domingo, 28 de julio de 2013

Las marionetas de Pepe Otal


Hará cosa de un mes que tuve la suerte y el privilegio de poder visitar la casa taller de Pepe Otal gracias a Xavi, amigo y compañero de “Cazadores de Hermes” y autor del blog Las Crónicas de Thot. En tiempos pasados, su hermana Marta había sido la encargada del desaparecido Teatre Malic, al que Pepe Otal estuvo muy vinculado desde su fundación en 1984. Razón por la cual mantienen la amistad con Pedro Nares,  director del documental “Pepe Otal. El viaje infinito y persona también relacionada con el desaparecido teatro.



Xavi, sabiendo de mi afición a títeres y autómatas, me informó de la posibilidad de acudir con Pedro Nares a visitar el local, hoy en día en manos de la Asociación Cultural “Casa-Taller de marionetas de Pepe Otal, desde que murió en el año 2007.

Pedro nos abrió las puertas del taller y nos atendió de forma excelente contándonos un montón de historias fascinantes sobre la vida de este artista que siempre trabajó pensando en un público adulto. Él nos habló de los miles de oficios que probó antes de dar con el maestro Tozer en el Institut del Teatre. Fue marinero, torero y boxeador, por decir algunos. Pero también hablamos de su estrecha relación con la muerte, muy presente en todas sus obras y que ya venía de lejos. De hecho, su compañero de andaduras Pep Gómez recuerda haberlo visto en la Rambla en los años 70 haciendo de esqueleto, según cuenta en esta entrevista concedida a Toni Rumbau, el fundador del TeatreMalic

Sobre la muerte, Pepe Otal decía que tratándola directamente conseguía que le resultara menos extraña. Un raro interés que está muy presente en el taller, con cráneos y esqueletos por todas partes más un ataúd que utilizó en una de sus obras y del que decía que, cuando muriera, quería ser enterrado en su interior. Cosa que al final no se cumplió y el féretro sigue ahí, vacío en el taller del Raval.


Entre las muchas marionetas que hay repartidas por el local me llamaron la atención los personajes de Makoki y la basca (de Gallardo y Mediavilla) transformados en títeres para el espectáculo Makoki chow, estrenado en 1988 en el Teatro Malic, con guión de Felipe Borrayo. Esa obra, provocadora y transgresora, gustó tanto y tuvo tanto éxito que llegó a ser representada en Berlín en 1990. Según cuenta Pep Gómez, en la entrevista de la que antes ya he hablado, llenaban cada noche el local y el público alemán disfrutaba especialmente en la escena en que una monja era violada.


Cuando Pepe Otal llegó a Barcelona procedente de su Albacete natal, lo hizo para continuar con sus estudios de náutica, que al final cambió por el Institut del Teatre, donde se matriculó para aprender del maestro Tozer, del que posteriormente se alejaría, aunque siempre lo seguiría admirando. Tanto, que en el taller de la calle Guardia aún preside el salón un retrato del gran Harry Tozer.

Al principio instaló su taller en plena Barceloneta, en la calle Balboa, 11, y fue considerado el primer “okupa” de Barcelona ya que eso es lo que hizo, ocupar el local de forma ilegal.  Ahora, en ese espacio está l’Escola d’Adults de la Barceloneta. Allí, en 1974, fundó el Grupo Taller de marionetas. Luego, tiempo después, el Ayuntamiento lo desalojó y le ofreció el local de la calle Guàrdia, 11, donde finalmente se instaló también de “okupa” aunque con ayuda del propio ayuntamiento. Allí vivió y trabajó hasta la fecha de su muerte, el  24 de julio de 2007 en Cerdeña tras una representación de “La divina comedia” junto a Pep Gómez. Justo seis años antes del momento en que yo escribo esto.


En 1984, su obra“El apocalipsis según San Juan(que había sido censurada en España por la dureza de su contenido), recibió el premio al mejor espectáculo europeo, año en que también estrenó la adaptación de“El gran teatro del mundo” de Calderón de la Barca.

Pepe Otal realizó muchas y muy elaboradas obras a lo largo de su carrera artística y, por lo que Pedro Nares nos contó, le apasionaba el proceso de creación. Le gustaba construir  sus marionetas con objetos reciclados, hacerles el vestuario y montar el espectáculo aunque odiaba los ensayos.  Aún así, para “La divina comedia” ensayó. ¡Y mucho! Según cuenta su amigo y colaborador Pep Gómez fue una obra larga de elaboración. Estuvieron todo un año de montaje más otro de ensayos. Una tortura para Pepe.


Quienes le conocieron mejor afirman que todas sus obras tenían un fuerte contenido autobiográfico como en “Cuento de madera” (1990), que relataba la historia de Pinocho y su creador (en el que Otal se veía reflejado) pero que en el fondo era una profunda reflexión sobre el suicidio.

Por otra parte, adoraba la ópera y la música clásica. Por eso realizó una trilogía con tres óperas famosas: Rigoletto de Verdi, “El holandés errante” de Wagner y “Don Giovanni post-mortem” de Mozart. Esta última, representada en la sala de anatomía de la Academia de Medicina (de la calle del Carme) junto a un coro de cantantes y en la que practicaba una autopsia a la figura de don Giovanni usando vísceras de animales muertos.


Dicen de él que era todo un seductor con las mujeres. Hablaba muy bien, las tenía a todas encandiladas con las historias que contaba y por su vida pasaron unas cuantas. Pero en el salón de su taller sólo había la fotografía de una de ellas, en un lugar privilegiado, justo al lado del retrato de Tozer. Señal que fue importante para él.

Ya en los últimos años estrenó una versión de “Don Juan Tenorio” de Zorrilla (2002) y empezó la construcción de su último personaje, el payaso Ramper, que no pudo acabar.


Yo jamás tuve la oportunidad de ver ninguna de sus obras en directo, cosa que me duele y más aún tras visitar su casa-taller y descubrir lo que contiene. Eso sí, estoy profundamente agradecida a Pedro Nares y Xavi Soro por haberme permitido entrar y mostrarme tantas cosas magníficas.

Espero con muchas ganas que llegue el día en que pueda disfrutar del documental de Pedro sobre la vida y obra de Pepe Otal.


miércoles, 17 de julio de 2013

"Blancanieves" y el torero Nicanor Villalta




A mi edad aún no tengo claro si las corridas de toros me gustan o me aterrorizan. Como le decía a Xavier Theros hace unos días mi relación de amor/odio hacia este espectáculo me impide posicionarme. Por una parte sufro horrores al ver las torturas a las que se someten los animales y, por otra parte, reconozco que la estética del toreo y todo lo que conlleva me llama poderosamente la atención. Es más… Diría que me fascina. De hecho, desde que abrí el blog he hablado de toros y sus plazas barcelonesas en más de una ocasión y, en especial de la del Torín. Mi favorita y la primera en desaparecer.


Todo esto viene a cuento de una historia que me ocurrió tras ver la magnífica Blancanieves de Pablo Berger. La vi sabiendo que sería de mi agrado ya que contenía todos los elementos para que así fuera. Un cuento clásico, ambientado en la España de principios del siglo XX, con una Blancanieves que encuentra unos enanitos toreros en lugar de mineros. La sorpresa me llegó más tarde, cuando un amigo me comentó tener la impresión que el personaje del torero se inspiraba en un pariente lejano suyo llamado Nicanor Villalta. Un par de coincidencias al principio de la película le hicieron sospechar. Una era el nombre del personaje, Antonio Villalta mientras que la otra era aún más llamativa. Nicanor Villalta era un torero muy famoso en los años 30. Tanto, que protagonizó películas como galán y también le dedicaron unos cuantos pasodobles. Pero su mayor hazaña fue matar siete toros en una misma corrida y una heroicidad similar realizaba Antonio Villalta al principio de la película. Con la diferencia que en la ficción ocurre en la plaza de Sevilla en 1910 mientras que en la vida real eso fue en Madrid, en 1935. Ese día se vio obligado a matar él solo a todos los toros porque sus compañeros de cartel (Manolo Bienvenida, Domingo Ortega y Maravilla) habían sufrido graves cogidas.


Por lo demás, la película y la vida real de Nicanor Villalta luego toman caminos distintos y, aunque intenté por todos mis medios descubrir si lo que cuento es algo más que una simple casualidad no lo pude descubrir. De todos modos, la biografía de Nicanor Villalta da para un argumento de película, como ahora verán.

Nicanor nació el 20 de noviembre de 1897 en Cretas (Teruel) y a una edad muy temprana emigró con su familia a Méjico, lugar donde empezó su interés por los toros. Su padre, que era novillero y banderillero, en parte fue culpable de transmitirle esa afición.  

A su vuelta a España tomó la alternativa en la plaza de San Sebastián, en el año 1922. A partir de entonces su fama fue en aumento hasta llegar a ser considerado uno de los mejores matadores. De él se valoraba su honradez en el ruedo y el ser un excelente estoqueador. Motivo por el cual era requerido en todas las plazas de España y, especialmente, en Madrid y Barcelona donde actuaba tan a menudo que hubo quien le llamó “el expreso de Madrid-Barcelona”.


En los años 30 era famoso, ganaba dinero y tenía suerte en la vida. Tanto que pensaba retirarse en 1936. Acababa de casarse y esperaba su primer hijo. Pero la Guerra Civil le truncó todos sus planes de una manera fulminante. El portero de su finca le acusó de fascista y tuvo que salir por piernas perseguido por la milicia. Se escondió en un zulo y allí malvivió durante el tiempo que duró el asedio de Madrid. Cuando acabó la guerra, su mala situación económica le obligó a tener que volver a torear. En Barcelona se estrenó el día de la Mercè de 1939 (el mismo en que el Capità Puig se elevaba en su globo “España” y se estrellaba en el balcón de casa de mis abuelos maternos) y esto es lo que se decía de su actuación en la crónica de La Vanguardia del día 26:
Extracto de la crónica de la reaparición de Nicanor Villalta en Barcelona

Aunque la  vuelta al ruedo fue más bien floja en nada se puso al día y volvió a ser el Nicanor Villalta de antes pero no por mucho tiempo ya que,  cuatro años después,  decidió finalizar su carrera con una última corrida en la plaza de Zaragoza.


Una vez retirado se dedicó a la hostelería, regentó la plaza de toros de Toledo y fue asesor taurino de la presidencia en la plaza de Madrid entre muchas otras cosas. En 1966 fue uno de los toreros protagonistas de Juguetes rotos”, la película documental de Guillermo Summers con guión de Tico Medina en la que Villalta, a los 68 años de edad, mataba a su último toro en la plaza de “Las Ventas” de Madrid. Allí acabó su vida pública y empezó una nueva vida, en el anonimato, hasta que murió en 1980 a los 82 años.

jueves, 11 de julio de 2013

Fu-Manchú en el Parque Güell


Cuando Gaudí aceptó el encargo de Eugeni Güell para construir lo que ahora conocemos como el Parque Güell, poco se podía imaginar que, en un futuro, ese espacio sería el escenario de películas de bajo presupuesto o el lugar de celebraciones anarquistas con despelote incluido de Ocaña y Nazario.  Esas cosas ocurrían en los 70, e incluso un poco antes, desde finales de los 60. Era la época en que Jesús Franco utilizaba a Christopher Lee para encarnar a Fu-Manchú y lo traía a Barcelona a filmar en el Parque Güell. La película en cuestión era El castillo de Fu-Manchú y el escenario que hizo las veces de castillo, los parques Güell y Ciutadella.





La película fue realizada en 1969 y, entonces, raro era el turista que se dejaba caer por el barrio de La Salud, en Gracia, bien alejado del centro de la ciudad. Eso mismo pensaba la burguesía barcelonesa de principios del siglo XX cuando el señor Güell les intentó vender esta urbanización de lujosas viviendas que no consiguió colocar. Por eso cuando murió, en 1918,  sus herederos lo vendieron al ayuntamiento para su conversión en el parque público que ha sido siempre, desde su apertura en 1926. 
Noticia en La Vanguardia del 16/12/1925 relativa a la compra del Parque Güell

Desde entonces y, hasta ahora, allí han ocurrido muchas cosas. Una de ellas, la filmación de gran parte de “El castillo de Fu-Manchú”, por mucho que los créditos de inicio aseguren que los exteriores han sido rodados en “Estambul y alrededores”. A no ser que consideremos Barcelona como uno de esos alrededores ya que cantidad de escenas se desarrollan en lugares tan reconocibles como el puerto y los parques de la Ciutadella y Güell. Este último, hasta sufrió algunas explosiones controladas durante el rodaje.







En el “El castillo de Fu-Manchú” el malvado oriental inventa una máquina que hiela el agua con la que provoca el hundimiento del mismísimo Titanic. Aunque el nombre no aparece por ningún lado, tras ver la escena del choque contra el iceberg, es fácil deducir cuál es el barco que se hunde.

A partir de ahí, sus perseguidores habituales Nayland Smith y el doctor Petrie irán en busca de Fu-Manchú para evitar que acabe dominando el mundo. Ese es, por cierto, el mayor deseo de todo villano. Entre una cosa y otra Fu-Manchú se apodera de un castillo del Bósforo que, en realidad, es  una combinación entre el parque Güell y el de la Ciutadella.





Jesús Franco también aparece en la película como solía hacer en muchas de ellas. Aquí, su papel es el de jefe de la policía turca. Y en otra escena de la película (o quizá de “Fu-Manchú y el beso de la muerte”), el escritor Javier Marías (sobrino de Jesús Franco) y su primo Ricardo Franco también salían, aunque de extras e imposibles de reconocer por ir tapados con capuchas negras y llevar vestimenta de esbirros chinos. Así lo afirmaba el propio Marías en un artículo estupendo que escribió para El País tras la muerte de su tío. En él también le agradecía el haber conseguido sus primeros sueldos traduciendo los guiones de las películas de Drácula y Fu-Manchú realizadas para el productor Harry Alan Towers, una de las cuales era “El Castillo de Fu-Manchú”.

La de Jesús Franco no fue la única película de este tipo realizada en el parque Güell en los años en que era un lugar  destartalado y abandonado. Unas condiciones perfectas para películas de terror como “El asesino de muñecas” (Miguel Madrid, 1975), que cuenta la historia de Pau, un chico un poco rarillo hijo del jardinero de una mansión ubicada en pleno parque Güell.


Ahora, 40 años después, el parque Güell es “Patrimonio de la Humanidad” (declarado por la UNESCO en 1984) y lugar de visita obligada por todo turista que llega a Barcelona preguntando por la obra de Gaudí. De hecho, el verano pasado hubo ocasiones en que el parque albergó hasta 5.000 visitas a la vez.  En cambio hay turistas, de los que van con la guía en mano, que se olvidan de la  existencia del Palau Güell. De hecho, hace poco una pareja de extranjeros me paró en plena calle Nou de la Rambla y me preguntó cómo llegar (a pie) a la Sagrada Familia mientras, justo en frente, tenían el Palau Güell sin saber que esa joya de la arquitectura también era cosa de Gaudí. Espero que me estén agradecidos por habérselo contado.


El Palau Güell en 1895

martes, 2 de julio de 2013

En el Bar Borrell con Xavier Theros y un café



Xavier Theros es una de esas personas que admiro y que hace tiempo que tenía en mente entrevistar. Formaba parte de una larga lista de futuribles contactos hasta que un día escribió un artículo sobre los Cazadores de Hermes en El País. Así que, mientras yo dudaba en si escribirle o no, Theros dio con nosotros y se abría una ocasión de oro para mí. Al final le escribí, le di las gracias por ese artículo tan fantástico y aproveché para pedirle la entrevista que tanto deseaba. Estaba convencida que teníamos muchas cosas de qué hablar y así fue. A los pocos días quedábamos en el Bar Borrell (frente al Molino) donde en su día se realizaba la tertulia taurina de Bernadó. En ese enclave conversamos y nos reímos ante un café, mi grabadora y su boli y su libreta que sacó a media entrevista para anotar las pocas cosas que desconocía y que tuve el honor de poderle explicar. Él, por su parte, me contó infinidad de anécdotas e historias. Unas conocidas y otras nuevas para mí y que ahora comparto en el blog.


Roser.- Los integrantes de Cazadores de Hermes estamos que no cabemos de gozo con ese artículo que nos dedicaste. Te lo agradecemos de todo corazón pero también queremos saber cómo diste con nosotros.

Theros.- Por facebook. Encontré vuestra página hace un tiempo y pensé ¡Qué interesante! Pero luego se me fue de la cabeza… Y empezó a pasarme una cosa muy curiosa y es que cada vez que paseaba por la ciudad veía Hermes por todas partes…

Roser.- Me suena… Eso mismo me pasó a mí tras la primera salida que hicimos de este tipo.

Theros.- Al fin y al cabo estas cosas siempre parten de una paranoia… Una cosa que te interesa mucho acabas viéndola por todas partes.

Roser.- A mi me ocurrió una cosa similar. Yo antes de esa primera ruta de la que te hablo tampoco me había fijado con atención. Eso es cosa de Andrés (el autor de Veodigital) que desde siempre ha sido un apasionado de la mitología y de Hermes en especial.

Theros.- Tú te fijas más en los pasajes ¿no?

Roser.- Sí… Yo no estaba tan interesada en la mitología sino que me fijaba más en otras cosas. Como los pasajes, que siempre me han gustado.

Theros.- Pues en Barcelona hay un montón.

Roser.- Sí, ¡muchos!

Theros.- Además está los de los burgueses, los ricos y los pobres. Cubiertos, descubiertos, con rejas y sin ellas…
Carrer del "cagar-hi", que descubrí gracias a José María Carandell
Roser.- Hace unos días supe que tenemos un amigó en común, Javier Pérez Andújar y dice de tí que eres la persona que más sabe de la historia de Barcelona. Yo estoy de acuerdo con él. Tanto leer tus libros, artículos en prensa y escuchar tus colaboraciones en la radio he llegado esa misma conclusión.

Theros.- (risas) Bueno eso es porque llevo muchos años haciendo esto pero básicamente es como hacer una colección. Te vas metiendo y metiendo hasta llegar al punto en que tienes que sistematizar la información que recibes porque, de lo contrario, no das abasto. Además me dedico a ello profesionalmente y eso significa que puedo dedicarle todo mi tiempo.

Roser.- Cierto. En cambio para mí es una afición a la que me puedo dedicar cuando estoy fuera de la oficina.

Theros.- Hoy llevo desde las nueve de la mañana dando vueltas por el Chino documentándome y localizando bares y locales para la guía en la que estoy trabajando ahora.

Roser.- Acabo de leer tu libro sobre la Sexta Flota en Barcelona y me ha gustado mucho. Hay un trabajo de investigación brutal. ¿Cuánto tiempo le dedicaste?

Theros.- Tres años y todo empezó con un artículo que publiqué en El País y, como me gustó el resultado, seguí investigando hasta que conseguí suficiente información para publicar un segundo texto, también en El País, pero esta vez de tres páginas. A partir de ahí empecé a tirar del hilo y al final tuve que parar porque si no era posible de abarcar.


Roser-. Seguro que aún puedes descubrir más cosas.

Theros.- Sí, tras publicar el libro aún me he enterado de más cosas…

Roser.- El libro empieza con el atentado contra un local privado de la Sexta Flota, ocurrido el día de San Esteban de 1987. Fue en la Plaza Medinacelli, al lado de mi casa y cuando lo leí me dieron ganas de bajar a ver a un par de vecinas para que me contasen lo que recuerdan. Un día de estos lo haré…

Theros.- (risas). Ese local era el USO Mediterranean Fleet Center y ahora está vacío pero cuando empecé mis investigaciones era una pensión cochambrosa.  

En este local cerrado, donde hace poco había un Fres Co, estaba el USO Mediterranean Fleet Center
Roser.- Uy ese edificio tiene mucha historia… Cuando llegué al barrio era un bloque de renta antigua cuyo propietario hacía mobbing a sus inquilinos. Tras mucho tiempo de lucha consiguió echarlos y vender el inmueble a una gran cadena hotelera. Pero al empezar las obras la sorpresa fue que hallaron unos restos humanos femeninos que resultaron ser monjas de un convento que se supone que había. Yo sabía que, en lo que es la plaza, antiguamente fue el convento de los Franciscanos pero que hubiera uno de monjas era la primera noticia para mí.

Theros.- Espera… Para que me lo apunto. Que ahí había un convento es seguro. El de Franciscanos y llegaba hasta allí porque en lo que ahora es la plaza entonces había el claustro. Pero que al lado de un convento de hombres hubiera uno de mujeres no me suena.

Roser.- Yo tampoco sabía nada de eso hasta que aparecieron los cuerpos, que al final los trasladaron a un cementerio. La cuestión es que con todo el lío paralizaron las obras. Así quedó la cosa unos cuantos años hasta que el año pasado las reanudaron pero al empezar las excavaciones dieron con más restos… Pero esta vez arqueológicos romanos.

Theros.- (risas). Bueno, restos romanos es lógico…

Roser.- Apareció un pozo y la estructura de algunas casas. Lo documentaron todo exhaustivamente y luego echaron cemento por encima y lo sepultaron todo.

Theros.- (risas) ¡No fuera que salieran más cosas!

Roser.- Y aquí acaba la larga historia del edificio de la Plaza Medinacelli.


Theros.- Cuando estuve allí… Esa pensión era un lugar muy roñoso. Me atendió un señor con camiseta de tirantes y un puro en la boca que parecía que estuviera en el Bronx.

Roser.- Con este libro tuyo de la Sexta Flota he aprendido muchas cosas que desconocía.

Theros.- Fue un buen curro. Luego aún me enteré de más cosas que no he podido incluir en el libro. Lástima…

Roser.- Pues cuéntame alguna.

Theros.- Buscando información sobre el metro descubrí que a finales de los años sesenta un día tuvieron que parar las líneas, serían la 1 o la 3, porque un grupo de marineros borrachos se metieron por los túneles. La policía los empezó a perseguir pero no los conseguían atrapar porque esos americanos estaban en plena forma física y no había manera de alcanzarlos. La gente que esperaba la llegada del metro en el andén se encontró con ese espectáculo de marineros borrachos que pasaban corriendo por los andenes y la policía tras ellos sin pillarlos.

Roser.- (risas). Pues como esta, que desconocía por completo, en el libro cuentas un montón de anécdotas que me han llamado la atención. Por ejemplo, hablas de unos cuantos accidentes de los que no tenía ni idea. Sí que conocía el de la barcaza de 1977 que volcó al chocar con otra embarcación en el Portal de la Pau o el del helicóptero que chocó contra los cables del teleférico en 1957 pero también cuentas otras cosas de las que no había oído hablar jamás.

Portada de La Vanguardia del 16/08/57, con fotografías de Pérez de Rozas
Theros.- Hay muchas historias que no interesaba que se supieran. De hecho, ni la autoridad portuaria conservaba ninguna relación de los barcos que llegaron a Barcelona. Yo encontré los barcos que aparecían en la prensa pero sé que hubo varios que llegaron a la ciudad y que no consta en ninguna parte. Eso es porque llevaban armamento o combustible nuclear. Cuando llegaba un barco nuclear no se anunciaba en ningún lado. Al contrario, se intentaba que no se supiera. De hecho yo me encontré con cosas de estas… Una de las primeras personas que entrevisté para el libro fue Jaime Árias, el periodista histórico de La Vanguardia que entrevistó a Churchill y Mussolini. La idea inicial que él tenía sobre mi libro es que sería un libro de historia –  hasta vino a la presentación en el bar Kentucky – pero cuando lo leyó no le gustó en absoluto y me dijo que no quería volver a saber nada más de ese libro. Me escribió un correo diciendo que si hubiera sabido de qué iba en realidad no habría participado porque eso era un libro sobre putas y marineros.
El Kentukcky
Roser.- Bueno, es que la historia de la Sexta Flota en Barcelona era eso ¿no? Putas y marineros en las Ramblas y el Chino…

Theros.- ¿Y de qué quería que hablase? ¿Del embajador?

Roser.- Bueno… también lo haces aunque menos… Pero el libro tiene momentos brillantes. Incluso hablaste con un marinero que resultó ser el  yerno de un artista muy famoso de Barcelona. Lástima que no dices el nombre…

Theros.- (risas) Es un pintor que hasta tiene fundación.

Roser.- Vale, dejémoslo ahí (risas).

Theros.- Ese ex marinero viene a Barcelona cada año.

Roser.- Eso de que vuelven a Barcelona es muy recurrente. Sale unas cuantas veces.

Theros.- Sí. Hace un tiempo hice un reportaje para El País sobre Los caracoles y una de las cosas que me contaban era eso, que desde hace veinticinco o treinta años uno de los tipos de clientes que tienen, a parte de los turistas, son ex marineros de la Sexta Flora que, cuando se jubilan, vienen a hacer el viaje a Europa con la familia para enseñarles donde estuvieron en su juventud.

Roser.- Yo no sabía que los marineros tenían una habitación en “Los caracoles” para cambiarse el uniforme y vestirse de civil.

Theros.- Para eso también había muchos otros lugares en el barrio.

El sereno pasando frente "Los Caracoles" en 1962 (Fotografía: Xavier Miserachs)
Roser.- Y otra cosa que descubrí es que todos los barcos de la Sexta Flota llevaban banda de músicos.

Theros.- No sólo los de la Sexta Flota sino que todos los barcos de guerra del mundo llevan bandas de música militar. La novedad de la Sexta Flota es que además tenía banda de jazz, de música tradicional, de rock, etc.

Roser.- Y tu padre, que subió a uno de los barcos como invitado para realizar una actuación.

Theros.- Cantaba en los Coros de Clavé y un día fue invitado a actuar en uno de esos barcos, él y sus compañeros disfrazados de “catalanets” y los americanos disfrazados de “marinerets” (risas).

Roser.- Y eso de que Robert Redford y Clint Eastwood estudiaron en la Massana ¿de dónde lo has sacado?

Theros.- Leyenda urbana. Aunque el caso de Robert Redford casi seguro que es cierto por la razón que es hijo de un cónsul americano que estaba destinado en Barcelona cuando Robert era adolescente. En cambio, el caso de Clint Eastwood está más cogido por los pelos. Se supone que fue en los años que rodaba en Almería y, en algún momento, se apuntó a la academia. Son cosas que te cuentan los profesores mayores de la Massana aunque no hay ninguna prueba que lo verifique. Pero a mí como eso me da igual si es verdad o no… Si una cosa la cuentan como cierta tú lo que tienes que hacer es explicarla como leyenda y no darle más vueltas. Las leyendas también forman parte de la historia de las ciudades.

Roser.- Más cosas sobre este libro que me ha gustado tanto… Uno de los marineros con los que hablaste te decía que le había gustado visitar el cementerio de Montjuïc en los años cincuenta. A mí eso me sorprendió porque aquí entonces no había tradición de visitar cementerios. Ahora es distinto. De hecho a mí me encantan y siempre que tengo la ocasión voy a hacer fotos.

Cementerio de Montjuïc durante una visita con los Cazadores de Hermes
Theros.- Aquí no pero en Europa sí que existía una tradición de visitar cementerios en plan turístico. Y ahora en Barcelona, tanto en Poble Nou como en Montjuïc, en la entrada te hacen entrega de unos papeles con la señalización de las tumbas de personajes famosos, al estilo de como se hace en París en el cementerio de Pere Lachaisse. También en Montjuïc, desde hace pocos meses, ofrecen la posibilidad de descargarse las imágenes de las tumbas más famosas, a través de códigos QR.

Roser.- Y también está el museo de carrozas fúnebres.

Theros.- El siguiente paso es que la gente se pueda colocar un QR en su propia tumba. Esto lo  ofrece Cementiris de Barcelona  desde hace poco. Así, la familia del difunto se puede descargar un mensaje en vídeo del muerto o un álbum de fotos, por ejemplo.

Roser.- (risas) ¡Te aseguro que yo no lo voy a hacer!

Theros.- Yo tampoco pero si se hace es porque hay negocio en ello. Esto me recuerda a Mel Brooks, que decía que su deseo era que en su tumba hubiera una placa de mármol y dentro un televisor que funcionase con monedas, para ir recaudando dinero, y que al echar la moneda saliera una filmación suya explicando cualquier cosa. Esto era un chiste pero al fin y al cabo es lo mismo que hace ahora Cementiris de Barcelona... Realmente estoy fascinado con lo que se puede hacer con los QR. Hace un par de años hubo una iniciativa del DHUB disseny con un colectivo de artistas italianos y españoles que contactaron conmigo por lo de la Sexta Flota e hice para ellos seis o siete vídeos. Era un programa piloto, sólo en el Borne y la zona marítima de la Mercè, que consistía en poner códigos QR en las esquinas de las calles y, al descargarlo, aparecía alguien que te contaba lo que estabas viendo por la calle. La idea era muy buena pero desaparecieron los QR en cuatro días. Los del ayuntamiento, con esta paranoia que tienen por eliminar el arte urbano, a la que ven cualquier cosa pegada en la pared la sacan.

Roser.- ¡Uy sí! Acabas de citar otra cosa que me gusta, el arte urbano. Y sí, tienes razón. A menudo hay funcionarios borrando joyas del arte urbano mientras al lado tienen un montón de tachaduras y borrones que no tocan…

Theros.- A mí también me gusta y cada vez se hacen mejores cosas en ese campo.

Roser.- Resulta que de tanto leerte me he dado cuenta que tenemos muchas cosas en común. Por ejemplo, soy muy fan de todo lo que ocurría en la plaza de toros del Torín, la de la Barceloneta. Allí debutaron las Noyas, un grupo de chavalas toreras muy famosas a finales del siglo XIX. También me encantan las historias sobre los aeronautas que allí realizaban sus espectáculos. Las hay que son hilarantes… Tú escribiste sobre un funambulista, Blondin 

Theros.- Sí, yo hablaba de Blondin pero mi preferido es Arban (risas).

Arban elevándose en su globo y, al fondo, la plaza del Torín
Roser.- ¡El mío también! Yo he encontrado dos versiones sobre lo que le ocurrió. Una, la más famosa, es la que conté en mi blog, que salió volando con el globo y no apareció jamás. La otra es que sí que apareció el cuerpo sin vida en algún lugar de la costa.

Theros.- Que yo sepa el cuerpo no apareció. En la guía de personajes populares de la Barcelona decimonónica, de Aymerich, aparece la viuda de Arban. La pobre, al ver que su marido salía volando en globo y que no volvió jamás, se quedó trastocada y acabó por la Rambla pidiendo caridad.

la viuda de Arban pidiendo limosna
Roser.- Pobre mujer… Además, la cosa era que en principio ella también tenía que ir en el globo con su marido pero como con el peso de los dos el globo no ascendía Arban la dejó en tierra… Y ala, ¡adiós hasta nunca…! Pero sobre los desastres de la aeronáutica también me gusta mucho la historia del “Capità Puig”. No sé si la conoces.

Theros.- No, no la conozco.

Roser.- Es una historia que mi madre y mi tío siempre nos contaban en las reuniones familiares. El “Capità Puig”, acabada la guerra civil, solía realizar ascensiones en globo desde el parque de Piscinas y Deportes y una de esas veces, justo el día de la Mercè de 1939, se quedó colgado del balcón de casa de mis abuelos. Mi madre y mi tío, que entonces eran unos niños, lo tuvieron que auxiliar.

Theros.- (risas) ¿Y es de la postguerra, dices?

Roser.- Sí. Cada domingo realizaba un espectáculo de ascensión en su globo “España” desde Piscinas y Deportes. Por lo que he podido saber, el hombre no era muy habilidoso y a veces tenía algún que otro susto como la vez que se quedó colgado del balcón de casa de mis abuelos. Seguí investigando y descubrí que se dedicaba a ello profesionalmente cobrando un pastón por cada actuación, alrededor de 1.000 pesetas.

Theros.- Pues eso era mucho dinero en 1939.

Roser.- Al final murió al cabo de pocos años durante una actuación en Sabadell. Encontré la noticia tanto en ABC como en La Vanguardia y en ambos diarios apuntaban que la causa de la muerte sería por inhalación de un exceso de gas en el globo. Se mareó mientras hacía piruetas en lo alto del trapecio, que tenía instalado en el globo, y cayó al vacío dejando un boquete de veinte centímetros en el suelo.

La Vanguardia anunciaba, el 24/09/39, la ascensión del "Capità Puig" que acabó en fracaso.

Theros.- (risas). ¿Además realizaba piruetas sobre el globo? Bueno, Blondin también era un pieza, que se ofreció al ayuntamiento a pasar por un cable que se pensaba instalar desde el Arc de Triomf  hasta el funicular de Montjuïc.

Roser.- (risas). Ese antes ya había cruzado las cataratas del Niágara ¿no?

Theros.- Sí, pero esto es mucho más. Encima proponía llevar a alguien subido a lomos (risas).

Blondin preparado para la gran hazaña

Roser.- Ya que hablábamos de la plaza de toros del Torín… Ahora estamos ante un café en el bar Borrell, lugar donde antiguamente se realizaba una tertulia taurina.

Theros.- La de Bernadó.

El bar Borrell en 1941 (Fuente: FEM PARAL·LEL, separata del diario ZONA SEC)

Roser.- En el libro de la Sexta Flota cuentas  que el señor Juan Moreno, que quiso ser torero pero no lo consiguió, era asiduo a esta tertulia. Me gustó mucho la parte en la que él describe las corridas de toros como espectador al lado de los marineros americanos.

Theros.- Seguro que era todo un espectáculo ver a los marineros en la plaza de toros, que no se enteraban de nada. Incluso alguno llegó a preguntar si a los toros los mataba la Guardia Civil a tiros tras la corrida (risas). También me contó que a los marineros les daba por tirar la gorra a la arena y luego, tras la corrida, bajaban todos al ruedo para recuperarla.

Roser.- Es que si se presentaban en el barco sin gorra les metían una multa. Yo con los toros siempre digo que tengo una relación de amor-odio. No me gusta la tortura a la que son sometidos pero por otra parte me fascinan estéticamente.

Theros.- De algún modo te entiendo. La primera vez que fui a los toros pensé que me horrorizaría pero fue todo lo contrario. Me gustó mucho.

Roser.- Yo no he tenido la oportunidad de ir a ver una corrida.

Theros.- Yo fui a ver a José Tomás y te aseguro que valió la pena. Pero por otra parte, si lo razono fríamente, considero que se debería prohibir ya que aludir a que una cosa es tradicional para conservarla es como decir que debemos conservar la Inquisición porque es tradicional.

Roser.- Ya, pero tampoco estoy muy de acuerdo con prohibir cierta simbología sólo por el hecho que haya sido negativa para la historia.

Theros.- Lo que más daño hace al movimiento anti taurino es la gente que hay implicada en él pero por otra parte tampoco me gusta el discurso de algunos taurinos que te hablan de los reyes íberos y cosas así.

Roser.- De hecho en Barcelona ha habido siempre una tradición torera muy fuerte.

Theros.- Ha sido el único lugar del mundo donde ha habido tres plazas funcionando a la vez. Y esas sólo son las plazas oficiales. De oficiosas ha habido muchas. La caserna de Drassanes fue la primera plaza de toros organizada que hubo. En cuanto a plazas no organizadas la más antigua era en el Borne. En el libro que estás leyendo, sobre la la risa en la edad media, cuento que los toros ya existían entonces y que hay noticias de corridas en Roma con la presencia del Papa. Así que no es una cosa típica de aquí sino que es un espectáculo tradicional en Europa que ha ido desapareciendo en todas partes menos en España.

Plaza de toros del Torín, en la Barceloneta

La Plaza de Toros de las Arenas en 1920
Roser.- Y el boxeo en Barcelona… También hablas de eso en la Sexta Flota y de la película La gran esperanza blanca de Martin Ritt, que fue filmada en Barcelona. En la escena del combate mi suegro participó como extra.

Escena de "la gran esperanza blanca", filmada en el estadio de Montjuïc
Theros.- Durante la filmación dejaron el estadio de Montjuïc destrozado. La película es de los años 70 y yo en esa época iba a un colegio que, poco después, hizo un pacto con el ayuntamiento para ir a hacer deporte al estadio. Entonces se encontraba en un estado deplorable. No se mató nadie de milagro. El suelo estaba medio roto con agujeros de cuatro o cinco metros de profundidad, había hierros oxidados… Y donde ahora hay el Palau Sant Jordi entonces había un vertedero de basura que iban cubriendo con capas de tierra. De modo que de vez en cuando, mientras hacíamos nuestros ejercicios gimnásticos, se oía una gran explosión que no era otra cosa que la basura que fermentaba y explotaba. Hay una escena de una película, que no recuerdo bien si es la segunda parte de “Perros callejeros”, en que un quinqui es perseguido por la policía justo por esa zona del estadio de Montjuïc. En esas imágenes Barcelona parece Nigeria... Coches hechos polvo sin ruedas, mierda por todas partes…

Roser.- Es que hasta que Barcelona no fue elegida como sede olímpica esa parte de la ciudad estaba abandonada.

Theros.- Y no hablemos de las barracas de Montjuïc…

Roser.- Por cierto, ahora que hablas de las barracas… Hace poco estuve visitando un refugio de la guerra civil, el que hay en Poble Sec, y la guía nos contó que allí vivió una familia gitana durante un montón de años.

Theros.- Vivieron varias. Al final de la ruta hay una chimenea. ¿La viste?

Roser.- Sí. La guía dijo que fue construida por esa familia gitana que se metió de okupa cuando se dirigía a Montjuïc para construirse una barraca.

La chimenea que se construyó la familia gitana que vivía en el refugio de la guerra civil
Theros.- Ahí ya empezaba la zona de barracas. Yo conozco la última barraca que aún queda en Montjuïc. Ahora no vive nadie aunque sigue en pie. Está al final de la calle Cabanes con el paseo de Montjuïc. Allí vivía Tito Juan, el último barraquista de Barcelona. Era chatarrero y murió no hace mucho, hará unos tres o cuatro años. Junto a su barraca había una toma de agua, de esas de Parques y Jardines, que aprovechó para hacerse llegar el agua a casa. Y lo mismo hizo con la electricidad. De modo que tenía agua y luz sin pagar nada.

Barracas en Montjuïc en 1967
Roser.- ¿Está muerto y la barraca sigue en pie?

Theros.- Es que ahora es de sus hermanas. Tito Juan fue una de las únicas personas que, en los años cincuenta, pudo negociar con el Ayuntamiento que jamás lo echaría. La mayoría de barracas de Montjuïc eran ilegales pero la suya no. Él tenía un papel con un compromiso del Ayuntamiento y por eso se pudo quedar. Él solía ir a la bodega Saltó de Poble Sec donde explicaba que recogiendo chatarra no necesitaba nada más para vivir bien. Si recogía 40 euros a la semana ya tenía suficiente para vivir. Claro, si no pagaba agua ni luz y además tenía huerto, conejos… No necesitaba más. ¡Vivía feliz! De hecho murió de un infarto mientras dormía. Sus hermanas me contaron que lo hallaron muerto con una sonrisa en los labios. Hay una foto de Oriol Maspons donde aparece Tito Juan que, por cierto, hacía toreo de salón. Intentó ser torero pero se lió con la mujer de su apoderado y el apoderado, muy enfadado, le dijo que jamás conseguiría ser torero. Efectivamente así fue. Tito Juan, desesperado, se apuntó a la legión (risas). Vaya, que fue todo un personaje. Cuando murió le hice una necrológica en El País pero con su muerte me quedaron muchas cosas por saber. Él fue quien me habló de doña Elvira, que aparece en el libro de la Sexta Flota.

Roser.- Sí, doña Elvira… La citas muy de paso. Era una vidente, ¿no?

Theros.- Bien, más que vidente era una adivinadora que echaba las cartas y leía los posos del café. En el libro hablo del Germà Coixeta”, que era su fantasma particular. Un marinero republicano que murió cerca del puerto durante un bombardeo en la Guerra Civil. La última vez que apareció su fantasma fue a principios de los ochenta. Es como lo de los fantasmas de los marineros de la Sexta Flota que murieron en el accidente de la barcaza que los llevaba de vuelta al barco, en 1977. Esto me lo contó mucha gente, lo que ocurre es que la mayoría no quiso que apareciera su nombre en el libro.
Noticia aparecida en La Vanguardia acerca del accidente en el puerto en 1977

Roser.- Sobre historias de fantasmas también son famosos los de Santa Caterina.

Theros.- ¿Ah, sí? ¿En el mercado? Pues yo a estos no los conocía…

Roser.- Allí, en el siglo XIX, estaba el convento de los Dominicos, que fue quemado en la revuelta del Torín de 1835. Según se cuenta en él se celebraban misas negras donde se invocaba al Diablo y que ahora, de vez en cuando, aparece algún fantasma. De hecho, un compañero de trabajo me contó que tiene un amigo que trabaja en el parquing de esa plaza y que a veces, por la noche, se les aparece un fantasma en bicicleta.

Theros.- Yo al que sigo bastante, desde hace unos tres años, es el del CCCB. Y este es bestia. Es una monja que agrede a la gente hasta el punto que cada tres o cuatro meses tienen que cambiar al personal de la limpieza porque no soporta los sustos que les da. Han tenido muchos problemas con eso. Quizá este es el caso más espectacular de los que hay hoy en día porque se trata de un fantasma violento. Hay personal de limpieza del CCCB que ha dejado el trabajo porque ya no lo puede soportar. En el sótano hay un pasillo, donde están las habitaciones de la limpieza, en el que siempre está el fantasma. Otros fantasmas distintos son los de la Rotonda y los de Pedralbes. Pero esos ya son muy famosos.

Roser.- Los del museo de cera también son bastante conocidos.



Theros.- Y el del Museu Picasso, que dicen que es la madre de Picasso.

Roser.- En la escuela de mis hijos, centenaria en la calle Avinyó, está el fantasma de “la condesita”. Y eso lo sabe toda la escuela. De hecho, algunos padres ex alumnos que conozco me lo han confirmado.

Theros.- ¿"la condesita", dices?

Roser.- Sí, sí. Se ve que antes de ser colegio era una vivienda particular en la que vivían unos Condes con su hija quinceañera. Por eso el fantasma es “la condesita”. Pues resulta que la chica murió asesinada por su novio. La mató a cuchilladas y ahora el fantasma vaga por los pasillos del colegio que suelen estar cerrados para los alumnos.

Theros.- A mi me interesan mucho las historias de fantasmas.

Roser.- A mi también y a veces pienso que tendría que ir a ver a la directora del colegio a preguntarle por la condesita pero me da un poco de reparo.

Theros.- Bueno, no creas… A veces te llevas sorpresas con estas cosas. La gente que vive o trabaja en lugares donde se dice que hay fantasmas ya lo tiene muy asumido. Pues mira, esta historia no me la sabía. Ni esta ni la de Santa Caterina.

Roser.- Relacionado con fantasmas, Pérez Andújar me dijo que tienes familia con poderes paranormales. Cuéntamelo…

Theros.- Todas las mujeres de mi familia materna han visto fantasmas aunque la visión que tienen de ellos es un tanto peculiar. Mi madre y mis tías dicen que no se puede ver el fantasma de un extraño. Por lo tanto, sólo se te puede aparecer gente que conoces y, en el 90% de los casos, son familiares que te vienen a ayudar. Por eso a mi madre no le dan miedo los fantasmas ni desconfía de ellos ya que parte de la idea de que si ves uno es por casualidad o bien porque te viene a decir algo y, por tanto, a ayudarte. En cambio los hombres de la familia jamás han visto uno. Y eso que en la familia de mi madre son tres hermanas y cuatro hermanos. También una prima de mi madre se dedicó a la videncia echando las cartas del tarot y cosas parecidas.

Roser.- A mi todo esto también me gusta y he escrito sobre espiritismo en el blog.


Theros.- La historia del espiritismo es muy interesante y en su día hice un reportaje para El País. En Cataluña hay espiritismo gracias a la Iglesia. Aquí nadie sabía nada de espiritismo hasta que en la segunda mitad del siglo XIX llegó un librero francés, Maurice Lachâtre, que se instaló en la Plaza Real y se hizo traer de Francia una partida de 2.000 o 3.000 libros entre los cuales estaban las obras de Kardec, el padre del espiritismo. Tras pasar los libros por la Aduana llegaron a manos del arzobispo que se escandalizó con ellos y realizó un auto de fe público, en la explanada de la Ciutadella, donde los quemós. Entonces, a los sectores liberales de Barcelona les entró la curiosidad por saber qué era eso que tanto preocupaba a la Iglesia y así fue como se enteraron de la existencia del espiritismo.

Roser.- Durante el primer congreso espiritista de 1888 participó muy activamente la escritora Amalia Domingo Soler, cuya historia es muy interesante.

Theros.- Y de su tumba en el cementerio de Montjuïc también se cuentan historias de fantasmas.  Dicen que suda y que el vidrio se empaña de vaho como si desde dentro estuviera alguien respirando.

Roser.- Además me gusta porque ella luchó mucho por defender la enseñanza laica hasta el punto que llegó a fundar una escuela.


Theros.- El historiador Gerard Horta ha publicado un par de libros sobre esto y defiende que el espiritismo en Cataluña tuvo tanto éxito porque cuando los hombres de una familia trabajadora se hacían anarquistas y dejaban de creer en Dios, sus mujeres dejaban de ir a misa aunque seguían reuniéndose con las amigas con las que antes iban a la Iglesia. Pero ¿para qué? Pues para hacer espiritismo. Es decir, que el espiritismo fue un sustitutorio de la religión. Todo esto es muy curioso pero el espiritismo, el anarquismo, el vegetarianismo… Son ideas que forman un todo. Quien cree en una de ellas cree en las demás. Por ejemplo, mi abuelo paterno era un tío de la FAI y a mí de pequeño me metieron a estudiar esperanto en una academia donde me pasé dos años (risas). ¡Es el idioma más idiota del mundo! Mi abuelo no fumaba ni bebía y era vegetariano.

Roser.- Ahora que me hablas de tu abuelo de la FAI, la historia de mi abuelo materno es un caso contrario.  Él era un empresario de la Bonanova a quien un día se le presentó en casa una patrulla de la FAI. Le cogieron el dinero que tenía en casa, que era un pastón, y a él lo encerraron en una checa. A los pocos días lo dejaron libre y, al cabo del tiempo, escribió su experiencia en un diario que encontré el año pasado.

Mi abuelo materno
Theros.- Si te pillaban los de la FAI era muy posible que luego te dejaran libre. El problema era si te pillaban los comunistas. Esos eran de ejecución inmediata. Si pasabas la primera noche sin que te metieran un tiro tenías muchas posibilidades de que no te ocurriera nada. Si te venían a detener lo más normal era que te llevaran a la Rabassada a pegarte un tiro.

Roser.- A mi abuelo lo llevaron a la finca Monells, que creo que estaba en la Rabassada.

Theros.- Creo que ese lugar estaba en la curva de las monjas. Los vecinos lo llaman así porque ahí ejecutaron a unas cuantas. Creo que Huertas Clavería tiene un artículo sobre esto. Él trabajó mucho la carretera de la Rabassada y muchos temas más. En la Rabassada está el único monumento megalítico que queda en Barcelona.

Roser.- Yo de la Rabassada no sé mucho, a parte del casino.

Theros.- (risas). El casino famoso con todos sus túneles.  Yo hará dos o tres años que encontré una serie de grupos de exploradores urbanos, de esos que se meten por túneles y cloacas. Yo no sirvo para eso pero tengo una especie de pacto con ellos según el cual les doy localizaciones y ellos me pasan las fotos. Y el casino de la Rabassada es el lugar donde se inician todos los exploradores urbanos.



Roser.- Yo una vez me intenté colar en el autódromo deTerramar, en Sitges, pero no lo conseguí. Me topé con una valla enorme que ponía “propiedad privada” tras la cual se paseaba un tío con un perro negro gigante que tenía un aspecto muy amenazador.

Theros.- Otro lugar mítico al que suelen ir los exploradores urbanos es el Hospital del Tórax, en Terrassa. Es otro sitio famoso por sus fantasmas. Era un hospital de enfermos terminales, con siete plantas y un patio interior conocido como el “patio de los voladores” porque raro era el día en que no se tiraba nadie desde el séptimo piso. Al final lo cerraron e instalaron los estudios de cine del Parc Audiovisual de Catalunya. Ahí se han filmado casi todas las películas de terror excepto REC. Y al lado de lo que era el hospital hay otra finca, Can Marmellà, que tiene el lago donde ha habido más muertos en los últimos cien años en Cataluña.

Roser.- ¿Y eso?

Theros.- Vendettas de la mafia... Con tíos muertos atados de pies y manos. Hay una película, estrenada el año pasado, que se llama “La madre” y va de una madre fantasma que sale de un lago. Pues el lago de la  película es ese del que te hablo. Yo he estado en el lugar y realmente da mal rollo. Hace varios años allí también se filmó otra película de terror, de la que ahora no recuerdo el nombre, en la  que tuvieron que contratar a una empresa de seguridad para acompañar a los actores al lavabo porque no se atrevían a ir solos del miedo que les daba. Decían que veían gente pasando por los pasillos donde en teoría no debía de haber nadie.

Roser.- Y a estas alturas de la entrevista aún no te he preguntado por Accidents Polipoètics, que lleváis más de veinte años haciendo espectáculos.

Theros. - Exactamente veintidós años dando vueltas. El mes pasado estuvimos en el Espai Brossa.


Roser.- ¿Tenéis previsto realizar algún otro espectáculo pronto?

Theros.- Como esta última vez, en el Espai Brossa, sólo estuvimos tres semanas y casi siempre había gente que se quedaba sin entrada, es posible que en unos meses volvamos a repetir el mismo espectáculo. Posiblemente entre octubre y noviembre.

Roser.- Tres semanas es poco tiempo en cartel.

Theros.- Sí que es poco. Mi socio es psicólogo en un centro de terapia de niños maltratados y por eso ahora nos dedicamos poco a Accidents Polipoètics. Últimamente no nos prodigamos mucho.

Roser.- Pero antes estabais en todas partes.

Theros.- Es que antes vivíamos de ello y no podíamos rechazar nada. Hacíamos todo lo que surgía. Pero luego cada uno nos buscamos la vida para no tener que depender de Accidents y ahora somos muy selectivos. Si no nos apetece mucho no lo hacemos.

Roser.- Por cierto, sé que tienes muy buena amistad con Albert Sánchez Piñol.

Theros.- Sí, mucha. Incluso estuvimos compartiendo piso una buena temporada.

Roser.- En el libro de la Sexta Flota cuentas una historia que le ocurrió a su padre.

Theros.-  Sí, a Manel… Que casi se lo comió un tiburón por acercarse demasiado, subido a un patín, para ver los barcos de guerra. Desde entonces Manel no se ha vuelto a bañar en el mar. El de los tiburones es uno de los temas que más problemas me han llevado desde que estoy en El País.

Roser.- ¿Qué ocurrió?

Theros.- Dos veces que he escrito sobre tiburones, las dos veces se me ha tirado la caballería encima. Que si pobres tiburones, que si les doy mala fama, que si hago alarmismo… Hombre, alarmismo… Por contar el caso de un pescador que se lo comió un tiburón a finales del siglo XIX... Ahora también los hay, cada año hay tiburones en Barcelona aunque la gente diga que no, que sólo hay tintoreras. Pues la tintorera es el tiburón azul y esa especie es mortal. La gente mayor de la Barceloneta aún recuerda una dotación de la guardia civil que se dedicaba a tirotear a las tintoreras que entraban en el puerto siguiendo a los barcos.

Roser.- Así que cuando llegaban a Barcelona tantos barcos de la Sexta Flota deberían traer muchos tiburones tras ellos.

Theros.- Claro… Los barcos más grandes tiraban toneladas de basura por la borda y eso era un reclamo para los escualos. Pero volviendo al tema de la Sexta Flota y el barrio de la Barceloneta te diré que este barrio es casi el que menos se vio afectado por la llegada de los americanos. La Barceloneta vivía de otro tipo de barcos. Mi madre ha trabajado en muchos mercados. Ella es carnicera y trabajó mucho tiempo en el mercado de la Barceloneta y por eso sé que este barrio vivió muchos años del contrabando que se realizaba con los barcos que hacían la ruta con Génova. Estos eran los que traían las medias de nylon y todo lo que fueran productos femeninos. A los que venían de la ruta de Génova se les conocía como los “embarcados”.

Roser.- ¡Y el álbum de cromos de la Sexta Flota! Yo no sabía que eso existía…

Theros.- (risas). “La VI flota americana en su visita a España”. Es la colección de cromos más tonta que se ha hecho en la vida.

Roser.- Hombre no creas… A los niños les gustan los barcos de guerra. Al menos mi hijo de nueve años es muy bélico.

Theros.- Bueno sí… Lo que ocurre es que a mí nunca me han interesado demasiado los barcos.
Roser.- ¡Pues nadie lo diría! Además para este libro entrevistaste a unos cuantos frikis de los barcos de guerra.

Theros.- En mi caso el interés por la Sexta Flota viene más porque me acuerdo de haber visto a los marineros peleándose. Este mundo de la taberna marinera y la violencia me atraía más que los barcos en sí. Yo prefería los tanques e incluso construía maquetas.

Roser.- ¿El álbum lo tienes desde que eras pequeño?

Theros.- ¡Uy no! Lo compré en todocolección cuando estaba investigando para el libro. Compré el álbum y cuatro cromos para hacerme una idea de qué iba la cosa. Tiene unas diez páginas, ocho de las cuales son de la sexta flota y las dos restantes son de barcos de la armada. Además luego descubrí que algunas de las fotos son de Forcano y que las metieron sin pedir autorización ni nada de derechos de autor.

La VI flota en su visita en España en venta en  tcoleodocción.net

Roser.- Con Forcano hace tiempo que tengo ganas de hablar. De hecho, Pérez Andújar y él tienen muy buena amistad. Cuando le dieron el Premio Nacional de Fotografía le quise dedicar una entrada en el blog y al final salió otra cosa a propósito de una foto que Forcano le hizo a Javier


Theros.- Sí, esa en qué Javier está mirando al cielo... Forcano publicó en Destino varias fotos de los primeros barcos de la sexta flota que llegaron a Barcelona y en el álbum de cromos también están.

Roser.- Es que antes los autores lo tenían muy complicado para conseguir el reconocimiento de sus obras. Mira qué ocurría en Bruguera.

Theros.- Lo que ocurre es que ahora hemos pasado al otro extremo. Hay mucha paranoia. Con mis artículos de El País me he encontrado con gente que se ha quejado porque he escrito sobre temas que ya han salido previamente en su blog. Pero oye, que hablo de cosas ocurridas antiguamente… ¿Entonces tampoco voy a poder escribir acerca de la Catedral porque alguien ya lo hizo doscientos años antes? Una cosa es que te plagien un texto pero otra es que hable de lo mismo.

Roser.- En mi blog hay un montón de cosas sobre las que ya han escrito otros, tú incluido, aunque prefiero buscar la originalidad y alejarme de las cosas más conocidas. 

Theros.- En mis artículos a veces hablo de cosas que han escrito otras personas y no cuesta nada citarlas.

Roser.- Una cosa que aún no te he dicho es lo mucho que me gusta tu colección de librillos de papel de fumar. La pusiste en Facebook y me pareció maravillosa.

Theros.- Ahora ya hace tiempo que no aumento la colección. Tengo muchos. Además Barcelona es un buen lugar para hacer una colección de papel de fumar porque el 90% de la producción mundial procede de aquí. Antes era más fácil conseguir librillos de esos porque en el centro había varios estancos antiguos que aún conservaban cajas llenas de paquetes viejos de papel de fumar. Luego la gente empezó a coleccionarlos y, en consecuencia, a subir de precio hasta que desaparecieron. A partir de ahí para conseguirlos había que acudir a anticuarios. Y ahora ni eso… Empieza a ser una pieza de museo. De hecho, en el Museo Marés hay una colección espléndida.

Roser.- Antes me decías que estás trabajando en dos libros a la vez. Uno de los dos es una guía, ¿no?


Theros.- Sí, es una revisión de la “Nueva Guía secreta de Barcelona” de José María Carandell. Ahora estoy en el capítulo del Raval y una de las cosas que acabo de descubrir es que la entrada de la comisaria de la Guardia Civil, que hay en la calle Sant Pau, era la entrada de la fábrica de la España Industrial.

Roser.- Viniendo hacia aquí he pasado por delante y he pensado que tenía toda la pinta de fábrica aunque no lo sabía.

Theros.- La puerta es lo único que queda en pie de la fábrica.

Roser.- ¿Y el otro libro?

Theros.- Es una novela ambientada en la Barcelona de 1843. Es una historia fantástica que sucede durante la revuelta de la Jamancia. Uno de los lugares clave de la novela es la antigua fábrica de cigars de Barcelona que se encontraba en lo que ahora es la plaza Castilla. Sus empleadas trabajaban medio desnudas y, justo al lado, había una caserna cuyos soldados acudían a diario a ver como las chicas salían de trabajar. Ahí empezó la historia del invento del papel de fumar. Inicialmente, el tabaco que sobraba iba a parar a la basura. Los pobres del barrio lo recogían, lo envolvían en una hoja y se lo fumaban. Sin saberlo habían dado con un gran invento y de ahí salió la idea del papel de fumar. Un señor del siglo XVII, que tenía una fábrica de papel, lo vio y lo puso en práctica. Así es como fue que, durante doscientos años, el único lugar del planeta donde se fumaban cigarrillos era Barcelona. De hecho, en las descripciones de las tropas napoleónicas, de cuando entraron por el Pirineo, se decía que los españoles eran  “fumadores de papelitos” y eso es porque en el resto de Europa la gente no fumaba así. Lo hacían en puro, pipa o esnifaban rapé. Lo de fumar papel era cosa de Barcelona, de pobres.

Roser.- Creo que hablar de tu nueva novela es una buena forma de acabar esta larga entrevista, ¿Sabes más o menos cuando se publicará?

Theros.- La semana pasada la entregué a la editorial y ahora es cuando empieza el trabajo pesado de verdad. Se titula "La fada negra". Tiene muchas "a" y según la teoría de Josep María Espinàs, las novelas con muchas "a" triunfan. Dice que es una superstición pero que esa teoría siempre le ha salido bien. la gracia de la novela es que es una reconstrucción de la Barcelona de 1843, con todas las tradiciones e historias de la época.