Desde que abrí el blog (hace ya más de dos años), que la estatua de Colón ha aparecido unas cuantas veces mencionada. Sea por una cosa u otra, al final, siempre acaba por salir. Y eso es porque, desde que fue inaugurada el 1 de junio de 1888 (en plena Exposición Universal), ha sido escenario de un montón de sucesos curiosos y, por ello, objeto de este blog.
Lo que aún no había
contado sobre este monumento tan turístico es que fue construido en motivo de
la Primera Exposición Universal, que el arquitecto encargado de las obras fue
Gaietà Buïgas y que presentó el proyecto bajo el lema “Honrando a Colón, Cataluña honra a sus hijos predilectos”. Por
otra parte, tampoco había dicho que, entre los escultores que intervinieron,
estaban Josep Llimona, Rossend Nobas (autor del Hermes de la Escuela de Artes
Aplicadas y Oficios Artísticos, más conocida como “la Llotja”) y Agapit
Vallmitjana (maestro de Nobas mientras estudiaba en “la Llotja”).
Fragmentos de la estatua, fundida en los talleres de Vidal y Compañía, 1877 |
Parece que la idea de
dedicar un monumento al descubridor de América, y de encaramarlo en lo alto de una columna, venía
de tiempo atrás. Concretamente, de cuando (en 1851) realizaron uno similar para
el almirante Galcerán Marquet en la Plaza Medinacelli. En principio, debía ser
Colón quien estuviera ahí arriba pero, por lo que fuera, acabó ganando Marquet.
Luego, durante la segunda
república, se habló otra vez de hacerle una estatua en el Portal de la Paz (al
final de la Rambla) aunque no se llevó a cabo hasta unos años después gracias a
Antoni Farges, un fanático de todo lo relacionado con el descubrimiento de
América que convenció a los responsables de la gran Exposición y al alcalde del
momento, Rius y Taulet.
Desde entonces y, en los
más de 120 años que Colón lleva al pie de la Rambla, le han ocurrido un sinfín
de cosas que he querido recopilar en un único post aunque seguro que alguna se
me escapa. Si es así, siempre agradeceré que lo completéis en los comentarios.
La primera curiosidad que
me viene a la memoria es que, el 18 de diciembre de 1889, Buffalo Bill
desembarcó en Barcelona para presentar su espectáculo circense y, según “La Época”, lo hizo acompañado de “200 pieles rojas y otros tantos vaqueros,
mejicanos y 200 animales, entre caballos, búfalos y bisontes”. Tras bajar
del vapor “Palma”, se dirigieron
al monumento a Colón donde dieron una rueda de prensa para explicar a la
población que es lo que venían a hacer.
La Vanguardia, 18/12/1889 |
Luego, ya en los años 60,
también fue objeto de una inocentada por parte de un diario de gran tirada que
publicó, un 28 de diciembre, una noticia donde explicaba que el monumento se
había derrumbado, con fotomontaje incluido y todo. Dicen que la imagen parecía
tan veraz que hasta hubo quien se acercó a las Ramblas para ver el desastre.
En 1977, al búlgaro
Christo le dio por querer empaquetarlo y presentó su idea en una
exposición en la galería Joan Prats aunque tuvieron que pasar siete años hasta
que el alcalde Pasqual Maragall se decidiera a aceptar. Al final, tardó tanto
en dar el sí que Christo se cansó de
esperar y acabó por enfundar el Pont Neuf.
La Vanguardia, 14/01/1977 |
Christo y Jeanne Claude frente a Colón, en 1984 (Foto: Perez de Rozas) |
También en esas fechas
(finales de los 70 e inicios de los 80), Miguel Gallardo se inventaba un nuevo
personaje: el Buitre Buitaker. Un ave muy facha y adicto a las drogas que vivía
en lo alto de Colón con su mayordomo, Blasito.
El Buitre apareció por primera vez en Disco Express, luego en El Víbora y, desde finales de los 80, lo
hizo en el ABC. Allí estuvo tres años y
duró tanto porque, según palabras del propio Gallardo “ninguno de los lectores habituales se paraba un
minuto a leer aquella sección, exceptuando un capitán majara de la legión que
se cabreo un poco, hasta que un día alguien lo hizo…Leerla… La semana siguiente
nos llamaron diciendo que no hacía falta que entregáramos más, pero a lo tonto,
fueron 3 años.”
Y ya que hablamos de cómic e ilustración es buen momento para recordar
que, en 1982, Jordi Longaron presentó un Cristóbal Colón muy resfriado (a punto
de estornudar y con un pañuelo en la mano), en la exposición “Cataluña vista desde el exterior”, organizada por el Banco Exterior de España.
En 1984
Sammo Hung dirigía, en Barcelona, una película de muy bajo presupuesto
protagonizada por Jackie Chan, que en España se estrenó con el título de “Los
supercamorristas”. El argumento era de lo más simple. Iba de un par de
vendedores ambulantes chinos que se metían en un montón de líos por querer ayudar
a una chica mona, prostituta de las Ramblas, interpretada por
Lola Forner.
Jackie Chan y compañía pasando por Colón en furgoneta, a la carrera, huyendo de los malos |
También Max utilizó esta estatua en su último cartel para el
Salón del Cómic de Barcelona, en 1997.
Este siempre ha sido uno de mis carteles favoritos pero, desde que me
explicó cómo se le ocurrió, todavía me gusta más: “Con mi último cartel para el Salón pasó
que… Si no recuerdo mal mandé un par de bocetos a Ficomic y no gustó ninguno.
Pasaban los días, se acercaba la fecha de entrega de un nuevo boceto y yo
estaba falto de ideas. Total, que llegó el día X y yo aún estaba en pelotas.
Entonces hice lo que hacemos todos cuando estamos con la soga al cuello, que es
buscar libros de otros dibujantes para fusilar alguna idea. Y al final fusilé
una viñeta de Chris Ware. La copié directamente pero como entonces casi no era
conocido en España creo que nadie se dio cuenta. Y si alguien se dio cuenta
tuvo la decencia de no decir nada… Esta viñeta está en uno de los primeros
cuadernos de Jimmy Corrigan, de esos pequeños y cuadrados, donde se ve una mano
con un guante rojo que levanta una casa. Parece la mano de un Supermán gigante.
Y… tirando de ahí ya fue cuando decidí que el cartel consistiría en una mano
gigante, como la de Micky Mouse, cogiendo la estatua de Colón y sacándolo de su
pedestal. Así hacía referencia a Barcelona y a los tebeos y salía del paso. Lo
que ocurre es que me quedé con una sensación de culpabilidad terrible. Eso me
quedó clavado como una espina durante muchos años… Y siempre con el miedo de
que alguien me descubriese. Suerte que en ese tiempo internet no era lo que es
ahora. De hecho, si buscas la viñeta de Chris
Ware es muy evidente…
Pero la historia no acabó aquí sino que
continuó con este final espectacular: “Un
día, repasando toda mi obra para preparar mi exposición retrospectiva en Madrid
(Panóptica), cogí El Capital, que hicimos Paco Mir y yo sobre 1974-75, y
encontré allí… ¡La puta viñeta! Otra vez la mano gigante como de Micky Mouse
cogiendo a un currante. Era exactamente el mismo concepto”.
Ya más recientemente, en
la mañana del 1 de mayo de 2012, un grupo de seis turistas (formado por cuatro
malagueños y dos japoneses) se quedaron atrapados en lo alto de Colón, a 60
metros de altura, por culpa de una avería en el ascensor. Al final, tuvieron
que ser rescatados con una grúa enorme de los bomberos tras descartar otras
opciones como reparar el ascensor o acceder, en helicóptero, al mirador.
Tras el incidente, el
Ayuntamiento clausuró su entrada y no la volvió a abrir hasta junio de 2013,
una vez hecha la reparación, que valía un dineral. 200.000 euros, para ser
exactos. Un mes antes, había cobrado 100.000 euros de Nike por vestir la
estatua con la nueva camiseta del Barça hasta el 9 de junio, fecha en que la
prenda le fue retirada. Desde entonces, Colón se puede visitar aunque últimamente se ha convertido en un lugar de peregrinaje del turismo del porro ya que, aprovechando que el fuste de la columna está decorado con unas cuantas hojas de cáñamo, hay empresas que organizan rutas guiadas para turistas que vienen a Barcelona en busca de una nueva Ámsterdam.
Gran entrada Roser
ResponderEliminarLa relación entre la estatua de Colón y el mundo de los cómics no acaba allí, hay otra más indirecta: Gaietà Buïgas, arquitecto de la estatua, fue el padre de Joaquín Buigas, que dirigió y guionizó el TBO durante 40 años.
ResponderEliminarTambien me acuerdo de un episodio de la série de Tv3 Oliana Molls donde uno de sus enemigos quedaba preso en el dedo de Colón i acababan serrandolo
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