más o menos  y ahora reapareces con esta historia sobre tu suegro, Pablo Uriel.  ¿Cómo se te ocurrió hacerla?

Sento.-  Él tenía unas memorias manuscritas que, gracias su hija, fueron editadas en Pre-textos bajo el título de No se fusila en domingo. Yo esta historia siempre la tenía en la cabeza y estaba convencido que, algún día, la tendría que hacer pero no me atrevía o no tenía tiempo. Y ahora que la crisis me ha dado el tiempo que me faltaba, he aprovechado para volver a hacer tebeos, que es lo que me gusta.



Roser.-  Así que Pablo Uriel escribió sus memorias por iniciativa propia a diferencia de los padres de Altarriba y Gallardo, que lo hicieron instigados por sus hijos.

Sento.- Sí. En este caso fue él quien quiso hacerlo. A veces, se iba a pasar unos días al parador de la Coruña o a cualquier otro lugar y se llevaba su máquina de escribir. Creo que fue cuando los 25 años de paz, o algo así, que escribió cómo se había conseguido esa paz y se lo dio a leer a sus hijas, que entonces eran jóvenes y estudiaban en la universidad. Ellas, anteriormente a la lectura del manuscrito, no sabían nada de lo que le había ocurrido a su padre. Es algo que suele pasar… Eso también lo cuentan Altarriba y Gallardo sobre sus padres, que hay una etapa de largo silencio.

Roser.- Sí, por eso el cómic de Miguel Gallardo se titula “Un largo silencio”. Por todo el tiempo en que su padre se mantuvo callado.

Sento.-  Y llega un momento en que sienten una necesidad imperiosa de contar su experiencia a los demás.


Roser. - ¿Y a tu familia qué le ha parecido el cómic?

Sento.- Ellos ya estaban bastante al día de lo que estaba haciendo y, desde el principio, se lo tomaron con mucha ilusión. Supongo que, si has visto la dedicatoria en el libro, te habrás dado cuenta que hay muchos médicos en la familia.

Roser.- Sí, la he visto y me he fijado en ello.

Sento.-  Para mí ha sido bastante difícil porque, convertir en personaje de cómic a una persona que conoces y que es cercana a ti, no es fácil. No sé… Nunca me sentía contento con el resultado y me costaba mucho encontrar el tono… Me refiero a que me preocupaba que tuviera mucha seriedad y quizá demasiado dramatismo…  Pero al final he quedado contento.


Roser.-  Eso que dices sobre la dificultad de encontrar el tono adecuado, quitándole dramatismo al asunto, lo has hecho bien porque, aunque cuentas cosas terribles como las miles de ejecuciones  que ocurrieron durante la guerra, se lee con tranquilidad. Al menos esa es  la sensación que he tenido al leerlo. Incluso cuando Pablo escribe desde la cárcel a su familia hasta parece que les cuente una vacaciones.

Sento.- Sí, si… Por una parte él era un poco así. Pablo era un hombre poco común. Era una de esas personas que te están haciendo un favor y, en cambio, parecía que el favor se lo hacías tú a él. Las cartas que escribía, casi todos los días, tenían ese tono.  Piensa que esas cartas, antes de llegar al destinatario, pasaban por una censura militar. Por tanto, tampoco podían decir nada especial sobre lo mal que lo pasaban allí encerrados. Y encima él no hacía más que quitar hierro al asunto para que su padre y sus hermanas no se preocuparan mucho. Aunque al final sí que llegó un momento en que les contó lo mal que lo pasaba y les pidió que, por favor, lo sacasen de allí.

Roser.- Sí, es cierto. Al final la cosa cambia y las cartas que escribe se vuelven más pesimistas.


Sento.- El problema que tuve con el cómic es que esta primera parte transcurría casi toda en la cárcel y me daba miedo que fuera muy rollo.

Roser.- ¡Pues nada de eso! Al contrario, es muy agradable de leer. Ya te lo he dicho antes.

Sento.- Me alegra oírlo porque esa es la sensación que quería transmitir. De hecho Pablo era así, tranquilo. Él era un hombre de Soria, aunque después vivió en Zaragoza y la Coruña, y se le notaba la esa seriedad de la gente de allí. Pero, por otra parte, tenía mucho temple.

Roser.- Antes me decías que te había costado mucho hacer este cómic. ¿Cuánto tiempo has dedicado a su elaboración?

Sento.-  Al ser un proyecto que conllevaba implicaciones emocionales, había una serie de cosas a tener en cuenta. He pasado mucho tiempo haciendo pruebas y, lo que ha sido el rodaje de esta primera parte, habré estado unos quince meses más o menos.  Cuando te hablo del rodaje me refiero a dibujar, con el guion ya hecho y toda la documentación recopilada. También me fue muy bien que me dieran el premio FNAC-Sins Entido de novela gráfica.

Roser.- Sí, eso es algo que te pensaba preguntar… Lo del premio.

Sento.- No me esperaba recibirlo. Lo presenté un poco por hacer pero no tenía esperanzas de ganarlo porque creía que era un premio para jovencitos. ¡Y va y resulta que me lo dan a mí!

Roser.-  Este cómic lo has hecho todo tu solo, guion y dibujo. En cambio, sé que anteriormente habías trabajado con gente que te hacía los guiones. Uno de ellos fue Ramón de España.

Sento.- Sí… Y con Jaume Fuster hicimos lo del “Tirant lo Blanc”. A lo largo de mi carrera he trabajado tanto con guionista como yo solo. De hecho, para el médico novato, estuve a punto de pedirle ayuda a Antonio Altarriba porque yo estaba demasiado metido en la historia y quería que alguien ajeno  me echara una mano. Pero al final no le dije nada porque, de pronto, todo se aclaró y la historia empezó a fluir. De todas formas, yo siempre he trabajado en equipo y, en el estudio, siempre he tenido una persona que me ayudara. Me gusta tener a alguien con quien contrastar las cosas.

Roser.-  A veces está bien poder consultar las cosas con alguien.

Sento.- Sí. Y a mí eso me hace falta.

Portada de Sento para "Cairo" sobre "Velvet Nights"
con guión de Ramón de España
Adaptación del "Tirant lo blanc" con guion de Jaume Fuster

Roser.- Sobre las preferencias de trabajar solo o con la ayuda de un guionista estuvimos hablando con Paco y Miguel. Ellos, en cambio, prefieren trabajar en solitario. Y yo soy de la  opinión que, para trabajar con un guionista, te tienes que llevar muy bien con él.

Sento.-  Si, claro. Yo he encontrado ese equilibrio. Antes, cuando hacía encargos de publicidad, tenía dos o tres personas conmigo trabajando en el estudio pero ahora es diferente. Suelo estar yo solo y nos reunimos  los viernes para recoger las páginas de la semana, comentarlas y tal. Pero aun así, me sigue pareciendo muy interesante tener a alguien con quien trabajar. Ahora estoy con Elena. Ella es mi mujer y, también, hija de Pablo Uriel.  Ella me ha ayudado mucho con el color del cómic. Es pintora y, de hecho, fue una solución gráfica totalmente suya.



Roser.- Antes hablábamos del dramatismo en la historia y de lo bien llevado que está. Aunque hay unas cuantas escenas de fusilamientos, con montones de cadáveres esparcidos por el suelo, al verlas no son tan duras como, por ejemplo, ciertas escenas de “El arte de volar” o “Los surcos del azar”.

Sento.- Sobre eso que dices de los fusilamientos, se llega a un punto en que las diferencias ideológicas se solventan exterminando al contrario. No se dan soluciones con juicios ni nada de eso. Ser de la CNT, Izquierda Republicana o la UGT era motivo suficiente para acabar aniquilado. Buscaban una paz de 1.000 años y, la única forma de conseguirla, era eliminando al contrario.



"El arte de volar" (Altarriba/Kim)
"Los surcos del Azar" (Paco Roca)
Roser.- Y  con eso, el bando franquista también quería sembrar el terror. Hay un momento en tu cómic en que eso aparece, cuando dicen que en sólo cinco meses hubo 12.000 “paseados”. Es decir, gente que sacaban de la prisión militar sin sus efectos personales…

Sento.- En esa época estábamos en pleno apogeo y subida de los nazis que fueron los que desarrollaron todas estas cosas y Franco y su gente hicieron lo mismo.




Roser.-  En el cómic también hay momentos muy duros y angustiosos. Por ejemplo, cuando cada día a la misma hora oían cómo se acercaban los militares a las celdas para llevarse presos a fusilar.

Sento.- Si, si… No me puedo ni imaginar lo mal que lo pasaría mi suegro cada vez que oía a los militares acercarse a su celda. Una vez me contó que, tras la guerra, estuvo a punto de meterse a cartujo porque no quería volver a ver el mundo. Y eso que no era creyente ni nada. Él lo que quería era esconderse. 


Roser.- Supongo que ese debería ser uno de los momentos más aterradores de la vida de Pablo Uriel. Oír cada día como se acercaban a su celda sin saber si era a él a quien venían a buscar para sacarlo de la cárcel sin poderse llevar la maleta…

Sento.- Ahora que mencionas la maleta… Es un elemento gráfico que he utilizado mucho. Por ejemplo, en cada cambio de capítulo aparece la maleta. Si te fijas suele estar muy presente. Y eso que la mayor parte del libro sucede en la prisión. En cambio, en la segunda parte que  estoy preparando, Pablo se va al frente y aún consigue recuperar su maleta.


Roser.- Sí, ahora me hablas de una cosa que te quería comentar. A diferencia de los cómics de Altarriba, Gallardo y Paco Roca en que sus protagonistas sí que pisan el frente, en el tuyo eso no ocurre y ahora veo el porqué.

Sento.- Es que esta es la primera parte. Como te decía, ahora estoy haciendo la segunda. Yo, como no me podía poner con una historia de 500 páginas de golpe, decidí hacerlo en dos partes. La primera es esta, más dedicada a la represión franquista, donde aparece el tema de la cárcel y las reflexiones de unos hombres sometidos a un fuerte estrés y terror. Luego, esta primera historia acaba bien porque es liberado de la cárcel aunque le dicen que, seguramente, le volverán a denunciar. Y entonces él pide irse al frente, básicamente para esconderse y pasar desapercibido pero tiene la mala suerte de caer en Belchite cuando Belchite cae en el poder de los republicanos y Pablo acaba preso de nuevo. Pero esta vez en Valencia.



"Los surcos del azar" 

"Un largo silencio"
Roser.- Ahora parece que las historias sobre la guerra están de moda. Paco Roca y tú habéis publicado cómic sobre ello casi a la vez y, por otra parte, se acaba de saber que la exposición central del Salón del Cómic este año irá de historias bélicas.

Sento.-  Pues sí. Justo ahora estoy reuniendo unas páginas que me ha pedido Antoni Giral porque van a hacer una exposición grande con muchos originales. En cuanto a la coincidencia con Paco, ha sido totalmente fortuita porque ninguno de los dos sabía lo que estaba haciendo el otro. Yo tenía que sacar esta historia tarde o temprano y este era el momento adecuado ya que tenía tiempo, dinero y también fuerza para meterme en ello.

Roser.-  Hay quien piensa que ya se ha hablado mucho de la guerra civil y que ya es hora de dejarlo un poco estar.

Sento.- Yo no lo veo así sino más bien al revés ya que, al haberse cerrado en falso, se puede volver a hablar de ello. Sobre la guerra aún hay muchas cosas por contar, como lo de “La nueve” en  “Los surcos del azar”.  Esos españoles republicanos que acabaron liberando París  hasta ahora eran unos perfectos desconocidos.

Roser.- Y gracias a Paco Roca ahora empiezan a salir del anonimato.

"Los surcos del azar" 
Sento.- Cuando hay gente que dice eso de que ya está bien de hablar de la guerra hay que pensar en que vale, que llevábamos cuarenta años oyendo hablar de la guerra desde un solo punto de vista pero que quizá ya es hora de empezar a hacerlo desde el otro lado. Y el hecho de que, a estas alturas, aún estemos hablando de las víctimas del franquismo y que no se las reconoce como tales demuestra que se hizo una transición como se pudo hacer en ese momento… Ya ha pasado mucho tiempo… Y que aún sigamos igual, enfadándonos mucho por las víctimas de ETA y poco por las de Franco no tiene ningún sentido. Además, las víctimas de Franco fueron mucho más numerosas.

Roser.-  A parte de cómics, tú has hecho de todo en la vida… ¡Hasta Fallas!

Sento.- ¡Es que cuando me proponen cosas que me gustan me apunto a todo! Y, como disfruto trabajando en equipo, un taller de fallas es perfecto para ello. Además, tiene ese punto antiguo del maestro, el encargado y toda la parafernalia. Me gusta cómo funciona. Haces un dibujo y, a los dos días, tienes un catafalco de seis metros en el que trabaja un montón de gente. ¡Y a mí eso me encanta! Al final, lo de las tres dimensiones me ha acabado gustando… En El Juevestambién hacíamos, y aún hacemos, eso de los recortables.  Vaya, que yo no soy un narrador puro… Me gusta narrar y también hacer cosas más ligeras. Digo que son ligeras en el sentido de que acaban antes.

Roser.- Para terminar, antes me contabas que estabas preparando algo para la exposición central del Salón del Cómic de Barcelona. Supongo que vendrás, ¿no?


Sento.- Sí que estaré. Y también en el Salón de la Coruña con una exposición grande. Pablo Uriel vivió allí después de la guerra y era muy conocido en la ciudad porque, entre otras cosas, fue director del Ateneo.

Cartel de Carlos Pacheco para el Salón de 2014

Finalmente y, gracias a Jordi Ojeda, actualizo el post con la presentación del cómic, el pasado 14 de diciembre de 2013, en FNAC Callao dentro de las VIII Jornadas Comiqueras FNAC/SD, que se puede ver pinchando aquí.


2 comentarios:

  1. Muy buena entrevista. Cómo siempre Sento demostrando que es uno de los grandes.
    Estoy deseando que salga la continuación.

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    1. Pues sí, yo también espero que salga pronto pero creo que aun tendremos que esperar un tiempo.

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