miércoles, 13 de noviembre de 2013

Pasado y presente del Teatre Principal


Hace unas semanas aproveché la celebración del 48H Open House para acercarme a visitar el remodelado Teatre Principal. Cerrado desde el año 2006, cuando su propietario (Balañá) no supo qué hacer con él ni como darle un buen rendimiento. Antes de clausurar el teatro, incluso intentó venderlo al Ayuntamiento pero al final las negociaciones quedaron en nada.

Deshabitado desde hace siete años, de vez en cuando el local se utilizaba para realizar fiestas semi-clandestinas con Dj’s a las que acudía gente con ganas de divertirse en lugares abandonados. Esto lo supe hace bien poco, por un amigo asiduo a fiestas como estas y al que entonces yo aún no conocía.

Tras mucho tiempo con el teatro abandonado, Balañá ha acabado por unirse a un grupo de empresarios con los que ha rehabilitado el local y lo ha puesto en marcha de nuevo. Cosa de la que me alegro. Así, el teatro más antiguo de Barcelona no caerá en el olvido como últimamente ocurre con tantos lugares de la ciudad.

Por él han pasado cantantes famosos de ópera, actores de la talla de Maurice Chevalier (la estrella del Gran Casino de Paris) o actrices como Sarah Bernhardt, que debutó en el Principal gracias a su amistad con Peius Gener. Muchos barceloneses bailaron en los salones del Principal Palace, el primer Music-Hall de España. Otros tantos jugaron al frontón, en el Jai Alai y algunos otros acudieron al Cine Latino para ver películas X o para acosar a los chavales que rondaban por el Club de Billar Monforte.

Exterior del Cine Latino fotografiado por Xavier Miserachs en 1962

La historia del teatro es larga y complicada. Por él han pasado varios propietarios y ha habido incendios, reconstrucciones y reaperturas. Su creación fue posible gracias a un tal Joan Bosch que donó, al Hospital de la Santa Creu, un terreno y unas casas que tenía en la Rambla para construir un teatro en ese enclave. Tenía la intención de poder sufragar parte de los gastos del hospital con los beneficios de las representaciones teatrales. Cosa que se consiguió por unos privilegios concedidos por Felipe II entre 1568 y 1587.

Las obras de construcción del teatro duraron seis años y su estructura inicial de madera con forma de típico corral de comedias duró bien poco. En 1728 fue derruido y levantado de nuevo, ahora ya en piedra. Esta fue su primera rehabilitación pero le siguieron unas cuantas más. La segunda, en 1787, tras un terrible incendio, que requirió de donaciones de algunos nobles de la ciudad para su reconstrucción.

Casi desde sus inicios, las representaciones de ópera convivieron con el teatro de texto. Luego vinieron los conciertos y, ya en el siglo XIX, incluso magia y zarzuela. Es decir, que ofrecía un repertorio amplio y variado en contraposición con su rival, el Liceu, dedicado a la ópera por completo.

Entonces, con el Liceu en pleno auge, el Teatre Principal empezó a decaer y casi acabó derribado si no fuera por una campaña popular que lo salvó. A partir de ese momento cambió de orientación fomentando el teatro en catalán y dejando al Liceu como único gran teatro operístico.

El Teatre Principal en 1874 (Arxiu Fotogràfic de Barcelona)

Un nuevo incendio, ocurrido en 1915, obligó a realizar una nueva reconstrucción ya que las llamas se comieron todo el interior. Tres años después, pasó a ser propiedad de don Teodoro Seebold quien emprendió una nueva remodelación que incluía la apertura del frontón  en diciembre de 1918 y una nueva inauguración. Esta vez, como music-hall bajo el nombre de Principal Palace, en la época en que a mí me gusta más. Cuando el Barrio Chino era un lugar de perdición donde abundaban cabarets, cafés, tabernas, prostíbulos y casas de dormir. Un barrio en el que se mezclaban mugre, drogas y prostitución con gente bien que acudía a los locales nocturnos en busca de diversión.
El 21/12/1918 La Vanguardia anunciaba la inauguración de la temporada de frontón

La pista del frontón durante mi visita al 48H Open House
Según Paco Villar, en Historia y leyenda del barrio chino el nuevo edificio constaba de cuatro partes diferenciadas. En la planta baja, el teatro con su vestíbulo, restaurante, sala de descanso y foyer. En su interior cabían 1.600 personas y permitía la posibilidad de retirar las butacas de la platea en pocos minutos para transformar el espacio en sala de baile o en lo que fuera necesario, como dejaba bien claro este anuncio de la Vanguardia de agosto de 1920.

La Vanguardia del 19/08/1920 anunciaba así el inicio de la temporada de verano

Anexo al teatro estaba el frontón, enorme, con capacidad para 1.800 personas y en el que hombres y mujeres debían jugar separados. En la segunda planta había un casino y, en la primera, el Café Lion d’Or que contaba con biblioteca, peluquería y unas cuantas cosas más. Incluso allí se llegaron a celebrar dos sorteos del Gordo de Navidad en los años 1937 y 38.

Sorteo de Navidad en 1937 en el Café Lion d'Or (Foto de Brangulí - Arxiu Nacional de Catalunya)

En 1924 un nuevo incendio, en el que murieron dos trabajadores, obligó a una nueva rehabilitación. Cuando volvió a abrir, lo hizo en calidad de cine con espectáculos de variedades. Nueve años después, un último incendio lo destruyó y, otra vez, se tuvo que reconstruir.


La Vanguardia del 30/03/1924 recogía la noticia del entierro de las 2 víctimas
Últimamente y, hasta su cierre en 2006, en el Principal se realizaban conciertos y representaciones teatrales. Ahora renace reconvertido en una sala de espectáculos que, en realidad, estará formada por dos. Una, en lo que fue el antiguo teatro (que será sala de conciertos) y otra en lo que era el Cine Latino, que se utilizará como sala de proyección, teatro y espacio de conciertos.

Vista desde el escenario de la sala principal durante mi visita al 48H Open House

Ojalá esta nueva etapa del Teatro Principal sea un éxito. La parte negativa de todo esto es que se deban derribar locales contiguos como el Panam’s, el Show Girls y los Billares Monforte para ubicar otro hotel en las Ramblas. ¿No hay suficientes ya?

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