Xavier Theros es una de esas personas que admiro y que hace
tiempo que tenía en mente entrevistar. Formaba parte de una larga lista de
futuribles contactos hasta que un día escribió un artículo sobre los
Cazadores
de Hermes en
El País.
Así que, mientras yo dudaba en si escribirle o no, Theros dio con nosotros y se
abría una ocasión de oro para mí. Al final le escribí, le di las gracias por
ese artículo tan fantástico y aproveché para pedirle la entrevista que tanto
deseaba. Estaba convencida que teníamos muchas cosas de qué hablar y así fue. A
los pocos días quedábamos en el
Bar Borrell (frente al Molino) donde en su día
se realizaba la tertulia taurina de
Bernadó. En ese enclave conversamos y nos
reímos ante un café, mi grabadora y su boli y su libreta que sacó a media
entrevista para anotar las pocas cosas que desconocía y que tuve el honor de
poderle explicar. Él, por su parte, me contó infinidad de anécdotas e
historias. Unas conocidas y otras nuevas para mí y que ahora comparto en el
blog.
Roser.- Los
integrantes de Cazadores de Hermes estamos que no cabemos de gozo con ese artículo
que nos dedicaste. Te lo agradecemos de todo corazón pero también queremos
saber cómo diste con nosotros.
Theros.- Por
facebook.
Encontré vuestra página hace un tiempo y pensé ¡Qué interesante! Pero luego se
me fue de la cabeza… Y empezó a pasarme una cosa muy curiosa y es que cada vez
que paseaba por la ciudad veía
Hermes por todas partes…
Roser.- Me suena… Eso mismo me pasó a mí tras la primera
salida que hicimos de este tipo.
Theros.- Al fin y al cabo estas cosas siempre parten de una
paranoia… Una cosa que te interesa mucho acabas viéndola por todas partes.
Roser.- A mi me ocurrió una cosa similar. Yo antes de esa
primera ruta de la que te hablo tampoco me había fijado con atención. Eso es
cosa de
Andrés (el autor de
Veodigital)
que desde siempre ha sido un apasionado de la mitología y de
Hermes en
especial.
Theros.- Tú te fijas más en los
pasajes ¿no?
Roser.- Sí… Yo no estaba tan interesada en la mitología sino
que me fijaba más en otras cosas. Como los pasajes, que siempre me han gustado.
Theros.- Pues en Barcelona hay un montón.
Roser.- Sí, ¡muchos!
Theros.- Además está los de los burgueses, los ricos y los
pobres. Cubiertos, descubiertos, con rejas y sin ellas…
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Carrer del "cagar-hi", que descubrí gracias a José María Carandell |
Roser.- Hace unos días supe que tenemos un amigó en común,
Javier Pérez Andújar y dice de tí que eres la persona que más sabe de la historia de Barcelona. Yo
estoy de acuerdo con él. Tanto leer tus libros, artículos en prensa y escuchar
tus colaboraciones en la radio he llegado esa misma conclusión.
Theros.- (risas) Bueno eso es porque llevo muchos años
haciendo esto pero básicamente es como hacer una colección. Te vas metiendo y
metiendo hasta llegar al punto en que tienes que sistematizar la información
que recibes porque, de lo contrario, no das abasto. Además me dedico a ello profesionalmente
y eso significa que puedo dedicarle todo mi tiempo.
Roser.- Cierto. En cambio para mí es una afición a la que me
puedo dedicar cuando estoy fuera de la oficina.
Theros.- Hoy llevo desde las nueve de la mañana dando
vueltas por el Chino documentándome y localizando bares y locales para la guía
en la que estoy trabajando ahora.
Roser.- Acabo de leer tu libro sobre la Sexta Flota en
Barcelona y me ha gustado mucho. Hay un trabajo de investigación brutal.
¿Cuánto tiempo le dedicaste?
Theros.- Tres años y todo empezó con un artículo que
publiqué en El País y, como me gustó el resultado, seguí investigando hasta que
conseguí suficiente información para publicar un segundo texto, también en
El País, pero esta vez de tres páginas.
A partir de ahí empecé a tirar del hilo y al final tuve que parar porque si no
era posible de abarcar.
Roser-. Seguro que aún puedes descubrir más cosas.
Theros.- Sí, tras publicar el libro aún me he enterado de
más cosas…
Roser.- El libro empieza con el atentado contra un local
privado de la Sexta Flota, ocurrido el día de San Esteban de 1987. Fue en la
Plaza Medinacelli, al lado de mi casa y cuando lo leí me dieron ganas de bajar
a ver a un par de vecinas para que me contasen lo que recuerdan. Un día de
estos lo haré…
Theros.- (risas). Ese local era el USO Mediterranean Fleet Center y ahora está vacío pero cuando empecé mis investigaciones era una
pensión cochambrosa.
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En este local cerrado, donde hace poco había un Fres Co, estaba el USO Mediterranean Fleet Center |
Roser.- Uy ese edificio tiene mucha historia… Cuando llegué
al barrio era un bloque de renta antigua cuyo propietario hacía mobbing a sus inquilinos. Tras mucho
tiempo de lucha consiguió echarlos y vender el inmueble a una gran cadena
hotelera. Pero al empezar las obras la sorpresa fue que hallaron unos restos
humanos femeninos que resultaron ser monjas de un convento que se supone que
había. Yo sabía que, en lo que es la plaza, antiguamente fue el convento de los
Franciscanos pero que hubiera uno de monjas era la primera noticia para mí.
Theros.- Espera… Para que me lo apunto. Que ahí había un
convento es seguro. El de Franciscanos y llegaba hasta allí porque en lo que
ahora es la plaza entonces había el claustro. Pero que al lado de un convento
de hombres hubiera uno de mujeres no me suena.
Roser.- Yo tampoco sabía nada de eso hasta que aparecieron
los cuerpos, que al final los trasladaron a un cementerio. La cuestión es que con
todo el lío paralizaron las obras. Así quedó la cosa unos cuantos años hasta
que el año pasado las reanudaron pero al empezar las excavaciones dieron con
más restos… Pero esta vez arqueológicos romanos.
Theros.- (risas). Bueno, restos romanos es lógico…
Roser.- Apareció un pozo y la estructura de algunas casas.
Lo documentaron todo exhaustivamente y luego echaron cemento por encima y lo
sepultaron todo.
Theros.- (risas) ¡No fuera que salieran más cosas!
Theros.- Cuando estuve allí… Esa pensión era un lugar muy
roñoso. Me atendió un señor con camiseta de tirantes y un puro en la boca que
parecía que estuviera en el Bronx.
Roser.- Con este libro tuyo de la Sexta Flota he aprendido
muchas cosas que desconocía.
Theros.- Fue un buen curro. Luego aún me enteré de más cosas
que no he podido incluir en el libro. Lástima…
Roser.- Pues cuéntame alguna.
Theros.- Buscando información sobre el metro descubrí que a
finales de los años sesenta un día tuvieron que parar las líneas, serían la 1 o la
3, porque un grupo de marineros borrachos se metieron por los túneles. La
policía los empezó a perseguir pero no los conseguían atrapar porque esos
americanos estaban en plena forma física y no había manera de alcanzarlos. La
gente que esperaba la llegada del metro en el andén se encontró con ese
espectáculo de marineros borrachos que pasaban corriendo por los andenes y la
policía tras ellos sin pillarlos.
Roser.- (risas). Pues como esta, que desconocía por
completo, en el libro cuentas un montón de anécdotas que me han llamado la
atención. Por ejemplo, hablas de unos cuantos accidentes de los que no tenía ni
idea. Sí que conocía el de la barcaza de 1977 que volcó al chocar con otra
embarcación en el Portal de la Pau o el del helicóptero que chocó contra los
cables del teleférico en 1957 pero también cuentas otras cosas de las que no
había oído hablar jamás.
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Portada de La Vanguardia del 16/08/57, con fotografías de Pérez de Rozas |
Theros.- Hay muchas historias que no interesaba que se
supieran. De hecho, ni la autoridad portuaria conservaba ninguna relación de
los barcos que llegaron a Barcelona. Yo encontré los barcos que aparecían en la
prensa pero sé que hubo varios que llegaron a la ciudad y que no consta en
ninguna parte. Eso es porque llevaban armamento o combustible nuclear. Cuando
llegaba un barco nuclear no se anunciaba en ningún lado. Al contrario, se
intentaba que no se supiera. De hecho yo me encontré con cosas de estas… Una de
las primeras personas que entrevisté para el libro fue
Jaime Árias, el
periodista histórico de
La Vanguardia que entrevistó a
Churchill y
Mussolini. La idea inicial que él tenía sobre mi libro es que sería un libro de historia – hasta vino a la presentación en el bar
Kentucky
– pero cuando lo leyó no le gustó en absoluto y me dijo que no quería volver a
saber nada más de ese libro. Me escribió un correo diciendo que si hubiera
sabido de qué iba en realidad no habría participado porque eso era un libro
sobre putas y marineros.
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El Kentukcky |
Roser.- Bueno, es que la historia de la Sexta Flota en
Barcelona era eso ¿no? Putas y marineros en las Ramblas y el Chino…
Theros.- ¿Y de qué quería que hablase? ¿Del embajador?
Roser.- Bueno… también lo haces aunque menos… Pero el libro
tiene momentos brillantes. Incluso hablaste con un marinero que resultó ser el yerno de un artista muy famoso de Barcelona.
Lástima que no dices el nombre…
Theros.- (risas) Es un pintor que hasta tiene fundación.
Roser.- Vale, dejémoslo ahí (risas).
Theros.- Ese ex marinero viene a Barcelona cada año.
Roser.- Eso de que vuelven a Barcelona es muy recurrente.
Sale unas cuantas veces.
Theros.- Sí. Hace un tiempo hice un reportaje para El País
sobre
“Los caracoles” y una de las cosas que me contaban era eso, que desde hace veinticinco o treinta
años uno de los tipos de clientes que tienen, a parte de los turistas, son ex
marineros de la Sexta Flora que, cuando se jubilan, vienen a hacer el viaje a
Europa con la familia para enseñarles donde estuvieron en su juventud.
Roser.- Yo no sabía que los marineros tenían una habitación
en “Los caracoles” para cambiarse el uniforme y vestirse de civil.
Theros.- Para eso también había muchos otros lugares en el
barrio.
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El sereno pasando frente "Los Caracoles" en 1962 (Fotografía: Xavier Miserachs) |
Roser.- Y otra cosa que descubrí es que todos los barcos de
la Sexta Flota llevaban banda de músicos.
Theros.- No sólo los de la Sexta Flota sino que todos los
barcos de guerra del mundo llevan bandas de música militar. La novedad de la Sexta
Flota es que además tenía banda de jazz, de música tradicional, de rock, etc.
Roser.- Y tu padre, que subió a uno de los barcos como
invitado para realizar una actuación.
Theros.- Cantaba en los Coros de Clavé y un día fue invitado
a actuar en uno de esos barcos, él y sus compañeros disfrazados de “catalanets”
y los americanos disfrazados de “marinerets” (risas).
Roser.- Y eso de que Robert Redford y Clint Eastwood
estudiaron en la Massana ¿de dónde lo has sacado?
Theros.- Leyenda urbana. Aunque el caso de Robert Redford
casi seguro que es cierto por la razón que es hijo de un cónsul americano que
estaba destinado en Barcelona cuando Robert era adolescente. En cambio, el caso
de Clint Eastwood está más cogido por los pelos. Se supone que fue en los años
que rodaba en Almería y, en algún momento, se apuntó a la academia. Son cosas
que te cuentan los profesores mayores de la Massana aunque no hay ninguna
prueba que lo verifique. Pero a mí como eso me da igual si es verdad o no… Si
una cosa la cuentan como cierta tú lo que tienes que hacer es explicarla como
leyenda y no darle más vueltas. Las leyendas también forman parte de la
historia de las ciudades.
Roser.- Más cosas sobre este libro que me ha gustado tanto…
Uno de los marineros con los que hablaste te decía que le había gustado visitar
el cementerio de Montjuïc en los años cincuenta. A mí eso me sorprendió porque
aquí entonces no había tradición de visitar cementerios. Ahora es distinto. De
hecho a mí me encantan y siempre que tengo la ocasión voy a hacer fotos.
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Cementerio de Montjuïc durante una visita con los Cazadores de Hermes |
Theros.- Aquí no pero en Europa sí que existía una tradición
de visitar cementerios en plan turístico. Y ahora en Barcelona, tanto en Poble
Nou como en Montjuïc, en la entrada te hacen entrega de unos papeles con la señalización
de las tumbas de personajes famosos, al estilo de como se hace en París en el
cementerio de Pere Lachaisse. También en Montjuïc, desde hace pocos meses,
ofrecen la posibilidad de descargarse las imágenes de las tumbas más famosas, a
través de códigos QR.
Theros.- El siguiente paso es que la gente se pueda colocar
un QR en su propia tumba. Esto lo ofrece
Cementiris de Barcelona desde hace poco. Así, la familia del difunto se puede descargar
un mensaje en vídeo del muerto o un álbum de fotos, por ejemplo.
Roser.- (risas) ¡Te aseguro que yo no lo voy a hacer!
Theros.- Yo tampoco pero si se hace es porque hay negocio
en ello. Esto me recuerda a
Mel Brooks, que decía que su deseo era que en su
tumba hubiera una placa de mármol y dentro un televisor que funcionase con
monedas, para ir recaudando dinero, y que al echar la moneda saliera una
filmación suya explicando cualquier cosa. Esto era un chiste pero al fin y al
cabo es lo mismo que hace ahora
Cementiris de Barcelona... Realmente estoy fascinado
con lo que se puede hacer con los QR. Hace un par de años hubo una iniciativa
del
DHUB disseny con un colectivo de artistas italianos y españoles que contactaron conmigo por
lo de la Sexta Flota e hice para ellos seis o siete vídeos. Era un programa
piloto, sólo en el Borne y la zona marítima de la Mercè, que consistía en poner
códigos QR en las esquinas de las calles y, al descargarlo, aparecía alguien
que te contaba lo que estabas viendo por la calle. La idea era muy buena pero
desaparecieron los QR en cuatro días. Los del ayuntamiento, con esta paranoia
que tienen por eliminar el arte urbano, a la que ven cualquier cosa pegada en
la pared la sacan.
Roser.- ¡Uy sí! Acabas de citar otra cosa que me gusta, el
arte urbano. Y sí, tienes razón. A menudo hay funcionarios borrando joyas del
arte urbano mientras al lado tienen un montón de tachaduras y borrones que no
tocan…
Theros.- A mí también me gusta y cada
vez se hacen mejores cosas en ese campo.
Roser.- Resulta que de tanto leerte me he dado cuenta que
tenemos muchas cosas en común. Por ejemplo, soy muy fan de todo lo que ocurría
en la plaza de toros del Torín, la de la Barceloneta. Allí debutaron las
“Noyas”,
un grupo de chavalas toreras muy famosas a finales del siglo XIX. También me
encantan las historias sobre los aeronautas que allí realizaban sus
espectáculos. Las hay que son hilarantes… Tú escribiste sobre un funambulista,
Blondin
Theros.- Sí, yo hablaba de Blondin pero mi preferido es
Arban (risas).
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Arban elevándose en su globo y, al fondo, la plaza del Torín |
Roser.- ¡El mío también! Yo he encontrado dos versiones
sobre lo que le ocurrió. Una, la más famosa, es la que conté en mi
blog,
que salió volando con el globo y no apareció jamás. La otra es que sí que
apareció el cuerpo sin vida en algún lugar de la costa.
Theros.- Que yo sepa el cuerpo no apareció. En la guía de
personajes populares de la Barcelona decimonónica, de Aymerich, aparece la
viuda de Arban. La pobre, al ver que su marido salía volando en globo y que no
volvió jamás, se quedó trastocada y acabó por la Rambla pidiendo caridad.
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la viuda de Arban pidiendo limosna |
Roser.- Pobre mujer… Además, la cosa era que en principio
ella también tenía que ir en el globo con su marido pero como con el peso de
los dos el globo no ascendía Arban la dejó en tierra… Y ala, ¡adiós hasta
nunca…! Pero sobre los desastres de la aeronáutica también me gusta mucho la
historia del “
Capità Puig”.
No sé si la conoces.
Theros.- No, no la conozco.
Roser.- Es una historia que mi madre y mi tío siempre nos contaban
en las reuniones familiares. El “Capità Puig”, acabada la guerra civil, solía
realizar ascensiones en globo desde el parque de Piscinas y Deportes y una de
esas veces, justo el día de la Mercè de 1939, se quedó colgado del balcón de
casa de mis abuelos. Mi madre y mi tío, que entonces eran unos niños, lo
tuvieron que auxiliar.
Theros.- (risas) ¿Y es de la postguerra, dices?
Roser.- Sí. Cada domingo realizaba un espectáculo de
ascensión en su globo “España” desde Piscinas y Deportes. Por lo que he podido
saber, el hombre no era muy habilidoso y a veces tenía algún que otro susto
como la vez que se quedó colgado del balcón de casa de mis abuelos. Seguí investigando
y descubrí que se dedicaba a ello profesionalmente cobrando un pastón por cada
actuación, alrededor de 1.000 pesetas.
Theros.- Pues eso era mucho dinero en 1939.
Roser.- Al final murió al cabo de pocos años durante una
actuación en Sabadell. Encontré la noticia tanto en ABC como en La Vanguardia y
en ambos diarios apuntaban que la causa de la muerte sería por inhalación de un
exceso de gas en el globo. Se mareó mientras hacía piruetas en lo alto del
trapecio, que tenía instalado en el globo, y cayó al vacío dejando un boquete
de veinte centímetros en el suelo.
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La Vanguardia anunciaba, el 24/09/39, la ascensión del "Capità Puig" que acabó en fracaso. |
Theros.- (risas). ¿Además realizaba piruetas sobre el globo?
Bueno, Blondin también era un pieza, que se ofreció al ayuntamiento a pasar por
un cable que se pensaba instalar desde el Arc de Triomf hasta el funicular de
Montjuïc.
Roser.- (risas). Ese antes ya había cruzado las cataratas
del Niágara ¿no?
Theros.- Sí, pero esto es mucho más. Encima proponía llevar
a alguien subido a lomos (risas).
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Blondin preparado para la gran hazaña |
Roser.- Ya que hablábamos de la plaza de toros del
Torín…
Ahora estamos ante un café en el
bar Borrell, lugar donde antiguamente se
realizaba una tertulia taurina.
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El bar Borrell en 1941 (Fuente: FEM PARAL·LEL, separata del diario ZONA SEC) |
Roser.- En el libro de la Sexta Flota cuentas que el señor Juan Moreno, que quiso ser
torero pero no lo consiguió, era asiduo a esta tertulia. Me gustó mucho la
parte en la que él describe las corridas de toros como espectador al lado de
los marineros americanos.
Theros.- Seguro que era todo un espectáculo ver a los
marineros en la plaza de toros, que no se enteraban de nada. Incluso alguno
llegó a preguntar si a los toros los mataba la Guardia Civil a tiros tras la
corrida (risas). También me contó que a los marineros les daba por tirar la
gorra a la arena y luego, tras la corrida, bajaban todos al ruedo para
recuperarla.
Roser.- Es que si se presentaban en el barco sin gorra les
metían una multa. Yo con los toros siempre digo que tengo una relación de
amor-odio. No me gusta la tortura a la que son sometidos pero por otra parte me
fascinan estéticamente.
Theros.- De algún modo te entiendo. La primera vez que fui a
los toros pensé que me horrorizaría pero fue todo lo contrario. Me gustó mucho.
Roser.- Yo no he tenido la oportunidad de ir a ver una
corrida.
Theros.- Yo fui a ver a José Tomás y te aseguro que valió la
pena. Pero por otra parte, si lo razono fríamente, considero que se debería
prohibir ya que aludir a que una cosa es tradicional para conservarla es como
decir que debemos conservar la Inquisición porque es tradicional.
Roser.- Ya, pero tampoco estoy muy de acuerdo con prohibir cierta
simbología sólo por el hecho que haya sido negativa para la historia.
Theros.- Lo que más daño hace al movimiento anti taurino es
la gente que hay implicada en él pero por otra parte tampoco me gusta el
discurso de algunos taurinos que te hablan de los reyes íberos y cosas así.
Roser.- De hecho en Barcelona ha habido siempre una
tradición torera muy fuerte.
Theros.- Ha sido el único lugar del mundo donde ha habido
tres plazas funcionando a la vez.
Y esas sólo son las plazas oficiales. De oficiosas ha habido muchas. La
caserna
de Drassanes fue la primera plaza de toros organizada que hubo. En cuanto a plazas
no organizadas la más antigua era en el
Borne. En el libro que estás leyendo,
sobre la la risa en la edad media, cuento que los toros ya existían
entonces y que hay noticias de corridas en
Roma con la presencia del Papa. Así
que no es una cosa típica de aquí sino que es un espectáculo tradicional en
Europa que ha ido desapareciendo en todas partes menos en España.
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Plaza de toros del Torín, en la Barceloneta |
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La Plaza de Toros de las Arenas en 1920 |
Roser.- Y el boxeo en Barcelona… También hablas de eso en la
Sexta Flota y de la película
“La gran esperanza blanca” de
Martin Ritt, que fue filmada en
Barcelona. En la escena del combate mi
suegro participó como extra.
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Escena de "la gran esperanza blanca", filmada en el estadio de Montjuïc |
Theros.- Durante la filmación dejaron el estadio de Montjuïc
destrozado. La película es de los años 70 y yo en esa época iba a un colegio
que, poco después, hizo un pacto con el ayuntamiento para ir a hacer deporte al
estadio. Entonces se encontraba en un estado deplorable. No se mató nadie de
milagro. El suelo estaba medio roto con agujeros de cuatro o cinco metros de
profundidad, había hierros oxidados… Y donde ahora hay el Palau Sant Jordi
entonces había un vertedero de basura que iban cubriendo con capas de tierra.
De modo que de vez en cuando, mientras hacíamos nuestros ejercicios gimnásticos,
se oía una gran explosión que no era otra cosa que la basura que fermentaba y
explotaba. Hay una escena de una película, que no recuerdo bien si es la
segunda parte de “Perros callejeros”, en que un quinqui es perseguido por la
policía justo por esa zona del estadio de Montjuïc. En esas imágenes Barcelona
parece Nigeria... Coches hechos polvo sin ruedas, mierda por todas partes…
Roser.- Es que hasta que Barcelona no fue elegida como sede
olímpica esa parte de la ciudad estaba abandonada.
Theros.- Y no hablemos de las barracas de Montjuïc…
Roser.- Por cierto, ahora que hablas de las barracas… Hace
poco estuve visitando un refugio de la guerra civil, el que hay en Poble Sec, y
la guía nos contó que allí vivió una familia gitana durante un montón de años.
Theros.- Vivieron varias. Al final de la ruta hay una
chimenea. ¿La viste?
Roser.- Sí. La guía dijo que fue construida por esa familia
gitana que se metió de okupa cuando se dirigía a Montjuïc para construirse una
barraca.
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La chimenea que se construyó la familia gitana que vivía en el refugio de la guerra civil |
Theros.- Ahí ya empezaba la zona de barracas. Yo conozco la
última barraca que aún queda en Montjuïc. Ahora no vive nadie aunque sigue en
pie. Está al final de la calle Cabanes con el paseo de Montjuïc. Allí vivía Tito Juan, el último barraquista de
Barcelona. Era chatarrero y murió no hace mucho, hará unos tres o cuatro años.
Junto a su barraca había una toma de agua, de esas de Parques y Jardines, que
aprovechó para hacerse llegar el agua a casa. Y lo mismo hizo con la
electricidad. De modo que tenía agua y luz sin pagar nada.
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Barracas en Montjuïc en 1967 |
Roser.- ¿Está muerto y la barraca sigue en pie?
Theros.- Es que ahora es de sus hermanas.
Tito Juan fue una
de las únicas personas que, en los años cincuenta, pudo negociar con el Ayuntamiento
que jamás lo echaría. La mayoría de barracas de Montjuïc eran ilegales pero la
suya no. Él tenía un papel con un compromiso del Ayuntamiento y por eso se pudo
quedar. Él solía ir a la
bodega Saltó de
Poble Sec donde explicaba que recogiendo chatarra no necesitaba nada más para vivir bien.
Si recogía 40 euros a la semana ya tenía suficiente para vivir. Claro, si no
pagaba agua ni luz y además tenía huerto, conejos… No necesitaba más. ¡Vivía
feliz! De hecho murió de un infarto mientras dormía. Sus hermanas me contaron
que lo hallaron muerto con una sonrisa en los labios. Hay una foto de
Oriol
Maspons donde aparece
Tito Juan que, por cierto, hacía toreo de salón. Intentó ser
torero pero se lió con la mujer de su apoderado y el apoderado, muy enfadado,
le dijo que jamás conseguiría ser torero. Efectivamente así fue. Tito Juan,
desesperado, se apuntó a la legión (risas). Vaya, que fue todo un personaje.
Cuando murió le hice una necrológica en El País pero con su muerte me quedaron
muchas cosas por saber. Él fue quien me habló de
doña Elvira, que aparece en el
libro de la Sexta Flota.
Roser.- Sí, doña Elvira… La citas muy de paso. Era una
vidente, ¿no?
Theros.- Bien, más que vidente era una adivinadora que
echaba las cartas y leía los posos del café. En el libro hablo del
“Germà Coixeta”, que era su fantasma particular. Un marinero republicano que murió cerca del
puerto durante un bombardeo en la Guerra Civil. La última vez que apareció su
fantasma fue a principios de los ochenta. Es como lo de los fantasmas de los
marineros de la Sexta Flota que murieron en el accidente de la barcaza que los
llevaba de vuelta al barco, en 1977. Esto me lo contó mucha gente, lo que
ocurre es que la mayoría no quiso que apareciera su nombre en el libro.
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Noticia aparecida en La Vanguardia acerca del accidente en el puerto en 1977 |
Roser.- Sobre historias de fantasmas también son famosos los
de Santa Caterina.
Theros.- ¿Ah, sí? ¿En el mercado? Pues yo a estos no los
conocía…
Roser.- Allí, en el siglo XIX, estaba el convento de los
Dominicos, que fue quemado en la
revuelta del Torín de 1835.
Según se cuenta en él se celebraban misas negras donde se invocaba al Diablo y
que ahora, de vez en cuando, aparece algún fantasma. De hecho, un compañero de
trabajo me contó que tiene un amigo que trabaja en el parquing de esa plaza y
que a veces, por la noche, se les aparece un fantasma en bicicleta.
Theros.- Yo al que sigo bastante, desde hace unos tres años,
es el del CCCB. Y este es bestia. Es una monja que agrede a la gente hasta el
punto que cada tres o cuatro meses tienen que cambiar al personal de la
limpieza porque no soporta los sustos que les da. Han tenido muchos problemas
con eso. Quizá este es el caso más espectacular de los que hay hoy en día
porque se trata de un fantasma violento. Hay personal de limpieza del CCCB que
ha dejado el trabajo porque ya no lo puede soportar. En el sótano hay un
pasillo, donde están las habitaciones de la limpieza, en el que siempre está el
fantasma. Otros fantasmas distintos son los de la Rotonda y los de Pedralbes. Pero
esos ya son muy famosos.
Theros.- Y el del Museu Picasso, que dicen que es la madre
de Picasso.
Roser.- En la escuela de mis hijos, centenaria en la calle
Avinyó, está el fantasma de “la condesita”. Y eso lo sabe toda la escuela. De
hecho, algunos padres ex alumnos que conozco me lo han confirmado.
Theros.- ¿"la condesita", dices?
Roser.- Sí, sí. Se ve que antes de ser colegio era una
vivienda particular en la que vivían unos Condes con su hija quinceañera. Por
eso el fantasma es “la condesita”. Pues resulta que la chica murió asesinada
por su novio. La mató a cuchilladas y ahora el fantasma vaga por los pasillos
del colegio que suelen estar cerrados para los alumnos.
Theros.- A mi me interesan mucho las historias de fantasmas.
Roser.- A mi también y a veces pienso que tendría que ir a ver a la
directora del colegio a preguntarle por la condesita pero me da un poco de
reparo.
Theros.- Bueno, no creas… A veces te llevas sorpresas con
estas cosas. La gente que vive o trabaja en lugares donde se dice que hay
fantasmas ya lo tiene muy asumido. Pues mira, esta historia no me la sabía. Ni
esta ni la de Santa Caterina.
Roser.- Relacionado con fantasmas, Pérez Andújar me dijo que
tienes familia con poderes paranormales. Cuéntamelo…
Theros.- Todas las mujeres de mi familia materna han visto
fantasmas aunque la visión que tienen de ellos es un tanto peculiar. Mi madre y
mis tías dicen que no se puede ver el fantasma de un extraño. Por lo tanto,
sólo se te puede aparecer gente que conoces y, en el 90% de los casos, son
familiares que te vienen a ayudar. Por eso a mi madre no le dan miedo los
fantasmas ni desconfía de ellos ya que parte de la idea de que si ves uno es
por casualidad o bien porque te viene a decir algo y, por tanto, a ayudarte. En
cambio los hombres de la familia jamás han visto uno. Y eso que en la familia
de mi madre son tres hermanas y cuatro hermanos. También una prima de mi madre
se dedicó a la videncia echando las cartas del tarot y cosas parecidas.
Roser.- A mi todo esto también me gusta y he escrito sobre
espiritismo
en el blog.
Theros.- La historia del espiritismo es muy interesante y en
su día hice un reportaje para
El País.
En Cataluña hay espiritismo gracias a la Iglesia. Aquí nadie sabía nada de
espiritismo hasta que en la segunda mitad del siglo XIX llegó un librero francés,
Maurice Lachâtre, que se instaló en la Plaza Real y se hizo traer de Francia
una partida de 2.000 o 3.000 libros entre los cuales estaban las obras de
Kardec, el padre del espiritismo. Tras pasar los libros por la Aduana llegaron
a manos del arzobispo que se escandalizó con ellos y realizó un auto de fe
público, en la explanada de la Ciutadella, donde los quemós. Entonces, a los
sectores liberales de Barcelona les entró la curiosidad por saber qué era eso
que tanto preocupaba a la Iglesia y así fue como se enteraron de la existencia
del espiritismo.
Roser.- Durante el primer congreso espiritista de 1888 participó
muy activamente la escritora
Amalia Domingo Soler, cuya historia es muy
interesante.
Theros.- Y de su tumba en el cementerio de Montjuïc también
se cuentan historias de fantasmas. Dicen
que suda y que el vidrio se empaña de vaho como si desde dentro estuviera alguien
respirando.
Roser.- Además me gusta porque ella luchó mucho por defender
la enseñanza laica hasta el punto que llegó a fundar una escuela.
Theros.- El historiador Gerard Horta ha publicado un par de
libros sobre esto y defiende que el espiritismo en Cataluña tuvo tanto éxito
porque cuando los hombres de una familia trabajadora se hacían anarquistas y
dejaban de creer en Dios, sus mujeres dejaban de ir a misa aunque seguían
reuniéndose con las amigas con las que antes iban a la Iglesia. Pero ¿para qué?
Pues para hacer espiritismo. Es decir, que el espiritismo fue un sustitutorio
de la religión. Todo esto es muy curioso pero el espiritismo, el anarquismo, el
vegetarianismo… Son ideas que forman un todo. Quien cree en una de ellas cree
en las demás. Por ejemplo, mi abuelo paterno era un tío de la FAI y a mí de
pequeño me metieron a estudiar esperanto en una academia donde me pasé dos años
(risas). ¡Es el idioma más idiota del mundo! Mi abuelo no fumaba ni bebía y era
vegetariano.
Roser.- Ahora que me hablas de tu abuelo de la
FAI, la
historia de mi
abuelo materno es un caso contrario. Él era un empresario de la Bonanova a quien un día se le presentó en casa una
patrulla de la FAI. Le cogieron el dinero que tenía en casa, que era un pastón,
y a él lo encerraron en una checa. A los pocos días lo dejaron libre y, al cabo
del tiempo, escribió su experiencia en un diario que encontré el año pasado.
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Mi abuelo materno |
Theros.- Si te pillaban los de la FAI era muy posible que
luego te dejaran libre. El problema era si te pillaban los comunistas. Esos
eran de ejecución inmediata. Si pasabas la primera noche sin que te metieran un
tiro tenías muchas posibilidades de que no te ocurriera nada. Si te venían a
detener lo más normal era que te llevaran a la Rabassada a pegarte un tiro.
Roser.- A mi abuelo lo llevaron a la finca Monells, que creo
que estaba en la Rabassada.
Theros.- Creo que ese lugar estaba en la curva de las
monjas. Los vecinos lo llaman así porque ahí ejecutaron a unas cuantas. Creo
que Huertas Clavería tiene un artículo sobre esto. Él trabajó mucho la
carretera de la Rabassada y muchos temas más. En la Rabassada está el único
monumento megalítico que queda en Barcelona.
Roser.- Yo de la Rabassada no sé mucho, a parte del casino.
Theros.- (risas). El casino famoso con todos sus
túneles. Yo hará dos o tres años que
encontré una serie de grupos de exploradores urbanos, de esos que se meten por
túneles y cloacas. Yo no sirvo para eso pero tengo una especie de pacto con
ellos según el cual les doy localizaciones y ellos me pasan las fotos. Y el
casino de la Rabassada es el lugar donde se inician todos los exploradores
urbanos.
Roser.- Yo una vez me intenté colar en el
autódromo deTerramar, en
Sitges,
pero no lo conseguí. Me topé con una valla enorme que ponía “propiedad privada”
tras la cual se paseaba un tío con un perro negro gigante que tenía un aspecto
muy amenazador.
Theros.- Otro lugar mítico al que suelen ir los exploradores
urbanos es el
Hospital del Tórax, en Terrassa. Es otro sitio famoso por sus fantasmas. Era un hospital de enfermos terminales,
con siete plantas y un patio interior conocido como el “patio de los voladores”
porque raro era el día en que no se tiraba nadie desde el séptimo piso. Al
final lo cerraron e instalaron los estudios de cine del
Parc Audiovisual de
Catalunya. Ahí se han filmado casi todas las películas de terror excepto
REC. Y
al lado de lo que era el hospital hay otra finca,
Can Marmellà, que tiene el
lago donde ha habido más muertos en los últimos cien años en Cataluña.
Roser.- ¿Y eso?
Theros.- Vendettas
de la mafia... Con tíos muertos atados de pies y manos. Hay una película,
estrenada el año pasado, que se llama “La madre” y va de una madre fantasma que
sale de un lago. Pues el lago de la
película es ese del que te hablo. Yo he estado en el lugar y realmente
da mal rollo. Hace varios años allí también se filmó otra película de terror,
de la que ahora no recuerdo el nombre, en la que tuvieron que contratar a una empresa de
seguridad para acompañar a los actores al lavabo porque no se atrevían a ir
solos del miedo que les daba. Decían que veían gente pasando por los pasillos
donde en teoría no debía de haber nadie.
Roser.- Y a estas alturas de la entrevista aún no te he
preguntado por Accidents Polipoètics,
que lleváis más de veinte años haciendo espectáculos.
Theros. - Exactamente veintidós años dando vueltas. El mes
pasado estuvimos en el
Espai Brossa.
Roser.- ¿Tenéis previsto realizar algún otro espectáculo
pronto?
Theros.- Como esta última vez, en el Espai Brossa, sólo
estuvimos tres semanas y casi siempre había gente que se quedaba sin entrada, es
posible que en unos meses volvamos a repetir el mismo espectáculo. Posiblemente
entre octubre y noviembre.
Roser.- Tres semanas es poco tiempo en cartel.
Theros.- Sí que es poco. Mi socio es psicólogo en un centro
de terapia de niños maltratados y por eso ahora nos dedicamos poco a Accidents Polipoètics. Últimamente no
nos prodigamos mucho.
Roser.- Pero antes estabais en todas partes.
Theros.- Es que antes vivíamos de ello y no podíamos
rechazar nada. Hacíamos todo lo que surgía. Pero luego cada uno nos buscamos la
vida para no tener que depender de Accidents
y ahora somos muy selectivos. Si no nos apetece mucho no lo hacemos.
Roser.- Por cierto, sé que tienes muy buena amistad con
Albert Sánchez Piñol.
Theros.- Sí, mucha. Incluso estuvimos compartiendo piso una
buena temporada.
Roser.- En el libro de la Sexta Flota cuentas una historia
que le ocurrió a su padre.
Theros.- Sí, a Manel…
Que casi se lo comió un tiburón por acercarse demasiado, subido a un patín,
para ver los barcos de guerra. Desde entonces Manel no se ha vuelto a bañar en
el mar. El de los tiburones es uno de los temas que más problemas me han
llevado desde que estoy en El País.
Roser.- ¿Qué ocurrió?
Theros.- Dos veces que he escrito sobre
tiburones,
las dos veces se me ha tirado la caballería encima. Que si pobres tiburones,
que si les doy mala fama, que si hago alarmismo… Hombre, alarmismo… Por contar
el caso de un pescador que se lo comió un tiburón a finales del siglo XIX...
Ahora también los hay, cada año hay tiburones en Barcelona aunque la gente diga
que no, que sólo hay tintoreras. Pues la tintorera es el tiburón azul y esa
especie es mortal. La gente mayor de la
Barceloneta aún recuerda una dotación
de la guardia civil que se dedicaba a tirotear a las tintoreras que entraban en
el puerto siguiendo a los barcos.
Roser.- Así que cuando llegaban a Barcelona tantos barcos de
la Sexta Flota deberían traer muchos tiburones tras ellos.
Theros.- Claro… Los barcos más grandes tiraban toneladas de
basura por la borda y eso era un reclamo para los escualos. Pero volviendo al
tema de la Sexta Flota y el barrio de la Barceloneta te diré que este barrio es
casi el que menos se vio afectado por la llegada de los americanos. La
Barceloneta vivía de otro tipo de barcos. Mi madre ha trabajado en muchos
mercados. Ella es carnicera y trabajó mucho tiempo en el mercado de la Barceloneta
y por eso sé que este barrio vivió muchos años del contrabando que se realizaba
con los barcos que hacían la ruta con Génova. Estos eran los que traían las
medias de nylon y todo lo que fueran productos femeninos. A los que venían de
la ruta de Génova se les conocía como los “embarcados”.
Roser.- ¡Y el álbum de cromos de la Sexta Flota! Yo no sabía
que eso existía…
Theros.- (risas). “La VI flota americana en su visita a
España”. Es la colección de cromos más tonta que se ha hecho en la vida.
Roser.- Hombre no creas… A los niños les gustan los barcos
de guerra. Al menos mi hijo de nueve años es muy bélico.
Theros.- Bueno sí… Lo que ocurre es que a mí nunca me han
interesado demasiado los barcos.
Roser.- ¡Pues nadie lo diría! Además para este libro entrevistaste
a unos cuantos frikis de los barcos de guerra.
Theros.- En mi caso el interés por la Sexta Flota viene más
porque me acuerdo de haber visto a los marineros peleándose. Este mundo de la
taberna marinera y la violencia me atraía más que los barcos en sí. Yo prefería
los tanques e incluso construía maquetas.
Roser.- ¿El álbum lo tienes desde que eras pequeño?
Theros.- ¡Uy no! Lo compré en
todocolección cuando estaba investigando para el libro. Compré el álbum y cuatro cromos para
hacerme una idea de qué iba la cosa. Tiene unas diez páginas, ocho de las
cuales son de la sexta flota y las dos restantes son de barcos de la armada.
Además luego descubrí que algunas de las fotos son de Forcano y que las
metieron sin pedir autorización ni nada de derechos de autor.
Roser.- Con
Forcano hace tiempo que tengo ganas de hablar.
De hecho,
Pérez Andújar y él tienen muy buena amistad. Cuando le dieron el
Premio Nacional de Fotografía le quise dedicar una
entrada en el blog y al
final salió otra cosa a propósito de una foto que
Forcano le hizo a
Javier.
Theros.- Sí, esa en qué Javier está mirando al cielo... Forcano
publicó en Destino varias fotos de los primeros barcos de la sexta flota que
llegaron a Barcelona y en el álbum de cromos también están.
Roser.- Es que antes los autores lo tenían muy complicado
para conseguir el reconocimiento de sus obras. Mira qué ocurría en Bruguera.
Theros.- Lo que ocurre es que ahora hemos pasado al otro
extremo. Hay mucha paranoia. Con mis artículos de El País me he encontrado con
gente que se ha quejado porque he escrito sobre temas que ya han salido previamente
en su blog. Pero oye, que hablo de cosas ocurridas antiguamente… ¿Entonces
tampoco voy a poder escribir acerca de la Catedral porque alguien ya lo hizo doscientos
años antes? Una cosa es que te plagien un texto pero otra es que hable de lo
mismo.
Roser.- En mi blog hay un montón de cosas sobre las que ya
han escrito otros, tú incluido, aunque prefiero buscar la originalidad y
alejarme de las cosas más conocidas.
Theros.- En mis artículos a veces hablo de cosas que han
escrito otras personas y no cuesta nada citarlas.
Roser.- Una cosa que aún no te he dicho es lo mucho que me
gusta tu colección de librillos de papel de fumar. La pusiste en Facebook y me
pareció maravillosa.
Theros.- Ahora ya hace tiempo que no aumento la colección.
Tengo muchos. Además Barcelona es un buen lugar para hacer una colección de
papel de fumar porque el 90% de la producción mundial procede de aquí. Antes
era más fácil conseguir librillos de esos porque en el centro había varios
estancos antiguos que aún conservaban cajas llenas de paquetes viejos de papel
de fumar. Luego la gente empezó a coleccionarlos y, en consecuencia, a subir de
precio hasta que desaparecieron. A partir de ahí para conseguirlos había que
acudir a anticuarios. Y ahora ni eso… Empieza a ser una pieza de museo. De
hecho, en el Museo Marés hay una colección espléndida.
Roser.- Antes me decías que estás trabajando en dos libros a
la vez. Uno de los dos es una guía, ¿no?
Theros.- Sí, es una revisión de la “Nueva Guía secreta de
Barcelona” de José María Carandell. Ahora estoy en el capítulo del Raval y una
de las cosas que acabo de descubrir es que la entrada de la comisaria de la
Guardia Civil, que hay en la calle Sant Pau, era la entrada de la fábrica de la
España Industrial.
Roser.- Viniendo hacia aquí he pasado por delante y he
pensado que tenía toda la pinta de fábrica aunque no lo sabía.
Theros.- La puerta es lo único que queda en pie de la
fábrica.
Roser.- ¿Y el otro libro?
Theros.- Es una novela ambientada en la Barcelona de 1843.
Es una historia fantástica que sucede durante la revuelta de la Jamancia. Uno
de los lugares clave de la novela es la antigua fábrica de cigars de Barcelona que se encontraba en lo que ahora es la plaza
Castilla. Sus empleadas trabajaban medio desnudas y, justo al lado, había una
caserna cuyos soldados acudían a diario a ver como las chicas salían de
trabajar. Ahí empezó la historia del invento del papel de fumar. Inicialmente, el
tabaco que sobraba iba a parar a la basura. Los pobres del barrio lo recogían,
lo envolvían en una hoja y se lo fumaban. Sin saberlo habían dado con un gran
invento y de ahí salió la idea del papel de fumar. Un señor del siglo XVII, que
tenía una fábrica de papel, lo vio y lo puso en práctica. Así es como fue que,
durante doscientos años, el único lugar del planeta donde se fumaban
cigarrillos era Barcelona. De hecho, en las descripciones de las tropas
napoleónicas, de cuando entraron por el Pirineo, se decía que los españoles eran
“fumadores de papelitos” y eso es porque
en el resto de Europa la gente no fumaba así. Lo hacían en puro, pipa o
esnifaban rapé. Lo de fumar papel era cosa de Barcelona, de pobres.
Roser.- Creo que hablar de tu nueva novela es una buena
forma de acabar esta larga entrevista, ¿Sabes más o menos cuando se publicará?
Theros.- La semana pasada la entregué a la editorial y ahora es cuando empieza el trabajo pesado de verdad. Se titula "La fada negra". Tiene muchas "a" y según la teoría de Josep María Espinàs, las novelas con muchas "a" triunfan. Dice que es una superstición pero que esa teoría siempre le ha salido bien. la gracia de la novela es que es una reconstrucción de la Barcelona de 1843, con todas las tradiciones e historias de la época.