miércoles, 30 de mayo de 2012

La ruta de las calles con rejas (Parte III)


Entrada al Pasaje Bacardí por la Rambla

El otro día terminé la segunda parte de la ruta en las Ramblas, ante la puerta del Pasaje Bacardí. Este es un pasaje cubierto que une las Ramblas con la Plaza Real. Fue construido en 1856 (tal como indica en la parte superior de la reja) por el arquitecto Francesc Daniel Molina por orden del Señor Bacardí, propietario de la isla de casas ocupada por el pasaje.

En su época, en su interior había varias tiendas caras con precios prohibitivos para las personas de clase trabajadora. Por eso ambos lados del pasaje están repletos de bajorrelieves representando a Hermes, el protector del comercio. También es digna de admiración la galería acristalada cubierta que cruza el pasaje y que fue la primera que se construyó en la ciudad.
 
Detalle de la galeria acristalada
Desde el momento de su inauguración que sus puertas están abiertas durante el día de lunes a viernes. Por la noche y los fines de semana permanecen cerradas. Pero otra vez, gracias a unas personas que tenían llave, nos pudimos colar para pasear entre sus Hermes y hacer las fotos que quisimos.

Interior visto desde la Rambla

Una vez hechas las fotos salimos de este pasaje comercial del siglo XIX y nos adentramos por el Arc del Teatre para detenernos en el Pasaje Lluís Cutchet, que une las calles del Arc del Teatre y Santa Mónica.

Lluís Cutchet fue un periodista catalán del siglo XIX, amigo de Víctor Balaguer e impulsor de la Renaixença además de ser miembro de la Real Academia de les Bones Lletres en 1873 (de la que ya les hablé al pasar por el Palau Requesens, en la calle Bisbe Cassador). Pero en realidad, el nombre de la calle no tiene nada que ver con lo que aquí había en 1814 y que está claramente indicado en esta placa.


Entrada por Arc del Teatre, con el cartel anunciador de lo que era en 1814
En este lugar había la primera casa de baños públicos de la Península Ibérica. Inaugurada en 1814 bajo el nombre de Can Casteliu, el precio por darse un baño era el de una peseta. Pero la vida del establecimiento fue breve, ya que la vuelta a la Corona del Borbón Fernando VII (tras la marcha de Napoleón en abril de1814)  empeoró la situación de los catalanes.

Fernando VII, entre otras medidas, disolvió la Diputación de Cataluña y reinstauró el Tribunal de la Inquisición. También se anularon las normas de sanidad y la población rápidamente perdió los buenos hábitos de higiene como el de darse un baño de vez en cuando. Además, a los mandamases de la Iglesia les parecía indecente que los ciudadanos acudiesen a unos baños públicos. Así que el negocio del señor Casteliu duró poco.

Al salir de la antigua casa de baños nos fuimos hasta lo que fue la comuna pública de la Barcelona del siglo XIX, al final de las Ramblas. Es un callejón muy escondido, cerrado y sin nombre, al que acudían los barceloneses para hacer sus necesidades aunque en casa tuvieran letrina. Por eso se le conocía con el nombre del carrer del “cagar-hi” (literalmente traducido como calle del “cagar”, y perdón por la expresión).

Este callejon era el del cagar-hi



Después de estos dos últimos callejones, estrechamente relacionados con los hábitos higiénicos de la población del siglo XIX, nos acercamos al Pasaje de la Banca, que tiene entrada y salida por la Rambla y por Anselm Clavé.

Interior del pasaje mirando hacia la Rambla


Desde 1973 que en su interior está el Museo de Cera de Barcelona pero en este palacete neoclásico (construido por Elíes Rogent en 1867), inicialmente se encontraba la Compañía General de Crédito “El Comecio”. Luego fue la sede del Banco de Barcelona y, posteriormente, la de Crédito y Docks. De ahí el nombre de Pasaje de la Banca (nombre actual) y Pasaje del Comercio (antiguamente).


Fachada del Museu de Cera

Placas  con los nombres actual y anterior del pasaje
 
Entrada del pasaje por Anselm Clavé
 
 Al salir del pasaje por calle Anselm Clavé, nos acercamos al Pasaje del Dormitori de Sant Francesc, que se encuentra a escasos metros en la misma calle Anselm Clavé. Pero la historia de este pequeño callejón, San Francisco y el convento de los Franciscanos quedarán para el próximo y último post de la ruta de las calles con rejas.



jueves, 24 de mayo de 2012

La ruta de las calles con rejas (Parte II)


Cartel de la calle con unos cables muy feos habituales en toda Ciutat Vella

En la entrada anterior me quedé a punto de explicar la historia de los templarios con Jaume I y la puerta misteriosa que hay al fondo de la calle del Timó.

Al llegar a dicha calle encontramos la puerta abierta y eso me ahorró tener que pedirle un favor a un vecino que conozco. Una vez dentro hicimos fotos, comentamos la relación de los templarios con Jaume I y hablamos sobre lo que había tras esa puerta que ahora no se puede traspasar.

Foto de Enrique, del blog Milerenda

Pues resulta que en la Batalla de Muret (1213), entre las tropas cruzadas y las de Felipe II de Francia, murió el rey Pere II de Aragón y su hijo Jaume I fue apresado por los templarios. En ese momento Jaume I era un niño de 9 años que no tuvo más remedio que crecer y ser educado por los templarios en el castillo de Monzón. Ya de adulto, los templarios le ayudaron a conquistar Mallorca, Valencia y Murcia y él, agradecido, les regaló diversas propiedades y autorizó la apertura de esta puerta que, a través de la muralla, conducía hasta la residencia templaria (construida entre 1246 y 1248 por el comendador Pere Gil).

La residencia de los templarios estaba formada por el desaparecido Convento (que ocupaba las calles Ataülf, Princesa de Sobrediel, Avinyó y bajada de Cervantes) y la capilla, que todavía se conserva (en la calle Ataülf, 4). Pero con el paso del tiempo los templarios fueron perdiendo fuerza e influencia en Barcelona hasta llegar a desaparecer.

Antigua capilla de los templarios (Ataülf, 4)

A finales del siglo XIV y, por orden de la Reina Leonor, la capilla de los templarios pasó a formar parte del Palacio de esta reina (esposa de Pere IV de Aragón) que quería un Palacio para ella sola. Ahora, en este edificio ya no hay templarios ni reinas que vayan a rezar. Es la Iglesia de la Victoria y pertenece a los jesuitas.

Puerta de la que fue la capilla templaria

Cuando acabamos con las explicaciones y las fotos decidimos que era hora de descansar un poco y tomarnos unas cañas aunque aún tuvimos tiempo de ver un par de callejones más. De hecho, están uno frente al otro en ambos lados de la Baixada de Sant Miquel. Son la calle del Pou Dolç y el Pasaje del Crédito.

La calle del Pou Dolç es otro callejón sin salida cerrado por una verja que tiene una cometa como decoración. La historia de esta calle es bastante macabra ya que aquí es donde el verdugo, en la edad media, montaba su particular mercadillo con los restos de los sentenciados a morir. Tras la ejecución, él mismo les cortaba las extremidades (pies, manos, dedos, etc) y las vendía en el callejón. Sus clientes, principalmente eran brujas y brujos de la ciudad que se proveían de los restos para elaborar sus pócimas. Pero también había ciudadanos y ciudadanas normales que creían en las virtudes mágicas y curativas de los despojos de los sentenciados.

Pou Dolç
Antes de pasar por esta calle llevé al grupo a la Plaza del Rey para enseñarles lo que antiguamente había sido la vivienda del verdugo. Actualmente es una gran puerta de vidrio que hay entre el Museo de Historia de la Ciudad y la capilla de Santa Ágata. En la edad media era un espacio entre las paredes de la muralla. Y tuvo que vivir allí porque los ciudadanos no le querían dentro de la ciudad y al Consell de Cent le sabía mal ubicarlo extramuros. Por lo tanto, se buscó una solución intermedia y se decidió que no viviría ni dentro ni fuera de la ciudad, sinó entre las paredes de la muralla.

En este espacio, entre las paredes de la muralla vivía el verdugo




Frente a la reja del Pou Dolç tenemos la del Pasaje del Crédito. En este caso se trata de un pasaje cubierto en las zonas de entrada y salida que van a dar a las calles Baixada de Sant Miquel y Ferran.

El orígen de su nombre se debe a que las viviendas que hay a su alrededor fueron promovidas por la Sociedad Catalana del Crédito.

Fue construido entre 1875 y 1879 por el arquitecto Magí Rius i Mulet en el espacio donde antiguamente se encontraba el Convent de l’Esperança y, como buena construcción de finales del siglo XIX que es, abunda el uso del hierro en la ornamentación.

Pasaje escrito con G (Pasage). Esto lo volveremos a ver en la ruta
Lo primero que nos llamó la atención del pasaje es un bajorelieve con una imagen de Hermes en la entrada por la Baixada de Sant Miquel (y no es el único que hay) que formará parte de la futura II ruta de los cazadores de Hermes.

Ya dentro del pasaje y, concretamente en el número 4, hay una placa que indica que en ese edificio nació el pintor Joan Miró en el año 1893. Actualmente, la casa de Miró es el Hotel Rialto.



También, en el número 3 había una tienda de decoración de interiores (algo realmente nuevo en Barcelona) al estilo de las que había en Londres, París y Roma.

Como curiosidad y, para acabar con este pasaje, resulta que aquí se filmaron algunas escenas de la película "Salvador" como si los Puig Antich vivieran aquí, lo cual no es cierto ya que su vivienda se encontraba en el Passatge de l’Ensenyament.

Llegados a este punto, cansados y sedientos, hicimos un alto en el camino y nos sentamos en un bar de la calle Ferran a reponer fuerzas.

Después del descanso retomamos el camino hacia la calle del Beato Simón de Rojas. Para empezar, les diré que hay dos versiones sobre la identidad del Simón de Rojas al que hace referencia este pequeño callejón. La primera es que era un monje trinitario del siglo XVI, la órden a la que pertenecía la Iglesia de la Trinidad, que estaba ubicada en la calle Ferran, 28 (justo donde ahora está la Iglesia de Sant Jaume).  La segunda versión aduce al orígen judío del fundador de la Iglesia de la Trinidad, un tal Simón Sajor (nombre y apellido hebreo que, curiosamente, es Rojas leído al revés y su traducción al castellano sería “hombre negro”).

Calle del Beato Simón de Rojas
A favor de esta segunda teoría tenemos que la antigua iglesia de la Trinidad estaba ubicada en el límite del Call y fué fundada por una cofradía de judíos conversos sobre la sinagoga menor.

En el año 1492, con la expulsión de los judíos, el edificio fue cedido a unas monjas que levantarón allí su convento hasta que, en 1522, los Trinitarios se quedaron el convento. Casi un siglo más tarde (1619), el Consell de Cent autorizó la ampliación de la iglesia cerrando este callejón (que se encontraba detrás del ábside). Fue en ese momento que se construyó el crucero y el actual presbiterio.

 Puerta inutilizada de la Iglesia de St Jaume que da a la calle Simón de Rojas
Ahora, la iglesia que hay en la calle Ferran, 28, es la de Sant Jaume. Inicialmente se encontraba en la Plaça Sant Jaume pero en 1823 fue derribada para reformar la plaza y trasladarla a la Iglesia de Santa Mónica.  Luego, en 1835, se trasladó de nuevo al emplazamiento actual de donde no se ha movido más.

Interior de la Iglesia de Sant Jaume
Y de la calle del Beato Simón de Rojas nos dirigimos hacia la Plaza Real para detenernos en el Pasaje Bacardí. Pero la historia de este pasaje lleno de imágenes de Hermes la explicaré en la próxima entrega de la ruta.

Pasaje Bacardí desde la Plaza Real

martes, 22 de mayo de 2012

La ruta de las calles con rejas (Parte I)



Este es el mapa de la ruta que seguimos el pasado 20 de mayo para ir en busca de pequeñas calles con rejas. En el casco antiguo de Barcelona hay un sinfín de callejones y pasajes con esta característica en común.  Suelen ser todos, o casi todos, pasajes particulares que se cierran por la noche para evitar que se conviertan en lavabos públicos clandestinos al estilo de lo que era la calle del Cagar-hi en el siglo XIX, que también forma parte de la ruta.

Desde que decidí organizar esta salida a petición de mi hijo Marc, en poco tiempo encontré estos 16 callejones  que estuvimos visitando durante casi todo el día. Les diré que quedamos a las once de la mañana y que, entre una cosa y otra, concluimos el paseo a las seis de la tarde muy cansados pero contentos y con ganas de repetir. Según mis cálculos iniciales la duración del recorrido debía ser mucho más corta. Yo misma hice una prueba en solitario una semana antes y la terminé en poco más de dos horas. En grupo la cosa cambia ya que a todos nos gusta nuestra ciudad y tenemos historias interesantes que contar a los demás. Así que, entre unos y otros, nos fuimos parando en un montón de lugares interesantes de los que hablaré cuando sea el momento adecuado.

Durante la salida disfruté del reencuentro con el grupo de los “cazadores de Hermes” pero también conocí gente nueva con la que comparto afición y que espero nos acompañen en rutas futuras e, incluso, se animen a organizar alguna. 

Para evitar que esta entrada sea demasiado extensa y quien la lea se pierdan por el camino, he decidido dividirla en distintas partes que intentaré publicar  en una semana, lo más tardar. Por lo tanto, hoy solo hablaré de las cuatro primeras calles que vimos.

Dicho esto, el lugar de encuentro era el Pasaje Sert. Un pasaje de 1867 construido por el arquitecto Josep Lluís Sert para albergar la fábrica de tapices de su família, entre los cuales se encontraba el pintor Josep María Sert.



El pasaje tiene entrada tanto por la calle Trafalgar como por Sant Pere mes Alt y en su interior se encuentra, reformado, lo que fue el edificio de la fábrica de tapices y que ahora creo que hay viviendas particulares, oficinas e incluso un pequeño hotel.

Como los domingos y festivos el pasaje está cerrado, me temía que nos quedaríamos sin poder verlo pero tuvimos suerte y lo pudimos visitar aprovechando que entraron unas personas que tenian llave.

Interior del pasaje Sert

Menos suerte tuvimos con el Pasaje de las Manufacturas, nuestra siguiente parada en el camino. Se encuentra a escasos metros del primero, concretamente en el número 26 de la calle Trafalgar , e igual que el anterior, también une esta calle con la de Sant Pere més Alt.


Entrada por la calle Trafalgar

Entrada por Sant Pere més Alt

Buzones de las viviendas del interior del pasaje

El pasaje, construido en 1876 por el fabricante de tejidos Joan Cirici, tiene una estructura parecida a la de los pasajes parisinos, llenos de tiendas a ambos lados de su pasillo central. 

Interior del pasaje

Luego seguimos el camino hacia Via Laietana para bajar hasta la calle Perot lo Ladre. Un callejón con entrada y salida en las calles del Pi i Portaferrissa. Allí nos hicimos la foto de grupo y comentamos las peripecias de Perot Rocaguinarda, más conocido como Perot lo Lladre. Un bandolero de la banda de los nyerros, coetaneo de Serrallonga (e integrante de la misma banda) pero con mucha más suerte en la vida y con amigos mejor conectados que le sirvieron para conseguir un indulto y terminar trabajando en Italia al servicio del rey. En cambio, Serrallonga terminó su vida de la peor forma possible, cruelmente torturado.




La siguiente parada fue en la calle Bisbe Cassador, nombre que le viene dado por un obispo de la Barcelona del siglo XVI que se llamaba de este modo.




Este pequeño callejón va a parar a la Plaza de Sant Just i Pastor y, al fondo, queda cerrado por la reja del Palacio de la Condesa de Palamós, también conocido como Palacio Requessens (ya que en él vivió Galceran de Requesens, Conde de Palamós, allà en el siglo XV).

El palacio fue construido en el siglo XIII sobre la muralla romana. Luego fue reformado en el siglo XV, al instalarse el conde. Posteriormente, ya en el siglo XX (1929) fue la sede de la Reial Acadèmia de Bones Lletres. Una institución  heredera de la que fundó Ignasi de Dalmases, en el siglo XVII,  y que estaba formada por un grupo de aficionados a la historia y la literatura. Actualmente, la Reial Acadèmia de Bones Lletres sigue ubicada en el mismo lugar dedicada al fomento e investigación de la cultura catalana.

Interior del patio del Palacio Requessens

Una vez hechas las fotos y dadas las explicaciones pertinentes nos dirigimos hacia la calle del Timó para ver la puerta que Jaume I mandó construir, a través de la muralla, y que llevaba hasta la encomienda templaria. Pero de los templarios y su historia con Jaume I les hablaré en el próximo post.


jueves, 17 de mayo de 2012

El día de la ruta de las calles con rejas

Entrada al Pasaje Sert por la calle Trafalgar

Se acerca el 20 de mayo y aún sigo encontrando callejones escondidos por la ciudad. Cuando el pasado 25 de marzo me dirigía a la primera quedada bloguera dedicada a la “caza” de imágenes de Hermes poco me podía imaginar que me encargaría de organizar un segundo encuentro sobre otro tema a investigar.

Mi hijo de 7 años fue el que me enredó. Me había acompañado a la cacería de Hermes (organizada por Neus y Apu de los blogs La meva Barcelona y VeoDigital) y salió tan entusiasmado que me propuso como candidata para organizar un segundo encuentro. Y aquí estoy, cuatro días antes de la cita, ultimando los detalles y rezando para que no llueva.

Propuse esta ruta al grupo porque las pequeñas calles cerradas con rejas siempre me han gustado y, además, tenía el tema medio trabajado porque pensaba hacer una serie de entradas en el blog y, de hecho, había colgado la primera la noche anterior a la cacería de Hermes.

Esta semana he cerrado la ruta con un total de 16 callejones y pasajes construidos en el periodo que va desde el siglo XIII hasta el XIX y, aunque aún he encontrado alguno más, no lo he incluido. Este podría haber sido el caso del Pasaje 1800 con el que me topé, casualmente, al volver del mercado de la Boquería. Pero lo descarté por faltarle las rejas.


Este pasaje está entre la calle del Carme y la plaza de la Garduña. Según parece, antiguamente aquí había unas caballerizas. Ahora es un pasaje oscuro y cubierto, con algunos establecimientos en su interior e iluminado por la luz de las farolas que cuelgan de sus paredes.


Pero la ruta que he planificado empieza en  el número 42 de la calle Trafalgar. Allí está el Pasaje Sert, construido en 1867 por Josep Lluís Sert para albergar, en su interior, la fábrica de tapices de su familia. Luego seguiremos por el Pasaje de las Manufacturas, construido en 1876 también en la calle Trafalgar. Ambos conectan esta calle con la de Sant Pere més Alt y recuerdan los antiguos pasajes parisinos.

Interior del Pasaje Sert

Entrada al Pasaje Manufacturas por Trafalgar
Interior del Pasaje Manufacturas

Como los dos suelen estar cerrados los días festivos, mucho me temo que no podremos pasear por su interior. Motivo por el cual he colgado las fotos en este post.

Este mismo problema tiene el Pasaje Bacardí, que une la Rambla con la Plaza Real y por el que también pasaremos. Fue inaugurado en el año 1856 y su interior estaba lleno de tiendas caras.

Interior del Pasaje Bacardí


El final será en el Born, concretamente en la calle de las Moscas, famosa por ser la más estrecha de la ciudad. Después, quien quiera se puede quedar a comer y así comentamos la jugada entre cervezas y buena compañía.


Fin de la ruta: calle de las Moscas

¡Nos vemos el domingo!

sábado, 12 de mayo de 2012

Las marionetas de Ramón Montserrat



Programa de una actuación de la Compañía de Ramón Montserrat

En la entrada sobre HarryV. Tozer y sus marionetas de hilo decía que lo conocí gracias a un compañero de trabajo que me habló de él y de su bisabuelo, Ramon Montserrat, que también se dedicaba a hacer marionetas, pero de mano. Con estos pocos datos me puse a investigar y de Tozer encontré lo que expliqué en el post. En cambio, de Ramón Montserrat casi nada. Aparecía citado en el artículo de La Vanguardia sobre Tozer, de 1973, y también tiene una entrada en el libro “El teatre de titelles a Catalunya: aproximació i diccionari històric” de Josep A. Martín.

Por lo poco que me contó el biznieto Montserrat enseguida vi que ahí había una historia que contar y le pedí que buscara por su casa y la de su familia, a ver que se podía encontrar. De entrada, la búsqueda fue algo decepcionante ya que lo único que descubrió es que todocolección.net tenía en su poder estas marionetas con un precio de venta de 6.000 € más este programa, vendido por 12 €. Al verlo, pensamos que al morir Ramón Montserrat sus familiares se habrían deshecho de los muñecos sin saber lo que hacían y nos quedamos un poco desanimados. Aún así, el biznieto Montserrat siguió buscando hasta encontrar este muñeco, con el que apareció la semana pasada en mi puesto de trabajo. No cabe decir que mi sorpresa fue inmensa.









Pero eso no es todo, ya que esta misma semana me ha traído fotografías de Ramon Montserrat, una nota manuscrita escrita en tercera persona (sin firmar ni fechar) que habla de su pasión por las marionetas y varios programas de los espectáculos que ofrecía en distintos bares de Barcelona y alrededores.







Por lo que pone en la nota manuscrita y los programas, sus espectáculos mayoritariamente se dirigían a un público adulto, aunque a veces también realizaba actuaciones para los niños. Eso me sorprende ya que ahora las marionetas se consideran espectáculos infantiles.

Un ejemplo de sus actuaciones infantiles está en este programa en el que anuncia una función dedicada a los niños en un día de reyes, con las obras “El senyor Carbassetes”, “Aixarop de bastó” (con el demonio de protagonista) y un fin de fiesta con el baile del tururut.


Pero de los cuatro programas que he conseguido éste es el que más me llama la atención.

 


Anunciaba un espectáculo en un bar de Sant Adrià del Besòs y, entre las representaciones, la monja enterrada en vida” y “la gruta del terror”. La monja enterrada en vida era una obra de teatro de Jaime Piquet, muy famosa en la época, que se había representado en el desaparecido teatro Odeón. Se basaba en un hecho real ocurrido en el monasterio de las Jerónimas (quemado y saqueado en la revuelta popular de la Semana Trágica de julio de 1909). La historia explica el caso de un joven que saltó la tapia del convento para robar naranjas del árbol de las monjas. Mientras estaba en lo alto del naranjo vio salir un grupo de monjas que se dirigían, en procesión, al cementerio de la comunidad acompañando a una de ellas (que tenía un terrible aspecto cadavérico) para enterrarla viva, cosa que finalmente terminaron por hacer. Ahora, en pleno siglo XXI, se ha vuelto a representar una nueva versión de esta obra en Barcelona (dirigida por Nao Albert y Marcel Borràs) en el espacio de La Seca (que en su día fue la fábrica de moneda de Barcelona).

Ramon Montserrat sentía pasión por las marionetas desde pequeño. Todavía era un niño cuando empezó a construir sus propios muñecos con papel maché. Su primera actuación fue el 25 de diciembre de 1908 en la Sociedad recreativa “la Ibèrica Gracienca” (en la calle Roger de Flor, 281) bajo el nombre artístico de Teatro Mecánico de Puchinelis e íba acompañado del músico Joaquim Salvador. Ese día realizó dos sesiones con programa doble: una por la tarde (en la que representó un drama y un sainete) y otra por la noche (con una comedia y un sainete). Sobre los dramas, he leído que eran tan buenos que en las escenas más emotivas el público llegaba a llorar.

Lo último que he podido saber de él es que entre 1919 y 1927 solía actuar en el Petit Bar Guinardó, en el barrio de Camp de l’Arpa representando comedias como Los tres embusteros y El rey mágico; el sainete Pepilla y el drama Los martirios de una madre, entre otras obras de su repertorio.