El día que conocí a Xavier Theros él estaba en pleno proceso de investigación de la ciudad
para escribir el libro que acaba de presentar. Nos encontrábamos en el bar
Borrell después que Xavier se pateara todo el Raval resiguiendo el camino
marcado por Josep María Carandell en
la “Guía secreta de Barcelona”. Esa mañana, descubría que la entrada al
cuartel de la Guardia Civil de la calle Sant Pau (frente al monasterio
benedictino) era un vestigio de la Barcelona industrial de principios del siglo
XX. Concretamente, la entrada a la fábrica de la España Industrial. Luego, tras
nuestra charla, estoy segura que encontró otras cosas de las que no me enteraré
hasta que empiece el libro que tengo en mis manos.
Desde que Xavier me contó que estaba
escribiendo una nueva versión de la “Guía
secreta de Barcelona”, que esperaba que llegara este momento. Soy tan fan
de las tres versiones del libro de Carandell
(las tengo todas) como del trabajo de Theros
y sé perfectamente que él es la persona indicada para llevar a cabo un trabajo
como este.
En la presentación de “Barcelona a cau d’orella”, Theros estuvo acompañado de Manuel Delgado, Joan Sala (director de la editorial Comanegra) y Consuelo Bautista
(autora de las fotografías del libro). Delgado,
que es antropólogo y fue profesor de Xavier (y mío) durante los años de
universidad, ejerció de maestro de ceremonias. Durante su intervención, habló
de la gran tienda del mundo en que se ha convertido esta ciudad. Sentimiento
que comparto con él y con muchos de los que allí estábamos presentes y que, de
hecho, es una conversación que he mantenido otras veces con algunos de mis compañeros
blogueros.
Delgado nos contó que “Barcelona a
cau d’orella” pretende mostrar la historia que no aparece en los libros de texto.
Justo de eso mismo estuve hablando con una persona, minutos antes de empezar la
presentación. De que mi afición por la historia de Barcelona radica en el gusto
por descubrir la cara oculta de la ciudad. Esa que no nos cuentan los manuales.
En ese sentido, Manuel Delgado nos habló
de Juan José Lahuerta y su libro “Destrucción de Barcelona” y, también, de que Theros nos devuelve la esperanza que
aún exista una “Barcelona secreta”. Yo creo en ella gracias a personas como
Xavier que se empeñan en sacar a la luz las historias olvidadas de nuestra
ciudad.
Fotografía: L'ALTRANGE |
Theros, durante su intervención, confesó que “Barcelona a cau d’orella” no habría sido posible si previamente no
existiera la guía de Carandell.
También, que el encargo recibido era un regalo envenenado para él ya que,
inicialmente, la idea era hacer una nueva versión manteniendo el libro original.
Cosa harto imposible dado que muchos de los lugares allí citados ya no existen.
Además, la ciudad que describía Carandell
era la que dejaban Franco y el alcalde Porcioles, muy alejada del gran parque
de atracciones turístico que es ahora. Por eso, Xavier
le ha dado nuevo enfoque resiguiendo el camino marcado por su antecesor y dejando
constancia de lo que hay en su lugar.
Fotografía: L'ALTRANGE |
Barcelona, como ciudad viva que es, se mueve y cambia constantemente. Eso, en parte no es malo. Lo malo viene cuando, a causa de esta renovación, perdemos lugares emblemáticos e históricos de la ciudad. Últimamente, esto ocurre más a menudo de lo que debería y, con el vencimiento de los viejos contratos de alquiler en 2014, aún será peor. De momento, entre los comercios caídos hay La casa de las mantas y las librerías Catalonia y Canuda, por citar algunos. Entre los que caerán, la Juguetería Monforte (Pl. St. Josep Oriol), la bombonería Fargas y El Indio de la calle del Carme.
Durante la presentación, Theros habló de las calles por las que los barceloneses pasamos a diario sin prestarles ninguna atención. Son lugares que no nos transmiten nada porque poco o nada sabemos de su historia. En cambio, si alguien nos cuenta un dato curioso de ese lugar, lo guardaremos en nuestra memoria y, la próxima vez que pasemos por allí, seremos incapaces de hacerlo de forma neutral. A mí me suele ocurrir y estoy segura que a muchos de los presentes ese día en el CCCB, también. Me pasa cuando estoy frente al carrer del Cagar-hi (del que conozco su existencia gracias a Josep M. Carandell), ante el Hotel Oriente de las Ramblas (donde se alojó Hans Cristian Andersen cuando la gran riada de la Rambla de 1863) o ante la antigua Plaza de toros de la Barceloneta, el Torín. De ella no queda rastro. En su lugar, se erige la sede de Gas Natural diseñada por Benedetta Tagliabue. También, la misma sensación me invade cuando descubro una nueva imagen de Hermes (el semidiós griego protector del comercio) escondido en un rincón de la ciudad. Justo lo que busca Theros en el lector de “Barcelona a cau d’orella”. .. Pues puedes estar seguro, Xavier, que conmigo consigues tu propósito.
Miraré de hacerme con un ejemplar.
ResponderEliminarsalut